Después de examinar varias formulaciones de la categoría gamer —recordemos que se trataba de tipos ideales, es decir, abstracciones basadas en casos concretos—, llegamos a lo que podría ser su paradójico corolario (o hacia donde, en principio, parece dirigirse la identidad gamer): que todo el mundo es gamer.
ÍNDICE DE ARTÍCULOS
#1: El gamer prototípico: hardcore gamer o gamer subcultural
#2: Rompiendo la figura monolítica del gamer: casual gamer
#3: El gamer como foodie-connoisseur: el videojuego como cultura
#4: El (no-)gamer cultural-intelectual
#6: El acertijo: ¿Pero somos gamers o no?
#7: Apropiaciones gamer: los casos de Todas Gamers y Gaymer.es
Podríamos estar hablando largo y tendido sobre cómo el universo del videojuego y su cultura se han expandido en los últimos años, a todos los niveles, y cómo están permeando cada recoveco de la sociedad contemporánea, pero eso —me temo— requeriría su propia serie de textos. Me centraré, pues, en la consecuencia fundamental que esto ha tenido para la identidad gamer: en el diagnóstico más leve, la categoría gamer es problematizada; en sus consecuencias últimas, lo gamer explota —sin desaparecer— en todas las direcciones. Veamos si es posible glosar esta idea.
Uno de los entrevistados ya citado en textos anteriores, Trevor (hombre, 26 años, muy involucrado en la cultura gamer), a pesar de compartir todas las características del gamer subcultural (de hecho, él mismo se considera un hardcore gamer), abre la definición de gamer a todo aquél que se identifique como tal: «un gamer es cualquiera que se identifique como gamer».
Es una definición completamente abierta de gamer; tanto, que casi diluye la categoría. Es en gran medida tautológica: gamer es el que es gamer. Se basa puramente en una autoidentificación. Si te consideras gamer, entonces eres un gamer. No obstante, el matiz —considerarse como tal— no carece de importancia. Puede haber personas muy involucradas con la cultura del videojuego, que jueguen a menudo y que no se identifiquen como videojugadores. Por el contrario, personas que jueguen de forma muy puntual, con poca continuidad, podrían perfectamente caer dentro de la categoría de gamer si consideraran que lo son, ya que podrían reconocer los videojuegos como una parte relevante en sus vidas independientemente de su capacidad o ganas —actuales o pasadas— de jugarlos. Para Trevor, entonces, ser gamer es «una mentalidad, que si tú no quieres tener, no tienes por qué tenerla». Pero la apertura a la categoría ya está hecha; ya no hay nadie en la puerta, cual cerbero videolúdico, que intente erigirse como juez de quién se merece la etiqueta. ¿Te sientes gamer? Pues adelante.
Martín, el youtuber de 23 años que cité en el anterior texto, y cuyo público potencial es gente con un gran interés en los videojuegos, cree que «hay cincuenta mil formas de jugar a los videojuegos y de entender los videojuegos, y un gamer soy yo pero también un gamer es el que solamente juega FIFA y a Minecraft». En este sentido, Alan, un desarrollador indie de 24 años que se identifica como gamer, ofrece una definición aún más abierta cuando dice que «de algún modo, todo el mundo es gamer». Además, añade:
Juego a videojuegos, luego soy un gamer. Si la mayoría de la gente, de hecho, juega a videojuegos, técnicamente, eso convierte a todo el mundo en gamer.
Según Alan, hay una correlación directa entre jugar a videojuegos y ser un gamer. Hace, de forma probablemente no intencional, una paráfrasis filosófica: «Juego, luego soy gamer». Para Alan, al igual que otros entrevistados, no existe un pre-condición para ser gamer, ni si quiera una auto-identificación. Si alguien juega videojuegos, quiera o no, es un gamer. Así, el universo potencial de gamers se incrementa exponencialmente y, en consecuencia, la definición de gamer se simplifica enormemente: un gamer es alguien que juega a videojuegos; alguien que juega a videojuegos es un gamer. La principal consecuencia de esta total apertura de la categoría gamer es obvia: si todo el mundo es, técnicamente, un gamer, entonces, la categoría pierde su poder de definición. Por lo tanto, «gamer» se vuelve una etiqueta tan genérica que no es capaz de crear ningún sentimiento de pertenencia.
No es de extrañar, entonces, que Martín piense que si alguien le dijera que sus vídeos están dirigidos a los gamers, él no sabría a quién estaría hablando en concreto. Para Martín «la cultura gamer es una amalgama indefinible», y añade:
Lo peor de todo es que luego lo seguimos usando. Yo uso muchas veces gamer y no sé porque, soy tan imbécil porque ya en el fondo es definir lo indefinible, es un poco, la gente que defiende la palabra gamer defiende un fantasma porque no es nada, no lo puedes tocar. No sé a qué te agarras al decir gamer, no sé a qué. Es simplemente… gamer, yo cuando utilizo la palabra gamer es un poco: «gamer, que juega videojuegos». Vale, pero ¿qué significa eso?
Lo gamer entonces es un fantasma —muy presente y muy activo—, pero cada vez más transparente en tanto que puede ser aplicado sobre cualquiera. Empieza a perder sentido como tal en la medida en que se produce una normalización del videojuego y su cultura. Jugar a videojuegos ya no es una práctica subcultural —aunque sí siga habiendo prácticas subculturales en torno al videojuego—, es una actividad que cada día es más habitual entre grupos cada vez más heterogéneos de personas. Muchos de los entrevistados, si no la práctica totalidad de ellos, asume en mayor o menor grado la normalización de los videojuegos y su cultura. Por ejemplo, Clementine (mujer, 25 años, se identifica como gamer y asiste regularmente a eventos sobre videojuegos) considera que jugar a videojuegos «se ha convertido en parte de nuestra cultura». O Jamie (hombre, 25 años, desarrollador indie, se identifica como gamer), quien sugiere que la época en la que los gamers eran «simplemente nerds y geeks» ya es historia. Para él, «el geek ahora es guay» y «todo, hasta cierto punto, hace referencia a videojuegos». Por ello, Jamie y muchos otros entrevistados apuntan a cómo los videojuegos se han convertido no sólo en una actividad de ocio común, sino que su popularidad (y hasta cierto punto hegemonía dentro de las industrias culturales) está teniendo un fuerte impacto en muchas áreas de nuestra vida social y cultural.
En este sentido, teóricos como Ian Bogost consideran que en la medida en que los videojuegos se vayan imbricando más con el tejido social, y los jugadores de videojuegos se vuelvan más diversos, la idea del gamer como identidad perderá su significado. Así, Bogost (en How to Do Things with Videogames) plantea que según los videojuegos se tornen «más atractivos, ser “gamer» se convertirá, de hecho, en algo menos común», y jugar a videojuegos no será visto «como una parte fundamental de nuestra propia identidad». O sea, que jugar a videojuegos será entonces (¿lo es ya?) una actividad de lo más mundana, sin una capacidad especial para dar forma a las identidades personales o colectivas. Albert (hombre, 48 años, director de un museo sobre videojuegos) lo resume de este modo:
Creo que en la actualidad hay más gente que ha estado en contacto con los videojuegos que en tiempos pasados, y por supuesto esto ayuda a entenderlos. Pero por otro lado, este desarrollo conlleva que ya no entendamos los videojuegos como algo especial, simplemente son algo común, normal. Por ejemplo, no diríamos que existe una comunidad de gente que lleva pantalones vaqueros [risas]. Esto podría ser un tema hace cien años, o en la era del rock and roll, los 50 (…). Pero hoy… hay millones de personas que llevan pantalones vaqueros. Creo que es lo mismo que pasa con los videojuegos.
En la medida en que jugar a videojuegos se convierte en algo tan mundano como llevar unos pantalones vaqueros, entonces, deja de ser algo especial. Y si no es especial, entonces significa que no es distintivo. Y si no es distintivo, la categoría gamer apenas va a ser algo sobre la que un individuo o comunidad construirá una identidad. Existe, pues, una tensión entre las nociones más restrictivas del gamer y aquellas que abren la categoría a todo el mundo —vaciándola de significado—. La identidad gamer es, al mismo tiempo, fuerte y débil, sólida y líquida, perfectamente delimitada y sin límites. Gamer es una noción que define individuos y comunidades tanto como no dice nada (de gran relevancia) sobre ellos.
Aunque para algunos ser gamer todavía es visto como una identidad perfectamente delimitada, la indefinición de la categoría crea esta aparente imposibilidad de determinar qué es un gamer o quién puede ser considerado como tal. Los gamers parecen no saber si ellos mismos, u otros, lo son. Gamer comparece como una etiqueta cambiante.
En este sentido, Clementine no sabe muy bien cómo responder cuando se le pregunta si se identifica como gamer: «A veces sí y otras veces no». Incluso aunque Clementine sea un de las personas entrevistadas que más involucrada se mostraba en ciertos aspectos de la cultura gamer, ella misma era incapaz de dar una respuesta clara. La etiqueta gamer parece fluctuar en función de con quién está…
Definitivamente, mi novio no me considera una gamer, porque él juega muchos más juegos que yo. Sin embargo, mi hermana sí me consideraría una gamer, porque ella no juega a videojuegos. Depende con quien hables, en realidad.
…o del momento en el que esté:
¿Es un gamer alguien que juega todos los días? ¿Es un gamer alguien que pasa un montón de tiempo con un juego ahora o en el pasado? Porque si tú me hubieses preguntado esto hace unos años cuando jugaba a Final Fantasy [XIV, MMO], sí, era una gamer.
Gente tan cercana a Clementine como su pareja o su hermana tiene opiniones opuestas sobre su estatus como gamer. La inseguridad que cualquiera puede sentir a la hora de llamarse gamer es completamente entendible, dado que personas que le rodean a uno —y que se supone que te conocen muy bien— pueden sostener opiniones muy distintas.
En un sentido u otro, la identidad gamer se mueve alrededor de las diferentes versiones de la identidad, sin asentarse en ninguna, que científicos sociales como el que aquí escribe (en este caso, un sociólogo) hemos imaginado a lo largo de los años: la identidad gamer es obstinada, sólida, y perenne, pero también es abierta, libre, y etérea. La identidad gamer nace en un momento en el que las propios espacios tradicionales de seguridad de la identidad se desvanecen, como podrían ser el trabajo (tradicionalmente lo que uno hace) o la nacionalidad o ciudadanía (tradicionalmente lo que uno es), que han perdido gran parte de su poder identitario o están en proceso de reconversión. La propia noción de identidad forma parte de las inseguridades que habitan la sociedad contemporánea y, entre ellas, la identidad gamer que refleja y promueve estos mismos procesos. La hipótesis de la emergencia de escenarios post-identitarios asoma. Pero dejemos eso, de momento, para más adelante.
Sobre el autor
Daniel Muriel. Doctor en Sociología por la Universidad del País Vasco. Actualmente es Investigador Postdoctoral en el Instituto de Estudios de Ocio (Universidad de Deusto). Ha investigado y publicado ampliamente sobre identidad, cultura, videojuegos, patrimonio cultural o juventud. En el ámbito académico es coautor del libro Video Games as Culture. Además, ha colaborado en webs de referencia del videojuego como Deus Ex Machina, AnaitGames, Presura, FS Gamer, Canino, Nivel Oculto y Zehngames.
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Interesantísimo artículo que pone de manifiesto el pollo que supone definirse como «gamer».
Respecto a la normalización de los videojuegos, que han permeabilizado en la sociedad y cultura, tenemos esta semana el ejemplo, perfecto y maravilloso, del modo «educativo» del nuevo «Assassin’s Creed». Hace no mucho (¿diez años, por ejemplo?), poner un videojuego en clase era impensable y, ponerlo aduciendo a su vertiente pedagógica ya era de locos. Ahora, no sólo es algo normal y para nada descabellado, sino que, enseñar Historia al menos, se vuelve mucho más complicado sin esa muleta de los videojuegos, como también sucedió con el «Valiant Hearts», por poner otro ejemplo. La cantidad de tesis, tesinas y proyectos que involucran videojuegos y aulas son ingentes.
@neurologia
Hombre, yo hablo de la situación en España. Que Ubisoft haya añadido ese modo «pedagógico» en el último «Assassin’s Creed» a petición de los docentes creo que dice mucho tanto de una parte, que ve en los videojuegos una ayuda inestimable para hacer ver al alumnado cómo era una época pasada, como de la otra, que ve en las aulas un nuevo mercado.
Me parece difícil creer que alguien que se identifique como gamer pueda pensar que cualquiera que juegue videojuegos sea uno, ya que como dice el artículo, es lo mismo que decir que nadie es un gamer, por lo que esa persona perdería esa identidad.
Por otro lado cuando dan un ejemplo y comparan los videojuegos con pantalones, me parece bastante errado y extremo. En todo caso lo compararía con las películas, si, muchas personas solo las miran y ya está, pero hay otras que las interpretan, buscan el sentido a las escenas, el mensaje, valoran las bandas sonoras y las actuaciones.
Aunque la noción de gamer se diluya los jugadores van a estar ahí.
Dije en el post anterior que todos sabemos perfectamente qué es un «gamer» (básicamente el #1 o hardcore gamer) y aquí el youtuber y la chica y sus familiares lo están demostrando, a pesar de no saber por qué.
El post y algunos de los entrevistados siguen cometiendo el error de usar la misma palabra para un grupo bien definido y para todo en general. Propongo como contrapunto al ejemplo (horrible) de los vaqueros el siguiente: si una persona que sólo ve La Que Se Avecina se llama a sí misma seriéfila, ¿lo es?
La propia conclusión del artículo pone de manifiesto el error de base: una cosa no puede ser obstinada, sólida, y perenne, pero también abierta, libre, y etérea. Son dos cosas distintas y os estáis emperrando en cambiar la definición de la primera vete a saber por qué.
Porque los gamers han muerto o algo. Si ser geek y gamer es guay ahora recordad decidle a vuestra próxima cita que echáis 4 horitas de videojuegos todas las tardes, después de haber pasado los ratos muertos del día leyendo noticias y artículos sobre videojuegos, a ver qué pasa. Igual os poseen ahí mismo del calentón.
Hola, ¿podrías explicar un poco más esa distinción entre la permeabilización cultural y la social? Veo que puede haber algo interesante ahí, pero ahora mismo parece algo ambiguo (o yo no veo del todo la distinción al menos)
Muy buena seguidilla de artículos me saco el sombrero.
Hace un tiempo me pasó que vi un amigo que solo juega al FIFA, le vi el Journey, le pregunte que si lo habían dado con el Plus y me responde, que desde que lo jugo es juego favorito de la vida. Ahí medi cuenta de algo y comencé a escribir un borrador para un articulo, pero nunca llegue anda. Mis conocimiento de arquitecto alomejor me hubieran llevado a otro lado, pero creo que estos artículos pueden explicar bastante bien lo que quería yo explicar, la identidad. Como ya dije me pongo de pie y le aplaudo caballero.
@grayfox2109
@neurologia
@octopene
Yo no soy de españa, pero aquí en chile está bastante normalizado los videojuegos, le hablas a gente que no a tocado ni el candy crush y te responden de la misma manera de que si de una pelicula o serie se tratara. A lo mejor tiene que ver también por el circulo de personas que frecuento, arquitectos, diseñadores, artistas, gente con algún tipo de hambre cultural. Algunos de ellos nunca habían tomado un mando pero pocos han mostrado interés y ahora juegan a algunos títulos más livianos ya sea en consola o celular.
De igual manera mi madre, primos/as o gente cercana que nunca ha jugado y probablemente nunca lo haga, no ha visto con malos ojos hablar del tema o que alguien se pegue domingos de jugar o ver pelis.
Nose ustedes chicos pero de igual manera si a cualquier persona le digo que ayer vi 8 capítulos de una serie un dia martes, igual me dice que me he pase un poco.
Y que tal, ya que lo mencionas?
@neurologia Perfecto, me ha quedado mucho más claro. No sé si los llamaría así, pero coincido contigo en que, aunque el videojuego esté socialmente normalizado, no se observa en todos los casos sus posibilidades como producto cultural de primer orden.
Desde mi punto de vista, existe una línea difusa entre aquel que se involucra en los videojuegos y aquel que deja que los videojuegos se involucren en su vida.Para mí, los primeros son gamers y los segundos no. Siguiendo con el ejemplo de los pantalones vaqueros, aunque todo el mundo los lleve, si existiesen personas que los colecciona, se interesa por probar diferentes variaciones del tejido, diseños, colores y demás, ¿no reconoceríamos que efectivamente existe un grupo identitario particular alrededor de los vaqueros, pese a que los vestimos todos? Creo que lo mismo sucede con el videojuego. Y creo que aquí se pueden distinguir dos tipos de formas de estar distanciado de aquel que deja que el videojuego se involucre en su vida (y que se ajusta a la etiqueta casual gamer principalmente): por una parte está la distinción del casual por el interés en el videojuego, y por otra la distinción en cuanto a la concepción del tiempo dedicado a videojuegos.
Aquellos que se distinguen por el interés hacia el medio (foodies e intelectuales principalmente) están evidentemente lejos de los casual porque les interesa la variedad en el videojuegos, buscan experiencias nuevas y distintas y reflexionan sobre ellas.
En el grupo de los que se distancian del casual por su concepción del tiempo dedicado a los juegos (principalmente gamers subculturales), la diferencia es más abstracta pero igual de evidente. Independientemente del tiempo dedicado a jugar, variable en la cual es difícil imponer una frontera entre el que es gamer y el que no, existe una diferencia entre mi madre que juega a juegos en el móvil cuando se aburre, y mi primo, que juega al FIFA no porque se aburre, sino porque quiere jugar al FIFA. Es esa intención la que creo que marca la diferencia.
En definitiva, creo que etiquetar al casual como gamer es un error, porque es precisamente lo que hace que el término pierda su sentido. Tal vez el problema está en el significado connotativo de la palabra. En el cine, por ejemplo, no existe este problema con la identificación como cinéfilo, porque el propio término implica un amor hacia el medio con el que no todo el mundo se siente identificado. En su significado puro, gamer probablemente se parece más a espectador que a cinéfilo, pero creo que cuando decimos gamer generalmente queremos referirnos al equivalente a cinéfilo, y no a espectador.
@elalcalde
El binge watching, o su práctica, es algo bastante extendido. Y de toda la vida ha habido maratones de series o películas en TV. Yo conozco matrimonios de 60 años que no ve la nueva temporada de GoT hasta que acaba (que ya ves, puestos a elegir una serie para no ver, han ido a elegir la que es más fácil de spoilear).
@fernando_benito Creo que hay mucho sobre lo que reflexionar en tus palabras. Y me parece muy atractiva esa distinción entre el que se involucra en los videojuegos y el que deja que los videojuegos se involucre en sus vidas. Eso sí, habría muchas cuestiones a tener en cuenta. Algunas son las que mencionas, pero también están aquellos que se identifican como gamers y no entran dentro de las coordenadas de tiempo o interés que mencionas. O también aquellos que no se consideran gamers a pesar de que entrarían perfectamente en lo que describes. O esos que no están seguros si lo son o no lo son; o los que la etiqueta gamer les baila, y dependiendo de con quién o cuándo, lo son o dejan de serlo.
He estado 14 años tocando la batería, pero nunca me he considerado músico, porque jamás me ha interesado conocer las marcas de baterías, ni los bateras famosos ni como se ha de tocar/afinar una batería. Jamás dí una clase, solo tocaba la batería en un grupo, y me lo pasaba bien, que demonios.
Llevo aún más años jugando a videojuegos, pero en este caso SI me considero gamer. Puedo decirte el nombre de 15 desarrolladores de videojuegos, he ido a ferias, dado clases de como hacer tu propio videojuego, he escrito sobre videojuegos y todos los días leo noticias sobre los mismos.
Cuando la gente me dice: «tío, tú eres músico» yo les digo: «no, solo soy un tipo que toca la batería» Lo que me apasiona es otra cosa.
Cuando alguien se involucra voluntariamente y activamente, pienso que pasa a formar parte de esa cultura. No solo eres consumidor, hay algo más.
Me cuesta explicarle a la gente que me gustan los videojuegos PERO NO SOLO POR JUGAR (que también) sino por ver cómo están hechos, estudiar sus mecánicas, ver sus limitaciones, trastear toodas las opciones y disfruto tanto con el juego puro como con esa segunda capa de lectura.
Quizás la línea divisoria esté entre considerarlo un mero «pasatiempo» y el «esto me apasiona»
@danimuriel
@neurologia
Aunque estoy de acuerdo con lo que habéis dicho sobre que aún no se le ve dicho añadido social a la mayoría de los juegos hay algunas excepciones interesantes como simCity que tiene bastantes estudios sobre planificación de ciudades.
aquí uno de los ejemplos mas recientes
http://www.yorokobu.es/aprender-politica-con-simcity/
P.D. creo recordar que eve online también tiene cierta importancia en estudios de economía pero no estoy encontrando ejemplos.
Este artículo es de los que más interesantes me parecen por la reacción que he visto al propio artículo y a los anteriores. Entiendo que la definición de gamer varía según cada persona (esto queda patente en los comentarios) pero veo que hay cierta violencia cuando algo no encaja con lo que considera su estándar.
En mi humilde opinión, quien considera que el gamer es algo más profundo encaja en definiciones de otros artículos (p.e el hardcore gamer) o en otras que no se han podido dar o no se han planteado. Para su definición global… ¿por qué no encajar a todos, o al menos al máximo número de gente? ¿Si alguien juega al candy crush y al FIFA no es gamer? Lo siento pero eso me rechina. Que no le interese quien es Kojima no lo excluye de ser jugador (o gamer).
PD: De nuevo, una serie de artículos apasionante (lo digo siempre que comento, cierto)
PPD: que nadie se tome esto como una ofensa, el tono de mi comentario es el más amigable posible… para seguir leyendo y aprendiendo de todos!
@tylc Gracias por tu comentario, me alegra que te parezcan apasionantes (¡para mí lo está siendo!)
@kyle ¡Gracias! Obviamente es normal tener dudas, y tampoco espero que guste o satisfaga a todo el mundo. Para mí lo importante es la participación y el debate que se genera. Ojalá tuviese más tiempo para poder entrar a comentar o poder escribir más artículos teniendo en cuenta lo que aquí se dice. Todo esta riqueza de comentarios espero que quede bien plasmada en el libro.
@tylc
Otro comentarista lo ha dejado bien claro. Ver películas no es ser cinéfilo. Jugar a videojuegos no es ser gamer (y mucho menos jugar a UN sólo videojuego, vaya).
Durante bastante tiempo me he considerado gamer verdadero, un PC Master Race legendario de tiempos ancestrales donde muchos juegos eran impresionantes pero dolía verlos (hablo de los 90, más atrás me dolía hasta a mí) Y en cambio, a todos los «niños rata» (así es como los llamáis ahora, pero en mi época, antes de ese término, eran símplemente «niños» o «crios» ) que vinieron con Youtube, eran posers, fake gamers, seguidores de una moda que ya se irían.
Cabe decir que me equivocaba bastante en algunas cosas. Para empezar, los 90 fueron una buena época para los videojuegos, igual que los 2000, e igual que los 2010’s de ahora. Tampoco fui de la primera generación de gamers, aunque puede que sí de la primera generación de gamers pceros (es difícil saber si el Amstrad, o la Amiga, eran PCs o consola, ya que tenían aspectos de ambos)
Segundo, que muchos de los que abrieron Youtube al Gaming eran PC Gamers ancestrales como yo (los de Amstrad, Amiga, y recreativos serían ya «primigenios» ) Algunos puede que hayan empezado con la Game Boy, o la Sega Megadrive como fue mi caso, que dieron paso al PC que dominaría nuestra forma de jugar desde entonces. Confieso que he intentado volver a las consolas con la Game Cube, intentando emular los buenos tiempos de la N64 en casa de mi primo, o mi Mega Drive, o incluso la Nintendo DS Lite. Pero ni de broma han sido lo mismo para mí.
Volviendo a Youtube, muchos de los que han venido no son crios histriónicos que faltan al respeto a los demás y vacilan de ser gamers cuando no saben ni lo que es el Dwarf Fortress, o SpaceChem (por citar juegos que aun hoy puedan ser conocidos) Es decir, Youtube ha acercado al gaming a gente que viene para sumar, no para convertir la comunidad en un ghetto lleno de faltas de respeto y abuso.
Tampoco he hecho nada meritorio para apropiarme de la etiqueta Gamer, sino que símplemente llegué primero, y ni siqueira fui el primero de todos. Sólo el primero en un sector en concreto. Tengo buenos recuerdos de los primeros juegos que tuve en PC, y sé que mucha gente ni siquiera ha oido hablar de ellos a pesar de llevar más de 10 años jugando al ordenador (yo llevo un poco más de 20), y aun así, he de decir que he visto como lo bueno que ya había se ampliaba en la década de los 2000 con los MMO, que exploraron la terra incognita de Internet hasta sus confines. Poco después, en los 2010 nos llegarían los MOBA, una versión más limitada de lo anterior pero también con fortalezas propias, como la de concentrar la experiencia que hacía grande a los MMO, y de reducir enormemente el número de jugadores necesarios para alcanzar la masa crítica de un juego online sostenible en el tiempo. Eso sí, con ciertas desventajas como la de perder la enormidad del contenido de los MMO. Como factor añadido, trajeron la revolución del Free to Play y democratizaron aún más el juego online para los que querían formar parte de una gran comunidad en la que conocer gente y no podían permitirse pagar una suscripción. Otro gran democratizador fueron los juegos indie a bajo precio. Sin ellos se habría producido tarde o temprano un estancamiento, además de continuar con la escalada de precios de las grandes compañías (aún recuerdo cuando un juego AAA costaba 5000 pesetas)
Asi que, voy a sumar todo lo anterior que se ha dicho y dejémoslo en que Gamer es todo aquel que juega a videojuegos, que se quiere sentir identificado por ello al margen de la moda, y a partir de ahí, podríamos hacer varias divisiones para categorizar los diferentes tipos de gamers. Algunas divisiones hasta se podrían superponer, y otras se podrían abandonar (temporal o permanentemente) según cambien los gustos del jugador (por ejemplo, ser Gammer Moropoguero hasta tal año, y a partir de ahí dejar los MMO por los MOBAs)
Es más, no veo ningún problema a considerar gamer a quien juega a los juegos del móvil en su trayecto de ir al trabajo, pero le gustan lo suficiente como para querer sentirse jugador. Incluso puede que quiera ir buscando nuevos juegos que se le parezcan.
Cada uno que invente sus propias categorías. Yo mientras tanto, me preguntó qué nos deparará la década del 2020.
Pero, pregunta posiblemente muy estúpida, ¿no pasa esto con prácticamente cualquier noción de identidad? ¿No podríamos decir que ser «indie» es también un término abierto o que la propia identidad sexual está abierto a «aquella que tú sientes que tienes»? ¿Qué distingue la identidad gamer de otras nociones de identidad? No sé si me explico.
Coincido en que hoy en día los videojuegos están muy presentes en la cultura. Es difícil encontrar a alguien que no juegue con el móvil por lo menos. Exactamente igual que hace décadas era complicado encontrar algún miembro de la sociedad que no jugara (deportes, azar, etc). ¿Se podría decir que el gamer no es más que un «jugador digital»? Es decir, no una identidad radicalmente distinta de aquellos que practican deportes, juegan a las cartas, compiten, etc
Igual la dificultad está en que los videojuegos (y sus jugadores) aún son jóvenes. No han pasado suficientes generaciones como para destilar detalles únicos entre la comunidad gamer que la diferencie de otras… ¿Tiene algún sentido lo que digo? xD
Tu reflexión y tu recorrido como gamer es muy interesante. Venías de una categoría fuerte de gamer (una forma de hardcore, pc master race), pero has ido flexibilizando tu posición. O cómo reconoces que ocupabas la posición de gamer porque, bueno, llegaste primero ahí, sin hacer nada especial. Luego también me gusta cómo cruzas dos elementos que han salido en este artículo para montar tu definición de gamer básica: que juegue a videojuegos y que se sienta identificado como tal (independientemente del tipo de juegos que juegue o el tiempo y dedicación que pueda invertir en ellos).
@drtenma Sí, sí tiene sentido lo que dices! :). Detrás de todo esto no sólo está estudiar la identidad gamer en sí, sino intentar comprender la identidad en la sociedad contemporánea a través del ejemplo gamer. Así que sí entiendo que hay relación como otro tipo de identidades de la era digital especialmente.
Lo que sí creo es que la identidad gamer sí es distinta a otras que pudieran construirse alrededor de otro tipo de juegos (es más, en algunos casos me costaría ver identidad, como en los jugadores de juegos de azar, salvo quizás en otros contextos más específicos tipo pachinko en Japón). Incluso si miro al cine, la literatura, o la música (aunque aquí sí veo más similitudes), me cuesta ver la «intensidad» identitaria que se puede asociar a ser gamer.
@danimuriel ahí te doy toda la razón. Hay sectores en las que no se observa tanta «intensidad», como bien dices. ¿Puede tener que ver con las edades que llevan a un sector mayoritario a jugar a videojuegos? No sé si es mi falsa impresión, pero me jugaría una caja de loot a que la media de edad del gamer es inferior a los 25 años.
@drtenma Es complicado responder a esa pregunta precisamente por las dificultades que hay para definir previamente qué es un gamer (vamos, esta serie va de esto). En los estudios estadísticos que hay disponibles (a los que hay que poner muchos «peros», y que en todo caso hacen alusión a gente que juega videojuegos con cierta frecuencia, no necesariamente un alta frecuencia) la media suele estar entre 30-35 años. Pero está claro que en relación con otros medios el videojuego se puede considerar todavía joven.
@danimuriel es una edad mucho más alta de lo que me inventaba y me parecía xD
Una cosa que me dejé en el tintero es que al haber sido jugador tanto tiempo, he probado muchísimos de los géneros que existen. Incluso en una ocasión llegué a engancharme a un FIFA porque no tenía nada mejor que hacer y no se me daba del todo mal (aunque odio los de deportes)
Conozco el caso opuesto, de gente que es feliz a lo largo de los años con sólo un par de géneros, y es difícil congeniar a parte de los gustos comunes que tenemos. A mí me entusiasma descubrir ideas nuevas que no haya jugado nunca en los juegos que van saliendo, y a ellos les da bastante igual. Como mucho ven un video de Youtube y ya (excepcionalmente)
No podría decir que tengo un género preferido, sino que más bien me gusta la sensación de ir explorando y descubrir mecánicas originales. Junto a la historia y el argumento, esto me recuerda mucho a aquella expresión que decía
«El que nunca ha leido un libro, vive una vida. El que ha leido muchos libros, ha vivido miles de vidas»
Solo que tendríamos que incluir la jugabilidad de algún modo
La hipotesis de que dado que la mayoría de gente juego todos somos gamers (con la genial analogía de los vaqueros) está genial pero creo que aun nos falta algunas décadas para llegar a tal generalización ¿No? Aun hay muchas capas de la población que siguen rechazando el juego (de nuestros padres para arriba), quizás en 10-20 años esa afirmación sea completamente generalizable. Ahora lo veo muy aventurado.
CC @drtenma
Aquí yo creo que entra en juego el caracter activo de los videojuegos, me explico:
Los que viven de manera apasionada la literatura, el cine, el teatro, etc… suelen ser vistos como intelectuales, en el sentido amplio de la palabra.
La actividad de adquirir conocimiento sobre diferentes temas es transversal a esos medios, y aunque uno pueda considerarse experto en cine, no hay un aspecto concreto de la intelectualidad que lo distinga de manera identitaria del experto en filosofía.
También podríamos incluir aquí a los interesados en videojuegos desde la perspectiva foodie o intelectual.
Sin embargo, el gamer, sí dedica un tiempo a cultivar unas habilidades específicas que considera un logro y que lo definen. Yo soy muy bueno con los plataformas o los juegos de naves porque he dedicado un tiempo de calidad específicamente a ser bueno en eso. Como el que se identifica como guitarrista, como runner o como hacker.
No sé si se entiende por dónde voy, pero creo que uno se siente más orgulloso (y como tal lo incorpora a su identidad) por desarrollar estas habilidades y haber llegado a unas metas (sacar todos los logros del Super Meat Boy, tocar el solo de Under a Glass Moon, correr una maratón por debajo de 2:30), que por haber entendido a Kierkagaard o haber visto toda la filmografía de Tarkovsky.
Es cierto que hay gente que hace de esa intelectualidad su identidad, pero creo que son excepciones y que se encuentran más en la postadolescencia.
Esta explicación no encaja con la fuerte identidad musical (heavies, indies, poppies, hip-hoperos, etc…), pero creo que esto está más unido a la tribalidad (pertenencia al grupo) que a la intelectualidad. En general, los aficionados a la música que evolucionan, acaban ampliando espectro y pasando a considerarse melómanos en general, despojándose de una identidad concreta y asumiendo la de intelectual general.
P.D: Me pilla todo esto en una época de curro intenso, me habría encantado participar mucho más y me quedo con la impresión de, en lo poco que participo, estar escupiendo ideas atropelladas y mal estructuradas. En cualquier caso, está siendo una lectura fenomenal.
@rocksgt No te preocupes, entiendo perfectamente tu argumentación. ¡Está perfectamente estructurado! De hecho me parece una cuestión a tener en cuenta: que el carácter interactivo del videojuego hace que las relaciones de identidad que se construyen en torno a él sean diferentes.
@rocksgt tiene mucho sentido lo que dices, sí. Pasarse un videojuego entraña más «mérito personal» que terminarse una película o libro. El jugador tiene que poner parte de sí en ese proceso, no le basta con leer o ver, necesita interactuar.