Cuando Diablo III abrió las puertas del infierno en PC, el año pasado (podéis leer nuestro análisis aqu… ¡ah, no! Jajaja, veeengaaaaa), muchas de las bolas de fuego le cayeron precisamente a él: a pesar de que muchos lo jugamos con gusto durante cierto tiempo, no fue el lanzamiento menos accidentado, ni necesitó precisamente pocos ajustes para llegar a ser lo que es hoy; tampoco acabó teniendo el tirón de su predecesor, por desgracia, aunque eso no ha echado para atrás a Blizzard a la hora de poner toda la carne en el asador para preparar su desembarco en consolas. Se acabó el clic, clic, clic; desde el sofá las cosas se resuelven a golpe de botón.
Alegra comprobar que lo que tenía Diablo III de hack’n’slash está aquí más explotado que nunca: el control con mando está bien diseñado, y da la sensación en todo momento de que el objetivo no era trasladar la experiencia Diablo a consolas, sino adaptarla de modo que tuviera nueva vida; quizá por eso desde Blizzard insisten en la idea de que no es un port, sino que el juego está pensado desde cero, aun compartiendo tanto con el original de PC, para consolas. Con el stick izquierdo movemos al personaje y apuntamos hacia dónde queremos apuntar; un círculo de color en el suelo nos indica la dirección en la que estamos mirando, y con X (en el caso de PlayStation 3, la versión que probé; intuyo que en Xbox será con A) atacamos. El resto de habilidades están mapeadas en cuadrado, círculo, triángulo y los botones superiores; L1 nos sirve para tomar pociones de salud. La adaptación a los nuevos controles es rapidísima; en nada estamos combinando ataques y habilidades de manera intuitiva y ágil, mucho más que en PC.
La adición del esquive, que con un golpe de stick derecho pone a nuestro personaje a rodar por el suelo para zafarse de los enemigos (extra: también sirve para ir rodando por el mapa, y seguro que no soy el único que no puede evitar moverse por los juegos así), es una buena idea bien implementada: añade un dinamismo a los combate imprescindible en consola en un juego de este estilo.
Con las habilidades de nuestro personaje el tema es algo más complicado. Una rueda nos sirve para explorar los ataques principal y secundario, las habilidades activas y pasivas, etc. Quizá por empezar directamente con un personaje de nivel alto, con un árbol de habilidades ya bien desarrollado, nos saltamos el proceso de adaptación que sí podremos vivir cuando lo juguemos desde el principio (con un poco de suerte, pronto: Blizzard, porfiiiiiii), o puede que fueran las prisas de estar jugando una partida con más jugadores, la sensación de que parándose a examinar las habilidades estábamos retrasando a los demás; la cosa es que se pierde, por la organización circular del menú, cierta jerarquía en las magias, cierto orden que sí existe en la versión para PC y que aquí es menos evidente, menos clara. Por fortuna, lo ideal es que no estemos mucho tiempo asignando magias a botones sino que disfrutemos al máximo del porcentaje del juego que importa: el que implica machacar cráneos de bestezuelas y demonios.
Quizá ya habéis podido intuir que no probé esta versión previa en solitario; la partida que montó Blizzard era multijugador, y aquí Diablo III es un ganador claro. A cuatro mandos, en local, la cosa es asombrosamente divertida: a la exploración y las masacres se une el botín compartido, que forma dinámicas de colaboración (o no) muy interesantes. (Está, por cierto, adaptado también para esta versión: sin Casa de Subastas de por medio, los enemigos son más generosos con lo que dejan caer, tanto objetos como oro.) El juego se nota muy pensado para este tipo de partidas: en los combates más multitudinarios, de un vistazo podemos saber a quién está atacando cada uno (gracias a unas marcas encima de los enemigos, que identifican con colores qué jugador está apuntando a qué enemigo) e incluso, si nos perdemos, dónde estamos, con un toque de stick derecho que lanza un rayo de nuestro color sobre el personaje. Se han agilizado también algunos procesos como la recogida de oro, que ahora es automática. Algunas cosas dependen del jugador principal, que se identifica con una corona al lado de su barra de vida; por ejemplo, sólo se muestran en pantalla los datos del enemigo al que está atacando el líder de la partida.
Jugar en local es uno de los puntos más fuertes de esta nueva versión de Diablo III, aunque también se puede reunir a colegas a través de internet y jugar cada uno desde su casa; ahí, el botín no es compartido y el asunto se parece más a lo que conocemos de PC: por ejemplo, la cámara no se adapta a la posición de los jugadores, como sí ocurre en local (para que todos estén en pantalla al mismo tiempo, claro).
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Un juego de estas características es muy fácil que sea divertido multijugador. Donde tiene que aguantar el tipo es en las largas horas que le vas a echar tu solo. Y como será igual que en el de pc, yo paso completamente. Un juego en que la única personalización posible pasa por el equipo que lleves puesto, y eso implica horas de aburridisimo loteo, todo estropeado por una casa de subastas con dinero real.
Sinceramente, me quedo con el diablo 2.
Entre esto y la conexión permanente a mí me quitaron las ganas de jugarlo por completo. Gracias a Dios está Torchlight 2 para darte lo mismo que Diablo pero sin sus inexplicables restricciones…y además puedes tener a un oso panda como mascota, ¿qué más se puede pedir?
Cuadrunes? Entrar en carreras de caballos así por nomaqs? poder sentarse?
@srvallejo
Hombre, pues un cuadrunee se agradecería bastante durante las caminatas por zonas ya exploradas xD
Y peces ballena.
Todo el mundo con la polla en la mano por este juego y yo que era el único pardillo que se la agarraba pensando en Max Payne 3, que salía tan sólo tres días después.
Joder, es que el por culo que llegó a dar la prensa especializada con el lanzamiento de Diablo III en su día fue agotador. Tanto, que el juego se sobrevaloró antes de que tan siquiera saliera y a muchos les acabó dando la sensación de que al final no era nada del otro mundo. Bueno, qué cojones, ni daba la sensación ni lo era, porque yo me pasé la campaña y tan rápido como lo jugué me olvidé de él. Le llovieron los nueves y los dieces y a duras penas llegaba al siete, creo yo.
Molaría una sección rollo «Que fue de…» Porque este juego subió muy rápido, por el hype, y bajo aun mas rápido. Un reanálisis, ahora que ha pasado un año, sería muy interesante.
Pues a mi me gusta, sus buenas 300 horas le he echado. Sin embargo al Torchlight 2 a las 30 me aburrí. Gusto colores. El sistema de skills, de lo mas criticado de D3, a mi es lo que mas me gusta.
@rojovelasco
El combate y el árbol de habilidades del 3 es mejor que el del 2 (LoD, que es lo único que se recuerda) se ponga la gente como se ponga. Es muy difícil vencer los recuerdos de cuando tenías 12 años y ésto y el Counter era a lo que jugabas en el ciber o por internet y tenías todo el tiempo del mundo para matar a Andariel 30 veces.
Yo me pasé todas las dificultades (la primera solo, las demás online) y jugué un poco más, tendré como 80 horas, y tengo bastantes ganas de la expansión. Y tengo no sé si 200 o 300 millones que compré por pena de lo barato que estaba (¿8€ o algo así?) para cuando llegue el día.
Crit mass sorc ftw.
@octopene
Yo lo juego un poco cada parche y la verdad es que está cambiando, en mi opinión para mejor. Intento no compararlo, pero creo que actualmente es el mejor diablo—like.
Diablo 2 siempre era igual: un run detras de otro sin parar para pillar equipo.
Diablo 3 siempre es igual: un run detras de otro para pillar equipo.
Como jugador de Diablo 2 que he sido y de Diablo 3 que soy, no veo que la cosa haya cambiado tanto como para decir que este es una mierda y el 2 es la ostia.
Diablo 2 me lo pasé con 15 años, cuando mi mayor preocupación era el puto juego. Diablo 3 me ha pillado con 28, con un trabajo de muchas horas, negocio y pareja. Óbviamente no ha sido lo mismo. No lo veo un mal juego, ni mucho menos, pero no tengo las horas diarias que tenía a los 15 años y que me permitieron entrar mucho en el juego.
No creo que diablo 3 sea un mal juego ni que haya empeorado como producto, el que he empeorado soy yo como gamer. Me sabe mal, pero así es. Y creo que, sino todos, la mayoría, tenemos muy mitificado el 2 por ser jóvenes.
El 2 te da una cosa que el 3 no. Libertad para crear el personaje. Los que me defiendan las habilidades autoimpuestas por encima de la elección de estas no comparten mi forma de ver los juegos de «rol». A parte, que la casa de subastas funcione con dinero real, me parece un robo a mano armada. Que sí, que si no quieres no compras, pero creo que se carga la experiencia de juego.
Que podéis seguir discutiendo y diciendo que el 2 es una mierda y el 3 lo mejor, o al revés, a mi plin.