Gamer Girls, una nueva revista masculina que no tiene puta vergüenza

Ojo: que una cosa es estar a favor de las tetas y los culos en general, como conceptos blanditos y suaves y maravillosos, y otra es que haya gente que se aproveche de ello con propuestas un poco, digámoslo así, confusas. Gamer Girls viene a explotar ese fenómeno que entronca el erotismo comercial con la afición a los videojuegos (algo que han descubierto exactrices porno como Jessie Rogers, que dejó el mercado de la carne y ahora vive de retransmitir partidas de League of Legends enseñando escote) y que a un servidor, que domina profesionalmente los dos ámbitos por separado, le da un poquito de vergüenza ajena. En esencia se trata de las revistas eróticas de toda la vida con el gimmick añadido del lenguaje videojuerguista, los pads entre teta y teta y los tangas de Super Mario. Un forma un poco vulgar de prostituir las referencias sin ni siquiera molestarse en buscar a auténticas jugadoras que, cosas de la vida, les parezca bien posar semidesnudas. También llama la atención que esta revista salga justo en el momento en que el debate sobre el sexismo en los videojuegos está más viva que nunca en los 30 años de historia del medio; momento ideal, claro está, para pescar publicidad en río revuelto.