Análisis de Mutazione

En los videojuegos querer es poder. Si nuestro héroe o heroína desea convertirse en el mejor entrenador Pokémon de la comarca, cada pueblo, con cada uno de sus habitantes, nos pondrán por delante todo lo que necesitamos para conseguirlo. Igualmente, si nuestro deber es rescatar a Zelda y vencer a Ganon, entonces eso mismo se convertirá en la motivación que nos guíe, y el mundo que recorremos nos conducirá invariablemente a esa meta. Jugando, nuestros deseos son el mismo centro del universo —lo único que importa en la ficción— y los anhelos de los demás solo nos afectarán si se alinean o enfrentan con lo que nosotros queremos. Si convierten a esos personajes en aliados, si los hacen nuestros enemigos, o si de ellos tenemos algún provecho que sacar. Otra cosa que hemos aprendido jugado es que cada acción tiene una reacción directa. Que si necesitamos una espada y vamos a buscarla, encontraremos justo la que necesitamos para continuar. Porque cada problema ajeno no es más que una sidequest. Una misión secundaria que en realidad no nos afecta. Algo que podemos ignorar si lo creemos necesario. Y precisamente por todas estas lecciones, por este acercamiento a la narrativa que hacen la mayoría de los juegos, es por lo que nos conmueve tanto Mutazione.

Mutazione es un juego de aventura que bebe directamente de referentes indies como Night in the Woods u Oxenfree. La protagonista es una adolescente llamada Kai que debe dejar de lado todos sus planes veraniegos para pasar una semana en la isla Mutazione cuidando de un abuelo moribundo al que nunca ha llegado a conocer. Pero Kai no viaja ligera. El recuerdo de la muerte de su padre, la mala relación de su madre con la familia y la ansiedad ante el hecho de viajar a un lugar aislado, habitado por mutantes, hacen que no parta con la mejor de las disposiciones. Y también, por supuesto está el miedo ante la enfermedad. La inquietud de no saber cómo ayudar a una persona que se encuentra en una situación funesta. 

Pero aunque Kai sea la protagonista, esta no es del todo su historia. Mutazione pone en el centro a la propia isla —a su pasado y a su futuro— dejando al jugador y a la propia Kai en un estado que podríamos denominar como contemplativo. Porque, sí, hay muchas cosas que hacer en el título desarrollado por Die Gute Fabrik, y la gran mayoría no son optativas. Para hacer avanzar la trama necesitamos cultivar jardines, explorar, y conocer a los pintorescos vecinos. Sin embargo, ninguna de esta acciones responde a nuestros propios deseos. Llegamos a la isla esperando dar. Deseando cuidar. Y eso es exactamente lo que haremos.

De Night in the Woods, Mutazione toma la idea de que un lugar y sus habitantes desarrollan una relación simbiótica que necesita de la salud de ambas partes para prosperar. En el juego de Infinite Fall, la crisis económica y la ausencia de expectativas para los jóvenes en Possum Springs —lo que se verbaliza varias veces como la «muerte del pueblo»— se traduce en un clima opresivo y de desesperanza en los vecinos que, en el caso concreto de Mae, empeora su depresión. En Mutazione, sin embargo, la simbiosis tiene un origen místico, relacionado con la tierra y la naturaleza, y en ningún caso con la política o la economía. El pueblo muere, sí. Y también sus habitantes. Pero aquí el culpable es un desequilibrio ecológico mucho más grande que el ser humano y, a la vez, tan pequeño como el más sutil de sus sentimientos. Uno de los aspectos más agradables del título es aprender a reconocer los caminos que recorren la isla y entender cómo se relacionan con cada uno de los personajes. Al igual que en Night in the Woods (pero a una escala mucho más pequeña), las rutinas y las calles, los escondrijos y los secretos, nos hablan tanto de nuestros vecinos como de nosotros mismos y potencian la idea central de que somos la tierra que habitamos.

Pero mientras se desarrolla la trama principal, a lo largo de los siete días que pasamos en la isla también podremos descubrir las historias de los vecinos y sus esfuerzos para poner en orden sus vidas. Estas pequeñas intrigas, en las que no tendremos tanto que intervenir sino que presenciar, dan color y textura a la historia del pueblo y nos ayudan a interpretar correctamente las penurias y el viaje afrontado por nuestro abuelo. Es en la forma de presentar estas tramas y toda la información relativa a la historia de Mutazione en donde el juego se asimila más a Oxenfree, ya que como en el título de Night School Studio, en Mutazione aprender es conversar, y todo lo que necesitamos saber se cuenta a través de diálogos. 

Son estas conversaciones las que hacen que el juego pueda mantenerse en pie durante cinco horas a pesar de tener una trama que podríamos considerar minimalista. Además, gracias a que cada personaje tiene la oportunidad de expresarse personalmente, llegamos de verdad a apreciarlos y a entender su forma de ver el mundo. El hecho de que muchos esquiven ciertos temas o no tengan toda la información a mano logra mantenernos interesados hasta el final, a la vez que nos obliga a reflexionar sobre todas las piezas de información que hemos ido recabando. En su mayor parte, todo lo referido a los diálogos está escrito y presentado con maestría, pero es cuando el juego se aleja de la narrativa tradicional cuando consigue llegarnos con más intensidad.

Además de perdernos por la isla y charlar con sus habitantes, Mutazione nos anima a diseñar y cultivar jardines, una actividad íntimamente ligada a la historia y que tendremos que ir descubriendo y perfeccionando a lo largo de los días. Pero mientras que en otros juegos el cultivo está asociado íntimamente a la agricultura o ganancia económica, en Mutazione los jardines se aprecian por aquello que transmiten. Por su belleza, pero también por su invitación a la introspección. El papel de la naturaleza en el juego es el de un igual al que hay que conocer y dejar crecer para poder entender en su totalidad. Y como cada uno de los vecinos, las plantas aquí tienen su propia melodía y su propio estado de ánimo. Sentimientos que, positivos o negativos, son válidos y aceptables siempre y cuando no resulten un peligro o un veneno para los demás. 

El tema central de Mutazione es el equilibro. El que mantenemos en nuestro interior, el que nos acerca y aleja de los demás y aquel que nos relaciona con la naturaleza. Y su mensaje al respecto queda muy claro: el blanco y el negro, el positivo y el negativo, la vida y la muerte, son absolutamente necesarias para continuar. Todo forma parte del mismo ciclo frágil que debemos comprender y guardar. Que debemos cuidar para que, finalmente, acabe por cuidarnos a nosotros. Mutazione es un canto a favor del respeto que habla de aceptar al diferente, cuidar la naturaleza y entender que todos estamos unidos, por lo que para que existan aciertos debemos sobreponernos a los fallos. Un juego sobre cuidados que nos recuerda que cada persona que pide ayuda lo hace en sus propios términos y que para cuidar antes hay que ser lo suficientemente humilde para sentarse a escuchar. Porque todo tiene música. Solo tenemos que saber encontrarla. [9]