Análisis de Baba Is You

Aunque la complejidad aumenta a buen ritmo mundo tras mundo (por ejemplo, pronto al is le acompaña un and, una adición aparentemente sencilla que tiene consecuencias mucho más profundas de lo que se puede llegar a pensar), uno de los puntos fuertes de Baba Is You está en que sus piezas no sean cajas o piedras o bloques genéricos sino palabras; con ellas, Arvi Teikari, el artífice de todo esto, teje un juego de significados y significantes francamente brillante. Su sentido del humor es irresistible; en uno de los niveles, Poem, las reglas con las que comienza el nivel parodian el famoso poema de las rosas rojas y las violetas azules: rose is red, violet is blue, se lee en la pantalla, flag is win, baba is you. Son geniales las series de niveles que retuercen una misma idea hasta llevarla al límite: iterando sobre el mismo diseño básico, Bridge Building, Bridge Building? y …Bridges? giran en torno a la idea de crear una forma de atravesar una suerte de río, añadiendo nuevas complicaciones que hacen que la misma tarea básica resulte en soluciones cada vez más barrocas y disparatadas. La mezcla única entre la parte más abstracta de los puzzles a lo Sokoban con la manipulación de una serie de reglas que exigen tener presente significantes y significados (una puerta es una puerta y una llave es una llave, pero a veces una puerta es una llave) añade una capa de dificultad que en muchas ocasiones puede resultar abrumadora, pero también hace que sea uno de los juegos de puzzles más únicos que se han publicado en mucho tiempo: tiene una parte cerebral, sin duda, pero la necesidad de modificar reglas y poner en práctica estrategias específicas hace difícil encerrarlo en un papel en el que vas tomando notas y ensayando soluciones. Es un juego calmado y relajante, pero que anima también a un tipo de experimentación más tangible de lo habitual.

Largo por pura cantidad de niveles pero también por el tipo de desafío que plantea (impensable terminarlo del tirón; después de terminar el segundo mundo, cuando el camino se bifurca y siempre hay unos cuantos puzzles abiertos para evitar en la medida de lo posible los callejones sin salida, disfruté mucho saboreando lentamente cada reto, aplicando una paciencia que solo este género puede permitirse exigir), Baba Is You es uno de esos que deciden, no sin riesgo, ir al grano y oponerse al relleno, a lo desaborido, de una forma que a mí me remite automáticamente al trabajo de uno de los maestros artesanos del puzzle, Stephen Lavelle. No sorprende, claro, encontrar a Lavelle y a otros nombres propios destacados del panorama independiente (Jonathan Blow, Terry Cavanagh, Ian Snyder, Jan Willem Nijman, Robert Yang) en la sección de agradecimientos de una pantalla de créditos por lo demás muy humilde: diseño, programación e incluso arte y música corren a cargo de Arvi Teikari, por lo que puede permitirse incluso el lujo de listar, por darle empaque a los créditos, algunas de sus influencias, desde Snakebird hasta el apabullante Stephen’s Sausage Roll.

Hercúleo por motivos bien distintos a los que solemos ver en la industria del videojuego, en Baba Is You se nota un enfoque muy robusto y una dirección única que quizá solo puede salir de un desarrollo en solitario; aparte, como uno ve claramente a medida que juega, la inteligencia con la que está diseñado es extraordinaria, de esas que se disfrutan de manera intelectual pero también un poco en las tripas: qué idea tan sencilla y qué ejecución tan precisa, y qué sana envidia sientes por no haber llegado antes a ella, aunque hubiera sido únicamente para garabatearla en un cuaderno y solo recordarla de vez en cuando.

Prefiero no intentar explicar más de la cuenta Baba Is You porque, como decía al principio, hay un riesgo serio de convertir su elegante presentación en algo innecesariamente farragoso y complicado, en vez de transmitir que es un juego que tiene algo que decir y que sabe decirlo con una pulcritud y una concisión maravillosas. Como los buenos juegos de puzzles, es de esos que te acompañan mucho después de que apagues el ordenador, mientras rumias posibles maneras de hacer que tal y cual funcionen de una manera que te permita alcanzar la meta; puede ser tentador echar en falta un poco más de libertad a la hora de experimentar con las reglas, pero para cuando te quieres dar cuenta ya estás tan inmerso en su propuesta que te parece obvio que, como decía aquel, esta rigidez no te encadena sino que te desencadena. Yo no sé si baba is goty, pero no quedará muy lejos. [10]