A veces me dejo derrotar por el pesimismo cuando pienso en juegos para móviles, pero luego me acuerdo de Nitrome y se me pasa. El estudio británico, fundado por Matthew Annal y Heather Stancliffe hace ya más de una década, ha trabajado siempre formatos generalmente denostados por el público tradicional: juegos de Flash, en algunos casos distribuidos a través de plataformas con mucha menos solera que la que tiene ahora Steam, y para móviles. Yo les conocí hace no tanto: un par de años, cuando sacaron Leap Day, un magistral juego de plataformas en el que, algoritmo mediante, cada día se publica un nuevo nivel generado en base a cierto número de piezas predefinidas.
Con sus más y sus menos, los juegos de Nitrome son reconocibles y generalmente muy recomendables. Su meticuloso pixel art (se nota la experiencia previa en el diseño gráfico: no solo hacen juegos bonitos sino también muy legibles, muy claros) y la forma ágil en que prueban y exploran ideas pequeñas y concretas han terminado generando un catálogo de pequeños arcades inteligentes y muy estimulantes que adaptan con mucha gracia fórmulas bien conocidas (el plataformas, el dungeon crawler) a los teléfonos móviles; se nota cierto gusto por la limpieza incluso en los mecanismos de monetización, que siguen la máxima del «a donde fueres, haz lo que vieres» sin extravagancias y a menudo con cierta manga ancha. Es un estudio al que le sigo la pista desde hace un par de años y que me han dado alguna que otra alegría, ya digo; por eso he sentido el lanzamiento de Bomb Chicken, su primer juego para Nintendo Switch, como un pequeño evento.
Siguiendo su tradición de crear juegos que se entienden casi sin quererlo, Bomb Chicken es un juego en el que controlamos a una gallina que en vez de huevos pone bombas; a pesar de su reducida movilidad, a base de colocar bombas en lugares estratégicos, o de apilarlas, o de patearlas, debe conseguir escapar de las garras de una cadena de comida rápida, BFC, de cuyos experimentos para conseguir una salsa azul surge la prodigiosa habilidad de producir bombas de nuestra inesperada heroína.
A partir de ahí, lo que espera es una colección de niveles en los que se explora la mecánica principal de maneras a menudo sorprendentes: la mayor parte del tiempo colocar bombas en el lugar y momento adecuado es la clave, pero el diseño de los niveles es suficientemente estimulante e inteligente como para esconder zonas secretas y retos más avanzados en los que se exige más precisión y capacidad de previsión. Explorar a fondo los niveles sirve para conseguir más cristales, la moneda del juego; ofreciéndoselos al dios de las gallinas conseguimos más contenedores de corazón, importantes para no acabar en un cubo de pollo frito en los niveles más complicados.
Sabe sorprender de vez en cuando, y sorprende, pero no es mucho más complicado que lo que se puede intuir en las primeras partidas; el extraordinario pixel art y lo bien que funciona la mecánica principal a medida que empiezas a ver las distintas formas en que se puede utilizar hacen el resto. Bomb Chicken funciona muy bien en dosis pequeñas, quizá en las que se espera de una Switch en modo portátil; por lo demás, lo peor que puedo decir del juego de Nitrome es que se acaba demasiado pronto, casi de imprevisto, y aunque es posible repetir niveles en busca de los cristales que te faltan lo cierto es que se hace algo corto.
Da gusto jugar a Bomb Chicken, porque es un juego tan redondo como su protagonista; limitado, pero redondo. Queda demostrado que la fórmula Nitrome funciona tan bien fuera de móviles como en ellos; allí, donde lo habitual es encontrar juegos de usar y tirar y que no dejan más poso que, acaso, unas cuantas marcas en la cuenta corriente, el estudio británico destaca por el cuidado con que pule cada detalle de sus juegos, que tienen un ritmo y un aspecto únicos: hay otros parecidos, pero los de Nitrome se reconocen. En consola, acostumbrados como estamos a que nos agasajen de muchas formas, Bomb Chicken destaca un poco menos: aquí ese poso que decía antes importa más. Es conflictivo dedicar estas palabras tan oscuras a un juego tan, tan bien hecho; parece alta cocina, pero al final es comida rápida. [7]
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Gran texto, como siempre, aunque esperaba «octo» analisis… 😉 😆
@trujin
Me lo estoy terminando a fondo, que si no se enfadan los otacos.
@chiconuclear Lo hagas bien, mal regular, a alguien ofenderás. Bienvenido al siglo XXI.
P.D.: Te seguiremos queriendo.
@jaetanaka
Yo no he ofendido a nadie nunca.
@chiconuclear Tu asertividad me ofende.
Leap Day no me acabó de gustar (se nota su naturaleza rogue en el diseño de unos niveles que no pasan del aprobado) pero aplaudo el uso del pixel de esta gente, con sprites con mucha personalidad y animaciones chulas.
Antes del Leap Day los conocía de los juegos para navegador, los cuales jugaba con mi hijo cuando era más peque. Tienen pequeñas joyas por ahí y su píxel art nunca defrauda, recomiendo un paseo por su web, algunos juegos tienen muy buenas ideas.
Mecánicamente me parece la boma.
Y usted que opina!!!?? De la bomba de la gallina!!
Buenas, me paso por aqui para recordar que Leap Day es el mejor juego para móviles de la historia y deciros que quienes no os lo habéis bajado (es gratis, con un único pago para quitar anuncios y el requerir un cierto número de frutas para guardar checkpoint) sois malas personas.
Leap day el mejor juego de moviles??? Se nota que no han jugado puzzle fighters…
Tengo ganas de meterle al juego, al menos una mecánica nueva introducen.
Antes de si quiera saber quien era Kojima y solo sabia que EA o Nintendo hacia juegos, estos estaban nutriendome de juegos para flash cuando me metia a minijuegos. Les debo muchas horas cuando era peque.
Para el que no lo haya probado creo que se sorprenderá con la cantidad de posibilidades que ofrece el juego con unas mecánicas super simples: desplazarte hacia los lados, poner bombas y lanzarlas al golpearlas por el lateral. Un juego inteligentísimo y muy divertido que por lo demás, y como dice Chiconuclear, lo único malo es que acaba pronto.
Por cierto @pep_sanchez deberías añadir Chicken Bomb a la lista de juegos infames en los que los pinchos te matan al tocarlos por el lateral.
Me alegro de que a Matthew Annal no le saliese un juego de mierda… badam tss!!
Esta gente hace juegos sorprendentemente buenos para sacarlos como churros. Tengo gratos recuerdos de Mega Mash por su original concepto y de Final Ninja por su ejecución. Me apunto este y otros que mencionáis.
@yurinka por tu comentario me lo baje y esta excelente, encima veo que tienen otros 20 juegos mas o menos
@zoa_125 Thanks! De los otros hay alguno que me gusta pero creo que están bastante por debajo menos quizás un par, que no andan muy lejos.
Aunque hay gente muy fan de varios que a mi no me gustan, por lo que algo tendrán.