Cuando jugué por primera vez a A Normal Lost Phone yo escribía aún en Nivel Oculto y el juego aún no había iniciado su fase comercial. El título, que sorprendentemente se ha desarrollado en el marco de una game jam, utiliza todo el conocimiento que el jugador medio tiene sobre el funcionamiento de los smartphones y lo pone al servicio de una historia sensible a la que no le falta corazón. A Normal Lost Phone es un pequeño milagro, uno de esos juegos que siempre quieres recomendar pero que resulta dificil de vender sin desvelar detalles sobre la trama o ejemplos de la jugabilidad. A pesar de que ni A Normal Lost Phone ni su secuela, Another Lost Phone, son pioneros en esto de meternos una pantalla de móvil (Sarah is Missing, entre otros, lo hacía ya un par de años antes), la manera en la que adapta los requisitos de los juegos de interfaz a las plataformas móviles marcó un estándar, especialmente en el diseño de puzles, que se popularizó rápidamente en muy pocos años. Sería fácil para Accidental Queens seguir haciendo lo mismo. Desde luego, lo hace muy bien. Sin embargo, para su tercer proyecto la compañía francesa ha decidido dejar de lado la interfaz, que no las plataformas móviles, para volcarse en una propuesta que, en este orden, se escucha, se mira y se toca.
Alt-Frecuencies es un juego sonoro. Aunque todas las palabras, canciones y expresiones que escuchamos dentro del juego aparecen correctamente transcritas, y mejor traducidas, en la interfaz, los verdaderos protagonistas del título de Accidental Queens son la música, las voces y los efectos que los acompañan. Y eso es porque todo comienza y termina con una radio. Un aparato algo diferente a lo que conocemos que nos permite, además de escuchar diferentes emisoras, grabar fragmentos de programas y enviarlos, como si se tratara de una llamada, a otras estaciones. Si la información es un arma, Alt-Frecuencies nos invita a reflexionar sobre la forma en la que la utilizamos y el motivo por el que decidimos hacerlo.
La narrativa en Atl-Frecuencies mezcla componentes de la ciencia ficción con géneros como el thiller, manteniendo en todo momento una ambientación costumbrista y cercana. La historia se sitúa en un futuro indeterminado, en el que el gobierno se enfrenta a un inminente referéndum sobre el uso de unos loops temporales que, según la primera ministra, serán clave para la reactivación de la economía. Sin embargo, tras descubrir una estación de radio pirata y descifrarla correctamente, aprendemos que el gobierno ya tiene activos los loops y que la votación solo es una medida cosmética impuesta desde el fututo. El título nos anima a unirnos a la revolución, no desde el papel del héroe que decantará la lucha, sino desde la piel de uno de los oyentes anónimos que puede colaborar con el grupo.
El dibujo del personaje principal como un activista anónimo, pieza activa de un movimiento que le supera, permite a los guionistas de Accidental Queens hacer su breve experiencia mucho más creíble, a la vez que capaz de trasmitir cierta sensación de responsabilidad a los jugadores. A través de la emisión pirata, la voz misteriosa de un hombre que se identifica como Winston irá dándonos pistas sobre las acciones que podríamos realizar en grupo para iniciar una revolución y hacer partícipe al mundo de las acciones corruptas del gobierno. A lo largo de capítulos muy breves —Alt-Frecuencies se desarrolló de forma nativa como un juego para móviles— Accidental Queens lanza un torrente de ideas al jugador que pueden interpretarse, entre otras formas, como una crítica al Brexit, una alabanza al poder del pueblo o una legitimización de lo que muchos desprecian como «activismo de sofá», una forma de protesta que puede llevarse a cabo desde casa y sin contacto directo con ningún tipo de organización.
En el apartado jugable, cada uno de los breves episodios presenta un pequeño puzle que siempre se resuelve con el mismo sistema: encontrando la emisora deseada, grabando el fragmento adecuado de la conversación y enviándolo posteriormente a otra emisora para desencadenar la reacción que buscamos. Así, en varios casos tendremos que grabar ideas propias de la emisora pirata y desarrollar una estrategia para difundirla —no todas las cadenas aceptan el mismo tipo de mensajes— y en otros tendremos que grabar las reacciones a las acciones del grupo con la intención de viralizar el mensaje. Pero aunque el gameplay es idéntico a lo largo de todo el juego, la breve duración de la propuesta, unida al realismo inmersivo de las diferentes estaciones de radio, se alinean para que la experiencia mantenga el interés alto en todo momento.
Aunque Alt-Frequencies es una experiencia sonora, en Switch tiene ciertas características táctiles. A pesar de ser una adaptación de un título pensado para plataformas móviles —y al contrario de lo que pasa con sus anteriores propuestas— Accidental Queens saca todo el partido a la consola de Nintendo con decisiones como, por ejemplo, que el cambio de emisora se realice con los botones L y R. En Switch, y en especial en modo portátil con cascos, el título de Accidental Queens se siente como un juego de interfaz en el que lo que tenemos en nuestras mano no es una consola sino algún tipo de radio. Pese a que el juego tiene un modo acelerado para los más impacientes, es todo un gustazo saltar lentamente entre las diferentes cadenas, escuchando con atención sus programas y entendiendo las dinámicas entre los diferentes presentadores. El doblaje está minuciosamente cuidado hasta el detalle de que las presentadoras de la radio de estudiantes tienen peor dicción y calidad de emisión que las profesionales, y las interacciones entre los personajes se perciben como naturales y profundamente realistas. En este sentido, y a pesar de que los fragmentos que podemos oír tienen una duración determinada y se repiten en bucle para no confundir al jugador, Alt-Frecuencies clava la sensación de estar escuchando diferentes cadenas de radio, dotando a cada una de ellas de personalidad propia y una entidad que parece ir más allá del propio juego.
Es muy interesante prestar atención a cómo, dejando de lado el argumento central, la relación entre Chelle y su compañero de FRESH FM acaba por hacerse insostenible, la manera en que Kaya y Jenni acaban por tomar caminos muy diferentes o cómo Ennis B., de Talk Radio, llega a la conclusión de que debe dejar el trabajo que odia. Con pequeñas pinceladas, y de la misma forma que lo hacían en A Normal Lost Phone, Accidental Queens dota a los personajes de carácter y personalidad, dando la sensación de que su vida va mucho más allá de lo que podemos ver en pantalla.
Disfrutemos más o menos con sus puzles, empaticemos mejor o peor con su historia, Alt-Frecuencies resulta una propuesta increíblemente fresca y original, que deja claro (por si lo dudábamos) de que en Accidental Queens tienen una enorme capacidad para narrar historias llenas de matices a través de acciones cotidianas en el contexto del juego. La propuesta, que ha sido desarrollada con la colaboración del canal francés ARTE es de este tipo de juegos que nos hace replantearnos aquello que definimos como experiencia. Porque Alt-Frecuencies, más que explicado, está hecho para ser tocado.
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Buah, ni idea de la existencia de este juego. Me lo has vendido muy fuerte.
Me lo apunto!
Suena bastante interesante y si está doblado no hay escusa para no disfrutarlo. ¿Se sabe cuan de corta es esa duración? (Si es breve igual cae)
Marta Trivi, considérate responsable de mis penurias económicas.