La nueva gran franquicia de Ubisoft Montreal es de esas que dividen a la gente. Para algunos es de lo mejor de esta generación, otros pensamos que no hay para tanto, y después está Sterling. Ya con la segunda entrega quedó claro que la desarrolladora estaba dispuesta a aceptar sus errores para seguir ganando adeptos. Se sigue notando esa voluntad con La Hermandad, pero el margen de maniobra es el que es cuando te debates sé que esto lo ha dicho ya todo el mundo, pero es que es verdad entre la expansión y la secuela. En Assassins Creed: La Hermandad volvemos a controlar a Ezio Auditore y lo hacemos justo donde lo habíamos dejado. El trabajo parecía hecho, pero un ataque sorpresa de César Borgia y sus tropas nos deja sin hogar, con algún familiar menos y con un billete de ida para Roma. Por lo de la venganza y tal. La trama es la del típico capítulo de relleno, y de hecho se molesta tan poco en disimularlo que no duda en reciclar personajes de forma exagerada: Bartolomeo, La Volpe y Da Vinci aparecen también en la capital italiana como si fuera lo normal y esperable, tapiando una potencial vía para la entrada de aire fresco. Desmond Miles y compañía, en el presente, siguen a lo suyo. Por suerte, esta línea argumental interfiere menos de lo habitual con el juego de verdad: solo al principio y al final estamos obligados a jugar fuera del Animus ((Estoy siendo poco explicativo aquí por si alguien todavía no ha jugado a un Assassins Creed.)), aunque tenemos la opción hacerlo en cualquier momento para, y esto no es broma, consultar el correo electrónico y leer que alguien se ha comido el yogurt de otro. Estoy seguro de que hay uno de esos secretos ahí, pero no seré yo quien lo encuentre, pues me lo impide el profundo odio que sigo sintiendo por el rubiales y la tipa de los auriculares. La Hermandad vuelve a caer, aunque poco, en diálogos absurdos pero nada graciosos y en situaciones tan tontunas y gratuitas como el momento en que cierta persona se somete al ritual que la convierte en asesina. En algún momento llegué esperar toparme con los monjes informáticos que Van Damme y Dennis Rodman se encontraron en las alcantarillas de Roma ((Sé lo que estáis pensando y es cierto: No se puede analizar Assassins Creed: La Hermandad sin haber visto Double Team.)). Afortunadamente, el juego ofrece muchísimo más que un guión desafortunado. Todo lo bueno de la saga se mantiene, claro, y sigue funcionando de maravilla a pesar de no sorprender como antes. Hablo, por ejemplo, de todo lo relacionado con el parkour o el combate. Correr por los tejados y saltar de viga en viga sigue siendo de lo más efectista y fluido gracias a una mecánica bien pensada, automatizada de forma inteligente y natural. La misma filosofía, que de algún modo resalta la implacabilidad y el estilo de un asesino sutil, se aplica en las escaramuzas; que los enfrentamientos sean realmente fáciles queda incluso bien, sobre todo ahora que es más sencillo enlazar ejecuciones y contraataques, que hay más de coreografía tipo Arkham Asylum. ¿Novedades? La posibilidad de llevar armas a dos manos propias, que ni se caen ni se pierden, y poco más. Las nuevas ideas, acertadas casi todas, están en lo que rodea a Ezio y su plan para ajustar cuentas con los Borgia. Para empezar está el modo de financiar el percal: las catapultas de César nos han jodido el Monopoly de Villa Auditore, así que ahora nos dedicamos a reabrir tiendas forjas, sastrerías
las de siempre y a comprar edificios o monumentos que incrementan la cantidad de oro que recibimos cada 20 minutos. Esto es solo posible en áreas libres de la influencia de la familia española, esto es, primero hay que eliminar a un capitán y después escalar y quemar la torre de vigilancia correspondiente. Pegarle al objetivo una colleja con la hoja oculta tiene una dificultad variable, pero son mayoría las ocasiones en las que podemos entrar a saco y acabar dos docenas de guardias primero. Así, lo de sacar partido a cortesanas y ladrones para distraer a los escoltas y evitar que el blanco importante huya a caballo es necesario un par de veces y ya. La idea de construir una resistencia se completa con los recursos humanos. Reclutar, adiestrar enviándolos a misiones por toda europa mediante menús y utilizar compañeros asesinos es la otra gran novedad en la historia para un jugador. Es algo bastante entretenido y bien implementado, pero se queda a un paso de resultar determinante. Mola lo de pulsar un botón y que el becario se cargue al malo del siguiente tejado, que las flechas para la ballesta no las regalan, pero tener a cuatro tíos de nivel 10 es, ahora sí, exageradamente eficaz. Y, sin embargo, al final no importa: no cambia nada si decidimos seguir siendo un lobo solitario y lo somos por cojones en el momento clave. El cambio más evidente, en cualquier caso, es seguramente la cantidad de cosas por hacer. El mapa está abarrotado de iconos que marcan montones de misiones secundarias, catacumbas a completar para conseguir la nueva armadura, flashbacks en los que conocer nuevos detalles de nuestro pasado
Apetece moderadamente ser completista vuelven los acertijos que esconden un misterioso vídeo y está claro que los canadienses han prestado especial atención a eso de la variedad. El ejemplo más evidente son los encargos opcionales del amigo Leonardo, pantallas casi independientes en localizaciones específicas fuera de Roma. La intención es buena, pero la ejecución no siempre está a la altura; especialmente mejorable, en todos los sentidos, es el momento Hundir la flota. Algo similar pasa con las misiones principales. Su diseño ha mejorado, pero en general siguen ligeramente por debajo de lo excelente. Aplaudo al comprobar que el sigilo ha ganado importancia y que se potencia con la inclusión de objetivos secundarios completar cierta misión sin ser detectado, cargarte al objetivo de un modo concreto
mientras me infiltro por primera vez en el Castel SantAngelo. Por desgracia, horas después volveré allí para hacer prácticamente lo mismo. Las dos visitas obligadas al Coliseo tampoco tienen nada de especial, podrían desarrollarse en cualquier otro sitio. Coño, ¡en Double Team lo minaban y le metían un tigre! No pido lo mismo aquí ¡ojalá!, pero sí me parece una pena que no aprovechen más y mejor las particularidades de las localizaciones. Y lo digo así de convencido porque sí se hace en un momento: los 30 segundos que dura el descenso por el óculo del Panteón me parecen los más brillantes del juego. Una escena de belleza abrumadora donde además se transmite a la perfección eso de ser la jodida muerte andante
o escalante, mejor. Y es que la Roma de principios del Cinquecento es lo que las agencias de viajes llaman un marco privilegiado. No se entiende Assassins Creed sin una ambientación cojonuda, y La Hermandad no defrauda con su magnífica recreación de la ciudad. Justo el día que terminé el juego enganché por casualidad Ángeles y Demonios en Digital+ y, por lo que vi antes de caer frito, sabía más de iglesias y construcciones emblemáticas que el maldito Tom Hanks. Su extensión justifica la ausencia de otras urbes, los teletransportes y la posibilidad de montar ir a caballo en cualquier momento. No estaría mal algo más de velocidad al galopar, pero supongo que acentuaría demasiado unos problemas de popping que bastante cantan ya. Eso, las animaciones clonadas Kristen Bell se sigue moviendo exactamente igual que Ezio y el detalle de las caras siguen siendo los únicos peros del título a nivel técnico. Sí, ligeras mejoras en la iluminación son el único cambio respecto a Assassins Creed II, pero el juego sigue estando por encima de la media en lo visual. Lo está también, y esto sí es nuevo, a nivel de contenido. A una campaña moderadamente larga se une el según parece imprescindible multijugador, una curiosa y adictiva aproximación a hora de los tópico conceptos como el gato y el ratón o el cazador cazado con más miga de la que puede parecer. Aunque hay varios modos, la idea básica es liquidar otro jugador del que conocemos el aspecto y la ubicación aproximada. La primera putada es que hay muchos tipos con su misma apariencia y él se puede esconder o jugar al despiste. La segunda, evidentemente, es que también hay alguien que nos busca a nosotros. Cuesta un par de partidas entender que iniciar una persecución es mala idea, que rajar gargantas sin levantar sospechas otorga más puntos y que ir por los tejados o correr todo el rato te delata. Además, el tema de los niveles y las habilidades desbloqueables sí es aquí algo cruel con los novatos. Pero una noche es suficiente para ponerse al día y aprender a disfrutar de un multi diferente y extraño, que llega a divertir más cuando más injusto o tramposo es, a favor o en contra. Un puñado de desafíos en plan VR Misions de Metal Gear, con puntuaciones y medallas bastante exigentes son la guinda de un producto verdaderamente completo. Esto, junto con los pequeños ajustes y las sutiles mejoras, hace que te enfades menos que otras veces cuando quieres ir al siguiente balcón y Ezio decide que prefiere tirarse a ese fardo de paja o cuando notas que realmente no te apetece seguir a un tío durante dos minutos. Por eso es el mejor Assassins Creed hasta la fecha y por eso encantará a los fans de una franquicia que sigue avanzando, con calma, por el buen camino. Lástima que las novedades sigan esta vez más que nunca limitadas por un contexto argumental demasiado restrictivo. [8]
Redactor
- #Noticias
Recarga Activa #929
Kadokawa Corporation confirma la intención de compra por parte de Sony
- #Noticias
Recarga Activa #925
The Rogue Prince of Persia intenta remontar con una gran actualización que cambia por completo la dirección de arte
- #Artículos
Monográfico Pentiment #6
Choquejuergas: Pentimentar la Historia
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
«La Hermandad no defrauda con su magnífica recreación de la ciudad». Justo lo que quería oír. Quiero pasearme por Roma… ¿descender por el óculo del Panteón? Voy a comprármelo inmediatamente.
¡Ah! Que salen otra vez los mismos personajes y tal.
Yo me lo terminé ayer, totalmente de acuerdo con el análisis aunque a mi, personalmente, es el que más me ha gustado de la saga y he disfrutado jugándolo (Y NO DURA MENOS DE 10 HORAS!!!)
Yo me lo termine hace un par de días y me ha tenido bastante enganchado. Personalmente es el AC que mas me ha gustado, sobre todo una misión en el Vaticano y lloviendo. Y hacer el mono por la ciudad me parece muy entretenido.
Se nota que aun quieren redimirse de todas las criticas que tuvieron con el AC1. Están bien las partes de Desmond de plataformeo, pero como bien dices, esos compañeros joden un poco el asunto.
@Animal Man
Totalmente de acuerdo… Si ellos son capaces de llegar por una entrada sin tener que dar saltos i brincos arriesgando su vida… porque no va con ellos?
Igualmente me ha dejado un gustirrin mal sabor de boca este assasin, que me ha encantado i estado jugando como un verdadero yonki enganchado. Pero hubiera deseado una mision donde intervinieran tus asesinos sin necesidad del RB i que no apareciesen desde la mismisima nada… I esas flechas… que salen cielo… de un completo descampado… Me fascina.
Sólo a mí me da la impresión de que Ezio es clavado a Piqué. Esos morritos, esa barbita, esas morgas de galletas príncipe…