He tenido que documentarme con rigor y en profundidad valiéndome de mis afiladísimas habilidades periodísticas (esto es: he mirado la Wikipedia y ya) para asegurarme de que Awesomenauts no estaba basado en alguna serie de dibujos animados que no conociera. Y es que su introducción, pensada para sujetar a nuestra nostalgia por las pelotas y sacarla a bailar un rocanrol, tiene la clara intención de hacer lo mismo que los dibujos animados ochenteros: sumergirnos en un universo propio de nuevas reglas, personajes carismáticos y colores vivos. Y es que si algo tiene este canto del cisne que Ronimo Games le ha brindado a la malograda distribuidora DTP, es una personalidad arrolladora y muchas ganas de hacer algo distinto. El mecanismo del aparato: imaginad una mezcla de DOTA con un poquito de Super Mario y de Mega Man. Suena como un masaje tailandés en un crucero de lujo, ¿eh? No me extraña: el sistema que se ha sacado de la manga Jasper Koning podría convertirse en un referente dentro de su género, el MOBA, que por su propia idiosincrasia parece muy necesitado de bocanadas de aire fresco cada cierto tiempo. Pero no le doy más vueltas, os explico: dos equipos de tres personajes con sus propias características diferenciadas se enfrentan en un escenario simétrico cerrado donde deben aniquilar la base del contrario, al otro lado de la pantalla. La igualdad de fuerzas inicial se va decantando hacia el equipo que mejor gestione la recogida de dinero (Solares) y que coordine con mayor efectividad su ataque y su defensa. En la base, una tienda nos ofrece a cambio de esos Solares aumentar atributos o adquirir ventajas nuevas en cada partida, de modo que es vital elegir bien en qué queremos progresar y hacerlo lo antes posible. Cada uno de los seis héroes iniciales que podemos elegir es muy distinto a los demás, no solo en su aspecto, también en su forma de moverse (tanto en velocidad como en salto, habiendo quien ejecute el típico doble salto o incluso quien directamente flote por los aires, como un cerebro con escafandra y capa llamado Voltar) y atacar, pudiendo adquirir hasta dos ataques especiales únicos de cada personaje. La experiencia que vayamos ganando en cada partida nos permitirá decidir qué ventajas y upgrades queremos en el stock de la tienda, y casi será obligatorio recordar: a) con quién nos tenemos que asociar; y b) en qué queremos convertirnos exactamente cuando tengamos la butxaca llena gracias a recolectar o matar. Divagar por el catálogo es dejar a nuestros dos compañeros solos ante el peligro. Y eso está muy feo, niños. Los escenarios, sencillos en apariencia, esconden toda una miríada de atajos secretos, puntos de invocación, muelles de salto y torretas que obstaculizan el paso, convirtiendo una batalla en un encarnizado coño de la Bernarda donde es fácil distraerse o errar. Se trata de un caos organizado en el que el jugador que ya lleva unas horas dándole sabe con exactitud qué, cómo y cuándo hacer lo que debe hacer. Y es que Awesomenauts requiere paciencia y mucho tesón. Tanto la primera partida de tutorial como las primeras online (ojocuidao: no tiene modo single player) pueden terminar destrozándole los nervios de más de uno, y no porque sea difícil de controlar o esté mal diseñado, todo lo contrario: su equilibrio está tan perfectamente medido que hace falta unas buenas sesiones de doma antes de empezar a ganar partidas. Se trata de uno de esos títulos que llegas a odiar durante bastante tiempo, hasta que finalmente algo hace click en tu cabeza y por fin abarcas lo que los americanos llaman la big picture. La versatilidad cuasi mareante que ofrecen las opciones de personalización, sus combinaciones y sus mejoras son un campo de pruebas para el novato, hasta que llega el momento de pararse a pensar exactamente qué cojones estamos haciendo después de haber sido vapuleados tres veces seguidas y que, está claro, subirse el daño y la vida como un loco no está funcionando. Aquí es cada uno el que debe encontrar su senda del éxito, pero media docena de patadas en el culo no os las va a quitar nadie. Y cuando al fin consigues domar a la bestia es cuando te das cuenta de hasta qué punto estabas haciendo el imbécil saltando por el escenario, huyendo, volviendo y disparando a los droides como un mongolo o atacando a personajes contra los que no tenías ni la más mínima posibilidad. Y aún peor: llega ese sentimiento tan familiar de imaginar lo sumamente idiota que debieron de considerarte tus compañeros. Porque la estupidez es un estado natural y, tanto con Awesomenauts como en la vida real, todos hemos estado ahí. Hemos quedado, pues, en que la obra de Koning es un brutal ejercicio de equilibrio absoluto y miles de variantes estratégicas sobre cuatro cañas muy bien puestas. Y quizá de ahí venga uno de sus peores defectos: ese equilibrio tan trabajado da al traste con cualquier atisbo de sorpresa. La imprevisibilidad de quién se va a llevar el gato al agua se desvanece con los primeros compases, cuando el equipo más avispado, o más experimentado o mejor coordinado toma la delantera. Así como en un juego de lucha el moribundo puede sacarse una patada loca que cambie el sino del encuentro, en el fútbol un gol en propia meta en un córner puede hacer que el que va perdiendo se venga arriba o en un FPS el arma o la clase adecuadas o un simple golpe de inspiración individual puede poner la partida patas arriba, en Awesomenauts el éxito parece improbable cuando el enemigo te tiene contra la pared. Y teniendo en cuenta que una partida puede durar entre 15 y 30 minutos, la lucha contra lo inevitable se vuelve muy frustrante. Su vocación de dibujos animados, sus personajes que reflejan estereotipos de épocas pretéritas y su enorme flexibilidad, ya no solo en la personalización, sino también en los modos de juego, permitiendo prácticamente cualquier combinación tanto en local como online o ambas a la vez, e incluyendo la tan añorada partida, son virtudes demasiado atractivas como para ignorar un juego como este. Máxime teniendo en cuenta que los MOBA no abundan precisamente en el mundo consolero, aunque Koning ha conseguido darle a Awesomenauts una pátina pseudoretro que le roba el corázon a cualquier hombre de bien. Si bien no es un título que entre fácilmente y cuya curva de dificultad no parece tan hecha con tiralíneas como su vertiente estratégica, vale la pena invertirle tiempo. No os dejéis engañar por esas pintas de niño consumidor habitual de demasiado azúcar, despeinado, gritón y con las rodillas raspadas de hacer el salvaje: el cabrón parece poseído por Napoleón Bonaparte. [8]
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Me puse con dos colegas haciendo equipo, jugando online. (Hemos hechado muchas horas a juegos como DOTA y League of Legends) Y las ganabamos todas, absolutamente todas. Es más, al final lo que buscábamos era superar el tiempo en el que terminabamos la partida. Nuestor record fué en 2:15 minutos, y casi todas las demás partidas rondaban entre 3-5 minutos.
Cualquier innovación (más o menos) en el ámbito online es bienvenida por mi parte.
Es el MNC o mas recientemente SMNC (Super monday combat ) en 2 d no? me molan estos hibridos!! ya cuando hicieron el monday combat que era un moba, fps ( imaginar un dota + tf2 ) lo flipe y le eche muchisimas horas!!
Le he dedicado un puñado de horas y me parece divertidísimo.
Eso sí, jugadlo con un compañero a pantalla dividida u online, que gana enteros.
Pero que focoforero está usted, Pinjed.
@el_jugador_medio
Ay, ¿por qué? El ojocuidao se me pegó de inmediato, si lo dices por eso.
Sí, por eso. Y bueno, porque casualmente hoy he visto un comentario suyo…
Pero oiga, sin problemas, ¿eh? Por mí encantado de seguir con ojoscuidao, cristo mal, y six seasons and a movie