Análisis de Baby Maker Extreme

Es una sorpresa estar echando un ojo a los juegos que nos ofrece el bazar indie de Xbox Live y de pronto encontrar una pequeña joya del calibre de Baby Maker Extreme. No es especialmente nuevo (ya nos habló, quién si no, Nae sobre él hace unos meses), pero nunca está de más una reseña. Poneos en situación: en el minuto, minuto y medio o como máximo dos minutos que puede durar una partida de Baby Maker Extreme, somos el médico, la madre, el bebé e incluso si me apuráis el padre que espera impaciente el nacimiento de su retoño. Una combinación delirante de sensaciones que se fusionan en una sola pieza de software, un tótem de programación y diseño que nos deja patidifusos y nos clava (como diría Jordi Costa) agujas de finísimo diamante en cada una de nuestras neuronas ((Como las que se me han clavado a mí esta mañana cuando, aún ojeroso y con los labios a punto de pegarse a la taza de café, he visto en el blog de Major Nelson que Baby Maker Extreme es el tercer juego indie más descargado de la semana. ¡Que la leyenda no muera!)). Pero, ¿qué es Baby Maker Extreme? Simplificando mucho, es una de las miles de variaciones de Yetisports que han surgido desde 2004, un juego de lanzar algo lo más lejos posible que incluye dos power ups (uno para impulsarnos hacia arriba y otro hacia abajo) que dan cierta variedad al desarrollo del juego. Lo que hace que sea extremo es el hecho de que lo que tenemos que conseguir llevar lo más lejos posible es un bebé recién nacido, un bebé parido con la fuerza de los mares y que no deja títere con cabeza en su camino imparable hacia el infinito. Eso simplificando mucho: yendo más allá, diríamos que es una pequeña joya del juego independiente porque, desde un planteamiento muy sencillo, consigue mantenernos pegados al mando más de lo que jamás podríamos haber imaginado. Un poco como Nanaca Crash, que mantuvo a medio planeta enganchado al ordenador con la consiguiente pérdida de horas de trabajo y estudio. (Al menos espero que llevara a medio mundo a eso, porque a mí desde luego me enganchó cosa mala y no me gustaría ser el único.) Y yendo más allá, es un ejercicio de humor finísimo donde todo es extremo y todo arranca una sincera carcajada de sincera felicidad. Poneos en la situación: con RT y LT controlamos la respiración de la madre, que nos prepara para luego pulsar enloquecidamente B para empujar, EMPUJA, EMPUJA, parece gritarnos la pantalla mientras pulsamos B para lanzar al pequeño hijo de perra lo más lejos posible. Y entonces, ¡POP!, el crío sale volando y tenemos que controlar con precisión germana su trayectoria para no chocarnos con los cientos de obstáculos que nos quieren joder la existencia desde el segundo 0 de nuestra vida: las máquinas del hospital, la gente que come, la secretaria, ¡oh, la secretaria, esa furcia!, más de un disgusto nos dará, y más de dos. Por suerte, algunos objetos están iluminados y nos prestan una ayuda imprescindible: el boost hacia arriba, totalmente indispensable, se recarga cuando chocamos contra uno de estos objetos iluminados, entre los que hay prótesis, cangrejos o doctores. Ahora coged todo este párrafo y envolvedlo en música metal facilona, humor por todos los lados y chistes en cada jodida palabra, y Baby Maker Extreme debería estar ante vuestros atónitos ojos. Baby Maker Extreme provoca lágrimas, lágrimas de risa ante el milagro de la vida representado de una forma tan irreverente. Cada centímetro del juego es puro humor, no talento ni buen hacer ni maestría, sino humor creado a partir de unas herramientas quizá no 100 % explotadas, pero sin duda muy bien aprovechadas. Vale 80 MS Points pero si sois tan hijos de puta tacaños que no queréis gastaros esa miseria en un juego, os propongo el siguiente experimento: comprad cinco botellas de whisky y tres de Coca-Cola; invitad a unos amigos a casa, máximo seis personas; servíos unas copas mientras se baja la demo (MUY IMPORTANTE: comprobad que tenéis al menos 80 puntos de saldo); id bebiendo mientras jugáis y os pasáis el mando, seguramente entre risas; seguid bebiendo hasta que alguien llegue al muro, que marca el final de la demo; seguid así, bebiendo y divirtiéndoos, hasta que a la mañana siguiente os levantéis con una resaca espantosa y sin saber qué ha pasado la noche anterior. Cuando miréis en la consola, 80 puntos habrán desaparecido pero tendréis Baby Maker Extreme en su versión completa. Felicidades. [10]