Es imposible hablar de Beacon Pines sin detenernos a examinar sus referentes. Dentro del mundo del videojuego, la propuesta Hiding Spot parece fijarse de forma especial en Night in the Woods, título con el que no solo comparte género y protagonistas antropomorfos sino la clara intención de examinar con lupa un pueblo pequeño cuya apariencia oculta los signos de podredumbre. Pero fuera del medio, su principal influencia puede encontrarse entre las páginas de Stephen King, a medio camino entre It y El cuerpo, el relato corto contenido en Las cuatro estaciones que acabaría dando lugar a la película Cuenta conmigo. En Beacon Pines la amistad infantil ocupa un espacio destacado entre los diferentes fenómenos inquietantes, resultando tanto una tabla de salvación como un lugar seguro al que siempre regresar. No es casualidad que sus escenas más memorables consigan pausar la acción para centrarse en lo importante que es acercarnos a los demás. Tampoco que la trama principal toque temas como la familia natural y aquellos familiares a los que hemos escogido nosotros. Hiding Spot entiende qué es lo que nos gusta en las ficciones que quiere referenciar, intenta ligarlas con arte y hay ocasiones en las que acierta mientras intenta no tropezar.
Beacon Pines empieza durante el primer día de las vacaciones de verano de Luka, un joven de solo 13 años que enfrenta tanto la muerte de su padre como la extraña desaparición de su madre. Desde el inicio entendemos que lo tétrico y lo extraño no solo forman parte de la premisa del juego sino que en todo momento se encuentran a flor de piel. Beacon Pines es un pueblo lleno de secretos y, como en Derry, los adultos están dispuestos a hacer cualquier cosa por ignorarlos por lo que solo los niños, con su curiosidad como guía y su imaginación como arma, podrán poner freno a sus desastrosas consecuencias. Y aquí nosotros, como jugadores, no solo tendremos que acompañarlos sino que seremos plenamente responsables de escribir su historia: con ayuda de un libro, una narradora y una serie de cartas con palabras que podremos encontrar gracias a la exploración del entorno y a nuestras interacciones con otros personajes, seremos capaces de componer distintas escenas que den lugar a nuevas ramas —en el sentido literal— de nuestro árbol de decisiones. Porque aquí, aunque sus personajes no sean conscientes de ello, las diferentes posibilidades, las historias que nunca llegarán a ser, tienen la capacidad de retroalimentarse, de darnos aquella palabra clave que necesitamos para salvar la situación y protegernos de todo lo que está por llegar.
A la hora de presentar la historia, los desarrolladores de Hiding Spot han tomado una serie de decisiones que buscan a la vez crear un fuerte contraste entre los diferentes elementos del juego, retroalimentando de la misma manera todo lo demás. Su precioso apartado visual, que nos recuerda a las ilustraciones de los cuentos infantiles, va de perlas para potenciar la jugabilidad de la escritura y el trabajo de la narración. Pero, por supuesto, este estilo choca frontalmente con la premisa oscura y las diferentes escenas inquietantes que tendremos que enfrentar. Puestos en la balanza los dos elementos que componen Beacon Pines: la inocencia y la oscuridad, sorprende que los creadores se hallan decantado por la primera para construir el tono y el apartado visual cuando lo habitual suele ser precisamente lo contrario. Esta decisión le da al juego un sabor muy especial que, aunque resulta sorprendente, también puede resultar demasiado especiado para aquellos jugadores que necesitan situarse rápidamente dentro de un mundo virtual. Esto, junto con su naturaleza eminentemente narrativa, hace de Beacon Pines un juego claramente pensado para jugadores pacientes, aquellos que no necesitan un estímulo constante y que no se sienten intimidados cuando una gran cantidad de texto y una decena de diálogos que nos invitan a parar y observar.
Sin embargo, y a pesar de que los diferentes elementos que componen Beacon Pines se calibran de una forma especialmente interesante, no podemos pasar por alto el poco provecho que extrae su diseño narrativo del hecho de que el jugador siempre tenga más información que los diferentes personajes. Resulta frustrante explorar una nueva rama en la narrativa sabiendo qué tipos de secretos se esconden en nuestra propia casa y no poder siquiera intentar desvelarlos. Aunque hay pasión y frescura en su historia, se echa de menos un poco de ingenio a la hora de construirla de forma que no sea tan evidente la manera en la que se nos dirige y controla a la hora de ir avanzando. Con una brocha bien gruesa podríamos decir que Beacon Pines acierta donde muchos otros juegos narrativos fallan. Pero, a la vez, tendríamos que añadir que el título se tropieza una y otra vez en las partes en donde es más sencillo acertar. Sin ser un juego complejo, la propuesta de Hiding Spot consigue ser estimulante. Presentar una historia conocida de una manera fresca y proponer un nuevo giro a la hora de jugar con historias ya definidas desde el principio hasta el final. No es perfecto pero quiere intentar hacer algo. Y esta ambición es algo que tenemos que valorar.
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Lo tengo descargado en la caja X para cuando tenga un rato y describes casi punto por punto lo que me imaginaba tanto para bien como para mal. Habrá que darle a ver qué sensaciones me deja.
¿Cuánto dura más o menos?
@martatrivi en el tercer párrafo se te ha colado un inminentemente en vez de eminentemente
@darkcooledge
Gracias por la corrección!
Yo lo he terminado en cuatro horas y poco
@martatrivi
Perfe, más o menos lo que imaginaba. Gracias!
(Y de nada!)
Tras escucharos hablar del juego no tenía sentido retrasar mucho más la lectura. Tiene sentido valorar la ambición y ese intento de ofrecer algo, sin duda. A base de buscar diferenciarse se consigue algo interesante, tarde o temprano.