Bajo la apariencia de una actualización más o menos grosera del equipo que hicieron Laurel y Hardy, el Gordo y el Flaco, entre los años veinte y los cincuenta, Bud Spencer y Terence Hill protagonizaron entre los sesenta y los noventa un combinación de ideas e influencias que se quedaron clavadas en el corazoncito de dos generaciones de niños. De hecho es una fórmula tan antigua y tan asimilada en el recuerdo que hace falta hacer un esfuerzo consciente para desglosarla y ponerla en contexto, pero en este caso la autopsia merece la pena. Enmarcados inicialmente en la parte más amable y menos esteta del spaghetti western, y con un Elli Wallach que hacía de pegamento humano para mantener algunos extravagantes dislates unidos al género, Bud y Terence (Carlo Pedersoli y Mario Girotti respectivamente) parieron la descendencia de la comedia física o slapstick que bebía de algo no tan clásico como era el cine de artes marciales. Las peleas eran igualmente coreografiadas y los adversarios eran a menudo los mismos bandoleros, pero las hostias tenían un sabor mucho más mediterráneo: rutinas universales como la patada en el culo o el pisotón se entremezclaron con las hostias a mano abierta, el porrazo vertical en la coronilla o los hipnóticos e irrepetibles combos con los que Terence Hill era capaz de abofetear a tres enemigos de una brazada, ida y vuelta, creando un efecto sonoro de doble bombo en la puta cara que aún hoy en día funciona como la primera vez. Los nuevos Laurel y Hardy habían sustituido al gordo pomposo y al flacucho anodino por un imponente y hosco barbudo de metro noventa y dos y un grácil rubio de ojos azules con un carácter a medio camino entre el pícaro y el galán peliculero de segunda fila.
Sus perfiles mucho menos refinados, su halo de tipos invencibles pero indiferentes a su propio poder y su capacidad creativa en el arte de la administrar violencia caricaturesca les convertía en una especie de parias atemporales que funcionaban igual de bien en el wild west que en una isla tropical virgen, de safari por África, o patrullando la Miami ochentera de la mafia y los trajes de colores. El éxito de Terence Hill y Bud Spencer fue internacional, pero especialmente duradero en Italia y España: es posible que los niños de aquella época encontrasen muy estimulante que dos antihéroes visiblemente misántropos diesen su merecido a los malos con un tipo de correctivos físicos alejados del misticismo oriental, algo con lo que incluso podían identificar en su día a día con más facilidad como las hostias de padre y los potajes de alubias. Dos elementos que ponen título, no por casualidad, al primer videojuego protagonizado por este duo mítico: Bud Spencer & Terence Hill – Slaps And Beans.
Esta época de nostalgia y reverencia al pasado que estamos viviendo, y que se ha convertido en un filón de mercado inagotable, también está sirviendo para ajustar cuentas con la historia. Es algo que no solo sucede en los videojuegos: tras décadas despreciando su cine barato de baja estofa, la Academia del Cine Italiano decidió en 2010 saldar su deuda con Carlo y Mario y otorgarles el premio David de Donatello honorífico que compensaba relativamente esa continuada negligencia académica. Que ahora un pequeño estudio de Bologna se haga un juego también debería entrar, creo, en la categoría de cosas que el mundo, la historia, la industria cultural, la sociedad le debía a Bud y Terence. Una fantasía, además, que nos rondó a todos por la cabeza en los tiempos de Final Fight, Streets of Rage y Double Dragon y que, quizá por haber estado más viva que nunca en aquellos años, ha tomado cuerpo en pleno 2018 con el aspecto de un «yo contra el barrio» eminentemente retro: 2D, lateral, pixelado y colorista.
Era difícil imaginarlo de otro modo, y de hecho con Slaps and Beans sucede que mientras uno está jugando no puede evitar cierta sensación de que estos tipos han hecho exactamente el tipo de juego que todo fan, como en una especie de mente colmena, había imaginado. Beat’em up clásico con dos personajes a elegir, aunque para no romper la magia la IA se encarga de controlar al descartado si solo hay un jugador, y características distintas para cada uno: Bud Spencer como el Haggar más lento pero que golpea más fuerte y resiste mejor los golpes, y Terence Hill como el Guy más rápido y ágil. El estilo de juego es similar en ambos casos, y difícilmente cambia la manera de afrontar las peleas el hecho de usar a uno u otro personaje, pero donde Slaps and Beans logra brilla de verdad es en las animaciones contextuales y las maniobras directamente sacadas de las películas que cuentan con su versión dentro del juego y están integradas con bastante fluidez: el pisotón de Terence (con el enemigo agarrándose el pie y saltando a la pata coja mientras se queja, una suerte de estado de aturdimiento pensado para rematarlo con otra somanta de hostias) y el salto de potro sobre la espalda del masilla; el clásico choque de dos cabezas, las bofetadas en la oreja y el glorioso puñetazo vertical de Bud; el combo de bofetadas simultáneas de Terence y las patadas a dos piernas apoyándose en barras de bar o maleteros de coche; la capacidad de Bud para coger enemigos inconscientes por la cintura del pantalón y llevar uno en cada brazos, como dos sacos de patatas que podemos usar a su vez para golpear con sus cuerpos a otros oponentes; y todo ello sin contar los sillazos y los jarrazos de cristal. Mi maniobra favorita es cuando un enemigo queda atrapado entre Bud y Terence y, al golpearlo, se desplaza de uno a otro personaje recibiendo leches como en un partido de ping-pong donde la pelota es un pobre desgraciado con malas compañías. El juego está plagado de este tipo de trucos y acrobacias, y guiños a los códigos personales de todas las películas del duo. En ese sentido, en el de la fidelidad y la atención al homenaje exhaustivo, no se le puede reprochar nada.
Tampoco visualmente se pueden negar méritos: su pixel art es lo suficientemente detallado y rico como para sintetizar las facciones de Bud y Terence, y cada mundo que visitamos (el juego divide los distintos universos en que se ambientaban las películas en niveles separados que tienen una hilo conductor narrativo tan gratuito y endeble como en las películas), y la variedad de enemigos es bastante amplia. Los escenarios están llenos de detalle y las animaciones van acorde con el resto, incluso en el cuasi obsesivo detalle que tiene el pixel art del nuevo siglo por reproducir la respiración rítmica de los personajes en estático de un modo un tanto exagerado.
A pesar de que Slaps and Beans trata de combinar el beat’em up con distintos minijuegos y micropuzles que se reparten por el juego para dar variedad al recorrido, el juego adolece del mismo defecto en el que caen la mayoría de los «yo contra el barrio» de nueva ola que rinden homenaje a los clásicos: un claro desconocimiento de los ritmos. Sucede muy a menudo en los últimos años: los desarrolladores nostálgicos del beat’em up reproducen los códigos formales del género y a veces incluso implementan ideas nuevas (como las acrobacias contextuales en este caso o el sistema de drenaje de droga con jeringa en Mother Russia Bleeds para darse un chute de salud reciclado), pero fallan a la hora de gestionar los tiempos, las oleadas de enemigos, su nivel de dificultad y el ritmo con el que se presentan para mantener un flujo satisfactorio de la experiencia. Así se lograba en otros tiempos superar el endémico rasgo repetitivo del género, pero al parecer esos patrones algo escondidos, esas técnicas secretas que dan sentido al conjunto no han calado todo lo que deberían en la generación actual de desarrolladores. Es algo que se nota jugando pero que, es cierto, resulta difícil discernir con claridad.
Por lo demás, Bud Spencer & Terence Hill – Slaps And Beans es un dignísimo homenaje a dos figuras de la historia del cine que pedían a gritos, desde hace décadas, una adaptación a nuestro medio. Ya no por una cuestión de justicia o de reparación, sino porque la traducción desde sus películas hasta la pantalla conectada a nuestras consolas y ordenadores prácticamente se hacía sola. Puede que sus problemas de ritmo y estructura (pensada para disfrutarse a sorbitos, nivel a nivel, escena a escena, a pesar de durar menos de cuatro horas) no le dejen avanzar tanto como podría, pero tampoco da la sensación de que Trinity Team, un equipo ensamblado ad hoc para este proyecto y financiado en Kickstarter, buscase algo ni remotamente parecido a un juego perfecto. La ambición no era, desde luego, algo que caracterizase ni a Bud y Terence, ni a sus personajes, ni a sus películas y ni siquiera, si me apuran, a su género. [6]
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
Me ha gustado mucho el tema visual, además de bonico, se han visto muchas animaciones para lo que es un juego de esta tipo. No es que me atraiga mucho el género, pero gusta que saquen cosas hechas con cariño (o que lo parezca).
@pinjed Que tal para jugarlo sólo? O es imprescindible el cooperativo? Y a nivel rejugabilidad, a parte del gustico de repartir estopa otra vez, tiene algo? Rollo coleccionables, o diferentes caminos, no se… Me apetece muchísimo, pero un poco caro de entrada.
Gran recuerdo de las pelis!!
Pues el juego lo tenía como ignorado, pero solo de ver el vídeo con el famoso tema del coro a capella ya me han entrado ganas XD.
@pinjed creo que voy a empezar a utilizar «hostias con sabor mediterráneo» como expresión habitual en mi día a día.
La de pelis de estos señores que me he tragado en los viajes con Alsa… Visualmente pinta chulo, lástima que no lo hayan redondeado.
Yo estoy ahí apurando a ver si alguien saca alguna edición física (y haciendo campaña en Twitter entre las publishers habituales de este tipo de productos, el único uso correcto de Twitter), pero bien sabe Dios que como eso no suceda pronto voy a tener que pasar por el aro digital. Es la única frontera que falta. Pedí este juego y existió. Pedí versión para consolas y aquí está. El Señor proveerá.
Hace unos meses alguien trajo el early acess de esto en una sesión de vicio emulado, y la verdad, en ese estado, no lo vi entretenido para jugar a dobles, demasiado texto y escenas constantemente, así que mi pregunta es, @pinjed , hay algún modo extra arcade sin nada de eso? desbloqueable? desde el inicio? No se qué ocurre en mi cabeza que cuando me pongo a jugar a juegos que se inspiran en otra época, no puedo tragar las cinemáticas, el Freedom Planet me daba todo el palazo hasta que decidí sudar de la trama y jugar solo una pantalla tras otra.
Esto desprende amor y hostias a mansalva.
@Pinjed ¡Al final lo has hecho! Si señor xD
Era necesario que @pinjed escribiera esto.
Éste caerá en algún Humble y lo usaré de lección de historia con mi hijo.
Después de pasarme el juego estoy de acuerdo con todos y cada uno de los puntos del análisis. Solo puedo añadir que como fan de la comedia de estos dos genios en mi caso pesó muchísimo más el amor que destila y lo encantador que es a nivel gráfico y sonoro que lo mal beat’em up que es.
Está claro que como juego es mediocre y se merece ese 6 que le pones. Solo me atrevo a añadir que como carta de amor a las películas es para darle la vuelta a ese 6 cascarle un 9 como una casa. Es un ejemplo perfecto de cómo un juego mediocre puede ser maravilloso si te toca la fibra. Y este roza el corazoncito de todos los que nos hemos criado con las películas de estos dos genios del humor.
He jugado a juegos de 9 que me han aburrido soberanamente y no me han gustado nada. Este voy a disfrutarlo como un niño y me la suda el número, porque es lo que es. ARTE.
Lo de no poder pedirle más al juego es lo único que le pedíamos. A ver si encuentro un hueco para jugarlo.
Y el tráiler es una obra maestra.
Desconocía completamente la existencia de este juego y por lo que dice Pinjed en su crítica, además del maravilloso trailer como bien apunta Pep, esto se merece una buena sentada a jugar en homenaje a mi infancia.
Yo lo jugué yo solo y lo disfruté como un enano. La IA del compañero hace un trabajo más que suficiente, y en cuanto vi que no iba a ser un buen beat’em up le bajé la dificultad al mínimo y ya no había problema si en algún momento la IA no daba más de si.
Coleccionables no, pero si quieres añadir horas al juego, los logros son muy interesantes y se ajustan también muy bien al tipo de películas de Bud y Terence, con un montón de guiños internos y de retos en los minijuegos (ganar la carrera del Dune Buggy marcha atrás, por ejemplo, es uno de los achievements).
Yo fui backer de este juego. A nivel visual o musical, así como concepto el juego me gustó mucho. Pero al menos la versión que nos pasaron a los backers al acabar el juego nivel jugable lo encontré muy flojo, y la IA llevando al otro personaje dejaba bastante que desear, quedándose incluso a veces atascada en sitios.
¿Comor? ¿No se llamaban Bud Spencer y Terence Hill? Joder, ahora me entero xDD
Me alegro que el juego haya salido suficientemente decente, es lo que se merecían. Caerá antes o después.
@elijah Pues a comprar se ha dicho!!! Gracias!
¡Di algo de la música, @pinjed, por el amor de Deus Ex!
A mi padre le encantaban sus películas. A mí ni fú ni fá.
Pero la verdad es que el juego pinta a ser un homenaje perfecto.