Recuerdo algunos detalles de la charla de Tetsuya Mizuguchi en la edición de 2005 de ArtFutura: el vídeo de una tribu africana bailando durante varios minutos, la foto de algún estudioso —barbudo en mi memoria— de la sinestesia y, sobre todo, la obsesión del creador de Space Channel 5 por definir Rez como «una espiral que va creciendo».
Me sentí, en un primer momento, decepcionado por una explicación superficial, más simpática que interesante, de su propia obra. No mucho más tarde, por suerte, caí en la cuenta de que su obra es la explicación, de que él habla, y así es como debe ser, a través de sus juegos. Por eso es una tontería intentar escribir lo que supone jugar a Child of Eden.
Secuela espiritual —mucho de lo uno y de lo otro— de Rez, el título de Q? Entertainment tiene como punto de partida un poema de 40 páginas ((Aprovecho para recomendar este artículo de Edge sobre la creación de este Child of Eden.)) y acaba por «contar» como un grupo de científicos intenta replicar a Lumi —sin comentarios—, la primera persona nacida en el espacio, en el mundo virtual de Eden. Nosotros debemos impedir que un inoportuno virus, probablemente introducido por los malditos rusos, mande el proyecto al garete.
Con Child of Eden todo queda en casa: la muchacha es también la cantante ficticia de Genki Rockets, el proyecto musical de Mizuguchi que presta presta la banda sonora al juego. Tal vez por eso se percibe íntimo de una forma casi extrema, pero agradable.
La mecánica típica del shooter sobre raíles vuelve ser la mejor forma de unir acción y ritmo, de marcar pequeños compases con cada grupo de disparos y de reconstruir canciones —con letra y todo, pero en muy pequeñas dosis; Heavenly Star, por ejemplo, empieza siendo irreconocible hasta el punto de que todo me acabó sonando más Rez de lo que esperaba— al purificar zonas y destrozar jefes finales. Es una sensación única y mucho más compleja de lo que aparenta, donde todo encaja a la perfección y la implicación acaba siendo brutal. Ese espiral va creciendo en cada uno de Archivos en los que se divide el juego para transmitir emociones cambiantes, de peor a mejor, con la pureza y la libertad como meta.
Se mantiene la posibilidad —necesidad, más bien, si vas a por una buena puntuación— de fijar varios objetivos antes de disparar el láser y se añade una suerte de ametralladora percusionista para eliminar proyectiles y que acaba beneficiando al diseño y la variedad de los enemigos.
Todo el asunto sinestésico estaría cojo sin una parte visual tan acertada como el resto. Más orgánico, colorido e intenso que su predecesor, Child of Eden se nota vivo y mantiene siempre la coherencia a pesar de su variedad. Matriz sirve de enganche con el título de United Game Artists, pero a partir de ahí el entorno se transforma —sin personaje visible por el paso a primera persona, el peso de la evolución está en lo que nos rodea— para llegar, por ejemplo, a los cielos azules y las plantas de Belleza, donde las balas suenan a burbuja cuando explotan. Precisamente porque las partes con un fondo informativo, como Pasión, funcionan de maravilla, la vuelta al negro infinito de la fase final, que además cae en el feo reciclaje de enemigos, es algo decepcionante. Más color y decorados más evidentes habrían servido seguramente para reforzar esa idea de salvación, de antes y después.
Con todo, el juego es lo bastante bonito como para que acepte, y no es algo que me guste, el uso de imagen real en varios momentos.
Si eres de los que quieren que pasen varios días antes de que aparezcan los títulos de crédito, huye y no mires atrás. Ya te darás cuenta de tu error, pero de momento sigue corriendo porque Child of Eden es verdaderamente corto a pesar del interesante modo supervivencia y de lo bien que entiende la rejugabilidad, el completismo, los marcadores y las galerías desbloqueables. Se equivoca, sin embargo, al intentar disimular esa brevedad con un sistema de estrellas que obliga a repetir fases para abrir las siguientes. El remedio acaba siendo peor que la enfermedad.
Utilizar Kinect para esa segunda vez es una buena idea, porque se consiguen más estrellas con menor porcentaje de purificación y porque la experiencia es ligeramente distinta. La buena respuesta de la retícula asegura un control gestual cómodo, aunque por el ligero retraso al disparar el láser múltiple y lo poco instantáneo del cambio a metralleta —con la mano izquierda—, el mando sigue siendo más preciso y por lo tanto útil cuando la cosa se complica. Sí hay que reconocerle a la cámara que potencia la sensación de «estar ahí» en algunos de los momentos más inspirados, como cuando en el primer boss apartas los cientos de pequeños cubos que tapan el núcleo que encierra parte de la consciencia de Lumi.
La ausencia de sorpresas en Child of Eden debe entenderse como algo positivo. Es justo lo que queríamos, el mismo experimento, menos único pero incluso mejor en los resultados. Conforme con su etiqueta de videojuego a pesar de sus evidentes ganas de trascenderla —sin caer en la pedantería—, este genial viaje se siente, se vive, y es lo bastante bueno como para que no nos importe que alguien tan polivalente como Mizuguchi se encasille. No hace falta que lo sea ahora ni que uses Kinect cuando lo hagas, pero pruébalo. [8]
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Lo probaremos cuando salga en PS3, que guardo muy buenos recuerdos de Rez. Correctísimo análisis, Pep, enhorabuena.
Aquí no doy bromas, toca seriedad. Hay que jugarlo porque es como estar en un sueño. Para los que no jugamos a Rez, ha sido toda una sorpresa.
Poco más que añadir a tan ilustre análisis, transformado además en un hermoso soneto. Y todo esto, estando resfriado.
¡Bravo Pep!
¿Qué tal la música en general? Me refiero tanto a si mola, como si encaja en la mecánica y el ritmo tan bien como en Rez.
Por cierto, veo que cinco personas han votado y la nota media de los usuarios ahora mismo es de 6. Espero que este nuevo sistema no se convierta en la misma mierda que pasa en Meristation.
Ganas de jugarlo en aumento. Por desgracia, voy a tener que esperar a que baje de precio para poder disfrutarlo porque, dada su brevedad, gastarme 40 o 50 leros es un lujo que no debería permitirme…
@sonikku: Me sorprende que con lo seguero que se te ve no hayas jugado a Rez. Estando a 800 MS points en el bazar , bajártelo debería ser tu nuevo imperativo moral. Go!
Qué cosa tan bonita! Recomiendo jugarlo con más gente para poder disfrutar tranquilamente de las imágenes y el sonido. Es hipnótico como él sólo y si te quedas embelesado con la gloria que se mueve en la pantalla te empiezan a caer ostias por todos lados xD
El modo superviviencia me dejó flipando (aunque no conseguí completarlo D: ) y las opciones de modificación del sonido, aunque parezca una chorrada, le dan otra dimensión jugable que lo hace aún más divertido.
Vamos, que mola mil.
Total, que deberia haber salido para XBLA y no a precio retail. Ya el Rez para ps2 me parecia caro cuando fue relanzado…
Esperando que en las Britanias bajen los precios para hacerme con él.
Tengo bastante curiosidad por probarlo
Aquí es donde me he llevado una pequeña decepción con Child Of Eden. Si bien la música acompaña bien, la selección de temas para mi es floja.
Nada que ver con el Techno de Ken Ishii o el Fear (Mind Killer) de Adam Freeland. En Child Of Eden vamos a escuchar temas muy tranceros de la mano de GENKI ROCKETS.
Personalmente el cambio ha sido a peor, pero es cuestión de gustos, supongo.
Un saludo
Ha sido culpa mía que toqueteando le he cascado un 1 sin querer, cagándome en la media.
Ummm…. ésto no va conmigo, pero aparcaré mi parte de viejuno cascarrabias y lo jugaré a ver qué me parece.
Impresionante, psicodélico, un caos con sentido.
@yggdrasil
No sé, tal vez fueron circunstancias de aquél momento por lo que se me pasó por alto. Tampoco sabía que estaba en el live
Ya sabes que siempre tengo en cuenta tus palabras, así que en cuanto pueda, cae. Thanks! ^3^