Antes de empezar a jugar, cuando miramos un título con los ojos entrecerrados esperando descubrir si es para nosotros, sólo podemos apoyarnos en las descripciones oficiales y nuestro conocimiento previo sobre sus referencias más explícitas. Formarnos una idea, y decidir finalmente si apretamos el botón adecuado para empezar una nueva partida, pasa por enfrentar nuestra experiencia (con títulos similares, con juegos del mismo estudio, con ficciones dentro del género) con lo que podemos intuir en los tráilers, presentaciones e imágenes oficiales. Es completamente normal acercarse a un juego con ciertas expectativas, y es habitual que las mismas nos acompañen durante toda la partida. Es también natural que nos sirvan de reflejo y apoyo a la hora de empezar a analizar su final. Para bien y para mal.
Chinatown Detective Agency se presenta como un point and click detectivesco cuyos neones y ambientación futurista nos remiten a esa intersección entre el noir y el ciberpunk. Este es un escenario que ya hemos visto antes, uno normalmente habitado por un atormentado protagonista que se siente ajeno a la sociedad y en el que la corrupción y la suciedad que impulsan el género negro sirven para denunciar el poder corporativo y la decadencia de la sociedad capitalista. Incluso su arte pixelado nos recuerda a otros noir en videojuegos, demostrando que General Interactive Co. no ha querido dejar nada al azar. Excepto una cosa, un pequeño as en la manga. Chinatown Detective Agency se ambienta en Singapur y está creado por un estudio formado por desarrolladores locales. Las referencias a la cultura popular singapurense son, al parecer, extensas y perfectamente apropiadas, contrastando con el acercamiento occidentalizado al país que presentan producciones como Crazy Rich Asians, la tercera temporada de Westworld, o la adaptación a la pantalla grande de Hitman. Problemáticas regionales, como la excesiva vigilancia gubernamental o las dificultades para garantizar el suministro de agua, forman parte importante de la trama, aportando sustancia y realismo al universo que quiere crear. Pero, sin embargo, algo falla. Todo se queda en humo y no hay espejos. Los casos de Amira Darma no cuentan con el diseño hipnótico del universo que los rodea.
Amira, la protagonista de Chinatown Detective Agency es una antigua policía internacional que ha decidido probar suerte por su cuenta. A diferencia de otras ficciones dentro del género de detectives, aquí no nos encontramos con un personaje traumatizado por su pasado o que mantenga diferencias notables con la forma de trabajar de las fuerzas del orden. Amira Darma sigue en contacto con sus antiguos compañeros, y es de esta relación de la que nacerán sus primeros casos. El primer misterio que debe enfrentar la agencia de detectives de Chinatown nos lleva a conocer a Rupert Zhu, intermediario para una misteriosa y multimillonaria asociación que ha sido recientemente traicionada. Y ya en este primer caso encontramos gran parte de las incoherencias que terminan por lastrar la experiencia final.
Aunque los personajes de Chinatown Detective Agency tienen bastante encanto y se alejan mucho de las típicas construcciones estereotipadas, su comportamiento y reacciones no tienen ningún sentido en el contexto de una ficción adulta. Rupert Zhu, por ejemplo, nos invita a encontrarnos a medianoche en el Jardín Botánico de la ciudad, un lugar apartado al que tenemos que acceder conectando los nodos de un torpe puzle que nos permite abrir la puerta. Pero Zhu no tiene ningún motivo para necesitar que nuestro encuentro se produzca en un lugar tan apartado, es él el que tiene ojos por toda la ciudad y el que más podría verse afectado si nuestra torpeza hiciera saltar la alarma. Y esto no se queda en Rupert Zhu, nuestra protagonista tampoco parece reaccionar con naturalidad a los hechos que la rodean. En la escena inmediatamente posterior a la de nuestro encuentro, y mientras está llevando a cabo una misión para esta organización poderosa, Amira no duda en contarle a una bibliotecaria todas sus deducciones o en hacerse pasar por una periodista para colarse en una fiesta… para la cuál ya tiene una invitación. Chinatown Detective Agency parece en algunos momentos un juego para niños en el que todo funciona con una lógica muy superficial. Precisamente mientras nos hacemos pasar por periodista, una importante política nos contará sus turbios planes para ganar dinero a costa del suministro de agua de la ciudad. Posteriormente esta misma mujer nos amenazará con «mandarnos a sus abogados» si se nos ocurre publicar algo relacionado con esa conversación. Pero la realidad es que los periodistas, más aún aquellos que desde el principio se han identificado como tales, no necesitan permiso para publicar un caso de corrupción, más aún cuando la propia culpable se lo ha detallado en primera persona. Y, sin embargo, incluso después de esta conversación, la política nos deja entrar libremente a su casa, a su estudio, donde guarda su ordenador.
Pero aunque este tipo de escritura gruesa, de soluciones fáciles para entregar información o para mantenerla oculta según lo que necesite el juego, lastra mucho la inmersión en Chinatown Detective Agency, su principal problema está en la jugabilidad. A pesar de ser un point and click, los escenarios del juego están muy limitados, por lo que el grueso de la interacción se reduce a resolver dos tipos de puzles muy distintos. El primero de ellos, el tipo de rompecabezas que hacemos en la propia interfaz, solo tiene como objetivo penalizarnos económicamente, de manera que sea más dificil superar la parte del título que corresponde a la gestión. En Chinatown Detective Agency tendremos que pagar mensualmente una serie de facturas, así como todos los gastos relacionados con la investigación. Es evidente que para compensar la generosidad de nuestros clientes, los desarrolladores se han visto obligados a añadir este tipo de puzles, cuyo fallo pasa por pagar una multa con la suficiente capacidad como para alterar radicalmente nuestras posibilidades. No obstante, los rompecabezas importantes, aquellos que hacen avanzar la trama, se resuelven «fuera» del juego, realizando toda serie de búsquedas a través de internet.
Algo que hay que tener en cuenta antes de decidirse por una versión del juego es que la experiencia en PC es totalmente diferente a la que encontramos en consola. Cuando jugamos en PC, Chinatown Detective Agency nos da la oportunidad de entrar a Google directamente con solo pulsar un botón. Sin embargo, la interfaz para consolas es diferente, y necesita que juguemos en todo momento con el móvil en la mano. Así, aunque la idea de «dejarnos investigar a nosotros con nuestras propias herramientas» queda bien sobre el papel, en la realidad se traduce en que la inmersión queda totalmente afectada por notificaciones, interacciones y distracciones no deseadas, que nos alejan de la acción. Además, el hecho de que usemos Google para resolver el 100% de los casos hace flaco favor a la construcción de Amira Darma como una investigadora capaz. En los primeros casos es dificil no pensar en por qué los clientes de la agencia no entienden las pistas y buscan en internet, tal y como hacemos nosotros a cada paso que damos. Posteriormente, y conforme el juego gana en dificultad, las pistas intentan hacerse más complejas sin llegar en ningún momento a conseguirlo realmente. Cuando la pista que nos da el juego es visual, el truco para resolver el puzle resulta tan sencillo como utilizar herramientas como Google Lens para encontrar los modelos usados por los desarrolladores (en el caso de los sellos, por poner un ejemplo, la imagen que encontramos en internet es idéntica a la del juego). Cuando trabajamos con descripciones, una mínima cultura visual es todo lo que necesitamos para entender qué civilización podemos relacionar con «dagas de piedra y penachos de águila» y a qué museo tendremos que dirigirnos para entregar «una figurilla de oro de una mujer con una aureola y cuernos».
Chinatown Detective Agency quiere ser una versión adulta de ¿Dónde se esconde Carmen Sandiego? construyéndose alrededor de una serie de misterios que nos llevarán a estar pendiente de los horarios de los aviones para viajar por todo el mundo. Pero el resultado es muy disonante. Aunque resolver acertijos con el móvil o usar una libreta para completar un código es divertido de forma puntual, el título falla en sus bases al no conseguir que nos interesemos por los casos o nos tomemos en serio las conspiraciones a las que apuntan sus personajes. Aunque este Singapur cercano pero futurista, rico pero miserable, es el escenario perfecto para un noir, el juego de General Interactive no hace nada con ello, dejándolo solo en un escenario más. Uno sitio bonito con personajes interesantes pero en el que no hay nada que podamos mirar.
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Estuve la noche que lo estrenaron jugando en la Xbox con el gamepass y me dio un bajonazo terrible. Me consuela no ser el único.
Me suena haberlo visto en algun video en Twitter y pensé que tenía buena pinta estéticamente, pero vista este análisis parece que todo se queda ahí. Una pena.
Ahora sólo nos queda esperar que los desarrolladores aprendan de este punto flaco y su proximo juego pueda aunar estética, ambientación y jugabilidad.