Desta: The Memories Between es un roguelike de estrategia por turnos hilado a través de una historia centrada en la ansiedad social. El personaje principal es une joven que tras verse obligade a volver durante unos días al pueblo en el que paso su infancia comenzará a tener una serie de sueños en los que, tanto metafórica como literalmente, tendrá que enfrentarse a todos aquellos a los que dejó atrás. En cada uno de los capítulos que componen las diferentes runs exploramos un conflicto concreto en el pasado de Desta intentando encontrar tanto una explicación a lo que pasó como una posible solución que nos ayude a superarlo. Para representar de forma alegórica la manera en la que trabajamos estos conflictos internos en nuestra psyche, el título propone una especie de juego de balón prisionero en un tablero conformado por casillas en el que tendremos que tener en cuenta los pases, los rebotes y el potencial de las distintas habilidades especiales a la hora de acabar con nuestros enemigos.

Aunque sencillo, el gameplay de Desta: The Memories Between consigue el valiosísimo logro de parecer relativamente profundo y lleno de posibilidades. El juego despega cuando empezamos a dominar el movimiento exclusivo de cada miembro de nuestro equipo, a utilizar a nuestro favor el rebote (lo que nos puede llevar a lanzamientos espectaculares que afectan a tres o cuatro enemigos si controlamos bien la fuerza) y a aprender las posibilidades de los diferentes objetos que podemos encontrar en cada run. Gracias a la opción de cambiar en cada escenario tanto las habilidades, como las mejoras y los acompañantes, podemos llegar a sentir fácilmente que dominamos capítulos concretos, transmitiéndonos en todo momento sensación de progresión. Por su parte, la historia destaca por su honestidad y por una serie de matices que demuestran el interés del equipo por explorar las aristas de la ansiedad social en lugar de, simplemente, recurrir a ella para darle al juego un tono más adulto. El primer capítulo, dedicado a la mejor amiga de la infancia de Desta, es un buen ejemplo de este enorme matiz de tonalidades que el juegos quiere alcanzar. En esta trama, y a misma vez que la amiga nos recrimina desaparecer durante años sin ni siquiera hacer una llamada, el monólogo interno de le protagonista oscila entre la culpabilidad por no llamar cuando, evidentemente, le han echado de menos, y el absoluto convencimiento de que sus amigos le odian y, por tanto, ha hecho bien en desaparecer. Aunque no todos los capítulos logran esta intensidad —los dos primeros y los dos últimos están especialmente cuidados— el juego parece ahondar en su tema de una forma mucho más personal y concienciada que otros títulos similares.

Pero a pesar de que tanto la historia como el gameplay en Desta: The Memories Between funcionan bien por separado, la combinación de ambos elementos genera fricciones durante el juego. Solo en uno de los capítulos, el dedicado a James, tiene sentido que nuestre protagonista se lie a pelotazos —lo venza con el objetivo de obligarlo a escucharle— como antesala de la resolución del conflicto. Con el resto de personajes la metáfora no termina de cuajar, especialmente porque el problema proviene de los propios miedos del personaje principal. Y aunque el juego se escuda en la fantasía —lo que presenciamos son solo sueños nerviosos— y el equipo de Ustwo se preocupa de representar a los personajes con un aura maligna antes de que los derrotemos (algo que podría indicarnos que no son ellos mismo sino una creación malévola de nuestro subconsciente) cuesta entender cómo ayuda a Desta derrotar a su antigua profesora de arte que confiaba en elle a pesar de su mala actitud o a un amigo bromista al que aún no ha confiando su identidad de género. El arco que Desta trata sobre encontrar la confianza suficiente para volver y el valor necesario para sobreponerse a sus miedos y mostrarse tal y como es. Sin embargo, el juego de balón prisionero sugiere agresividad, competitividad y sometimiento, estados emocionales que no definen a ninguno de los personajes. Por si fuera poco, a pesar de que nuestra interacción con los personajes intenta ser metafórica, la resolución final deja esto de lado para presentarse directamente en forma de diálogo, algo que, de nuevo, quita peso al gameplay con el balón.

Parece evidente, por la forma en la que la estructura cíclica del roguelike intenta casar con una narrativa lineal, que Hades es una de las principales referencias para el equipo de Ustwo. No obstante, la propuesta de Supergiant Games funciona porque el objetivo de Zagreo que pone en marcha cada run es independiente de todas las pequeñas historias que establecemos con el resto de personajes. Todas y cada una de las veces que intentamos escapar del inframundo pueden relacionarse de forma directa con los fracasos anteriores, de manera que aunque pasemos de nuevo por las misma etapas tengamos la sensación de estar avanzando en pos del objetivo final. Aquí, sin embargo, cada vez que iniciamos un nuevo sueño debemos volver a reconciliarnos con los amigos ya recuperados, trasladándonos la sensación de que noche tras noche aprendemos la misma lección sin que eso deje poso alguno en nuestra alma y sin la certeza de que todos estos sueños, que tal fácilmente olvidamos, vayan a servir de ayuda de cara al final.

Es llamativo como Desta: The Memories Between se boicotea a sí mismo de la misma forma que lo hace su protagonista. Su competente gameplay nos obliga a revivir una y otra vez los momentos emocionales de una historia que, con cada vuelta, nos parece más plana y menos sensible. A la vez, la cuidada narrativa hace que las acciones que ejecutamos en el juego sean tan incomprensibles como entretenidas, poniendo al jugador en un brete: ¿deberíamos disfrutar tanto aniquilando simbólicamente a los amigos que queremos recuperar?

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