Análisis de Dragon Ball Z: Battle of Z

No hubo lagrimilla, pero por poco. Y algún pelo sí se puso firme, qué diablos, mientras sonaba Cha-La Head-Cha-La en la introducción del juego. Es la canción que más veces he escuchado en mi vida, pero ese «na na na» sigue teniendo el mismo efecto mágico que el primer día. Por eso sé que no pido mucho, que soy así de facilón cuando están Goku y Gohan de por medio. Por eso sé que Dragon Ball: Battle of Z es poco menos que un desastre.

La ruleta de Namco Bandai ha querido que este año tocara probar suerte con Artdink y con un planteamiento basado en el cooperativo. Sigue siendo una propuesta de poca técnica y de mucha distancia, de volar constantemente para perseguir y escapar, que se preocupa muy poco por poner orden en batallas con hasta ocho jugadores. A los puñetazos, las patadas, los disparos de Ki y los Kamehame de toda la vida se un par de mecánicas, las que buscan esa colaboración entre aliados, tan simples como todo el sistema de combate: la posibilidad de pegar una paliza sincronizada si dos o más atacáis al mismo tiempo y, más importante, lo de lanzar al enemigo por los aires para que el equipo se lo vaya rulando; uno inicia el combo y los otros pueden alargarlo si pulsan el botón de golpe cuando aparece la indicación en pantalla.

Es un diseño limitado, automatizado y tremendamente repetitivo. El clásico de los cabezazos contra la pared que casi nunca encuentra dónde apoyarse; la cámara se aturulla cada vez que tiene una pared o un obstáculo cerca y no queda lo bastante claro qué ataques tienen prioridad sobre otros. Tampoco se consigue gran cosa con un sistema de clases que apenas maquilla el eterno problema de los 70 luchadores clónicos; unos son más de cuerpo a cuerpo, otros cargan su energía con disparos y los de apoyo tienen técnicas de curación, cierto, pero no da la cosa para mucha estrategia y la base sigue siendo demasiado parecida. Vamos, que si quieres a Vegeta, te pillas a Vegeta y ya.

La técnica definitiva es otra curiosidad con cierto potencial, por cómo pretende imitar ciertos momentos de la serie, que acaba en prácticamente nada.

Si rellenas el indicador de Genki, puedes lanzar uno de estos ataques con los que ganas directamente el combate. No es nada fácil: necesitas ser uno de los ocho personajes que tienen esta opción, tener equipada la carta de la Joya final y rezar para que tus compañeros distraigan a los enemigos durante un buen rato mientras recibes energía de jugadores de todo el mundo, pulsando B como un animal. Eso último, especialmente si juegas solo, suele ser mucho pedir.