En 2003, hace ya veinte años, se estrenó en cines Piratas del Caribe, una aventura colonial en mares repletos de piratas, navíos, ron, maldiciones y, sobre todo, una equilibrada presencia de acción y comedia, en ocasiones combinadas en una estupenda mezcla. Uno de los tres protagonistas de la película —y de la trilogía original; después Jack Sparrow navegó en solitario— era Will Turner, interpretado por un Orlando Bloom encumbrado tras recorrer la Tierra Media como Legolas. Will era un herrero que soñaba con ser héroe para poder así conquistar a su amada. Llegado el momento, le toca tratar de serlo para rescatarla, pero Elizabeth Swan era perfectamente capaz de rescatarse ella sola. Adalia de Volador también.
En Garde! es una aventura de acción liderada por una espadachina sobrada de carisma y habilidad con el metal. Adalia —¡de Volador!— es una protagonista idónea para el juego de Fireplace Games, tanto por el tono de la historia, distendido y con una serie de puntos realmente divertidos gracias al salero de Adalia, como por lo bien que se adecúa al enfoque maniqueo elegido. Una opción que, de vez en cuando, también se agradece; carece de sentido sobrecargar un relato breve con matices sin espacio para desarrollarse. En En Garde! está claro que el Conde-duque es un malo malísimo —oprime a su pueblo, censura la libre expresión artística, persigue el total dominio de todo territorio e incluso hace gestitos típicos de villano—, mientras que Adalia es una heroína íntegra que persigue devolverle al pueblo lo que es suyo.
Quizá esto de entregarle a la gente lo que un villano aristócrata les arrebató nos lleve a pensar en Robin Hood, pero Adalia de Volador va más allá, también busca recuperar la libertad previa al ascenso de tal tirano; su oposición al Conde-duque nace de la opresión que éste ejerce, por eso se encarga de frenar los intentos de censura artística, de boicotear sus planes y de herirle donde más le duele: en el bolsillo. Adalia y el Conde-duque son opuestos, pero es en el resto del elenco principal donde encontramos más matices que ayudan a conformar la rica identidad de la protagonista de En Garde!, un grupo de personajes secundarios a los que se enfrenta metafórica y literalmente: su hermano, escondido tras un antifaz y sin el arrojo y la claridad de ideas de Adalia; su antigua maestra, sin voluntad alguna, doblegada a los deseos del villano; o Zaida, otra gran espadachina que busca el bien… a su manera. Adalia consigue hacerlo todo mejor, algo que en otras historias podría resultar demasiado perfecto como para funcionar, pero en este relato breve es una decisión redonda y verosímil.
La historia de En Garde! está dividida en cuatro capítulos que, si bien funcionan como relatos autoconclusivos, componen una narración bien cohesionada y que engancha. El primero es una suerte de tutorial, bastante breve, pero muy completo. Los otros tres, si somos hábiles con la espada, se pueden superar en poco más de media hora cada uno. Eso sí: la duración depende de la dificultad elegida y de si perseguimos ciertos objetivos de cada nivel o la búsqueda de ciertos lugares secretos, como una bodega repleta del mejor vino en la lujosa y gigantesca villa del Conde-duque. Estos elementos favorecen la rejugabilidad tanto como la variedad que presentan los escenarios de cada capítulo: de una isla a una mansión, de escapar de una prisión a combatir en una plaza junto a una hoguera gigantesca. La exploración no tiene mucho espacio para brillar; nos topamos con un camino único, en ocasiones guiado por una sutil brisa o un farolillo con un brillo intenso, bien disimulado gracias a elementos lógicos de cada lugar. El plataformeo es todo lo sencillo que el juego de Fireplace requiere: demuestra que Adalia se mueve con gracilidad y supera cualquier obstáculo, como buena heroína, y contribuye a construir un ritmo estupendo, justo lo que demanda esta aventura. Son, en definitiva, secciones en las que coger aire para prepararnos para el plato fuerte de En Garde!: el combate.
Los enfrentamientos son la esencia del juego y, por suerte, funcionan de maravilla. Nada más iniciar el juego los desarrolladores nos recomiendan que utilicemos mando y creo que no hay mejor consejo para disfrutar de En Garde! en condiciones. Jugar con teclado y ratón es posible, pero resulta más enrevesado y a la larga termina por resultar algo molesto. Sin embargo, con un mando —el juego ofrece la opción de elegir entre uno de PlayStation o de Xbox, pero por si sirve de referencia el utilizado para este análisis ha sido uno de GameCube adaptado a Nintendo Switch— la experiencia es maravillosa. El abanico de movimientos a disposición de Adalia de Volador nos permite: esquivar, necesario para los ataques imposibles de parar, bien indicados por un tono rojizo; detener una estocada, lo que desbarajusta la guardia rival; atacar, una clásica pinchadita con regusto metálico; saltar, la verticalidad del escenario puede jugar a nuestro favor; dar una patada, ya sea a un enemigo o a cualquier objeto que podamos lanzar contra un soldado para que pierda el equilibrio; e interactuar con distintos objetos, desde cortar una cuerda para que una lámpara de araña nos ahorre parte del trabajo hasta lanzar una jarra a la cabeza del enemigo más cercano para ganar tiempo.
El combate de En Garde! está muy lejos de ser un simulador de esgrima. Es algo así como sacarse el carnet de conducir y memorizar a la perfección cómo funciona el loco arte que nos permite ir dentro de un coche a toda velocidad, para después darte cuenta que, si quieres conducir junto al resto de vehículos, conviene adaptarse a cómo conduce el resto y dejar un poco de lado el estilo más académico del manual. Adalia no puede valerse de un estilo reglamentario y honorable, sobre todo porque tiende a enfrentarse a situaciones claramente injustas en las que la pantalla está copada de enemigos con malas intenciones. Aunque suene peligroso, ¡es realmente divertido! Cuanto más abracemos el caos y dejemos de lado el honor, mejor. El juego nos invita a ello, a aprovechar el escenario a nuestro favor, a correr para tomar distancia, trepar para trazar una estrategia, derramar vino para crear una ventana de oportunidad y a utilizar todo elemento a nuestra disposición para alzarnos victoriosas.
No todo es caos, y de hecho aporrear botones a lo loco no te llevará muy lejos. En Garde! logra plantear situaciones que derivan en un tremendo guirigay en las que se generan pequeños paréntesis de control y precisión. El caos es una herramienta ideal para atomizar al grupo que persigue la cabeza de Adalia, pero después es necesario elegir la acción correcta para detener una estocada, debilitar la armadura rival, agotar a tu oponente o conseguir que sea vulnerable. Cada tipo de enemigo lleva un paso más allá el combate, de forma que cuando nos encontramos con ellos a montones ya sabemos qué toca hacer sin pensar. Los más complicados, dentro de los fulanos sin barrita de jefe final, son los soldados de élite. Para poder debilitarlos debemos detener o esquivar sus ataques como es debido, una esquiva cuando el ataque se puede contrarrestar llevará el enfrentamiento a la casilla de salida. Por eso cuando se juntan varios soldados de élite lo primero que debemos hacer es encontrar una forma de separarlos; una tarea relativamente compleja cuando un jefe final te persigue con ataques que no se pueden bloquear y un par de señoras granaderas no dejan de hacer que todo salte por los aires. De nuevo caos, ¡bendito y divertido caos!
Cuando se anunció En Garde! en el no-E3 —fue uno de los juegos destacados del Future Games Show Summer Showcase, y se pudo probar la demo—, hubo quien lo comparó con Sifu. Entiendo el punto, por poner el foco en el combate, por profundizar y pulir al máximo las posibilidades del mismo, pero En Garde! destaca con suficiente autonomía, sobre todo porque la historia y su tono van en una dirección completamente distinta. Quien busque mayores retos y la posibilidad de disfrutar de los entretenidos —y exigentes— combates sin mayor distracción, encontrará en el modo Arenas un rincón idóneo. En este modo hay handicaps y bonificadores para que podamos confeccionar un reto que no pierda fuelle tras un par de partidas. Una opción la mar de interesante para poder seguir disfrutando de lo más emocionante del juego y llevar al límite nuestra técnica.
Hablábamos de nuevo del tono tan divertido del juego de Fireplace y de ello también son responsables los traductores Jesús Valdivia y Alicia del Fresno. Pocas formas más idóneas de describir a Adalia que «cizañera», cuánto dice del Conde-duque que recurra a «réproba» para atacar a la espadachina tras su derrota, qué buena idea llamar «salerómetro» a la barra que nos permite ejecutar los ataques especiales de Adalia. También es fundamental destacar el trabajo de Clara Cantos, la actriz que da voz a Adalia: su inglés con acento español —y no sólo acento: también tiene muchas frases directamente en castellano— facilita el recuerdo de El Zorro o, por qué no, del Gato con botas; algo que desde el estudio seguro que tuvieron en cuenta, ya que el intrépido minino aparece en uno de los múltiples documentos que podemos encontrar a lo largo del juego.
Es cierto que estos personajes de Antonio Banderas —mucho bebe Puss in Boots de El Zorro de Banderas— ya forman parte del imaginario popular como esos maestros de esgrima que desafían a todo mal con media sonrisa y un buen comeback en el bolsillo, tan fieros con la espada como con la lengua, carismáticos y con gran corazón. El Zorro de hecho cuenta ya con más de un siglo a sus espaldas, sin duda uno de los grandes héroes de la ficción. No sé si Adalia de Volador llegará a cotas tan altas, pero si no lo hace no será porque carezca de mimbres para lograrlo. Quien juegue En Garde! seguro que no se olvida de su protagonista; un personaje rico y sobrado de corazón, con la inteligencia suficiente como para estar siempre un pasito por delante del resto —salvo si el amor se interpone en la corriente de pensamientos—, en definitiva, una heroína ideal para cualquier medio. Si el juego de Fireplace tuviera una adaptación en formato serie de dibujos animados, sería el primero en verla. Tampoco desentonaría en las páginas de un tebeo. Encaja por el tono distendido, por la diversión constante, por la sonrisa que esboza cada frase de un soldado derrotado o de una Adalia ocurrente, por cómo los personajes entran y salen de la historia, incluso esos villanos que, tras ser derrotados, regresan en el siguiente episodio en busca de más problemas. En Garde! es una propuesta fresca, una historia que va directa al grano y compone una más que entretenida aventura de acción de la mano de una protagonista carismática.
En Garde! precisamente representa todo lo bueno que encierra el concepto «juego de PS2», sobre el que otros críticos como Mateo Trapiello han incidido en más de una ocasión; pequeños soplos de aire fresco que oxigenan un panorama videolúdico con cierta tendencia al triple A enorme y espectacular. La cosa no está tan marrón, gris y verde como en los años de PS3, pero siguen agradeciéndose los juegos como este, sencillos, hechos con mimo y sentido del humor, contenidos y humildes; de la familia de los Jak, Daxter, Ratchet y Clank pero también de la del trío protagonista de Piratas del Caribe, una película que reproduje decenas de veces en mi PlayStation 2 cuando era un crío.
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Conocí este juego ayer mismo gracias al anuncio de Zequio (divertidísimo, vedlo) y ahora leo este muy buen análisis, pues tiene una pinta chulísima, sí, ya se me queda en el punto de mira.
@malleys
El anuncio es una maravilla, hacen cosas maravillosas esos dos. Muchas gracias por tus palabras.
¿Se sabe si tienen intención de sacarlo en consolas?
@darkcooledge
No he visto nada al respecto, pero sería muy buena noticia.
@zoro
Al final lo estoy jugando en el PC
@darkcooledge
¡Espero que te guste!
@zoro
Con sus peros, sí me ha gustado. Entra muy bien por los ojos 😀
@darkcooledge
Bien divertido.
Le tenía ganas y leyéndote todavía más, genial análisis. Me encantan este tipo de personajes que disfrutones. Hay pocos juegos del estilo, ojalá se hicieran más. La única pega es que no lo saquen en consolas, espero que no tarde mucho.
@wildcrab
¡Muchas gracias por tus palabras!