Análisis de FIFA 10

Pelé debutó (perdió la virginidad) con un pibe

— Maradona

Entre esta review y la que estás leyendo han pasado doce meses e infinidad de cosas. Hemos reído, hemos llorado, hemos sopesado la idea del suicidio al jugar a Terminator Salvation, y hemos salido de esa negrura existencial gracias a los brillantes guiones de Arrested Development. Yo he leído Fiebre en las Gradas, un libro estupendo de Nick Hornby que no puedo dejar de recomendar, y me he dado de bruces con una trágica revelación: estoy obsesionado con el fútbol. Por suerte mi condición es leve. Al menos no me exige ir al campo cada domingo y aguantar bajo la lluvia mientras presencio el empate más aburrido de la Historia. Y soy seguidor del Celta, así que tendría que hacerlo solo, rodeado de 33.000 asientos vacíos ((Gritar ‘¡Árbitro, hijo de puta!’ no es tan divertido si nadie te acompaña. Inténtenlo. Ahora mismo.)). Pero admito que estoy ligeramente preocupado. En mis marcadores hay no una ni dos, sino 36 webs futboleras que visito diariamente. Soy completamente incapaz de cambiar de canal si tropiezo con un partido televisado, sea el Hércules-Murcia de los sábados en la TVG o un Rennes-Nancy en Teledeporte. Y en mi último examen —que suspendí, por supuesto— me sorprendí pensando en lo muchísimo que odio al ‘Turu’ Flores ((Turu, dondequiera que estés, muérete un rato.)) mientras resolvía mal un ejercicio. Por ese mismo motivo el número de horas que le he echado a FIFA 09 está más cerca del gúgol que de las decenas. Tanto éste como los venerables Pros — < 2008 —han tenido el ¿honor? de ser mis juegos de cabecera, ésos que entran en el lector automáticamente cuando me atasco en otro. El que está instalado abarrotando el ridículo disco duro de la 360. Meses después, aún cuando la novedad del relevo se ha perdido, el idilio continúa. Sigue siendo un juego de 9, justo vencedor del combate por el título de mejor juego deportivo del año pasado. Como todo es mejorable, en cuanto me enteré de que la nueva entrega estaba a la venta corrí como Tom Cruise en cualquiera de sus películas a hacerme con uno. Nada de esperar a la versión review de EA y su correspondiente Omega de regalo; esto era un asunto serio.

Aquí ganaremos 3-0 y en Anfield les vamos a chorrear

— Vicente Boluda

Lo que encontré no me sorprendió. Quizá porque nuestra división de inteligencia ya nos había filtrado información sobre el juego en su más temprano estado de desarrollo ((La primera alfa de FIFA 10 llegó a Anait en 1986 en 18 disquetes.)), o quizá porque, como todo el mundo, he probado la demo. En cualquier caso dejemos claro desde el principio que FIFA 10 es mejor que FIFA 09, sólo faltaría, pero poco más que un pasito adelante. ¿Es eso algo malo que debería echar atrás a sus compradores? Desde luego que no, maldita sea. Creo que todo el mundo recuerda con cariño el Pro Evolution 4 y tiende a olvidarse que fue poco más que un 3 con las plantillas actualizadas, y ni siquiera demasiado bien. FIFA 09 se hizo mayor adaptando a la next-gen la filosofía de los juegos anteriores de Konami, mientras ésta se autoparodiaba. Por eso, ahora que le corresponde a EA llevar el género a nuevos y excitantes territorios, esperar un salto similar es una ingenuidad. Lo cierto es que estos primeros meses de reinado de EA Canada dejan hueco para la esperanza. Hay una cosa que PES nunca ha hecho durante sus años de reinado: cambiar la base de su sistema de control. Manejar a tus jugadores en 8 direcciones ha sido durante todos estos años una limitación que hemos asumido como natural. Tanto, que si hace un año alguien me hubiera preguntado por qué toleraba esa aberración en el s.XXI, ni siquiera habría entendido la pregunta. Así era como funcionaban los juegos de fútbol, y así seguirían haciéndolo siempre. Libres del corsé, capaces ahora de hacer correr a los jugadores en la dirección exacta que indicamos con el stick toca reflexionar sobre nuestro conformismo bovino. ¿Cómo hemos vivido sin esto? Años de esprintar en una diagonal de 45º hacia las manos del portero han sido eliminados de un plumazo, sustituidos por una navegación exactamente igual de sencilla, pero mucho más potente.

—De todas formas, han llegado a tal punto que lo que digan de mí me produce irrisión

— Iturralde González, con varias copas de más.

Parece un cambio menor, y conceptualmente lo es, pero su impacto en la jugabilidad es profundo. Tener más control sobre el movimiento implica tener más control sobre el balón, y algo de ventaja en el 1 contra 1. Escurrirte entre dos defensores es más sencillo que en FIFA 09, igual que lo es maniobrar buscando una buena posición de pase. Manejar a Xavi en la frontal del área y revolverte buscando el hueco mágico que lleva hasta las botas de Messi es una de las cosas más bellas que he tenido el placer de hacer con un mando en la mano. Los movimientos con el gatillo izquierdo son más efectivos y el timing menos exigente, lo cual es una noticia agridulce. Permite jugadas espectaculares, cierto, pero la satisfacción de clavar una roulette y dejar sentado a un rival es mayor cuanto más difícil sea hacerlo. Como en la vida real ((Nunca he hecho una roulette en la vida real, pero suelen hacérmela a cada minuto y créeme, no se emocionan tanto con la décimosexta.)). La otra gran novedad es el sistema de brega. Eso ya estaba realmente bien resuelto en FIFA 09, pero han insistido en perfeccionarlo para éste. Las luchas por el balón están logradas en lo visual y lo jugable, y tienen ese punto de aleatoriedad tan real. A veces da la sensación de que han puesto demasiado énfasis en estas acciones, quizá porque los comentaristas ingleses tienen mil formas de decir que x jugador se ha llevado el balón, y solamente una decena para describir los goles en las repeticiones. Pero a la hora de la verdad sientes que Drogba puede arrastrar a quien haga falta y Lass —¡Balón de Oro!— estará siempre ahí, en cualquier punto del campo, arrancándote el balón de entre los pies. Los jugadores más ágiles siguen siendo efectivos en lo suyo, por supuesto, el equilibrio es absoluto.

Ya es hora de que Messi se haga un hombre

— Maradona

Las novedades importantes en el simulador acaban ahí, pero se ha trabajado para arreglar los más latosos errores jugables de FIFA 09. Por ejemplo, que es más sencillo meter gol. Los porteros son menos hábiles que antes, lo cual suena mal dicho así pero es una bendición para aquellos que nos estrellábamos una y otra vez con paradas imposibles a bocajarro. Salvo catástrofe, un tiro dentro del área con poca oposición es un gol. Y a diferencia de su predecesor en éste sí es posible regatear al portero en el 1 contra 1, si bien no es demasiado fácil. Ninguno de estos cambios significa que vayamos a ver marcadores escandalosos, porque la IA de la defensa es simplemente sublime. Esperan atrás cuando deben, ocupan huecos y se anticipan, cometiendo muy pocos errores de bulto. Quizá presionan demasiado exponiéndose al regate, pero es un error perdonable y hace más ágiles los partidos. Que son, por cierto, más veloces que en el juego anterior o la misma demo. Más allá de la velocidad individual de algunos jugadores —Alves parece un guepardo, ahora que ha mejorado su coeficiente aerodinámico con la otoplastia— está esa presión instantánea que obliga a pasar rápido o intentar el desborde. Incluso el balón circula con más velocidad, especialmente en algunos disparos desde fuera del área. Para mí este tempo más frenético fue una pequeña decepción —me quedo con el tono más pausado, más de partido real, del anterior— pero sé que gustará a una enorme mayoría especialmente en los modos online, que tampoco son lo mío. La conclusión es que jugablemente hablando estamos ante un dignísimo sucesor. De hecho, ante el mejor juego de fútbol de la Historia. Esto es así, salvo que seas más de arcade y aún no hayas dejado de jugar al Sensible Soccer.

Me quiero ir del Madrid. Por suerte, el Chelsea me quiere

— Van Der Vaart

Técnicamente es una decepción absoluta. El juego sigue viéndose bien, pero cuesta distinguirlo del anterior. No hablo de modelos poligonales o iluminación, sino de lo que de verdad importa en un juego deportivo: las animaciones. Son prácticamente las mismas que el juego anterior, y las pocas que han añadido —generalmente para los encontrones o los disparos in extremis— son tan buenas que uno lamenta que no haya más. Por otro lado, en algunas situaciones, como partidos muy iluminados, se hace difícil distinguir los colores y todo parece lavado y sin contraste. En otros los jugadores parecen refulgir cuando corren por un trozo de césped bajo la sombra. Es posible que todo se deba a que juego en Super Low Definition en una tele cutre, y que esté metiendo la pata. Si esto fuera una redacción seria con Bravias y Aquos en cada cubículo no tendría ese problema, pero mira tú por donde, estoy en mi habitación vistiendo unos calzoncillos con la goma cedida y me resulta imposible comprobarlo. Triste pero cierto. Otra cosa que no puedo catar es la nueva Adidas Live Season ((Como ves no tenemos ningún problema a la hora de admitir nuestras limitaciones. La honestidad por encima de todo, excepto cuando choca con nuestros intereses económicos.)). Supuestamente es más completa y más interesante que la del año anterior, una pequeña decepción a la larga a pesar de lo mucho que me gustó en un primer momento. Las actualizaciones de plantillas y tácticas, eso sí, son ahora gratuitas. Lo cual quizá explique que Van der Vaart tenga ahora mismo una mayor media que Lass —¡Balón de Oro!—. Por lo demás, las valoraciones de los jugadores son terroríficamente buenas en general, con promesas como Suárez o Eden Hazard a buen nivel, o el estupendo Wolfsburgo de Dzeko, Grafite y Misimovic rindiendo a primer nivel. Un aplauso para ellos.

Para atender a lo coyuntural hay que tener muy bien definido lo estructural.

— Juanma Lillo

Los anuncios también prometían novedades en los modos de juego, como un Mánager rediseñado que bla, bla, bla bla. Ni caso. El contenido nuevo es superficial, y los aficionados al scouting seguimos condenados a comprar Football Managers a perpetuidad —dulce, dulce condena—. Lo mismo ocurre con el Be-A-Pro, aunque éste ya se merece un pequeño capón. Entiendo que es difícil dar con un criterio para valorar nuestra actuación en el campo, ya que al fin y al cabo ya es imposible encontrar un criterio más o menos generalizado para el fútbol real, pero no se han esforzado lo más mínimo en mejorar el del año pasado. De forma que te ves penalizado cuando, manejando a David Silva, no paras de recibir balones en largo a la cabeza. El canario es un jugador excepcional, pero todos entendemos que no tiene muchas oportunidades yendo al choque contra Yaya Touré. FIFA 10 no, y te castiga por ser bajito y buena persona. Partiendo de ahí ningún menú nuevo va a satisfacernos, aunque el contenido extra se agradezca igualmente, desde luego. La adición más llamativa es el modo Virtual Pro, en el que creas un alter ego virtual ((Expresión más manida en el mundo de los videojuegos, ever.)) con el que jugar en todos los modos que quieras, online incluido, con el fin de mejorar sus estadísticas con el fin de jugar más y mejor en todos los modos de juego con el fin de mejorar sus estadísticas para jugar más y mejor. Es como un JRPG pero divertido, y en el poco tiempo que lo he probado me ha dejado muy buen sabor de boca. Siendo, desde luego, un complemento prescindible que muchos no tocarán.

El hijo de puta este…

— Jesús Gil (a Caneda)

No me piques…

— Caneda (a Gil)

Una última sorpresa agradable: la versión de PS3 incluye todos o casi todos los idiomas del mundo con sus respectivos comentarios, de forma que siempre podemos amordazar a los cazurros de Manolo Lama y Paco González y sustituirlos por los elegantes Martin Tyler y Andy Gray sin ninguna descarga adicional, y manteniendo el idioma de los menús en castellano. No sé si esto es igual en Xbox 360 —péganos un grito en los comentarios si la tienes— pero que sepáis que nuestros corazones están con vosotros, jugadores de 360, si no es el caso. Hasta aquí todo lo que tengo que decir sobre FIFA 10. Es lo que todo el mundo suponía que sería, ni más ni menos. No han sorprendido, e incluso han decepcionado en ciertas áreas, pero es simplemente demasiado bueno como para tenérselo en cuenta. Por momentos uno está casi tentado de llamarles vagos, pero cae en la tentación del Partido Rápido una vez más y admite a regañadientes que, como los Mac, simplemente funciona. EA tendrá que traer más en el zurrón el próximo año, desde luego ((Un juego mejor o un soborno más cuantioso, ahí ya no nos metemos.)), pero eso es otra historia. Hoy, FIFA 10 roza la perfección.

I wouldn’t say I was the best manager in the business. But I was in the top one

— Brian Clough

Nota: 9