Follow the meaning
22 de noviembre de 2024
PC
HiKing Mind Studio / Second Maze
Los inicios suelen ser complicados. El principio de todo tiende a dejar entrever cómo será su devenir, sea más o menos titubeante ese primer paso. Pero, sobre todo, el comienzo de algo es definitivo, una vez pulsas el botón de publicar tu primera vez se vuelve tan real como invariable. Venga lo que venga después, tu primera creación será única, por lo que el vértigo antes de lanzar una ópera prima es difícil de igualar. En HiKing Mind Studio pueden respirar tranquilos, ya que si algo han conseguido es desarrollar un juego con personalidad, cierto encanto y multitud de elementos tan evocadores como confusos bien concentrados en un point and click de menos de una hora. Un juego capaz de zarandearnos de principio a fin.
«Tengo mi cabeza en las nubes, pese a mi miedo a las alturas»
El inicio de Follow the meaning nos lleva a aterrizar junto al detective Paul Trilby, el personaje principal al que controlaremos durante cerca de una hora, en función de lo hábiles que seamos en la resolución de una serie de puzzles. El bueno de Paul, un hombre callado, resolutivo y muy decidido a ir hasta el final de cada caso, se hallaba con la mente en las nubes en una pequeña isla cuando llegamos nosotros a hacer clic por aquí y por allá en busca de algo con lo que interactuar, algo como un buzón en el que encontraremos la carta que pone en marcha la trama.
El encargo es bastante simple, aunque está muy lejos de ser sencillo. Una persona que trabaja dentro de cierto hospital nos pide ayuda ya que parece que nadie más puede solucionar el turbio plan que está afectando a una localidad cercana. Tras superar un sencillo obstáculo, ideal para tener en cuenta que haremos bien en revisar bien cada rincón de la pantalla, remamos hasta la orilla más cercana —convenientemente la del lugar al que debíamos acudir, no es necesario complicarse en exceso— y comenzaremos a intentar entender qué demonios está sucediendo allí.
Para recorrer los distintos escenarios de Follow the meaning necesitaremos resolver una serie de entuertos que, al menos al principio, son bastante asequibles: un fulano tiene algo que necesitamos, pero para conseguirlo antes tendremos que hacer un par de cosas aparentemente no ligadas con él hasta obtener un objeto que nos permita resolver esa breve línea de investigación; un perro nos impide el acceso a una casa, pero si nos fijamos bien en el curioso —y atractivo— mundo en el que se mueve Paul Trilby igual descubrimos algo con lo que distraer al animal; un informante nos espera al otro lado del río, pero no encontramos forma de cruzar… y así un buen puñado de problemas que encuentran solución a los pocos minutos de ser planteados, por lo que en todo momento sentimos que progresamos de forma exitosa.
No obstante, hay algo extraño en este encargo. En Follow the meaning sobrevuela la sensación de que algo no acaba de hacer clic, un no sé qué capaz de hacernos fruncir el ceño y dudar de todo lo que vemos. Quizá no entendamos qué se está cociendo, pero su aroma es lo suficientemente atractivo como para que lo sigamos sin cesar. Estas extrañezas permean los puzzles que cada vez tienen un marco más particular, pero también ciertas rupturas de la propia realidad del juego, de las normas que damos por supuestas en todo entorno virtual bidimensional. Hablar de todo esto sin hacer spoilers es más intrincado de lo que parece, pero merece la pena para que quien se adentre en Follow the meaning se encuentre con estos salpicones de genialidad y se sorprenda como sus creadores pretendían.
«Si tienes miedo a la oscuridad, no cierres los ojos»
La estética de Follow the meaning es un motivo más que suficiente para querer probar el juego de HiKing Mind Studio, pero a este apartado visual convendría sumar lo refrescante que resulta ver cómo sus autores juegan a la hora de crear su primer videojuego, cómo no sienten miedo alguno a la hora de experimentar y ofrecer una sesión jugable tan particular. Además de esta frescura y de su interesante propuesta visual, en menos de una hora consiguen plantear una serie de cuestiones capaces de acompañarnos tras terminar la historia del detective Paul Trilby —si es que termina.
Existe una primera capa visible, una realidad palpable en la que una organización se erige como salvadora de su pueblo mientras aprovecha para coartar toda libertad de acción. El hospital de esta ciudad se encarga de eliminar al disidente, de borrar toda idea contraria al sistema establecido, además, han levantado un muro bajo el pretexto de proteger a sus ciudadanos, pero no es más que una forma de control y represión. ¿Y cómo conseguir que la población acepte estas medidas ya no sin queja, sino que mostrándose agradecida por ello? Construyendo una amenaza externa.
Follow the meaning nos muestra en sus primeros compases con qué facilidad se dibuja al diferente como un enemigo, como un monstruo que amenaza nuestra existencia. No ha ocurrido nada, pero si desde este hospital tan poderoso dicen que cierto tipo de humanos son un peligro, por algo será. La narrativa hegemónica cala. Y si alguien se atreve a ponerlo en duda, se le silencia. Una máquina de control perfecta. Tan inquietante como aterrador, ya que la población de esta ciudad está completamente alienada, tanto es así que —pequeño spoiler— cuando para resolver un puzzle ocultamos la luz solar todos asumen que ya es de noche, pese a que es imposible, y como cuando llega la noche es cuando salen los monstruos, el bueno del detective es leído como tal.
El final de Follow the meaning está a la altura de la construcción de esta investigación detectivesca tan particular —¿recordáis a algún detective que recurra a un tirachinas humano para superar a un vigilante? Ni Mortadelo y Filemón se atrevieron a tanto—. Tiene uno de esos giros capaces de hacernos insultar —desde la admiración y el respeto, uno de esas locuciones malsonantes que denotan admiración ante el que ha sido más listo que tú— a los creadores por guardarse tal as en la manga. Sobre todo porque no es algo incoherente, al revés, una vez repasas todo lo jugado puedes ver que, en el fondo, esa realidad siempre estuvo ahí. Es un golpe tan bien ejecutado que invita a rejugarlo con esta pieza de conocimiento en nuestro inventario, ya sea para confirmar lo que acabamos de descubrir o para encontrar a los ocho gatos perdidos de una de las vecinas, ¡una tarea más complicada que enfrentarse a este malvado hospital lavacerebros!
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