Un análisis de Goodbye Volcano High

EL MEJOR AÑO DE NUESTRAS VIDAS

KO_OP nos presenta un coming of age protagonizado por dinosaurios antropomórficos ante un momento decisivo para su vida; más de lo que podían imaginar al inicio de su último año en el instituto.

¡Atención! Hay spoilers.

Para hablar de Goodbye Volcano High es fundamental empezar por su protagonista, Fang. Todo orbita en torno a su figura, desde el punto más elemental, ya que la historia que recorremos a nivel jugable es la suya, hasta un enfoque casi literal que abordaremos más adelante. Es importante empezar por Fang porque por elle pasa todo. Es une cantautore, vocalista del grupo que forma junto a dos de sus amigues: Gusadrama —Worm Drama en la versión original—. Tras un último parón vacacional, Fang y sus amigues afrontan el último curso previo a la universidad, pero lo único que ocupa la mente de nuestre protagonista es apostarlo todo por su banda. Pero claro: no estaríamos ante una buena historia de instituto si todo fuera tan sencillo.

La premisa de la historia no necesita mayor complicación para funcionar; encuentra un atractivo magnético en los choques y complejos recovecos de las siempre intrincadas amistades adolescentes, más aún en un momento que percibimos como trascendental, capaz de marcar nuestra vida para siempre. Aquí, como jugadores, tenemos mucho que decir, ya que Fang tendrá en su mano optar por aquella opción de diálogo que ponga por delante las inquietudes de su interlocutor o las suyas. Y puede parecer sencillo, pero qué importa más, ¿que tu mejor amiga disfrute de su afición y quizá futura profesión o que renuncie a todo por ensayar más con la banda? ¿Poder componer una canción más o escuchar lo que tu hermano necesita sacar del pecho?

En mi caso opté por construir une Fang capaz de cuidar de los suyos y anteponer su bienestar en casi todas las ocasiones. Algo bastante difícil, porque el impulso de Fang por conseguir un bolo para Gusadrama es imparable. Da igual que sus padres —los únicos personajes que recurren al deadname de su hije en el juego— no vean con buenos ojos este camino o que todos sus compañeros estén ya eligiendo universidad; Fang está destinade a la música. 

Puede que no sea la situación más original del mundo, pero qué bien funciona que tu protagonista se juegue todo a una única carta, one shot, one opportunity. Fang necesita que Gusadrama pase el corte y dé inicio a un idílico cuento de la lechera: participar en una competición de bandas, conseguir un contrato, tener su primera gira por el país y, en definitiva, vivir de la música. La importancia que tiene este asunto para Fang se ve respaldada tanto por la parte jugable como por el trabajo extradiegético en la composición de la banda sonora de Goodbye Volcano High. De esto último se han encargado Dabu y Brigitte Naggar, vocalista en una serie de canciones que aguantan muy bien el tipo fuera del juego, capaces de emocionar como la primera vez incluso sin el apoyo de ciertas cinemáticas confeccionadas para sacarnos una lagrimita. 

Respecto a la parte jugable, las secciones musicales no suponen un gran reto en cuanto a dificultad, pero esto no supone un problema, no es un reto técnico que requiera una pericia bien trabajada lo que la historia de este juego demanda. En ocasiones sí aumenta la dificultad, asumiendo el fallo e integrándolo en la historia con Fang disculpándose por no tener aún terminado el tema que le estaba mostrando al resto de la banda, por ejemplo. Sin entrar en spoilers, esta parte de Goodbye Volcano High encuentra su brillantez en la recta final del juego, cuando la música se retroalimenta como nunca con el argumento y, sobre todo, cuando Fang cree más en sí misme y alza el vuelo.

He procurado bordear lo que sucede en el juego de KO_OP todo lo posible, pero como en toda visual novel que se precie la importancia de su historia es fundamental. Para no estropear la experiencia, podemos poner el foco en algo igual de esencial para que el conjunto funcione: sus personajes. Goodbye Volcano High consigue que nos involucremos con lo que le sucede a estos simpáticos dinosaurios antropomórficos a través de una caracterización verosímil de un grupo adolescente y con una decisión que hace de esta visual novel una propuesta bastante disruptiva. Esta idea no es mía, sino de una crítica cultural que igual os suena: Marta Trivi. Si bien es cierto que el juego cuenta con mucho texto, nunca llega a resultar excesivo o molesto, sobre todo porque en vez de ser texto como tal casi actúa más como acompañamiento, como los subtítulos de una serie. Justo ahí esta la decisión disruptiva para el género: en el doblaje. Cada personaje tiene una forma de hablar y, aunque parezca una tontería, que tengan voz propia es una forma idónea de que tengan voz. Ya no son personajes que aparecen en tu camino como jugador que controla al personaje principal, sino que exhiben una identidad difícil de ignorar. Cuesta mucho más ignorar las necesidades y deseos de personajes con los que creas un vínculo más fuerte y escuchar cómo su voz se entristece ante una de tus decisiones pesa mucho más que leer un texto a toda velocidad sin más.

Esta decisión está respaldada por una serie de detalles que aportan cierta textura al conjunto. Me explico. Cuando comenzamos una conversación asumimos que se producirá un intercambio y que, en algún momento, tendremos que escoger una opción de diálogo que tendrá efecto en nuestro interlocutor. Hasta ahí todo claro, ajustado al canon. El matiz que incluye Goodbye Volcano High es que el estado de ánimo de Fang influye en cómo se representan las frases que podemos escoger: un bocadillo tembloroso, otro resplandeciente, uno esquivo que opta por cambiar de posición, uno que requiere mucho más esfuerzo para lograr sacarlo de la garganta, aquel que opta por cambiar si no lo escogemos rápido o, incluso, ese que decide desaparecer para siempre. Una decisión que dota de más interés a cada elección y que también logra que Fang goce de mayor entidad como personaje, de alguna forma pensamos menos en las líneas de diálogo escritas por el estudio y más en ese dinosaurio adolescente al que queremos proteger de todo mal.

Según escribo estas líneas me percato de que Goodbye Volcano High está repleto de buenas decisiones. Pequeñas, sutiles, quizá no tan llamativas como para que todos los análisis las señalen, pero esenciales para que el conjunto resulte así de satisfactorio. Ninguna de estas decisiones se percibe como un pegote ajeno al conjunto, todo lo contrario, se incorpora junto al resto de elementos para empujar en una misma dirección. Me refiero a incluir una red social en el menú que representa nuestro teléfono móvil, donde vemos cómo de cercana es la relación de Fang con el resto de personajes —tiene mucho sentido optar por un sistema Fangcéntrico en el que el resto orbita a su alrededor, no por egocentrismo, sino porque de un vistazo entendemos lo cercana que es nuestra relación con el resto—; a proponer una escena en la que una nube de tuits domina la pantalla, todos ellos muy bien traducidos, tremendo trabajo de localización para que los memes sean igual de efectivos en el público español (en nuestro caso, claro); o a sorprender a mitad del juego con una refrescante partida de rol.

Detengámonos un momento en esa campaña rolera. Reed, batería del grupo, es un apasionado máster y se encarga de dirigir las partidas de rol para sus amigues en el garaje de su casa. Si prestamos atención a lo que nos dice durante el juego, sabremos que le hace mucha ilusión que formemos parte de su principal afición y vaya si merece la pena participar. Jugaremos más de una sesión en la que la toma de decisiones se vuelve más evidente y definitiva: elige un destino u otro, ataca o dialoga con este ser, perdona o no la vida de esta amenaza para la mera existencia… lo que viene a ser una partida de rol, vaya.  Lo interesante de estas sesiones es que están atravesadas por todo lo que está viviendo Fang fuera del mundo ficticio que ha construido Reed; para quienes juguemos con Fang de forma pasional y totalmente entregada, cada decisión en la partida de rol estará bañada por las relaciones externas, en lo que sintamos hacia el resto de jugadores: rabia hacia esa amiga que ya no te hace caso, celos hacia quien ocupa la mente de tu mejor amiga, cierta picaresca en forma de fichas —para ligar— o poco disimulados intentos de incluir al recién llegado tanto al grupo como a la partida.

Goodbye Volcano High no deja de ofrecer estímulos efectivos. Como si de una serie se tratara, cada capítulo sabe jugar con el ritmo para que cuando llega el golpe —impactos que a veces son un cálido abrazo, pero también pueden ser un gélido puñal— su efecto logre un impacto mayor. El tipo de giros argumentales, los temas que están en juego y la importancia trascendental de los problemas de Fang y su gente coinciden con los que podemos esperar de toda serie de adolescentes, al menos de toda serie de adolescentes bien hecha. Es necesario representar bien la experiencia de esta etapa repleta de cambios e incertidumbre con respeto, porque nada más rancio que un grupo de adultos minimizando y ridiculizando los dramas juveniles. No es el caso de KO_OP. El estudio canadiense ha logrado reflejar la intensidad de esta etapa, los choques debido a la fricción repentina entre los mejores amigos, la volatilidad de una conversación en cuestión de segundos… y también la maravillosa sensación que produce recibir un mensaje de esa persona.

En esta homogénea mezcla de sabores también tiene hueco el amor, ¿qué clase de historia adolescente sería si no hubiera espacio para los intereses románticos? En cierto momento, cuando todo parece desmoronarse en el mundo de Fang, alguien aparece en su vida a través de la mensajería instantánea. No sabemos quién está detrás, sólo que comparten clase, pero no importa —ni a nosotros ni a Fang—, ya que ese alguien está ahí, apoyando a Fang con su música, escuchando lo que tiene que decir y preocupándose por su bienestar. Con el paso del tiempo se nota cómo este apoyo evoluciona a algo más —iba a utilizar la palabra crush por mantener cierto tono juvenil— y esto propicia alguna de las escenas más lindas del juego. Aquí el doblaje pierde relevancia, pero la animación se encarga de mantener el pulso narrativo con la misma brillantez. Ver como se dibuja una sonrisa sincera en el rostro de Fang, cargada de ilusión pura, tras elegir mandar cierto emoji como respuesta nos demuestra que han representado a la perfección este tipo de conversaciones capaces de estremecernos, seamos adolescentes o no, el amor no entiende de edades.

El amor, romántico o en forma de amistad, es uno de los motores que impulsa Goodbye Volcano High. También el miedo y la incertidumbre, ya sea por no saber qué será de este grupo de adolescentes tras su último curso en el instituto o por no saber siquiera si habrá un futuro en el que vivir; no es un gran spoiler comentar que en determinado momento del juego se descubre que un meteorito puede impactar contra la Tierra . Recurrir al fin del mundo como posibilidad tan definitiva como probable para estos dinosaurios es otra buena decisión. Para Fang ya era una situación de todo o nada lograr que Gusadrama fuera un éxito, si su banda no lograba entrar en la industria musical, ¿qué iba a ser de elle? ¿Qué futuro tendría si ese era su único camino profesional? Que exista la posibilidad de que un cuerpo celeste impacte contra su planeta genera un giro evidente, muchos personajes se cuestionan sus decisiones, otros se lamentan de que nada de lo que han hecho vaya a servir para nada, pero lo más bonito es que sirve para que la mayoría ponga en valor lo que siempre han tenido. Cuando todo puede acabarse, las rencillas se olvidan y cada segundo con tus seres queridos merece la pena.

La recta final de Goodbye Volcano High es tremendamente satisfactoria. Todos los ríos narrativos que hayamos posibilitado con nuestras decisiones confluyen en un mismo punto, componiendo un cierre emocionante. Tras una noche dura, en la que parece que todo se nos escapa de las manos con nuestro grupo de amigues —Dinobanda, un nombre inmejorable—, Gusadrama da un concierto ante todo el instituto en un clímax memorable. Si bien es cierto que la rejugabilidad debe tenerse en cuenta, por algo cada personaje tiene una serie de escenas que desbloquear y para ello debemos tener una relación muy cercana con ellos, algo imposible de lograr en una única partida, en mi caso no voy a jugarlo de nuevo. No porque no quiera descubrir otras escenas que seguro que están igual de bien trabajadas que las que he podido vivir, sino porque ya he disfrutado de la que para mí es la historia de Fang. Me he creído tanto estos personajes que me costaría horrores rolear con ellos de otra forma. Mi Fang cuida de los suyos, tiene una relación excelente con su hermano y con su mejor amiga, se enamora de Naomi y, además,  abraza y comparte su talento.

No quisiera terminar sin destacar el excelente trabajo de traducción por parte de Ana Ávalos Reyes. La jerga juvenil y el lenguaje de internet en general están muy conseguidos, pero también el uso del lenguaje inclusivo, más presente y evidente que en la versión original. La utilización de los pronombres they/them está ahí desde la primera escena, con una pegatina en el cuarto de Fang, pero en castellano es necesario adaptar también otras palabras. En el juego este lenguaje inclusivo está perfecto en todos los diálogos, igual de bien que la adecuación de cada personaje a los pronombres elegidos por su interlocutor. El único caso en el que no sucede es evidentemente intencionado —con deadname incluido, aviso— y supone una parte importante de la historia de le protagonista.

El tiempo es un arma de doble filo. Adquirir experiencia y afrontar problemas más complejos nos puede hacer pensar que aquellas situaciones que en su día nos parecieron el fin del mundo, en realidad, no fueron para tanto. Pero es que sí lo fueron. Lo vivimos todos los veranos cuando la chavalada que roza la mayoría de edad se enfrenta a los exámenes previos a la universidad, para ellos el momento más importante de su vida, para quienes lo pasamos hace una década parece un mero trámite. Poder empatizar con su situación, entender su importancia, quizá requiera cierto esfuerzo, aunque en el fondo debería resultar sencillo, ya que es algo que hemos pasado. Con Goodbye Volcano High ocurre lo mismo: si hacemos el esfuerzo de empatizar con sus personajes y no dudamos de la dimensión de los problemas que afrontan, disfrutaremos de un juego tremendamente generoso, capaz de ofrecer una experiencia fabulosa.

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Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la universidad de lo de Cifuentes, Juan es una de las voces de NAT Moderada y ha colaborado en medios como BreakFast, Desayuno Continental y Cocinando Fandoms. Observador nato, le encantan los gatos y si algún día ves que te mira intensamente es porque quiere grabar un podcast contigo.

  1. pollomuerto

    El juego con el que más he conectado este año. Bueno, ya llevo conectado desde que lo enseñaron en 2020 así que he tenido tiempo para madurar la relación, al menos en mi cabeza, como admirador secreto de Fang y toda la panda.

    Uno de esos para recordar durante años. Sobre todo gracias al álbum que no parará de sonar nunca en mi reproductor.

    Viva el young adult drama 🙂

    1. JT'Salas

      @pollomuerto
      Es que vaya panda buena y qué música más disfrutable (evidentemente en bucle mientras escribía este texto).

  2. DarkCoolEdge

    aquellas situaciones que en su día nos parecieron el fin del mundo, en realidad, no fueron para tanto. Pero es que sí lo fueron

    A mí es que no me parecían así ni en aquella época, así que complicado que me lo parezcan veinte años después (sic). Lo cual no quita para que se pueda empatizar con ellos, claro. Aunque cueste con según qué «dramas».