Análisis de Guitar Hero World Tour

Yo de pequeño escuché el Johnny B. Goode y decidí que quería tocar la guitarra. Les di la tabarra a mis padres hasta que me compraron una guitarra, una muy mala pero que venía con un amplificador, y siendo yo un crío podéis imaginar lo feliz que me hizo. Entre el aprendizaje autodidacta y unas cuantas clases (más lo primero que lo segundo, en realidad), aprendí a tocar el Johnny B. Goode y algunas cuantas cosas más, pero cuando me di cuenta de que tocando la guitarra jamás llegaría a alcanzar mi auténtica meta en la vida (sexo desenfrenado con adolescentes borrachas y fama a escala global), dejé de esforzarme por mejorar. Ahora toco la guitarra si logro que mis amigas estén suficientemente borrachas cuando las invito a mi casa, para ver si consigo algo. Luego, mientras jugaba al Cluedo viendo una película en la que salía Bogart, decidí que sería redactor de AnaitGames. Unos años más tarde descubrí Guitar Hero. La dulce semilla del amor se abrió paso en mi peligrosamente estéril corazón.

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A estas alturas de la historia del ser humano, todos sabéis cómo funciona Guitar Hero: me ahorraré caricias y besuqueos e iré directo al grano. Lo que cualquier fan de Guitar Hero espera de la siguiente entrega es que sea bigger, better and more badass, y lo cierto es que en esta ocasión es más grande, moderadamente mejor pero no puedo decir que sea más macarra. La lista de canciones ha aumentado considerablemente (86 conté ayer, si no recuerdo mal), y también ha aumentado la variedad de estilos. Tenemos desde Metallica hasta Coldplay, desde Tokyo Hotel hasta Coldplay pasando por los Beastie Boys, 311 o Coldplay. ¿Quién se cree Chris Martin? Coldplay ni siquiera es un buen grupo. El problema del aumento de instrumentos, que ahora incluyen también bajo, batería y voz además de la guitarra, es que las canciones han de ser elegidas para que ninguno de los componentes del grupo se aburra tocando cuando hay cuatro jugadores involucrados en la partida. En Guitar Hero III, por ejemplo, con que la guitarra fuera cañerísima sobraba, pero ahora, y debido a esa necesidad de pensar en los cuatro jugadores que pueden participar al mismo tiempo, todos tienen que tener un papel en la partida. Y esto ha hecho que algunas cosas cambien en Guitar Hero World Tour. Para empezar, la dificultad. El problema de los Guitar Hero es que cuando te compras el primero tiene una rejugabilidad de 10: primero te lo pasas en fácil/medio para acostumbrarte tanto a la guitarra como a la propia jugabilidad, y de paso te aprendes las canciones; luego te lo pasas en difícil y finalmente, con el subidón, vas a por el nivel experto. El siguiente que compras ya te lo pasas directamente en difícil, con lo que el juego te dura la mitad. En este caso la dificultad ha bajado; es incluso más baja que en Guitar Hero Aerosmith. Hay canciones que en difícil se complican, pero no llegan a ser una Raining Blood, y desde luego no son Through the Fire and Flames. Esto es bueno si tienes amigos; me explico. Cuando juegan cuatro jugadores en modo grupo, si uno cae el resto del grupo cae con él. En estas ocasiones y a no ser que los cuatro seáis jugadores experimentados, que muchas veces no es el caso, se agradece no estar continuamente perdiendo, porque perder es lo último que necesitamos antes de salir de fiesta. Perder es para perdedores, y cuando vas al Razz sintiéndote un perdedor nada bueno puede pasar. La parte mala es que cuando juegas tú solo a veces quieres un reto, y eso únicamente está en el modo experto. Incluso difícil, y esto jamás pensé que podría decirlo, se queda corto. Todo esto hablando de la guitarra o el bajo (la voz depende de tus habilidades como cantante); con la batería la cosa cambia. Para cualquiera que no tenga experiencia con el instrumento (la batería, digo, no vuestro instrumento), será un reto bastante divertido aprender a coordinar brazos y piernas para hacer ritmos. Aquí sí que tendremos horas y horas de juego, porque pasarse la carrera con la batería en los niveles superiores es realmente difícil: en experto, tocar las canciones en Guitar Hero es tocarlas como lo hicieron los baterías en el estudio. Como comentario final, aporrear la batería de plástico con dos palos es muy divertido.

I bet you look good on the dancefloor

Ya hemos hablado de cómo se tocan, pero, ¿cómo son? La nueva guitarra es más grande, más cómoda de tocar, mejor diseñada en general. Al tocar con la nueva Strato genérica de World Tour y luego volver a las anteriores, te das cuenta de que hay un avance bastante importante a nivel de construcción de la guitarra. Además, tenemos la parte táctil que mola bastante en algunas partes en las que puedes hacer tapping o imitar una especie de slide, además de hacer un efecto wah frotándolo en las notas largas. La palanca de trémolo es más grande y tiene más recorrido, es más suave; en fin, que es mucho mejor. La batería es una de las sorpresas más agradables del juego. Robusta, inalámbrica, bonita, y con parches de goma para no tener que sufrir el sonido del plástico siendo aguantado; es cómoda de tocar y la colocación de sus elementos imita bastante bien, salvando las diferencias de tamaño, la de una batería real. Es una gozada tocarla. El micro a diferencia del resto de instrumentos no es inalámbrico, y hasta donde he cantado funciona bien. Es, básicamente, un micrófono bastante pro que se conecta por USB a la consola. Nada que objetar sobre los instrumentos. Guitar Hero World Tour deja un poco atrás el humor de las anteriores entregas para ir más directamente a lo que importa: tocar. Ya no hay vídeos de tono humorístico antes de cada set de canciones, y no tocamos las canciones una a una hasta desbloquear el siguiente grupo, sino que tenemos unos cuantos grupos de canciones y tenemos que tocarlas seguidas, como si fuera un auténtico concierto. Cuando terminamos un concierto se desbloquea otro, y así siempre tendremos más de un concierto disponible en caso de que nos atasquemos en uno (improbable) o no nos gusten las canciones (probable en aquellos casos en los que la primera canción sea la de Coldplay). Por lo demás, tenemos los modos de partida rápida y los diferentes modos multijugador que tanta diversión dan. Como novedad importante, el estudio de música es de lo mejorcito que podían haber incluido. Un editor de canciones muy potente, en el que podremos elegir entre muchísimos tipos de sonidos de guitarra, bajo o batería para componer nuestras propias canciones y compartirlas con los demás. Por si fuera poco, podemos bajar las canciones que hagan otras personas, con lo que el número de canciones (gratuitas pero en su mayoría cutres, no nos engañemos) es tan grande como los usuarios quieran. También podemos usar el estudio como modo freestyle, que con la batería es MUY divertido.

Definitely maybe

A estas alturas todos nos preguntamos lo mismo: ¿por qué, Chris Martin? ¿Por qué te crees la resurrección de John Lennon, si Coldplay es un coñazo de grupo? Pero como Chris Martin jamás leerá esto (a no ser que se busque a sí mismo en Google, cosa más que probable, por cierto), responderemos a otra: ¿merece la pena Guitar Hero World Tour? Sí, la merece. Es un muy buen juego. Divertido, largo, tan rejugable como tú quieras, con unas opciones multijugador amplias. Lo que no es, eso sí, es una continuación de los retos de Guitar Hero III. Es más fácil y más abierto a todo tipo de jugadores, tanto por lo cuidadas que están las opciones multijugador para amoldarse a cualquier tipo de jugador (incluso con cierto toque de party game) como por la variedad de canciones, más popero y desde luego sin Slayer en su tracklist. Esto, por supuesto, puede subsanarse vía descarga de contenido, solución que a muchos no agradará pero que desde luego tiene su público (yo ya tengo el pack de los Killers, no pude resistirme). En definitiva, es una buena opción tanto si eres jugador habitual de Guitar Hero y quieres 86 canciones más como si quieres acercarte por primera vez a la serie. No esperen, viejos conocidos del guitarreo de cinco teclas, algo tan infamemente difícil como la tercera parte, pero desde luego Guitar Hero World Tour es un gran juego al que estaréis jugando decenas, cientos de horas. Se echa en falta algo de gamberrismo, algunos logros más cachondos, pero si tenemos quejarnos de algo aquí es de Coldplay, desde luego no de no divertirnos jugando. Nota: 8