A finales de agosto, durante la celebración de la Gamescom 2023, se emitió un Future Game Show cargado de anuncios. Puede que no sea el evento digital con más fama, pero ya que en verano fue el lugar en el que muchos conocimos En Garde! no quise perderme esta cita. Casualmente, me topé con otro juego francés que llamó mi atención: It’s a Wrap! de Chanko Studios. Cuando vi que era un juego de puzzles en el que encarnamos al director de una película, teniendo potestad para diseñar cada secuencia, consiguieron despertar mi curiosidad; al descubrir que además controlamos al actor principal que debe realizar todas las set pieces lograron mi atención. La propuesta jugable con la que me topé fue genuinamente entretenida y, gracias a su planteamiento base, bastante refrescante.
El bigotudo actor principal, una suerte de Mario de un universo alternativo, tiene como objetivo protagonizar tres largometrajes con evidente aroma ochentero; son evidentes las referencias a Indiana Jones, a ciertas aventuras espaciales o a esos héroes que permanecen imperturbables mientras todo explota a su espalda. Cada nivel de It’s a Wrap! corresponde con la escena de una película, una secuencia ya establecida en el guion —nos sirve de punto de partida y, en ocasiones, contiene ciertas pistas de cara a la resolución del rompecabezas— que debemos completar para que el rodaje prosiga. Para que todo suceda como debe, es necesario que seamos hábiles tanto con la parte de plataformas que plantea la escena como en la elaboración de la misma.
Expliquemos esto con algo más de detenimiento. Antes de poder comenzar a brincar por el mapa, antes de controlar al protagonista y que comience la grabación, es necesario colocar todo en su sitio. It’s a Wrap! nos invita a ponernos en la piel del director de la película y componer a nuestro gusto cada secuencia. Para ello, disponemos de una línea de tiempo en la parte inferior de la pantalla, similar a la que ofrecen los programas de edición de vídeo. De forma bastante intuitiva, tanto con mando como con ratón, podemos escoger la posición de cada elemento variable, afectando al momento en el que entrará en juego y posibilitando —o no— la resolución de cada nivel. Por ejemplo, en los primeros compases del juego tenemos que lanzarnos en un bote colina abajo, saltar un barranco, esquivar una inmensa bola de nieve y escalar hasta la bandera que marca el final de la escena. Encontrar la posición exacta para cada uno de los elementos permitirá que, si no la pifiamos, la resolución de esta escena de acción sea viable.
Justo ahí está el punto de interés del juego de Chanko Studios, en devanarse los sesos en busca de la solución de cada rompecabezas, para después dejar atrás la cómoda posición de poder que nos permite jugar con el tiempo y encarnar a este pobre actor que bien podría tener un doble de acción para ciertas escenas. En el nivel antes mencionado, por no revelar la resolución de otros, tenemos que sincronizar un salto con la caída de la bola de nieve, de tal forma que encontremos el único hueco posible para evitar una caída dolorosa o el aplastamiento. El tiempo está muy bien medido, cada segundo de rodaje tiene un coste elevado, pero en It’s a Wrap! podemos repetir y repetir hasta encontrar la solución. Eso sí, no es necesario iniciar una nueva toma para ver cómo afectan los cambios que realicemos en el nivel, ya que al movernos por la línea de tiempo podemos previsualizar cómo será la escena.
Suena más complejo de lo que es en realidad. Al final consiste en entender bien qué nos pide cada nivel y descubrir en qué momento debe suceder cada cosa para que después podamos grabar con éxito la secuencia. Entender cómo se juega es sencillo, pero It’s a Wrap! es ligeramente más complicado de lo que puede parecer. Los puzzles están muy bien medidos y no llegan a ser frustrantes, pero al tener esa capa extra de jugabilidad a veces se tornan más complejos por el mero hecho de no encontrar el punto exacto en el que saltar a esta o aquella plataforma. Tras la primera hora de juego, con todo asimilado, sucede menos pese a que la dificultad aumenta, pero al principio cuesta tener en cuenta el plataformeo desde la posición de director.
Me voy a permitir hablar de otro de los niveles iniciales para ilustrar esta idea. En la primera película, protagonizada por un personaje para nada inspirado en Indiana Jones, hay un nivel en el que tenemos que esquivar unos pedruscos que caen del techo, superar un río de lava gracias a unas plataformas que caen convenientemente hacia delante y, cuando todo parece solucionado, correr delante de una roca inmensa. La tarea parece sencilla, colocamos cada elemento en su sitio para que después sea posible saltar de plataforma en plataforma sin perecer en el intento y procedemos a rodar la secuencia; silencio en plató, todos en sus marcas, claqueta y ¡acción! Corremos hacia la lava, saltamos en el momento exacto, nos dirigimos hacia la meta y… la roca nos aplasta. La solución es sencilla si prestamos atención, pero la clave de este nivel es que nos enseña a que el trabajo previo de confección del nivel es esencial, pero no lo es todo.
It’s a Wrap! es un constante homenaje al cine, por su ambientación, por la temática, por los guiños a ciertas películas y, sobre todo, por sus personajes. Además de los actores, las cinemáticas entre niveles cuentan con el resto del equipo, todos esos puestos fundamentales para cualquier producción que tienden a ser invisibilizados y olvidados cuando hablamos de cine. Es lógico pensar en los rostros que copan el cartel, pero poner en valor al resto es un buen gesto. Precisamente por eso, resulta bastante enternecedor el momento en el que nos percatamos de que, en realidad, también formamos parte de ese equipo. Aunque la premisa sea que encarnamos al director de la película, a efectos prácticos es más lógico sentirnos como el montador —aún más invisibilizado si cabe—, cómodamente sentados ante un Premiere, un AVID o un Windows Movie Maker, disfrutando del poder que nos concede la línea temporal para elegir cómo se desarrolla la secuencia.
Pese a que cada una de las tres películas ofrece pocos niveles, son más que suficientes dado el desafío que suponen y el tiempo que emplearemos para poder superarlos. Depende de la pericia de cada uno, pero no es nada peregrino asumir que son necesarias un par de horas por película para quienes no seamos avezados solucionadores de puzzles. Ya cuando apareció en la Gamescom contaba con una demo y sigue disponible en Steam, una buena forma de comprobar cómo se juega. Tanto la versión de prueba como el título definitivo cuentan con textos en castellano y una traducción bastante fina; no todos los días lees a alguien que recurre a palabras como «filisteos» para insultar a aquellos que están en contra de la innovación artística.
Las dos vertientes de It’s a Wrap! se compenetran a la perfección. Jugar a ser Dios al diseñar con meticulosidad cada parte del intrincado puzle está bien, sin duda, pero se quedaría cojo si después el personaje avanzara solo por el nivel. Que después podamos recorrer nuestra creación, que debamos superar todos los obstáculos y que nuestra habilidad sea clave para que todo funcione hace que cada una de las escenas rodadas tenga mayor impacto, que, en definitiva, generen una emoción más potente tanto durante el proceso como en su conclusión. La creación y la resolución, la prueba y el error, el vínculo de todo lo que sucede en pantalla con un teórico rodaje en el que todo falla porque nuestro protagonista no ha llegado a tiempo a la marca, en definitiva, una propuesta muy divertida que nos invita a jugar en un sentido muy amplio mientras se permite homenajear a todos aquellos que posibilitan que las películas existan más allá del director.
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Ojo cuidao que no pinta nada mal!
Con descuento cae fijo.
Otro que me apunto en la wishlist, junto al En garde!
Vaya jueguitos cortos e interesantes nos traes, Juan.