El mejor guiño a la vieja Rare en Kinect Sports Rivals, tal vez el único, desaparece aquí por culpa de otra traducción poco afortunada: Keen Lob, el logro que se desbloquea puntuando con un globo en un partido de tenis, es para nosotros Ejecuta globos con la derecha.
Igual nos han hecho un favor. Aquello fue bonito mientras duró, pero no tiene sentido acordarse de un subfusil en GoldenEye durante otra sesión de raquetazos gestuales. Al estudio de Twycross hay que pedirle hoy lo mismo que a la mayoría: que nos hagan pasar un buen rato y gracias.
A este nuevo grupo de minijuegos le resulta un poco más fácil gracias a la cámara de Xbox One. Igual por eso, para que veamos el antes y el después, tres de los seis deportes se repescan de los Kinect Sports para 360: a las pruebas de tenis, fútbol y bolos se suman ahora las motos de agua, la escalada y el tiro al blanco. Es una selección muy irregular, con alguna sorpresa agradable y varias decisiones incomprensibles; el reconocimiento de nuestros movimientos suele ser correcto y hay menos lag, pero esa mejoría no basta para esconder importantes errores de diseño.
Kinect Sports Rivals le echa ganas a nivel de presentación. Los Avatares dejan paso a personajes más detallados, con un puntito de Pixar realmente simpático, y se le añade contexto a la competición: todas las pruebas tienen lugar en una isla paradisíaca —siempre bonita, a veces espectacular, pero casi nunca bien aprovechada— y en el breve modo historia se te rifan los tres equipos que mandan por ahí. Acabar fichando por la Legión Águila, la Red Víbora o el Clan Lobo no tiene importancia, digan lo que digan sus representantes; son personajes pesados y tontorrones, posiblemente basados en los de Dance Central, que quedan lejos de llegar a ser los típicos esteriotipos graciosetes.
Pero aquí la estrella es el doble virtual del jugador, faltaría más, que Kinect escanea y reconstruye nada más empezar. Es un proceso curioso y bien planteado, que llega a sorprender cuando la jugada le sale bien; queda clara esa intención de vender la cámara como algo casi mágico cuando te pide, solo si detecta que llevas gafas, que te las quites un momentín. Después va a lo seguro, para evitar herir sensibilidades, al preguntar por tu sexo y hacerte escoger entre niño y adulto. Quedé contento con mi álter ego musculado, la verdad; solo rectifiqué el color de la piel, aunque el clásico editor te permite cambiar también el peinado, la barba o las cejas. También es cierto que @yipee y @alber quedaron menos contentos con sus atletas, con razón, y que parece haber pocas formas para las caras. Casi todos nos parecemos más de lo debido.
Se puede hacer mejor, seguro, pero ese creador de personajes va en la buena dirección. Es consciente de que no debe complicarse, de que es mejor apuntar bajo e intentar jugar la carta de la ilusión, de que no hay que tenerle miedo al truco; quiero y puedo imaginarme a un chaval alucinando con esto, por mucho que sus colegas hayan quedado regular.
Al resto del juego le falta una pizca de ese espíritu, aunque también da algún pasito prometedor. Rivals no consigue hacernos olvidar la cámara que tenemos delante —yo no podría, porque todavía le hablo constantemente; «¡Vamos, Kinect, buena esa!», «¡No me fastidies, Kinect!»—, no siempre esconde con suficiente maña sus limitaciones, pero tampoco lo presenta como un muro entre nosotros y la pantalla.
Funciona mejor de lo que podría parecer, ya digo, lo de mover los brazos en busca del siguiente punto de agarre. Si pasas por uno con la mano abierta se marca y debes cerrarla para sujetarte; es un matiz inteligente, porque habilita una interfaz clara y cada movimiento se comprueba de dos maneras. Las piernas no importan, tal vez para evitar cansar en exceso, pero la cosa se anima un poco con saltos y la posibilidad de tirar a los oponentes.
La modalidad más vistosa y efectiva no tiene mucho secreto: con los brazos al frente, aceleras y frenas cerrando o abriendo el puño derecho. Giras como lo harías con el manillar y el culo en pompa hacia los lados te ayuda en las curvas más cerradas.
Hay pocos circuitos y ningún trazado es memorable, pero entre las rampas para piruetas, las minas que activas al pasar cerca y el preciosismo de los reflejos en el agua, te lo pasas la mar de bien.
El porqué han decidido repetir con éste es algo que se me escapa. Sin una solución la problema del movimiento, no tiene sentido insistir con la pelotita. Otra vez tenemos que enlazar varios pases entre figuras estáticas antes de poder chutar o rematar un centro de cabeza. Y cambio de turno: en la siguiente jugada pasamos a controlar al portero.
Un despropósito a nivel conceptual, da igual aquí la precisión con la que se interpreten las patadas… y tampoco va muy fino ahí, de hecho.
Más de lo mismo. Apuntando con el dedo mueves la retícula y disparas automáticamente al pasar por encima de una diana. Tan plano y tan aburrido como suena; es que no estás ni apuntando apuntando ni disparando, si lo piensas. Se juega un poco con el movimiento y el valor de los blancos, que a veces hay que memorizar para acertar en un orden concreto, pero ni eso ni las putaditas que le puedes lanzar al rival salvan un minijuego que no debería estar aquí.
La raqueta me ha dado varios de los momentos más frustrantes del juego —imprecisiones más inoportunas que frecuentes—, pero también el más épico: una victoria de las de sudar mucho, en un partido que igual acabó durando diez minutos. No está mal, para un único set a tres juegos.
Alguna vez no sabes muy bien por qué has fallado ese golpe o por qué has acertado con ese otro, totalmente a destiempo, aunque el control es más que aceptable y suele acabar sucediendo lo que pretendías hacer.
Éste tiene varias ventajas importantes: nos recuerda a El Gran Lebowski, permite que cuatro jugadores se turnen en el espacio de uno solo —en los demás retos solo pueden dos, a pantalla partida— y la equivalencia entre simulación y realidad es bastante directa. Creo que no se le presta atención suficiente al momento de soltar la bola y me sigo quedando, en ese sentido, con lo de mantener o soltar el botón B en Wii Sports.
Pero bien, ¿eh? No lo pongo en el primer grupo porque la bola se me va casi siempre a la derecha y porque me jodería la maquetación.
Hay algunas ideas refrescantes en Kinect Sports Rivals y los momentos divertidos acaban saliendo si sabes dónde buscarlos, especialmente si tienes sitio suficiente para jugar en compañía. Sin embargo, lo último de Rare tiene más de repetidor que se pone al día que de nueva etapa. Tiene encanto, cae mejor de lo que esperabas, pero su reivindicación se queda a medias porque una parte importante del contenido, reciclado sin necesidad, tropieza con la piedra de siempre. Kinect debería marcar nuevos caminos en lugar de insistir con modas que tal vez sí eran pasajeras. [6]
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No sé como será el juego completo, pero la prueba de las motos de agua se merece un 10. Kinect es preciso y sin nada de lag. El juego es colorido y la música muy festiva.
Coincido plenamente en las tres parejas de deportes.
Yo me lo he comprado porque la prueba de motos me gustó mucho en la demo, era obligada al presentar la consola a las visitas, pero espero que con esas declaraciones que ya han hecho de que están escuchando a los fans, el rollo juego como servicio, la cosa mejore algo.
Eso sí, le hubiese venido mucho mejor a esto venderlo a un precio menor con los deportes por separado.
Por cierto, lo peor de Kinect para mí es usarlo como puntero, me desespera, menos mal que los menús se pueden controlar con el mando.
Un 6 y Rare nunca deberían ir juntos.
Rare dandolo todo.
Soy el único que va a decir que NECESITAMOS videoanálisis de esto?
@petete_torete
Creo que se veía desplazado solo con Firefox. ¿Ahora encaja? Y, eh, un respeto: ¡no es un NPC, soy yo!
@pollomuerto
Videoanálisis igual no, pero seguro que algo se hace.
A mi que no me jodan, el muñecajo del final del análisis es el puto Pep dopado!!!
GOTY!
@crazy6d
Claro que lo es, lo pone en el análisis :pensando: .
…el de la moto de agua verde de la cabecera es @alber??
@zaskaraska
Nop.
GOTY xddddddd
Y lo de juegos de temática tradicional para Kinect queda definitivamente descartado, no? Lástima, con lo bien que estuvo Child of Eden…
@pep_sanchez
Es clavadito a ti tras jugar al Kinect Sports unos cuantos años no? xD
A mi me ha encantado el pep versión gym. Por lo demás, rare ha caído muy bajo.
Ya puede temblar «The Division».
Lo que dijo la actual Rare de «El mejor juego de bolos de la historia» ¿qué ha pasado? Parece que no cumplieron ni con eso.
Muy triste, y ese homenaje a Ken Lobb duele, hasta le da un aire mu irónico.
se os coló un errata a la inversa «Sin una solución la problema del movimiento» 🙂
Respecto al juego, parece muy WiiSport 2.0, en cuanto a jujabilidad y posibilidades