Análisis de Las increíbles aventuras de Captain Spirit

Las demos de juegos tienen su origen a principios de los 90 como demostraciones puramente técnicas. Retazos de un juego, normalmente el inicio o el tutorial, que se distribuían de manera gratuita —en muchas ocasiones junto con revistas especializadas— para que los jugadores pudieran comprobar cómo se veían, sentía y manejaban juegos que aún estaban por salir. En una época en la que YouTube solo era un sueño y los videojuegos se definían de forma generalizada por sus mecánicas y la posibilidad de poner a prueba la habilidad del usuario, comprar sin probar, especialmente títulos modestos, podía ser considerado una locura.

Casi 30 años después la situación es muy distinta. No es solo que la información, incluso la relativa a juegos minoritarios, sea mucho más accesible, sino que el propio medio ha evolucionado de tal forma que, en ocasiones, las mecánicas o la dificultad no son lo principal. Géneros como los walking simulators o las mal llamadas películas interactivas atraen al público por la historia o el mensaje. Los títulos basados en el sigilo, inmersivos o con mecánicas simples y puestas al servicio de la trama resultan especialmente populares y una demo al uso no solo no les beneficia sino que puede llegar incluso a perjudicarles. Cuando el juego avanza según la toma de decisiones, la demo nunca será una experiencia redonda. Cuando la historia es lo principal y no hay posibilidad de «aprender» a jugar o de hacerlo mejor, repetir las primeras horas de nuevo puede resultar tan tedioso como volver a leer el inicio de un libro. Y en este tipo de juegos no podemos pasar las páginas.

Las increíbles aventuras de Captain Spirit cumple dos funciones: por un lado, renueva el concepto de demo y la adapta perfectamente al tipo de juego que quiere vender; un producto de «marketing emocional» que, por otro lado, permite conocer el trasfondo y el pasado del que (seguro) será uno de los personajes principales en la segunda entrega de la saga.

En Captain Spirit conocemos a Chris y lo seguimos durante una soleada mañana de sábado. Parece el día perfecto. La nieve cubre todo lo que podemos ver desde la ventana frente al escritorio en el que el chico dibuja el que será su nuevo alter ego, un súper héroe llamado Captain Spirit que tiene la misión de proteger la galaxia. La imaginación de Chris desborda en cada minuto del juego y consigue sustituir las fotografías de Max por superinteracciones que barnizan con magia situaciones ordinarias. Y es que Chris necesita escapar de lo mundano. Encerrado en una casucha con un padre alcohólico, violento y aficionado a las falsas promesas, la imaginación es la única forma de asimilar su situación. También de honrar a su madre, una conocida profesora y dibujante de cómic cuya muerte parece ser uno de los misterios que abordaremos en la serie principal.

El título funciona de manera exacta a como lo hacía Life is Strange. Controlamos a Chris en tercera persona para movernos por el escenario e interaccionar con el entorno. Durante las conversaciones podremos elegir entre dos opciones de diálogos que, al menos en esta pequeña muestra, no tienen casi ningún peso real en el desarrollo de la trama que, creada para introducir al personaje, consiste en realizar una serie de tareas autoimpuestas mientras esperamos a que acabe el partido que papá quiere ver antes de ir a comprar el nuevo árbol de navidad. Pero el partido es largo y papá acompaña la cerveza con tragos de una botella de whisky. Con las premisas presentadas, no es difícil detectar el ambiente trágico que precede al final, lo más interesante del título, con un giro argumental que lo identifica de manera directa con las anteriores aventuras de Max.

El principal defecto de Las increíbles aventuras de Captain Spirit es que, frente a la sensibilidad y el realismo con el que se dibuja a Chris, encontramos la brocha gorda con la que se tratan temas que requieren cierto cuidado. El alcoholismo y la violencia del padre, las deudas, el duelo no superado ante la pérdida repentina de la madre y la adaptación al nuevo entorno familiar se dibujan de forma idéntica a como se hacen en cualquier otro título; sin cuidado y con demasiadas generalidades que pueden pasarse por alto gracias a que Chris resulta bastante más carismático de lo que era Max. Captain Spirit incluye algunos de los sellos de la saga como música indie o la posibilidad de crear escenas contemplativas en las que el personaje se relaja en una cama o mira el horizonte. El menú sigue estando dibujado a mano y las escenas de acción siguen siendo tan flojas como siempre. Pero deja ganas de más.

Las increíbles aventuras de Captain Spirit es una demo inteligente y un juego interesante: un par de horas en las que la empatía es la mecánica principal y la interacción con lo que nos rodea, la clave para conocer a los personajes. Aún nos quedan unos meses para conocer cómo será la segunda parte de Life is Strange. Lo que su demo nos deja claro es que Dontnod ha conseguido hacer lo más importante: tomar la esencia de la temporada uno y, con sus superpoderes, transformarla en algo nuevo. Esa es la extraordinaria capacidad de Captain Spirit. [7]