Un análisis de Lollipop Chainsaw RePOP

¿Salva a la animadora?

Dragami Games recupera un clásico semiperdido de Grasshopper Manufacture con una remasterización pobre y algo aprovechada, que parece no entender del todo lo que hacía interesante al original de 2012.

Lollipop Chainsaw no es el mejor juego de Suda51, un creativo al que no parece incomodarle que sus peores trabajos definan lo que pensamos o esperamos de él. Pero Lollipop Chainsaw sí es un juego «muy Suda»: un hack and slash disparatado, estiloso y grosero, malhablado y violento, siempre más torpe de lo que debería, hundido hasta las rodillas en la cultura pop no solo por sus imágenes (la cheerleader, los zombies, el drama de instituto) sino también por la participación en el proyecto de James Gunn, que en esa época, el remoto año 2012, no era la prestigiosa —supongo— mastermind detrás del Universo Cinematográfico DC sino el pupilo de Lloyd Kaufman que empezaba a hacerse un nombre en el cine gracias a las geniales Slither y Super, después de haberse hecho viral gracias a la disparatada webserie PG Porn, una serie de sketches sobre escenas porno que salen mal. Con esta pareja como cabezas visibles del proyecto se entiende mejor que el juego vaya sobre una animadora, Juliet Starling, que el día en que cumple 18 años descubre con horror que los zombies han invadido la ciudad. A golpe de pompón y motosierra, Juliet se abre camino hasta San Romero High, su instituto, donde había quedado para celebrar su cumpleaños con Nick, su novio; quiere la mala suerte que no llegue a tiempo para evitar que el pobre Nick resulte fatalmente herido por los muertos vivientes, condenado así a una transformación que Juliet no puede permitir: dispuesta a mantener a su novio con vida, o con toda la vida que le sea posible, le corta la cabeza con la motosierra y la conserva gracias a un hechizo mágico que aprendió de su familia, cazadores de zombies que protegen nuestro mundo de los demonios de otras dimensiones. Con la cabeza de Nick colgada de la falda, Juliet se pone manos a la obra para detener a Swan, el responsable de la invasión zombie (interpretado por Sean Gunn, hermano de James y conocido por su papel de Kirk en Las chicas Gilmore), salvar a su novio y poder celebrar por fin su cumpleaños.

Es un punto de partida disparatado que desemboca en un viaje delirante para derrotar a los cinco grandes demonios que ha invocado Swan, algo así como zombies inteligentes que representan distintos géneros del rock (el punk, la psicodelia, el metal…), para detener la invasión que avanza desde el mundo de los muertos. Como suele ser el caso con los juegos de Grasshopper Manufacture, Lollipop Chainsaw es, era, mejor sobre el papel que en la práctica, a los mandos; Lollipop Chainsaw RePOP, la nueva remasterización desarrollada y publicada por Dragami Games, no solo no hace nada por matizar o suavizar esa impresión sino que a veces pone en primer plano las peores torpezas del original.

Si preferimos empezar por las buenas noticias, es justo reconocer que hay alguna. El mero hecho de poder acceder a Lollipop Chainsaw es una buena noticia: el original se publicó en Xbox 360 y PlayStation 3 hace doce años, y a falta de retrocompatibilidad y de versiones digitales solo es posible jugarlo en esas dos consolas y en disco; para colmo, no hay muchas copias físicas disponibles y las que hay son sorprendentemente caras, en parte porque cinco años después de su lanzamiento el juego fue retirado de las tiendas después de que se perdieran los derechos de la música licenciada. Tener una opción legal y disponible en todas las plataformas (incluido el PC, vía Steam, la más interesante en ese sentido: si era tan complicado jugar al Lollipop Chainsaw original hasta ahora, era precisamente por no haber salido en PC) está muy bien; tiene una función puramente práctica, y otra más editorial: sirve para poner de nuevo bajo el foco el juego, aunque no venga de la mano de sus caras más visibles (ni tenga su visto bueno, de hecho; es como poco turbulenta la relación de Suda y James Gunn con este RePOP), algo especialmente importante en un caso como el de Lollipop Chainsaw, que no es, en fin, ni siquiera muy bueno.

Sí es suficientemente interesante como para que se puedan decir un par de cosas buenas sobre él. Lollipop Chainsaw es un juego de acción, menos hack and slash de lo que parece, en el que manejas a la animadora Juliet, que debe enfrentarse a las hordas de zombies que han invadido la ciudad usando principalmente sus pompones y su motosierra. La gran idea mecánica está en aturdir a los muertos vivientes para, cuando están a punto, cortarles la cabeza con la motosierra; el juego te recompensa cuando juntas a tres o más zombies y los matas a la vez, una idea divertida y que tiene sabor a arcade antiguo, sobre todo cuando se mezcla con una estructura caótica y macarra que tira por la ventana el diseño de niveles y lo sustituye por una combinación impredecible de combates, midbosses, minijuegos y grandes enfrentamientos contra jefes finales. No creo que sea un juego especialmente brillante o que su ejecución, la de 2012, destaque por saber colocar sus principales ideas bajo la luz más favorecedora; a veces, de hecho, es al revés de una forma tan consistente e insistente que casi podría parecer parte de la naturaleza gamberra y caprichosa de Suda51, de no ser porque en la mayoría de sus otros proyectos sí deja claro cuándo está de coña y cuándo va en serio. Como fuere, es un juego suficientemente corto y variado como para que el par de tardes que dura puedan dejar marca; si no por su desharrapado gameplay, sí por su universo, adolescente de manera literal y figurada.

Ahora las malas noticias: Lollipop Chainsaw RePOP es una remasterización horrenda, asombrosamente descuidada y que no parece entender el material original con el que trabaja, por mucho que Yoshimi Yasuda, el CEO de Dragami Games, asegure que lideró el desarrollo del de 2012.

El trabajo de remasterización gráfica, para empezar, es en el mejor de los casos irregular: no solo no respeta el estilo del de 2012, que ya era tirando a feo y a menudo torpe, sino que añade sus propias asperezas, en forma de efectos y decisiones artísticas que chocan constantemente; parece querer justificar su existencia usando todas las herramientas que encuentra en la caja de Unreal Engine, mientras ensucia y hace ilegibles algunas secuencias con una capa de pop art a mayores de los trampantojos de cómic que ya había en el original. Por si fuera poco, el rendimiento está bastante lejos de ser intachable, y cae de los 60 frames por segundo con mucha más frecuencia de lo que debería. Tampoco se libra el sonido, lleno de errores y fallos de sincronización que a menudo acaban con Juliet moviendo los labios segundos antes o después de que se escuche su voz, con elementos de las escenas sonando a destiempo o no sonando, o con efectos de sonido o voces de zombies a todo volumen mientras la música o la acción que está ocurriendo en pantalla quedan arrinconadas en un penoso e inaudible segundo plano. Las mejoras que se han aplicado a RePOP después de varios parches dirigidos a mejorar el rendimiento son marginales y para mi gusto insuficientes, y desde luego no han dejado el juego suficientemente planchado y presentable como para poder ignorar estos fallos o confiar en que se solucionarán pronto; es sorprendente si tenemos en cuenta que Lollipop Chainsaw RePOP se adelantó dos semanas, del 25 de septiembre al 12, como si fuera tan sobrado que pudiera permitirse el lujo de salir antes de tiempo. No es el caso: de hecho, estamos en octubre y se siguen parcheando y presentando como bugfixes algunas cosas absolutamente básicas. Definitivamente no estaba para adelantarlo; seguramente fuera al revés, de hecho.

⬆️ ¿Deseas saber más? Escucha nuestro análisis en el podcast Reload aquí arriba, a partir de la hora y cuarenta minutos del episodio

Incluso dejando a un lado lo técnico (porque como dijo Miyamoto, un juego suficientemente parcheado después del lanzamiento acaba siendo bueno, pero un juego que sale con prisas es malo para siempre), creo que hay algo en este RePOP que no termina de hacer justicia al original. Algunos cambios me parecen más o menos interesantes, como por ejemplo la mayor velocidad con la que Juliet gana combos y recursos para expresarse en combate (de hecho, desde el principio tienes ya movimientos que en el original había que comprar en la tienda, por lo que el combate es, a priori, algo más versátil desde el minuto uno), pero otros dejan claro que Lollipop Chainsaw no era lo mismo para todas las partes implicadas en el proyecto. En RePOP, por ejemplo, hay una opción de accesibilidad que te permite automatizar los quick time events, omnipresentes en todo el juego. Omnipresentes hasta el punto de que son el juego: en muchos momentos, el gameplay no es el combate contra los zombies sino las secuencias de botones que el juego te pide que pulses, como cuando Juliet anima con los pompones a su novio mientras posee torpemente el cuerpo putrefacto de un zombie. Totalmente a favor de que se apliquen las opciones de accesibilidad que sean oportunas, por supuesto; pero en este caso los quick time events automáticos están activados por defecto, anulando así una parte de Lollipop Chainsaw que no es puntual sino que compone una parte importante de las cuatro o cinco horas que dura el juego: más que en, pongamos por caso, Bayonetta, otro con el tipo de quick time events que han enfadado a más de uno y más de dos (y que en una hipotética remasterización tendrían todas las papeletas para ser modificados, «corregidos» o directamente eliminados), aquí esas secuencias de botones son el esqueleto de las escenas en las que aparecen, su razón de ser.

Me da lástima que una remasterización como esta salga mal, no porque sea un gran juego de Grasshopper Manufacture (un estudio que me gusta, por supuesto, y por el que siento una afinidad especial) sino precisamente porque no es un gran juego de Grasshopper, ni es en realidad demasiado representativo de lo que puede llegar a hacer el estudio de Suda51. Es un juego decente, por supuesto, divertido y con alguna buena idea, pero también con otras cuantas malas, todas ellas (las buenas y las malas) presentadas un poco de aquella manera, sin mucho cuidado. Puede que sea justo esa urgencia la que le dé al juego original ese pulso desquiciado y a veces desquiciante que lo hace especial, y que en este RePOP se pierde en favor de un pobrísimo trabajo de remasterización que no consigue ser fiel al espíritu del Lollipop Chainsaw de 2012 ni traicionarlo con suficiente solidez o buen hacer como para que merezca la pena perder alma en favor de una precisión o un pulido técnico incontestables. Lollipop Chainsaw RePOP, así, acaba quedando como poco más que un proyecto aprovechado y que solo intenta aprovechar, valga la redundancia, una «IP» que en 2024 parece que puede tener algo de gancho jugando la carta de la censura, o de la ausencia de, como si en el fondo hubiera algo censurable en Lollipop Chainsaw, un juego vulgar y algo verde, «grosero e irreal», pero que al final solo ha sucumbido a la censura real y efectiva del copyright y las pesetas, que ha dejado los mejores momentos sin música. Al final nos quedamos con un juego mutilado y que no sabe poner otra cara que no sea la peor, condenados a buscarnos la vida por otro lado para jugar al Lollipop Chainsaw «bueno»: si para algo sirven las remasterizaciones, tan en boca de todos últimamente, no es para esto, eso está claro.

[ 3 ]

  1. zothenr

    Joer, por tu alocución en el Reload esperaba un 9 por lo menos xD. Enésima remasterización pobre que nadie pidió

  2. HomoLudens

    ¿No está un poco descolocada la parte del vídeopodcast? En mi pantalla aparece cubriendo todo el texto y con medio reproductor de YouTube fuera de la pantalla.

    Ya sobre el análisis: nada que comentar.

    1. Hechss

      @homoludens
      Sí, efectivamente, en escritorio lo está.

      Una pena de remasterización. Yo disfruté de lo lindo este juego en su día. Gráfica y jugablemente había muchas mejores opciones (hoy ya ni hablemos), pero las locuras de Suda51 me conquistan a cada juego que pruebo. Es decir, hablamos de una protagonista animadora con pompones y la cabeza su novio del alma en formol y atada a su cintura. ¿Cómo no va a valer la pena?

    2. Víctor Martínez

      @homoludens
      ¡Arreglado! Se puso rebelde el vídeo.

  3. Matías Lallave

    Pues vaya decepción, la verdad. Soy muy fan de Suda y Grasshopper, y tenía muchas ganas de este Lollipop Chainsaw que no pude disfrutar en su día, especialmente en versión Switch por eso de tenerlo portátil y tal. Y, por lo visto, si la versión normal es mala, la de Switch ya es de caerse patrás, con una resolución dinámica terrorífica y un framerate que oscila entre los 15 y los 50fps.

    En fin, los juegos de Grasshopper siempre son guarrotes. Ya contaba con ello. Pero hay unos mínimos aceptables.

  4. El Jugador Medio

    Yo a este juego le tengo bastante aprecio, la verdad. Se comenta poco, pero ganaba mucho en su parte de hack’n’slash cuando ibas desbloqueando movimientos. No es la esquiva de Bayonetta, pero una parte importante del gameplay de Lollipop era ese salto sobre los zombis, porque la mayoría de la chicha estaba en desbloquear combos que empezaban con ese movimiento, e ir enlazando saltos y combos junto con los aturdimientos que comenta Víctor, para matar sin parar. Si te quedabas en solo el «flojo flojo fuerte» si que era más soso, sí.