Mother of Many se compone a través de imágenes duales, símbolos que representan a la vez la muerte y la vida. El primero es nuestra hoz, la herramienta con la que alimentamos a nuestra familia y que usamos posteriormente para cortar el cuello de nuestra hermana; el instrumento con el que trabajamos, pero con el que también nos podemos proteger de hordas y hordas de diferentes enemigos. Pero la propia tierra, las semillas y el concepto de familia también mutan una y otra vez ante nuestros ojos. La tierra nos alimenta, pero también nos castiga con una maldición que pide sangre. Las semillas nos hacen más fuertes, pero las conseguimos solo a cambio de realizar un acto infame. La familia es un deseo, pero también la fuente de una condena de la que no podemos escapar.

Los hermanos a los que tenemos que «salvar» en el último lanzamiento de Brainwash Gang están empobrecidos y embrutecidos a causa de un castigo que se presenta como una penitencia por unos pecados que nunca llegamos a vislumbrar. El imaginario al que el estudio recurre para dar empaque a un más que pulido shooter roguelike nos remite tanto a las tragedias de miseria, escasez y muerte escritas por Steinbeck, como a los cuentos oscuros de la tradición folk anglosajona. En su introducción, narrada e ilustrada con mucha delicadeza en contraposición a su cruel historia, se nos apunta a dioses vengativos, un peligroso puritanismo y una malvada bruja que solo aparece en los humedales, aquel lugar en el que tenemos que sacrificar a nuestra hermana con la esperanza de que su sangre purgue por fin la maldad.

El juego se estructura por ciclos. Antes de salir a realizar nuestro brutal cometido tendremos que plantar semillas en un recordatorio de que el fracaso es posible y el mañana siempre llega. Con el producto de lo plantado en días anteriores podremos preparar una sopa que nos otorgará diferentes mejoras de cara a la misión; desde la posibilidad de lanzar proyectiles dobles a la habilidad de mejorar nuestra capacidad de salto. Tras trabajar y comer, unas tareas que, por repetición, se sienten como un ritual, saldremos de casa en procesión, guiados por la hermana que actuará de sacrificio.

Pero algo sale mal.

Tras pedirnos que le cortemos el cuello, nuestra hermana se elevará en el aire, invocando a los miles de enemigos que nos llevarán a la perdición. Mother of Many es un shooter increíblemente sólido y pulido para ser un juego breve desarrollado en escasos días y en el marco de una jam. Aunque la sensibilidad del ratón es, quizás, demasiado elevada (algo que puede modificarse en las opciones pero que afecta al resto de la experiencia de juego), disparar, saltar y moverse por el escenario es todo un gusto que, junto con su misteriosa narrativa minimalista, nos invita a avanzar día tras día esperando rompen la maldición. Es muy interesante ir navegando por los diferentes efectos que podemos obtener a la búsqueda de las estadísticas que nos permitan jugar con más eficiencia. No obstante, todo lo relacionado con las sopas y sus efectos puede parecer de primeras más complicado de la cuenta, echándose en falta algún tipo de indicación in-game.

Lo realmente cruel de Mother of Many es que, como sucede en The Witch —una de sus influencias principales—, se construye a través toda una gama de resoluciones oscuras y perversas. «Ganar» en este contexto pasa por matar invocaciones hasta acabar con la vida de nuestra inocente hermana, para volver entonces a una existencia de secretos y miseria. «Perder» en la propuesta de Brainwash Gang reinicia el ciclo del hambre y la pobreza, que es la verdadera maldición de la que no podemos escapar. Porque la cárcel aquí es la tierra, y esta tierra no se limpia ni con sudor ni con lágrimas.