La ficción exploitation es quizá una de las más honestas manifestaciones artísticas de la historia de la humanidad: la búsqueda de una satisfacción instintiva, visceral, a base de sexo, violencia y drogas. Era como dejar abierta la llave del gas tras años de censura y moderación judeocristiana: uno podía dejarse llevar hacia un apagón cerebral dulce y glorioso que ni en el peor de los casos se parecía al estado previo, estar muerto por dentro. En España e Italia, viniendo de dónde veníamos social y políticamente en los sesenta y setenta, el estallido fue descomunal y su onda expansiva tocó todos los rincones del mundo, pero a menudo la sobrecompensación de ese contexto represivo, lo que podríamos llamar El Destape, eclipsa el hecho de que la exploitation viene en realidad de la literatura pulp americana de los años treinta, una corriente que abogaba por el desahogo adolescente previo a la censura federal y que tomaba su nombre de la pulpa de celulosa, el papel de paupérrima calidad y bajo precio en el que estaba impresa.
Hoy en día la exploitation sigue existiendo, aunque ha invertido su target: ya no busca convertirse en el entretenimiento definitivo para toda la juventud, abarcando pedazos enormes de la demografía a base de reunir depravaciones, sino que establece una complicidad y una connivencia con unos pocos tarados que rinden culto a la basura desacomplejada, un grupo reducido que sabe perfectamente lo que busca y que está muy en minoría respecto al consumidor joven medio.
En el videojuego, como en el cómic, la exploitation sigue con buena salud y en la industria japonesa del siglo XXI, capaz de lo mejor pero a menudo abonada al declive, este tipo de producciones decadentes y de nicho tienen más sentido que nunca. Onechanbara Z2: Chaos es, de hecho, la materialización más fiel del espíritu exploitation, con violencia sexualizada y una factura técnica directamente emparentada con las mismas raíces del pulp: si Onechanbara fuese una novela, el papel sería sin duda una puta mierda.
La pareja de hermanas formada por Aya y Saki, la despendolada pechugona de exabrupto fácil y la lolita menuda y adorable igual de violenta pero menos expansiva, se ponen de acuerdo con otro par de hermanas de un clan rival para ajustar cuentas a golpe de espada y motosierra. Kagura y Saaya responden exactamente al mismo estereotipo, y son de hecho modelos idénticos con algunos cambios de vestuario. Justo cuando empieza la batalla aparece una enemiga común y las cuatro deben dejar a un lado sus diferencias y unir fuerzas contra una amenaza mayor. Por el camino, centenares de zombis de materializan oleada a oleada. Zombis grandes y pequeños. Zombis alados. Zombis soldado y zombis policía. Zombis con metralletas. Creo honestamente que si este Onechanbara lleva ese subtítulo, Chaos, es porque ni el propio juego sabe cómo justificar tanta chorrada junta, así que en efecto opta por la única cosa que no necesita asidero lógico: el caos.
En lo técnico el clásico argumento del “sabías a lo que venías” casi puede leerse en caracteres de neón, junto a dibujos de señoritas también de neón que menean las tetas y guiñan un ojo, en el mismo prólogo del juego. Modelados artificiales pero muy detallados que contrastan sobre escenarios que a veces rozan lo aceptable muy por debajo y otras son simplemente texturas multiplicadas, formando hectáreas de un vacío creativo absoluto que tratan de colarnos como algún tipo de limbo, de dimensión o de antesala al infierno. Ese enfrentamiento entre lo muy detallado y lo directamente olvidado es una constante en todo el conjunto del juego, sobre todo cuando uno echa una mirada a la enloquecedora cantidad de trajes, disfraces y pamplinas que se venden como DLC. Un tiempo precioso invertido en hacer garabatos en el libro de ejercicios y pegar mocos bajo el pupitre.
El desfile de diálogos inaguantables, erotismo de instituto y violencia de bajo presupuesto son la fachada de Z2: Chaos, pero lo cierto es que el sistema de combate que han diseñado para este juego no es ninguna broma. Rápido, técnico, exigente y muy variado, nos permite no solo realizar decenas de combinaciones en ataque y desbloquear movimientos, sino también enlazar combos con otra de las tres protagonistas a las que podemos introducir en batalla en el momento adecuado. Así las palizas a los muertos viviente pueden acabar en golpes colaborativos de bella factura coreográfica y mucha sensación de contundencia. Las barras de suciedad sanguinolenta en la espada (marca de la casa desde hace varias entregas) y la clásica barra de rabia que culmina en un brote de furia destructiva no ocultan del todo que ahí debajo, en algún lugar, hay algo de Bayonetta pero también de Dynasty Warriors.
En la película de 1988 Contacto sangriento, el personaje de Jean-Claude Van Damme deja impresionados a los asistentes a un torneo clandestino de lucha al reventar unos ladrillos de un solo golpe. Su oponente, el musculoso psicópata interpretado por Bolo Yeung, sonríe con sorna y le espeta: «Muy bien, pero ladrillos no devolver golpes». ¿Qué quería decir aquel majadero? Que la mitad de un combate es el oponente. Y me temo que en Tamsoft se perdieron esa importante lección sobre la vida y les faltó complementar un muy digno sistema de combate con unos enemigos que lo hiciesen lucir, que no fuesen solamente sparrings purulentos esperando a ser asesinados otra vez, que estuviesen a la altura y que diesen sentido a un baile de hostias que acaba cansando tanto como la estructura perezosamente lineal y la filosofía de abrirnos las siguiente zona, hablando en plata, cuando le sale de los huevos. Si bien el combate hace que Z2: Chaos sea bastante divertido, hay que reconocer que lo es a pesar de los enemigos y los escenarios.
Volvemos a colocarnos los tacones, el bikini tres tallas más pequeño, la boa de plumas y el sombrero vaquero de camarera del bar Coyote y a empuñar un par de afiladísimas katanas. Esto, y todo lo que envuelve a esto, es lo único importante. El resto es una excusa, y la gente de Tamsoft lo sabía perfectamente cuando decidió agarrar con fuerza la franquicia por la pechera y estamparle un beso con lengua: un acto de violencia, de erotismo y de absoluta incoherencia. Eso es exactamente Onechanbara Z2: Chaos, y aunque el absurdo y la chifladura sigan siendo parte esencial de la propuesta, desde su lógica retorcida e imprevisible este era el único paso posible. Abrazar, una vez más, la tontería consabida y flagrante que es esta saga. Y que no cambie nunca, por favor. [6]
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Qué introducción más rebuena, como siempre, @pinjed. Acostumbra a ser la mejor parte de tus análisis, imo
Pedazo de artículo! Es exactamente lo que se debe decir de este juego (y de cualquier producto exploitation). Parece que lo correcto es ponerse el traje de Maestro dela Moral y poner a caer de un burro cualquier producto que haga del fanservice su bandera, y no, el pulp es lo que es, y es necesario! Yo disfruto mil veces más una peli de mierda que va a lo que va que una obra maestra pretenciosa, será que no doy para más.
En cuanto al juego, yo terminé ayer el primer modo de dificultad, y puedo decir que no defrauda: es divertido, espectacular y directo. Demasiado corto, eso sí. Es como un capítulo suelto de algo más grande (que es un saga, ya, pero se queda muy escasito). Ahora, a por el resto de modos de dificultad y los desafíos!
Nailed it!
El de 360 me pareció muy divertido, este lo parece también. Muy del rollo Lollipop Chainsaw.
BOOTY
@pinjed me ha gustado el artículo. Este juego es lo que es, un yo contra el barrio con tetas.
No se muy bien donde empezó la saga pero recuerdo que jugué hace un lustro por lo menos a uno en wii y se veía bastante bien para lo que era. Imagino que en una ps4 la memoria extra irá dirigida a animar el tetamen
Edit por lo visto el origen de todo se llama zombie zone de ps2
ya se me paso la epoca en que compraba solo por unas tetas
La ironía es muy grande en esa frase 😛
Hacéis buenísimos análisis hasta para juegos como este.
Muy buen artículo. He visto bastante gameplay del juego. Sinceramente, habrá que esperar a que lo rebajen porque 59,90€ en PS Store me parece excesivo.
@archienemigo75 En amazon.es estaba algo más barato. Creo recordar que a 31€ o por ahí.
@goth_yagamy ah, vale. No sé por qué tenía idea de que sólo salida en versión digital.
Gracias.
@archienemigo75 Encantado de ayudar.
Finalmente me lo he comprado por 18 € en Amazon.
Suscribo todo lo que ha dicho @pinjed palabra por palabra.
Lo cierto es que me resulta muy relajante ponerme los cascos y encadenar combos (en mi caso más bien aporrear botones con mayor o menor estilo y coordinación) durante los aproximadamente 20 minutos que dura cada nivel.
Éso sí, no pido peras al olmo, después de todo yo también «sabía a lo que venía».