Análisis de Ouendan 2

Disclaimer: Éste es un análisis de la versión japonesa del Ouendan 2, juego que como podréis imaginar no ha salido de Japón. No se ha herido a ningún animal ni cantante en la creación de esta review. Hay veces en las que uno se siente deprimido en la vida, por el motivo que sea. Te deja la novia, te echan del curro, se anuncia un nuevo Brain Training… En esos momentos, resulta providencial que alguien te levante los ánimos, que sabes que eso del “te tienes que apreciar para que otros te aprecien” es un argumento circular. Basándose en esa idea, Nintendo creó hace un tiempo lo que venía a ser uno de los mejores juegos de la DS, Osu! Tatakae! Ouendan!, en el que al mando de un grupo de apasionados animadores japoneses, debíamos… uh… levantar el ánimo a quien lo necesitase, armados con títulos emblemáticos del pop japonés y una rapidez de coordinación “oído–mano” digna de la sinfónica de Viena bajo los efectos del speed. Ahora, tras algo así como dos años, los muchachos del Ouendan vuelven a la carga en una nueva aventura. ¿Está esta secuela a la altura de su predecesor? ¿Aporta algo? Vamos allá. Lo primero, huelga decir que ya partían de una base excelente. Su predecesor, con su sistema de juego, ha sentado las bases para el resto de los títulos musicales en la DS, así que ya partía con unos cimientos bien sólidos y difícilmente mejorables. Es como el salto del Guitar Hero 1 al 2, no reinventa la rueda pero sigue siendo un juego excelente. Sin embargo, y haciendo honor a la fama de perfeccionistas de iNiS, Ouendan 2 está todavía más pulido si cabe que su anterior entrega, plagado de multitud de detalles que hacen de éste un juego brillante. El primero de ellos es el hecho de que por fin puedes saltarte las introducciones a las canciones, un fallo absurdo del primer título que te forzaba a tragarte secuencias cada vez que comenzabas una canción y del que por fin se han librado. Bien por ellos. El segundo detalle es la curva de dificultad. Con una precisión de relojero suizo, han logrado ajustar la curva de dificultad todavía mejor que en el primer título. El juego es más accesible. No, mejor dicho, es un poco más accesible, una míajita más accesible, que dirían los del sur. Es un cambio sutil, pero palpable, que no aburrirá a los hardcores pero que logrará evitar la frustración de quien tiene su primera toma de contacto con el juego y que hace posible desbloquearse a las animadoras sin necesidad de injertarse cuatro pulgares más y manteniendo al jugador en un estado de pique perpetuo, en el que cada vez que falle una canción habrá avanzado aunque sea un par de notas más, motivando para continuar y manteniendo el reto sin hacerlo frustrante. El tercer detalle a agradecer es la selección musical. El primero ya tenía una banda sonora genial con temazos como Over the distance, por lo que parecía bien difícil mantener el nivel. Pues bien, lo han mantenido y en algunos casos, superado. Conservando el estilo de la música cañero festiva que caracterizó al primer Ouendan, han logrado renovar la banda sonora e incluir canciones tanto o más míticas que las del primero, con mención especial para las canciones de bonus (Glamorous Sky for the ULTIMATE WIN), e incluso casi me atrevería a decir que la experiencia del primero les ha hecho ajustar los golpes al ritmo de la canción de manera todavía más precisa. Sólo he encontrado un tema que resultase frustrante por la falta de coordinación entre la música y las acciones, y eso era únicamente en un nivel de dificultad concreto (medio). El cuarto detalle y novedad nos viene de la mano de la incorporación de una banda de animadores rivales (rivales a lo japonés, se entiende, con honor y respeto y todo eso de por medio), cada uno con sus animaciones y gráficos peculiares, así como de su equipo de animadoras femeninas que nos llenarán de moe y alegría visual, dándonos un aliciente más para volvernos a pasar el juego. Porque ésa es otra de las cuestiones: es un título con cierto sabor olescul en el sentido de que no es un juego “para pasárselo”, sino para pasárselo bien: para rejugarlo infinidad de veces y disfrutar por el placer de jugarlo, no de terminarlo, si bien cosas como ir desbloqueando canciones en nivel difícil y el nivel de dificultad OHDIOSMIOQUÉSESO de las animadoras son un buen aliciente. Pero en serio, a este juego hay que aproximarse con la mentalidad de jugar por jugar, que muchas canciones son un placer en sí mismas, por mucho que a ello se le sume la satisfacción de completar las historias y ver cómo al final los ánimos que han dado tus aguerridos muchachos (o monísimas chicas) dan sus frutos y el chavalín recién salido de la universidad consigue curro o cómo la escritora de culebrones recobra su inspiración, siguiendo la tendencia del primer Ouendan de historias hilarantes o sensibles y que esta vez, en un guiño a los fans del anterior juego y una muestra del amor al detalle, han entrelazado las historias del primer juego con las de este, llenas de cameos de personajes a los que hemos ayudado con anterioridad. En definitiva, Moero! Nekketsu Rhythm Damashii Osu! Tatakae! Ouendan 2 es uno de los grandes títulos de la DS, y me pone en un brete a la hora de puntuarlo. No tiene defectos. No, en serio, no los tiene. La duración es perfecta, el diseño de niveles igual, los gráficos son más que apropiados, las canciones, muy bien escogidas, las opciones, infinitas. Sin embargo, este título no… bueno no innova nada. Pero sobre todo, no es uno de esos juegos de diez, DIEZ como los que pusimos en aquel artículo de nuestro aniversario, dado que no supone un antes y un después, ni es algo con un atractivo universal, porque huelga decir que si no te gusta el JPop vas aviado. Pero es un juegazo como la copa de un pino, y un referente de lo que deberían ser los juegos de la DS. Y uno de esos pocos juegos que lo coges en un día asqueroso, y te alegra la mañana. Y quizá eso sea más importante que historias trascendentales sobre la magia de los antiguos y cajas de madera astillándose con físicas perfectas. Así que ¡OSU! Nota: 9