Antes siquiera de pulsar el botón de búsqueda, Google ya me había confirmado lo que trataba de comprobar: la primera búsqueda sugerida con “cooking games” es “cooking games for girls”. Supongo que no hay nada de malo en elegir un target demográfico por género y edad, pero no hace falta ser muy explícito para hacer recordar a cualquiera qué tipo de juego entienden las compañías que son “para chicas”. Cooking Mama es el primero que le viene a uno a la cabeza cuando le hacen pensar en videojuegos de cocina, y quizá sea el que más injustamente lleve encima el sambenito de morralla, porque son juegos divertidos y bien hechos. Luego viene una ristra que pone los pelos de punta como ChefVille, Cake Mania, Food Network: Cook or Be Cooked, Iron Chef America: Supreme Cuisine o el impresentable y español Yummy Yummy Cooking Jam. La eclosión indie ha traído experiencias muy relajantes como Cook, Serve, Delicious! y servicios de cena enloquecedores como en Cooking Dash, pero rascar en los amasijos grasientos y corrompidos del fondo del catálogo de Nintendo DS trae a la luz una enorme cantidad monstruos abisales de lo lúdico basados en tareas y oficios, y los de cocina tienen reservado su propio círculo del Infierno.
Quizá por eso, por tirar de metáfora, Overcooked arranca durante el apocalipsis literal. El mundo está siendo destruido por una primigenia bestia destructiva hecha de espagueti a la boloñesa y carne, y nuestra labor providencial —que nos encomienda un desesperado Rey Cebolla— es alimentar a la criatura con ensaladas. Si hay docenas de cameos de Cthulhu en videojuegos, el famoso Flying Spaghetti Monster también tiene derecho a contentar a sus fieles devotos. La cosa sale mal y el monarca decide echar mano de la siempre útil habilidad de viajar atrás en el tiempo y llevarnos hasta 1993 con la idea de seguir un entrenamiento exhaustivo que nos permita salvar el mundo cuando llegue el momento. Efectivamente: nada tiene ni el más mínimo sentido.
El caso es que el juego de Ghost Town Games tiene una intención muy clara con ese cataclísmico y dramático inicio: reírse de sí mismo para dibujar la trayectoria que va a tomar su propio sentido del humor con el transcurrir de las partidas, y distanciarse a toda costa de cualquier cosa que pueda relacionarle con el resto de títulos de su género. Quizá Overcooked no quiere ser estrictamente un juego de cocina, pero sobre todo no quiere ser un juego de cocina como los demás.
Y es que en realidad aquí la cosa no va tanto de cocina como de cocinar. Las recetas de los platos que nos toca elabora son simples y se mantienen al mismo nivel de complejidad durante todo el juego, aquí lo que se va complicando es el entorno al que nos vemos arrojados. Al principio la cosa va sencillamente de gestionar los tiempos con agilidad si jugamos solos —siempre controlamos a un mínimo de dos chefs en ese modo, así que el truco está en posicionar bien a los cocineros para tardar lo mínimo posible en realizar cada tramo del proceso—, o de coordinarse a la perfección si jugamos en cooperativo (de dos a cuatro), que es la naturaleza eminente del juego, el modo para el que está pensado y en el que mejor explota sus virtudes.
Las cocinas son, por tanto, las protagonistas, y los platos son solo el Macguffin, la misión que sirve de excusa para movernos por el accidantable escenario. Y ahí es donde la curva de la dificultad (que es también una curva de la demencia) se va acentuando con situaciones de lo más rocambolescas, desde fosos de lava hasta plataformas que se sacuden o cocinas modulares que debemos recorrer como si fuesen laberintos. Mi nivel favorito es uno en el que debemos transportar freidoras calientes correteando sobre un suelo resbaladizo con el riesgo de acabar como el cocinero de Campamento sangriento. Hay otros más imaginativos aún, como el de elaborar sopa en una cocina cuyas dos mitades son en realidad plataformas sobre la carga de dos camiones en marcha —en una reinterpretación malévola de la expresión food truck— por una carretera que no dejan de moverse y que se separan cuando dejan pasar un coche por entre ambos vehículos. Edificios en ruinas que se caen literalmente a pedazos y se agrietan a nuestros pies, restaurantes encantados donde los objetos vuelan de un lugar a otro, barcos pirata donde tenemos que cocinar sobre barriles en horizontal que ruedan por la cubierta, cocinas en plena calle atravesadas por atestadísimos pasos de peatones o invasiones de ratas que se comen los ingredientes siguen alimentando la premisa chiflada de Overcooked: cocina como puedas.
Mejorar el progreso de los chefs y la velocidad y precisión con la que cogemos objetos y los llevamos de un lugar a otro, troceamos, salteamos, amasamos o lavamos los platos es esencial, pero en el maravilloso caos cómico que propone el juego ni siquiera los cocineros más experimentados y mejor coordinados con otros jugadores se libran de los eventos imprevisibles que Overcooked se reserva para cuando le apetece. Es un juego en el que la repetición contribuye a la mejora tanto de personajes como de entendimiento con nuestros compañeros, pero donde el desarrollo de la capacidad para improvisar puede terminar decidiendo si se consiguen o no las tres estrellas en ciertas fases con especial mala leche.
Overcooked es uno de los más juegos de “fiestas con amigos” más divertidos, accesibles, solventes y graciosos del año, y sin duda le ayuda muchísimo ese tono satírico que se esconde tras su humor de dibujos animados: la crítica o la mofa de los programas televisivos de cocina que están llevando hasta el extremo los excesos más delirantes de lo que ahora suele llamarse la foodie revolution, una obsesión globalizada por pensar en comida y hablar de comida. Desde los postres de Instagram hasta la parrilla (¡ja!) televisiva plagada de producciones sobre cocina y hostelería (en Norteamérica existe la Food Network, y hasta canales como Travel o Discovery Channel se han convertido en guías visuales de turismo gastronómico), pasando por los blogs de recetas y los canales de YouTube sobre cocina, la foodie revolution representa, como dice el chef televisivo Anthony Bourdain, «el Nuevo Mundo aprendiendo lo que el Viejo Mundo ya conocía desde hace siglos». O dicho de otro modo: Estados Unidos llegando tarde a la costumbre europea y asiática de convertir la comida en cultura, de hacer que la comida importe, y provocando un seísmo mediático del que el resto del planeta también se resiente. Y como todo lo que viene de Estados Unidos, la manufactura de espectáculos competitivos cada vez más extravagantes.
Ahí es donde Overcooked hace su pequeño comentario cultural sin perder la esencia de loca experiencia cooperativa, sin renunciar a la inmediatez y la hilaridad festiva, sin dejar de ser divertido. Un equilibrio que es un gustazo para todos los paladares. [8]
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Un 8 al jueguico y un 10 al texto. Pinjed, todo correcto.
Ya he visto algunos videos del juego y la verdad que parece muy muy divertido. Perfecto para un cooperativo local con los amigos.
El juego tiene muy buena pinta, parece muy divertido.
En cuanto a la foodie revolution, no puedo con ella. Me encanta comer e ir a sitios nuevos y probar cosas diferentes pero no soporto los programas de cocina de ningún tipo ni el estar hablando de comida incesantemente.
Es curioso pero sólo no me molesta cuando habláis de ello en los podcast.
Lo jugué a cuatro un viernes entre birras y cubatas… y es una maldita locura. Extremadamente simple y divertido. Es también gracioso siendo más de cuatro, y los que no tienen mando se dedican simplemente a intentar dirigir a los que están jugando, lo cual no hace sino incrementar el caos.
Pintaza loca.
El users score de NMS es de 4.9 y bajando.
@yourlove
NMS es no man’s sky? O es otra cosa que no logro descrifrar.
Entiendo el uso de siglas dentro de una discusión sobre el tema. Por ejemplo: Estamos hablando de zelda, puedo poner WW en vez de Wind Waker porque se entiende de lo que hablo, y que si digo: a mi me gusto más el WW que el OoT porque fue el primero que jugué, seguramente todo el mundo lo entenderá.
Pero… no estamos en una discusión sobre No Man’s Sky (si las siglas son de eso). Si quieres compartir estas mierdas, hay un foro muy bonito.
Perdón por la mala baba, pero me ponen de mala ostia las siglas sin sentido.
Los user score son la cosa menos fiable del planeta. Están llenos de dieces y ceros.
El user’s score de No Man’s Sky son los padres -> https://www.dropbox.com/s/y5u9b30hzid4kou/Screen%20Shot%202016-08-09%20at%2014.48.17.png?dl=0
¯_(ツ)_/¯
@yourlove Felicidades, pero esto va de Overcooked.
Juegaco fino, ayer estuvimos jugando unos amiguetes y yo , y es la risa pura cuando todo es un caos. Lo recomiendo al 101%, de lo mejorcito para pasar con amigos de los últimos años para mi gusto.
Además cuenta con un modo competitivo por equipos la mar de cachondo.
Tengo que decir que, para quítarme el disgusto del No man’s sky opte por adquirir este juego.
Es un disfrute total, otro claro ejemplo de que con muy poco se pueden obtener resultados más que satisfactorios y sin usar excusas del tipo …es un género especial, no es para todos los jugadores…
Adiccion total.