Análisis de Perfect Dark

Hace diez años, la gente de Rare sacó un juego llamado Perfect Dark. Tanto si no conocías este dato como si no lo jugaste en su día, que la vergüenza eterna caiga sobre tu triste efigie por los siglos de los siglos, y que toda tu descendencia esté maldita con la torpeza eterna y la falta de savoir faire. Esta terrible maldición es personal e intransferible y va en serio: no haber jugado a Perfect Dark hasta ahora y seguir interesado por el triste mundo de los videojuegos tiene tela, porque los que sí lo hemos hecho por lo menos tenemos la esperanza de que algún día algún juego sea parecido al excelente FPS de Joanna Dark. Por suerte, Microsoft ha decidido que ya basta de vivir rodeado de gente afectada por terribles maldiciones y, por fin, ha sacado una versión remozada de Perfect Dark en Xbox Live Arcade; el resultado no podría ser mejor. Que no os engañen: del mismo modo que el mejor remake posible de Casablanca es una versión a mayor resolución, la mejor forma de renovar Perfect Dark es hacer que sea exactamente lo mismo pero a 1080p. En 4J Studios han sabido ver este detalle a tiempo y cabe tener en cuenta que lo que vamos a descargar es exactamente el mismo juego de Nintendo 64 pero a 60 fps y con una deliciosa resolución full HD. Esto sería un avance quizá pequeño en un juego que funcionara a 25-30 fps en su versión original, pero Perfect Dark es conocido por una terrible tasa de imágenes por segundo, que era catastrófica cuando el juego estaba en condiciones normales pero que rozaba el delirio cuando había muchas explosiones, por ejemplo; en esos momentos, superar las 10 imágenes por segundo era impensable, y que ahora vaya todo a 60 continuas es fabuloso. Mucha gente (yo mismo) pensaba que esta irregularidad en los fps era parte de la gracia del juego (después de 10 años jugando a un juego —porque sí, desde que ha salido lo he jugado regularmente año tras año— cualquier fallo pasa a ser una característica), pero después de una maratoniana sesión de juego puedo afirmar que este lavado de cara no sólo no ha empeorado la jugabilidad en lo más mínimo sino que ahora, cuando todo va siempre fluido, se aprecia mejor el extraordinario trabajo que hizo Rare hace una década, calculando absolutamente todo en cada misión del modo campaña para que rejugar una y otra vez sea un placer. Adaptar el control del original al mando de Xbox 360 parecía un trabajo duro, teniendo en cuenta lo rarito que era el de Nintendo 64. Lo cierto es que está perfectamente adaptado y resulta muy cómodo jugar con los dos sticks: dejar de depender de un botón para apuntar con precisión y tener un stick que sustituya a los célebres botones C es un cambio muy agradable, y en general todo se siente muy bien adaptado. Entre los 60 fps y la agilidad que da el nuevo control, resulta formidable rejugar Perfect Dark con esta soltura. Por si alguien no ha jugado, haré un pequeño apunte sobre el modo historia: Perfect Dark nos pone en la piel de Joanna Dark, agente secreta cuya belleza sólo es superada por sus letales habilidades para la resolución de conspiraciones. Durante una infiltración en la corporación dataDyne para rescatar a un científico, el Instituto Carrington (la empresa para la que trabaja Joanna) descubre un pastel de dimensiones galácticas que implicará a los más altos cargos de la política mundial y a dos razas alienígenas que se zurrarán la cara mutuamente; la historia, debo decir, parecía mucho más seria y épica cuando tenía 13 años. Lo que no ha cambiado es la forma de jugar, claro. Cada misión tiene tres niveles de dificultad posibles; y aunque las misiones son esencialmente iguales en cada uno de ellos, a medida que la dificultad aumenta van añadiéndose objetivos nuevos que complican el asunto sustancialmente. Además, los enemigos son más letales y las armas que encontramos dan menos munición, con lo que el reto que se forma en Agente Perfecto es considerable. La gracia viene cuando te das cuenta de que cada tramo está calculado tan bien que no resulta de ningún modo pesado o repetitivo jugar la campaña individual las, por lo menos, tres veces a las que nos anima el juego, sino todo lo contrario: gusta, es agradable volver a los mismos sitios y descubrir qué pequeño retruécano han añadido para hacernos la vida más difícil. Por si todo esto fuera poco, existen recompensas por terminar determinadas misiones en menos de cierto tiempo y en el nivel de dificultad indicado: los célebres trucos, que incluyen desde las armas de GoldenEye (¡estupendo!) hasta diferentes personajes para el modo cooperativo. Porque también hay un modo cooperativo, y del mismo modo resulta divertidísimo rejugar Perfect Dark con un amigo. Sólo con esto, el juego merecería con creces cada uno de los puntos que cuesta: yo en su día pagué 12.000 pelas y aún sigo utilizando ese cartucho. Pero es que además hay un modo multijugador; ¡y qué modo, señora! A pesar de que no he podido jugar por Internet por motivos lógicos (mientras escribo estas líneas, el juego no ha salido todavía), sí he podido dar una vuelta por los menús de personalización de la partida en su modo local (¿jugar a pantalla partida? ¡Magnífico!) y los que hayáis explotado el juego con varios amigos en la versión original estaréis muy satisfechos al ver que está todo lo que hizo que Perfect Dark fuera el juego multijugador definitivo, junto con Super Smash Bros y Mario Kart, de Nintendo 64: las combinaciones posibles son casi infinitas, y hay tantas partidas distintas como jugadores cojan el mando, y esto repercute en que se pueden jugar muchísimas partidas teniendo siempre alguna novedad: desde armas distintas hasta un bot con la cara de Molyneux ((Sí, se les puede poner la cara del bueno de Peter.)), Perfect Dark en multijugador es un sinónimo rotundo de diversión. Añadámosle además la posibilidad de jugar por Internet en lugar de depender de que nuestros amigos vengan a casa y tenemos uno de esos raros casos en los que un juego Arcade tiene el mismo valor o más que uno retail. Los Desafíos también están ahí, claro, y las pruebas de tiro, y la posibilidad de pasear por el Instituto Carrington antes de empezar a jugar, y todo lo demás: lo que tenemos aquí es exactamente el mismo Perfect Dark que jugamos en Nintendo 64 pero con un aspecto mejor. Aunque algunos cambios pueden ser discutibles (el nuevo Elvis, por ejemplo, es horrendo; Jonathan también ha dejado ver su fealdad infinita con este lavado de cara), en general el trabajo realizado es extraordinario y absolutamente respetuoso con el original. Es Perfect Dark con mejor pinta; y lo cierto es que los grandes polígonos, las caras cuadradas y las bocas que no se mueven al hablar no importan, y algunas cosas extremadamente avanzadas para la época del original, como el sistema de iluminación, siguen resultando bastante impresionantes. El Perfect Dark original era un monumento al buen videojuego, un programa perfecto que nos daba una experiencia insuperable; este lavado de cara lo que hace es lavar un poco las cacas de pájaro que el tiempo ha depositado sobre ese monumento y traérnoslo de nuevo limpio y reluciente según los estándares actuales. El original era perfecto y este es perfecto; tiene más cosas que muchos juegos retail, cuesta menos, es una auténtica maravilla cuya no compra debería ser penalizada con un baneo indefinido de Xbox Live, del mundo de los videojuegos y de la vida en general. En serio. No lo digo por fanatismo ni por nostalgia mal llevada ((Perfect Dark Zero, lo reconozco, me gusta un poco por nostalgia mal llevada; en este caso no hay nada de eso, prometido.)): estamos ante un producto imbatible que se nos da por un precio irrisorio; no lo desaprovechemos. [10]