Análisis de Resident Evil: The Darkside Chronicles

Debemos aceptar que, cuando uno acaba de jugar su primera partida a Resident Evil: The Darkside Chronicles, lo único razonable que se puede hacer es aceptar con serenidad que estamos ante un Señor Juegazo. Todos los defectos de su predecesor han sido pulidos con bastante acierto y la sensación global que deja es de que los desarrolladores se tomaron su tiempo analizando Umbrella Chronicles y viendo qué se podía hacer mejor. Para empezar, se han implementado multitud de opciones que hacen que la partida sea mucho más cómoda. Si bien en la primera parte teníamos que comernos con patatas dónde decía el juego que estábamos apuntando ((Porque sí, Nintendo, no todos los que tenemos una Wii tenemos una pantalla de 40” y un salón que parezca un campo de futbito para sentarnos a doce metros del televisor.)) ahora disponemos de un sencillo método de calibración (algo limitado, eso sí) que nos sirve para especificar dónde queremos la mira. Y la personalización no se queda solo ahí, se puede especificar incluso la sensibilidad del mando a la hora de agitarlo para recargar ((Por fin partidas a dobles con tu abuela, la del Parkinson, o tu primo el flojo sin que te jodan la partida.)). Como viene siendo habitual en este tipo de juegos, viene con soporte para WiiZapper, control que podremos alternar a través de las opciones con el de un solo mando. Sí, así es. Un sólo mando. Y es que si bien en la anterior entrega ya venía la opción de jugar así, eso nos suponía la pérdida de una de los detalles más chulos que tenía Umbrella Chronicles: mirar alrededor. Desgraciadamente esa característica ha sido eliminada de RE: DC y el uso del joystick queda relegado a cambiar de arma. Puede que fuera una tontería que no sirviera para nada realmente, salvo alcanzar algún ítem que se escapaba de la pantalla, pero gracias a eso el juego conseguía un nivel de inmersión superior de lo que se podía esperar de un juego on rails. Malo no sería si la otra gran baza del género en Wii, Dead Space: Extraction, también decidió hacer uso de ella. Sin embargo, y siendo sinceros, no echaremos de menos la opción de mirar alrededor, porque si algo se ha mejorado considerablemente es la parte jugable. Para empezar ya no tendremos que comenzar una partida para un jugador y otra distinta para dos, sino que al comienzo de cada capitulo podremos elegir si lo enfrentamos en bravía soledad o en un mano a mano con seamos sinceros, tu novia, que grita y da bandazos con el mando, amenazando tu integridad física, cada vez que sale repentinamente un zombie en pantalla un amigo. El desarrollo del juego es, en esta ocasión, mucho más fluido. El juego comienza con la historia principal “Operación Javier”, protagonizada por Leon Scott Kennedy y su por entonces compi-en-misiones-ultrasecretas-del-gobierno Krauser. Ambos inmersos en un marrón bastante gordo al infiltrarse en una zona de Sudamérica controlada por un ex-narcotraficante que parece salido de un capitulo de Bobobo. En determinado punto de la historia, Leon se vera abocado a recordar su pasado y entonces ¡BAM!, la fase de Resident Evil 2. Más adelante algo le hará recordar a Claire y entonces ¡BAM! Code Veronica, para terminar con “Operación Javier” de nuevo. Lo cierto es que no sólo está todo bien hilado sino que han tenido el buen hacer suficiente como para que las historias sean fieles a la experiencia original sin disminuir un ápice la diversión, o resultar forzado. Evidentemente las historias han sido modificadas para adaptarlas al estilo de juego, por ejemplo: Leon y Claire ya no se separan, y cuando lo hacen lo muestran mediante cinemáticas, pero en esencia todo está ahí ((Lágrimas brotaban de mis ojos al ver de nuevo la escena en que le pegan el tiro al bueno de Leon en RE2.)) El hecho de que el número de fases haya disminuido respecto al original no es problema. Cada historia es ahora mucho más larga, variada e intensa, y la experiencia de juego ha mejorado considerablemente. Ahora ya no hay casi tiempo para la calma. La acción es mayoritariamente frenética y lo vemos todo desde los ojos del personaje, con constantes movimientos y bamboleos de cámara que, sin marear, impiden que se pueda acabar con los enemigos dejando la mira en medio de la pantalla y apretando el gatillo. Veremos algunas situaciones que no son típicas de un on rails al uso, y se repiten las fases a oscuras que tendremos que superar pertrechados con una linterna y las bifurcaciones que le dan todavía más vidilla al juego. En relación al uso de un personaje u otro, exceptuando algunas situaciones menores, el desarrollo es exactamente igual elijas al que elijas. Los detalles están cuidados de tal modo que cuando juegas a dobles, a veces se ve a uno de los personajes en pantalla, haciendo que el jugador que lo controla no pueda disparar en esos momentos. En realidad, el efecto de que hay todo el rato dos personajes (que no jugadores) en partida está realmente conseguido. En ocasiones, las criaturas atacarán a uno o a otro si se encuentran separados y la sensación de no estar solo se acentúa, no sólo por la presencia en pantalla de nuestro compañero, sino por las constantes frases que se cruzan los protagonistas. Esos diálogos se incrementan en los momentos de calma para que en todo momento dé la sensación de que está pasando algo en pantalla. La historia no es una excusa para andar por ahí pegando tiros y el uso de cinemáticas esta muy bien medido para hacer de cada historia un todo bien hilvanado. Con respecto al cómo se juega, dos factores a tener en cuenta: que por fin haremos uso de las hierbas cuando queramos, pudiendo guardarlas para cuando estemos más pachuchos, y que en cualquier momento podremos entrar al menú y cambiar las armas que tenemos asignadas, es decir, no más tener que acabar con el último enemigo, con una barra de vida que llega de la pantalla a la cocina, armado solo con la pistola. Por supuesto y al igual que en Umbrella Chronicles, todas las armas pueden ser mejoradas, sólo que aquí podremos elegir qué mejoramos. Os aseguro que ir con la pistola con el máximo de potencia es un paseo por el campo. Como si el haber hecho al juego divertido de cojones les pareciera poco, los desarrolladores han decidido implementar en el juego multitud de recompensas en forma de archivos, películas, informes e incluso logros (nada del otro mundo: “mata a X zombies”, “gana X dinero”…) que harán las delicias de los fans de la saga. Si además lo tuyo es ser competitivo, el juego trae la opción de poder registrar tus puntuaciones y entrar en rankings para así demostrar que en eso de pegar-tiros-a-una-pantalla-usando-un-cursor-para-así-acabar-con-más-criaturas-evolucionadas-por-un-virus-chungo-que-nadie-al-mismo-tiempo-que-destrozas-cuantos-más-objetos-del-mobiliario-mejor no tienes rival. Huelga decir que, como todo buen Resident Evil, éste trae una suculenta ración de secretos que tendréis que desentrañar y que aumentan aun más si cabe sus posibilidades. De los gráficos, sólo diré que son los mejores que jamás se han visto en una PS2, aunque las animaciones han mejorado muchísimo y el aspecto en general es, si sabemos que lo que tenemos es una Wii y que no se le pueden pedir peras al olmo, bonico, bonico. En ningún momento nos echaremos las manos a la cabeza por su calidad técnica. Más bien nos encontraremos agradablemente sorprendidos (sin fliparnos tampoco) del buen aspecto visual que presenta. Y por si os lo preguntáis, no, no se queda corto en sangre y gore y las salpicaduras en pantalla están a la orden del día. En definitiva, Resident Evil: The Darkside Chronicles es un muy buen juego que, sin ser la panacea, si demuestra que se puede ser emocionante y divertido en un género tan estancado y limitado como los shooters on rails. Si tienes una Wii te lo recomiendo, si te gustan los juegos de tiros on rails te lo recomiendo especialmente, y si además eres fan de la saga Resident Evil lo más seguro es que este juego te guste sí o sí. [8]