Piranha Bytes es de esos estudios que uno se imagina naciendo en un garaje lleno de ordenadores, una especie de visión romántica de un lugar donde la creatividad fluye libre y sin corsés comerciales. De ese parto hace ya una década y media, y como suele ocurrir con los quinceñeros, esa época tonta de nuestras vidas, nos dejamos llevar por corrientes que no terminan de favorecernos tanto como creemos. Es el caso de este grupo de amigotes alemanes. Empezaron con la saga Gothic, haciendo lo que buenamente les salía de las narices y a la gente le gustó. Luego lanzaron Risen, que quizá era menos lo que a ellos les daba la gana y más lo que estaba de moda entonces. Y ahora llega Risen 2: Dark Waters, un action RPG continuista que trata de mejorar el punto fuerte de su antecesor: la exploración. ¿Y todo lo demás? Buena pregunta. No os voy a engañar: los piratas no me gustan. Es un tipo de ambientación que siempre me ha provocado la más absoluta indiferencia y considero a Piratas del Caribe una tontuna carísima. Creo que es por culpa de esos sombreros ridículos. No lo sé. El caso es que si uno no comulga con el rollo lobo de mar, el juego tarda más en entrarle y la experiencia se resiente con ello, así que es un factor que deberíais tener en cuenta a nivel personal aunque voy a procurar que mi análisis no sea vea afectado por mis filias. Dicho queda. Volvemos al pellejo del héroe sin nombre del primer juego, esta vez enrolado en la Inquisición y, nada más iniciarse el juego, con una borrachera de tres mil pares de huevos. Estupendo, no podría empezar mejor la cosa. Al parecer el mundo está a punto de irse a tomar por saco por culpa de los titanes, que se empeñan en tratar de extinguir a la humanidad. La inquisición, por su parte, se agarra a la locura imperialista y pretende colonizar un nuevo continente al otro lado del océano. El tema es que con las aguas llenas de bicharracos gigantes como el Kraken, la cosa parece más complicada que un simple paseíto en barca, así que nos toca disfrazarnos de chusma e infiltrarnos entre los piratas para conseguir el artefacto con el que mantienen a raya a los monstruos. Nada de amuletos, piedras o espadas mágicas: todo el mundo sabe que no hay bicho que se le resista a un buen pedazo de cañón. Si algo les gusta incorporar a sus títulos estos teutones locos son enormes escenarios llenos de detalles y áreas ocultas en las que descubrir cositas. Es algo a lo que el rol occidental se está aficionando bastante y, francamente, se agradece. En Risen nos encontrábamos con inmensas zonas que explorar, pero el problema era precisamente su amplitud y distribución. La sensación de aislamiento y de tardar demasiado en ir de un punto a otro, algo que en otros juegos es una gozada, en aquel suponía un lastre, una piedra en el zapato. Así que en esta secuela que nos ocupa la solución por la que han optado sus creador ha sido tan simple como reducir el mundo a pequeñas islitas tropicales de abundante vegetación, con poblados y campamentos, y hasta tribus de salvajes. Ahora las distancias son más cortas, sí, pero la variedad de peligros es la misma o peor, así que en Risen 2: Dark Waters es extremadamente fácil meterse en problemas de los gordos con solo dar dos pasos en la dirección equivocada. Y es que el desequilibrio inicial y natural en cualquier RPG, ese que dice que si nada más empezar te enfrentas a un cangrejo de dos metros tienes bastantes posibilidades de acabar dividido en dos, se alarga en Risen 2 hasta niveles que lindan con lo frustrante. Todo juego de rol acaba situándonos a un nivel de poder muy superior al resto de personajes, pero parece que al igual que en el anterior título de Piranha Bytes, aquí toca ser un mierdecilla durante muchas horas. Demasiadas. Pasado ese tiempo tampoco seremos un semidios: si acaso estaremos al nivel justito para sobrevivir. El problema no es la dificultad de ganar experiencia (Gloria, en este caso), de hecho la ganamos con matar animales, derrotar a otros personajes (es muy fácil provocarles) y explorar nuevos territorios. El problema es, esto os sonará, el sucio dinero: necesitamos cantidades absurdas de oro para aprender habilidades que son imprescindibles a la hora resolver misiones, tanto side quests como la trama principal, y no hay muchas formas de conseguirlo. Me he pasado más tiempo del mentalmente saludable recogiendo plantitas y robando enseres de todo tipo para vender. Es la clásica situación del estudiante que se pasa años trabajando en un McDonalds para pagarse un máster, pero en un mundo poblado por locos, prostitutas y gente de dudosa calaña. Ninguna diferencia, vaya. No tengo nada en contra de que un juego sea muy exigente, pero en Risen 2: Dark Waters parece innecesario y completamente gratuito. En la misma onda están los enemigos, que a menudo pegan más fuerte y corren más rápido que tú, de modo que no es infrecuente verte obligado a cargar el último checkpoint a sabiendas de que no vas a salir vivo de donde te has ido a meter. Mención aparte merecen los salvajes nativos, que además de contar con las dos superioridades físicas que os digo, suelen venir acompañados de otro tío que tira lanzas infinitas, como quien lleva una riñonera llena de canicas, convirtiendo el enfrentamiento en un bucle mortal de necesidad. En lo visual Risen 2 ha ganado más por localizaciones que por empuje gráfico. Los parajes tropicales y una iluminación decente conforman un mundo agradable de recorrer, aun a pesar de algunos bugs algo extraños como ciertas plantas cuya textura parece agrandarse cuando nos acercamos o zonas en las que el pop-in de vegetación se hace demasiado evidente y molesto. Pero el escaso realismo del juego nos dice adiós y salta por la ventana cuando nos fijamos en las animaciones, particularmente en las cinemáticas de diálogos. La fluidez en las conversaciones es del todo nula, pero lo que me pegó una bofetada fueron los gestos: no es solo que vayan descoordinandos y rara vez coincidan con lo que dicen el personaje, es que son exagerados, histriónicos, absurdos. Comprendo que el juego tenga a Piratas del Caribe como una de sus referencias, pero hacer que todo PNJ (sobre todo la chica que nos escolta en algunos momentos) sobreactúe tanto como Johnny Depp me parece un poco demasiado. A su favor hay que admitir que la cantidad de posibilidades es abrumadora a poco que decidamos invertir tiempo en él. Podemos dominar un montón de profesiones distintas que nos serán útiles a la hora de completar encargos. Al lado de clásicos como ser herrero, ladrón, o destilar licores y procesar plantas hay algo que destaca por encima de todo lo demás: podemos domesticar a un monito para que se infiltre en ciertos lugar y robe objetos o a un loro para que nos ayude en combate, distrayendo la atención del oponente u, ojito, tirándole arena a los ojos. Sé lo que mucho estáis pensando: «Vendido». En ese caso, adelante. Si hay un argumento infalible en cualquier tipo de discusión es la aparición de monos. La gestión de las misiones y la variedad de estas es también un punto a favor, aunque esto queda condicionado por lo que os decía antes: lo jodidamente ineptos que somos durante demasiado tiempo. Se abusa un poco de la ramificación de misiones, aquello de conseguir «la piececita de la piececita de la piececita», pero termina convirtiéndose en algo positivo si dejamos de lado la desmoralizante inferioridad de nuestro personaje y las pocas vías de conseguir oro sin volverse loco rapiñando absolutamente todo. Cumplir cualquier tarea se vuelve algo lento y farragoso de ejecutar, con lo cual la satisfacción de completarla es mayor. Si coleccionáis fustas de fibra y pasamontañas de vinilo y tenéis una X de madera con cadenas en el sótano, este es vuestro juego. Risen 2: Dark Waters es un juego muy exigente, muy injusto y, en bastantes ocasiones, incluso detestable. Pero no es un mal juego. Como en la vida, todo pasa por saber si lo que hay al otro lado de esa valla con alambre de espino merece el riesgo de perder la hombría. Una historia que no tiene el más mínimo interés y que ella misma parece ir diluyéndose a voluntad a medida que avanzan las horas, la nula personalización inicial, la exploración como obligación y no como estímulo, las decisiones de diseño poco acertadas o la inexistencia de magia (¡en un juego de rol!) más allá del vudú utilizado como complemento a un sistema de combate (no puedes hacer daño, solo inmovilizar, asustar, convencer de que sus compañeros son enemigos) muy completo pero dependiente de la evolución del personaje… Son escollos demasiado pronunciados como para permitirle plantar cara a los grandes colosos que dominan el género en la actualidad. Quizá no sea un cardo entre lirios, pero desde luego tampoco es el RPG del año. [7]
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El 2024 de… Juan T. Salas
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Qué pena, tenía esperanzas en este Risen, el anterior tambien me decepcionó repitieron la fórmula de los gothic pero no me enganchó nada, era muy soso y repetitivo; con el cambio de ambientación esperaba mucho, tenian un montón posibilidades.
Desde Gothic 2 (uno de mis jdr favoritos de todos los tiempos) estos de piranha no dan una.
saludos.
El subtitular me ha dolido un poco, así, en mis emociones.
Pues leyendo el artículo uno se esperaría un 4 o un 5 como mucho y no un 7. Vamos el último párrafo lo deja claro. Mala historia, exploración como obligación, tareas repetitivas y alargadas sin necesidad, combate pobre…en fin, deberías ser más consecuentes entre lo que escribís y la valoración numérica.
Tampoco esperaba mucho de este juego anyway…
@vegaswanderer
También digo que no es mal juego, que tiene escenarios bonitos, que tiene muchísimas posibilidades y que si estás dispuesto a echarle horas te resultará satisfactorio. Yo no soy de esos, pero me parecía injusto ponerle una nota inmerecida por una cuestión personal de hábitos.
Como producto, es un 7. Quizá es el texto el que no es consecuente, puedo haberme dejado llevar por la frustración. No ha sido nada fácil analizar este juego.
Puede ser, aunque yo no conozco a nadie que le ponga un 7 a un juego por unos escenarios bonitos (y si es así, no voy a tener muy en cuenta la opinión de esta persona).
Para mí, las posibilidades pueden ser potencialmente estupendas pero si luego tiene mala historia, gameplay pobre, y exploras por obligación, bueno… es como si alguien me dice que le pondría un 7 a una transformers movie sólo porque los efectos especiales son buenos…ummm…okay….