Die when I kill you!

Análisis de Serious Sam 3: BFE

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Volver a Serious Sam es como besar a una chica después de un año sin contacto femenino. Lo disfrutas casi como si fuese la primera vez, pero tardas un poco en coger el ritmo y en confirmar si estás besando como un galán de película o como un pastor belga. Han sido muchos años de juegos bélicos, de trascendentalismo geopolítico, de ceños fruncidos, de palos metidos por el culo, de “oh dios, hay que defender la libertad”. Incluso adalides del “me la sopla todo” como Duke Nukem Forever hincaron la rodilla con algunas concesiones a la current-gen. Serious Sam 3: BFE, en cambio, ignora toda evolución y toda influencia externa en los últimos seis años para ser fiel a sus propios principios.

En Croteam son perfectamente conscientes de este compromiso contra toda adversidad, y por eso al principio intentan asustar a los fans de la saga con cosas que uno no espera en un Serious Sam: una cinemática (esto ya en sí mismo es algo malo) en la que se nos cuenta la historia de la invasión alienígena y luego vemos a nuestro héroe volando en un helicóptero militar, conversando con soldados en un diálogo que rezuma testosterona. Algo va mal. Esto se parece demasiado a un Battle of Duty 4. Empieza la partida y, aunque el movimiento del personaje es anormalmente rápido, nos encontramos con escenarios pasilleros, armas muy normalitas y enemigos que vienen de tres en tres. Uno termina el primer nivel al borde de la decepción, pero entonces es cuando la cosa cambia. Empezamos a encontrarnos con enormes espacios abiertos y hordas numerosísimas de bicharracos de todos los colores corriendo hacia nosotros, obligándonos a retroceder, a priorizar municiones, a huir como niñas, a pausar para respirar. Ha vuelto Serious Sam.

Para quienes conocen bien los dos primeros juegos esto no es más que un amago, un sustillo como declaración de intenciones, pero los que tengan en Serious Sam 3 su primer encontronazo con la franquicia debe de haber sido una experiencia tan turbadora que les envidio. Me los imagino entrando temblorosos en la consulta del dentista, un lugar exquisitamente decorado, con olor a ambientador del caro. Acomodánose en el sillón más confortable jamás diseñado, con el dentista poniendo algo de Tchaikosvky, hablando con suavidad y afabilidad mientras se mesa una tupida barba que da confianza, que proyecta emociones conectadas con lo paternal. Con su auxiliar haciendo los preparativos a su alrededor, una jovencita angelical lo bastante guapa para que su sonrisa se contagie pero no tanto como para despertar pensamientos sucios. Y justo cuando cierra un momento los ojos y se deja llevar, justo cuando piensa “pues no está tan mal”, de repente un estruendo le sobresalta. Tchaikovsky es ahora Napalm Death, la luz es rojo oscuro con parpadeos, el sillón se zarandea como un toro mecánico, el dentista es un loco despeinado con los ojos muy abiertos que se ríe a carcajadas y babea mientras le acerca un taladro de bricolaje a la boca y la chica… la chica ha desaparecido y en su lugar hay un escorpión gigante con ametralladoras por brazos.

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Quizá os parezca exagerada esta visión, pero os aseguro que no lo es. Serious Sam 3: BFE es estresante, exigente, vertiginoso, exigente, cruel, frustrante, exigente, opresivo, antipático, desmesurado… y exigente. Es un tremendo hijo de puta. Un juego de los que te dejan con dolor de cabeza, de los que terminas cada sesión con los dedos engarrotados, de los que te hacen perder la formas. Es el FPS más hardcore de la década, sin lugar a dudas, y una de las experiencias en primera persona más febriles desde el brillante Painkiller o el propio Serious Sam 2.

Desde luego, alcanzar el final de un nivel en este juego es de lo más satisfactorio, sobre todo si tenemos en cuenta que se pueden alargar perfectamente hasta hora y pico si nos da por explorar en busca de secretitos, y ya no digamos si se nos atraganta algún enemigo complicado. Los escenarios, tanto en gráficos como en cuestiones de estructura, son muy simples y aunque el aspecto general no ganaría un concurso de belleza tampoco le negaríais un baile. Los enemigos son un rediseño de los de juegos anteriores (y los que son nuevos van en la misma sintonía creativa), aunque el nuevo motor de tintes pseudorrealistas les otorga un look bastante más inquietante, más retorcido, más jodido en general, en un universo al que ya de por sí le falta algún tornillo.

El modo multijugador juega en Serious Sam 3: BFE un papel distinto a lo habitual. Si normalmente es el eje de un juego o una forma de poner en práctica lo que hemos aprendido en la campaña después de terminarla, aquí más bien es una válvula, un alivio. Mientras el deathmatch es tan tosco, burdo e irrelevante que ni siquiera merece la pena analizarlo, el cooperativo es una fantástica forma de sobrevivir a los mismos enemigos de la campaña sin tantos sobresaltos, acompañado de otros quince jugadores que conforman un divertidísimo rodillo a poco que se hagan las cosas con algo de sentido común. Eso sí: si la partida está configurada con respawneos limitados, a la que empiecen a caer compañeros las iremos pasando más putas y cada vez se harán más presentes los fantasmas de la muerte y la desesperación del single player. Como un negro o una ninfómana en una peli slasher, en el fondo sabremos que nuestra erradicación es solo cuestión de tiempo por muy fuerte que insultemos a la pantalla.

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Manteniendo las constantes de entregas anteriores como la velocidad enloquecida, las explanadas enormes, la mecánica de correr hacia atrás y en círculos ante hordas tan abundantes que lindan con lo directamente injusto, los delirantes enemigos de patrones fijos y sonido reconocible, las muchas armas en el inventario, los power-ups o la barra de vida que, ¡sorpresa!, no se regenera sola, Serious Sam 3: BFE consigue gracias también a su considerable duración (después de 14 horas sigo viendo inalcanzable el final; deseadme suerte) convertirse en la extrapolación de los “manic shooters” al mundo de la primera (o tercera) persona. Un Futari Ultra en el que las oleadas abusivas de balas enemigas son monstruos gritones explosivos más rápidos que tu, apoyados desde atrás por monstruos aún más grandes que te lanzan misiles o criaturas que tienen el poder de paralizarte.

La mala idea de Croteam es algo patológico, y cada vez que sobrevivimos a una marea salvaje la sensación es de satisfacción absoluta, como si hubiésemos subido de nivel nosotros, como seres humanos, como jugadores. Os juro que odio con toda mi alma decir esto, pero Serious Sam 3: BFE no es para todo el mundo. Es un caminar sobre las brasas para luego rugir a la luna y golpearnos el pecho, solo que aquí en lugar de rugir nos abrimos otro Red Bull y en vez del pecho lo que golpeamos como putos dementes es la tecla F6. Exacto: “Guardado rápido”. [8]

Redactor
  1. adelucas

    Buena review… suscribo todo lo dicho. Mantiene intacto el espíritu de las otras partes y lo potencia en algunos aspectos por lo que si, sufriste como un cabrón disfrutaste con las otras partes como yo lo hice, esta a la fuerza, te tiene que gustar.

  2. Víctor Martínez

    Juegazo, chicos, estoy de acuerdo punto por punto con todo lo que dice @pinjed.

  3. Salaberri

    Tremendo analisis.Si antes le tenía ganas ahora mas. De hecho me lo pienso autoregalar en navidades.

  4. Gilikong

    Everythingwentbetterthanexpected.jpg

  5. oliverastro

    me dieron ganas de jugar

  6. molekiller

    Estrés… frustrante… dolor de cabeza… aunque esté todo dicho con buena intención no me atrae pero nada de nada.

  7. neorubio

    Es para hardcores y yo no lo soy, pero ese coop a 16…lo necesito!!

  8. Shinomune

    «Como un negro o una ninfómana en una peli slasher, en el fondo sabremos que nuestra erradicación es solo cuestión de tiempo por muy fuerte que insultemos a la pantalla.»

    SUBLIME :bravo: :bravo: :bravo:

  9. Cooper

    Muy bien el análisis, Pinjed en todo su esplendor. Count me in.

  10. WH4RXOR3

    Y lo diréis en serio…

    A mi no me quita nadie mi skultag y mi DooM 2.

  11. razker

    8 horitas, no me ha costado demasiado, tocará rejugarlo en dificil,. Así en general me ha dejado un poco a medias, el rollo del desierto cansa un poco y los interiores son bastante meh, estas todo el rato deseando volver a los espacios abiertos. Y los escorpiones con ese autoapuntado son muuuuuy cansinos, en vez de esquivar te obligan a cubrirte y joder no mola. A falta de acabar Serious Sam 2, diria que Second Encounter sigue siendo mi favorito