En el libro autobiográfico Prohibido nacer, el presentador y cómico surafricano Trevor Noah relata la compleja situación que supuso su existencia en una Sudáfrica todavía atravesada por un racismo sistémico atroz. Hijo de un hombre blanco y una madre negra, el pequeño Trevor no podía pasear junto a su padre, ya que estaba prohibido que la población blanca se relacionara con la negra. Es un libro muy interesante para profundizar en el extraño limbo de discriminación y desamparo que afrontan muchas personas birraciales —una expresión más extendida en ámbitos anglosajones, no tanto en castellano debido a la problemática de distinguir entre varias razas de seres humanos— o mestizas —pero es que esta expresión tampoco está libre de problemática—.
De todos los temas propuestos por Trevor Noah, centrémonos en el que da nombre a su obra; en algo tan impactante como que la existencia de una persona sea cuestionada, criticada e incluso prohibida. Es un asunto estrechamente ligado con el punto de partida de Songs of Travel: «Todos queremos existir. Necesitamos existir. Pero para algunas personas, incluso eso está prohibido», rezan las primeras pantallas del juego de Causa Creations. Esa es, precisamente, la situación que lleva a los cinco protagonistas de este juego a tener que buscar un lugar en el que sobrevivir, un nuevo hogar en el que poder existir.
Esta búsqueda de un espacio seguro en el que poder desarrollarse vehicula las cinco historias; seis, si contamos la del narrador, o incluso siete, si sumamos la de quien juega. Para transmitir estos relatos, Causa Creations ha producido lo que definen como «un cómic animado e interactivo», el cual se puede jugar desde el 28 de mayo en iOS, un par de semanas después de su lanzamiento en dispositivos móviles a través de la tienda de Android. Cada uno de los cinco capítulos cuenta con el testimonio en vídeo de su protagonista como punto de partida y como cierre. Pese a que refleja una serie de historias centradas en experiencias europeas, la verdad detrás de cada línea permite que el sentimiento logre traspasar fronteras y que los relatos de Songs of Travel apelen a una audiencia global.
Existe un componente de verdad muy valioso en las historias reales. El interés que suscitan, por desgracia, ha comenzado a ser explotado sin miramientos en ciertas plataformas de entretenimiento, pero esto no hace que toda obra cultural que opte por este punto de partida sea un producto sin alma y con el símbolo del dólar en los ojos. Songs of Travel demuestra la capacidad del videojuego de ejercer como vehículo de una serie de experiencias que nos pueden resultar ajenas. Nos ponemos al momento al lado de ese migrante que tras dejar su país se topó con todavía más odio por su identidad y que mientras su vida estaba en juego sólo se topó con el insalvable muro de la burocracia infinita.
Es uno de los múltiples casos, una de las historias que consigue dejarnos con el corazón en un puño. Un sopapo de realidad que nos pone ante una serie de identidades negadas, perseguidas y odiadas. Una selección de vidas —no todos los testimonios que consiguió el estudio a través de una serie de entrevistas están presentes en el juego final— que merece la pena escuchar. Dejar por un momento el precioso estilo de este cómic interactivo para dar paso a las grabaciones de los testimonios, con imágenes reales de las personas migrantes, es una decisión inteligente. Mantiene al jugador pegado al suelo, sin posibilidad de abstraerse o desconectar de la cruda realidad.
El buen pulso narrativo de Songs of Travel permite que, en muy poco tiempo, atravesemos temas complejos con la profundidad necesaria. El odio sufrido durante generaciones, por lucir diferente, por venir de fuera; la necesidad de encontrar un hogar que en muchas ocasiones se muestra esquivo, lejano o incluso desconocido; distintas crisis identitarias, historias de diferentes generaciones que ponen de manifiesto los problemas estructurales y sociales de naciones supuestamente avanzadas y primermundistas.
Cada uno de los testimonios tiene un inmenso valor, pero, si me permitís barrer para casa, me cuesta no alegrarme por la presencia de una protagonista hija de migrantes. La experiencia de una persona que forma parte de lo que solemos llamar segunda generación no es muy habitual en el medio y encierra una serie de cuestiones más grises, dinámicas y complejas. Ya no hablamos de discriminar al de fuera, porque no es de fuera. Se discrimina al que luce diferente, pese a que comparta idioma y costumbres. Una obcecación por ver lo distinto como un problema, por rechazar la mezcla y la apertura.
Este capítulo de Songs of Travel centrado en una hija de padres vietnamitas en Alemania también contiene varios ejemplos de lo que en ocasiones llamamos, de forma equivocada, microrracismos: muy presentes a través de estereotipos asociados a la identidad que se asume por el aspecto de alguien. También tiene fragmentos que ponen el foco en el limbo identitario que transitan muchas personas que crecen en un contexto cultural determinado, pero éste difiere del que encuentran en su hogar —como le ocurría al hijo de Venba—.
Rami Ismail comentaba hace unas semanas en Twitter que ser alguien o trabajar fuera de lo normativo requiere que «trabajes más, convenzas más, expliques más, defiendas más, justifiques más, perseveres más». Ismail continuaba señalando el esfuerzo que deben hacer las personas que pertenecen a grupos infrarrepresentados simplemente para formar parte de todo esto —sirve para la vida en general, pero hablamos en este caso de la creación de videojuegos en particular—. Es triste que parezca que «nunca es suficiente», pero también es importante ser consciente que será «un poco más fácil» para quienes lleguen después gracias al camino recorrido.
Este es uno de los puntos fuertes de Songs of Travel: la capacidad de recorrer sendas poco transitadas en un medio tan rico en géneros, mecánicas y mundos como es el del videojuego. Es fundamental que historias así estén reflejadas en los productos culturales, que se hable de ellas es la forma de que existan, de que no caigan en el olvido ni sean ignoradas. Es importante sobre todo en tiempos en los que se construye tan rápido la imagen de quien viene de fuera —o no luce como la gente de aquí— como un enemigo, un problema, una amenaza… como un otro.
Causa Creations ha desarrollado un juego para dispositivos móviles que, en poco más de una hora, es capaz de golpear en lo más profundo de nuestro ser. El final de Songs of Travel, con los testimonios reales de los protagonistas, supone un broche perfecto para la experiencia que proponen desde Causa Creations: mensajes repletos de verdad y contundencia, relatos imposibles de ignorar y la búsqueda —y construcción— del hogar; un espacio al que a veces no podemos volver, un lugar cuya localización, en ocasiones, varía y que, casi siempre, está definido por quienes nos rodean. Para bien y para mal.
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Vaya, qué proyecto más interesante. Gracias por descubrírmelo.
@sabin
¡Un gusto!