Análisis de Sonic Classic Collection

Sonic, Sonic, Sonic. Sónico el Puercoespín: cuántas horas de juego. Todos sabemos que la vía que está tomando SEGA a la hora de explotar a su mascota no es la mejor: juegos nuevos de baja calidad y prostitución masiva por medio de recopilatorios y apariciones en los juegos de otros (en las Olimpiadas de otros). Sonic Classic Collection es la enésima revisión de los clásicos de Megadrive que lanza SEGA para exprimir un poco más el dinero que se le haya podido haber quedado a Sonic enredado en el pelo; y a estas alturas igual estamos un poco cansados. En esta colección tenemos los tres primeros Sonic, Sonic & Knuckles y sus versiones lock-on con Knuckles; eso es un buen número de juegos y horas de juego, a decir verdad, pero a estas alturas y con todos los recopilatorios que ha ido sacando SEGA resulta difícil imaginar a alguien que no haya jugado hasta la saciedad, como poco, los dos o tres primeros Sonic. Es inútil hablar de los juegos en profundidad: quizá esbozar que el primer Sonic tiene la velocidad y la inmediatez, el segundo la frescura de la novedad (Tails) y el tercero la profundidad; una trilogía estupenda que a día de hoy se mantiene divertida, rejugable y ejemplificadora de cómo hacer buenos juegos de plataformas. A pesar de que considero que todo ha ido cuesta abajo desde el primer juego (el mejor, para mi gusto; el que mejor tiene la velocidad e inmediatez que estimo característicos y necesarios para que el personaje tenga todo el sentido), la verdad es que los juegos reunidos en esta colección son bastante joyitas y en otras condiciones habría sido imprescindible tenerlos. Ahora, los problemas. Para empezar, Sonic Classic Collection podría haberse llamado Sonic Roms Collection y la diferencia habría sido mínima: la emulación de los originales es igual y por momentos peor que la que podemos conseguir con emuladores no oficiales de SEGA, y ver que el primer Sonic, por ejemplo, va a tirones en algunos momentos es descorazonador. Para colmo, el reescalado necesario para adaptar el juego a la pantalla de NDS no es para nada óptimo y salta a la vista desde el momento en que entramos en las pantallas de título de cada juego. Desde el primer momento da la sensación de ser, como dije antes, una excusa más para sacar unas monedillas a costa de los primeros Sonic y no una colección cuidada como podría ser Sonic Jam o los Mega y Gems Collection, que sí tenían un trabajo considerable detrás, trabajo que se dejaba ver tanto en la emulación (más fácil pero de todos modos mejor) como en el diseño de los menús de selección de juego o los extras, mucho más competentes que en esta colección para NDS. Resulta triste ver cómo se ha resuelto la selección de juegos. Los menús son infames, un trabajo mínimo que podría haberse hecho en menos de una semana y que, para colmo, no deja satisfecho: cuando elegimos un juego, la pantalla inferior nos muestra información, controles, opciones de guardado y carga (un poco tramposas, porque aunque podemos guardar en cualquier momento una vez cargamos recomenzamos desde el principio del capítulo y no desde el punto en que lo dejamos), etc., pero en ningún momento nos da la sensación de estar realmente dentro del juego en la pantalla superior; además de cutres, los menús son tremendamente anti inmersivos, y cuesta ignorarlos para jugar como Dios manda. Por otro lado, el contenido extra (que es, podría y debería ser lo que hace a una recopilación de este tipo decantarse por un lado u otro de la delgada línea que separa la buena oportunidad para rejugr del timo puro y duro) es pobre y, de nuevo, parece estar hecho a la carrera. Una colección de artworks difícilmente disfrutables en una pantalla tan pequeña (si es que podrían ser disfrutables de alguna forma; yo creo que no) parece, a todas luces, insuficiente. La opción de guardado, aunque tramposa, es otro de los extras más destacados, pero tampoco es suficientemente consistente como para justificar la compra. Sólo hay una cosa que justifica la compra de Sonic Classic Collection: sus juegos. SEGA parece haberlo tenido muy claro, y sabiéndose en posesión de una colección tan potente parece haber descuidado todos los demás elementos: el valor añadido, el trabajo de diseño, el mimo al consumidor. A nadie le gustará reencontrarse con Sonic en este estado; más aún si ya has desembolsado una buena cantidad de euros en los juegos originales y las otras colecciones, como es mi caso (el Gems Collection japonés de GameCube no me costó precisamente poco); a pesar de tener muchos puntos flojos, tenemos al menos la suerte de poder pensar que todas esas flaquezas están alrededor de los juegos, nunca en ellos: aún hoy son demasiado sólidos como para arruinarlos tan fácilmente. En Nintendo DS siguen funcionando, y bien, aunque podría haber sido mejor. Muchísimo mejor. O SEGA toma nota y se pone las pilas o puede que el chollo de la nostalgia se le acabe muy, muy pronto. [5]