Análisis de Sonic Riders: Zero Gravity

Hace no mucho conocí a una chica. Mis sentimientos hacia ella fueron desde el primer momento muy fuertes: digamos que me enamoré. Un par de citas, unos cuantos buenos ratos y empezamos a salir. Hace tampoco mucho corté con ella. Era una chica divertida, guapa, su voz era bonita, en la cama lo pasábamos bien, pero no me aportaba nada. Me hacía pasar buenos ratos pero no había nada que me llevara a mantener la relación; aun así, la mantuve un tiempo, sabiendo que si en cualquier momento ella desapareciese de mi vida la pérdida no sería tan grande como para atormentarme. Fue una relación agradable pero demasiado simple. Nos hemos ido distanciando y ahora el contacto es mínimo y muy específico. Más o menos así es, resumiendo, Sonic Riders Zero Gravity. And now, for something completely similar… Nunca jugué al primer Sonic Riders pero supongo que el desarrollo no será muy diferente: vas superando circuito por circuito hasta llegar al último. En ese punto el juego se acaba y tienes la opción de hacer misiones basadas en recoger X anillos, destruir X objetos, llegar a meta en X tiempo, etc. Simple. No merece la pena buscarle tres pies al gato en este sentido, porque eso es lo que hay. Este Sonic Riders es un juego de carreras con historia. Como parece lógico, la historia no es más que una excusa para poner a Sonic y sus cuates en un aeropatín, puro fan service para fran: Sonic descubre algún tipo de artefacto para controlar la gravedad pero unos malvados, relacionados de algún modo con Babilonia (WUT?!), quieren hacerse con él, por lo que ambas facciones compiten por su control. Al final se monta un estropicio por algo que de lo que no llegué a enterarme y en fin, más o menos esta es la historia. No puedo negar que es un juego divertido. Cuando le coges el truco al manejo del aeropatín (todas las posibilidades que da el hecho de que manejes la gravedad, que no son muchas pero sí que dan bastante gracia al juego) y vas conociendo los circuitos, el juego resulta bastante entretenido y de algún modo no te deja soltarlo hasta que lo acabas. En este caso, que enganche es un problema: sin pararme a mirar la historia, tardé menos de una hora y media en acabar el juego con los dos equipos (Sonic y sus chamacos y el equipo Babilonia). Por suerte quedan las misiones y el multijugador, pero, ¿es esto suficiente? Me da que no Técnicamente el juego no es malo: gráficos buenos sin destacar en nada, música de un nivel más que aceptable y un aspecto sonoro irreprochable por irrelevante. En ninguno de estos aspectos está especialmente cojo; SRZG tiene otro problema del que he ido hablando en lo que llevo de análisis: su target. No es que crea que todos los juegos tengan que ser God Hand, pero en este caso es increíble: en ningún momento el juego (en modo historia) parece no ya difícil, sino mínimamente complicado. Lo mismo pasa con las misiones, que si bien tienen cierta dificultad a la hora de conseguir la calificación máxima (en algunos casos, en otros también es ridículamente fácil) siguen pareciendo demasiado fáciles y acaban sabiendo a poco. Por esto lo del target. Se nota que este Sonic Riders está dirigido al público más alevín, dejando a los jugadores experimentados una sensación de que no ha estado mal pero tampoco bien. Para mí, la sensación de satisfacción que queda tras pasarse algunos juegos es suficiente recompensa, paso de desbloquear extras que ni me van ni me vienen y ese tipo de estrategias de alargamiento de duración. Pero en este caso sólo aparece en algunos momentos, demasiados pocos en mi opinión, y ni siquiera es una satisfacción tan grande como para plantearme seguir jugando. Pero sigo. Y sigo porque es divertido, carajo. Por supuesto tiene mil personajes desbloqueables y mil misiones extra para estirar el chicle, pero si es correcto guiarse por esto para comprarlo o no es algo que cada uno tiene que decidir. El hecho de que cueste treinta eurillos (versión de PS2) puede resultar interesante también. Girls in bikinis La industria de los videojuegos no es la que más obras maestras da del mundo, reconozcámoslo: los juegos malos se comen a los buenos. En este caso, el juego es normalillo. Si alguien me preguntara, le recomendaría sin duda alquilarlo ((Excepto a fran, que sé que por mucho que se lo dijera se lo acabaría comprando. Cosas del completismo)). Puede dar unos buenos ratos, pero más lejos de ahí es un candidato estupendo para comer polvo en la estantería, uno de estos juegos que (si tenéis los juegos apilados horizontalmente, como es mi caso) van quedando más y más abajo hasta que te da por mirar y te das cuenta de que hace tiempo que ni te acuerdas de que lo tenías. Y llegados a este punto, qué mejor que volver al principio. Mi ex-novia. La chica sigue estando ahí, tengo su teléfono en mi agenda y, cuando me doy cuenta de que hace tiempo que ni me acuerdo de ella, la llamo; echamos un polvo esporádico, lo paso bien pero sé que hay otras mejores ahí fuera. Conozco a otras mejores ahí fuera, y las prefiero, pero sigo llamando a esta alguna que otra vez, quién sabe por qué. Eso es lo que ocurre con este juego: si le coges cariño, alguna que otra vez lo rescatas para echar una partidilla, y sabes que tienes juegos mejores y que posiblemente te lo pasarías mejor jugando a ellos, pero sigues. Sigues porque le has cogido cariño. O yo qué sé por qué. Esto si no tienes demasiados juegos o demasiadas chicas con las que acostarte. Y lo primero puede, pero lo segundo… ¿a quién queréis engañar? Nota: 5,5

Ficha técnica Plataforma: PlayStation 2 (ver. analizada), Wii Desarrollador: Sonic Team Distribuidor: SEGA Género: Carreras Código PEGI: 3+ Precio: PS2 29,95€, Wii 59,95 € Fecha de salida: 22/02/2008 Web oficial: Disponible