Fuerza mayor

Lo nuevo de Respawn apuesta por la escala con una secuela grande y ambiciosa, que no termina de limar algunos de los problemas más evidentes que asentaba Fallen Order.

Hablar de Star Wars Jedi: Survivor significa hablar de ambición. No soy especial fan del punto de partida que marcaba Fallen Order allá por 2019, todo sea dicho, por una serie de imperfecciones en el combate que mermaban la experiencia que muchos identificamos con encarnar a un Jedi. La secuela era una oportunidad perfecta para reunir el encanto del universo de George Lucas, impulsado por el incontestable carisma de sus personajes, con una ampliación de su mundo y unas peleas que nos hicieran sentir lo que ocurre cuando la Fuerza nos acompaña, pero, más allá del evidente esfuerzo por expandirlo, se ha quedado en un incómodo limbo en el que pocas de sus piezas son capaces de destacar sobre el resto.

Importante, cómo no, ponernos en situación: Survivor da el pistoletazo de salida cinco años después de lo que vimos en Fallen Order, con un Cal Kestis (ya sabéis, Cameron Monaghan) que tiene que asumir responsabilidades como caballero Jedi mientras lucha contra el imperio y busca la forma de huir de la Orden 66. El amigo Cal, desde luego, ha cambiado mucho. No solo porque durante ese lustro le haya dado tiempo a dejarse crecer la barba (los nostálgicos pueden estar tranquilos; nos dejan afeitarla en cualquier momento), sino porque este paso al frente le ha hecho ser más decidido, más implacable y volverse un poco más frío y desconfiado. Esta evolución se siente consecuente porque corresponde a sus propias necesidades y desesperaciones ante una situación de peligro constante ante la tiranía de un gobierno corrupto que no cesará en dar caza a los resquicios de la Orden.

Aunque con sus inevitables pérdidas por el camino, esta travesía de salvación se hace mucho más amena en compañía. Por suerte, parece que aquí han querido quedarse con los compañeros de Cal que más encanto le dieron a su predecesor, además de otros cuantos que nos quitarán muchos momentos de soledad —que me perdone BD-1— durante los largos ratos que tengamos para explorar la más lejana de las galaxias. Tópicos aparte, me transmite una gran sensación de familiaridad este tono de camaradería y comunidad que se respira a través de la taberna de Greez en el planeta Koboh, un punto de reunión donde todos aquellos que hayan sido repudiados por el Imperio y los piratas espaciales puedan sentirse seguros y acompañados. Si bien al principio el bar es tan triste que cuesta ver a más de dos clientes al mismo tiempo, no tardaremos en encontrar posibles aliados que nos ayudarán a darle vidilla a la cantina, sustituyendo este sistema de tripulación en la nave de Fallen Order. Honestamente, esta fórmula es una recompensa mucho más evidente y gratificante: ya no hablamos de un trámite inevitable en el que no tenemos mucho que decir, sino que ahora veremos el fruto de nuestra lucha y nuestra causa de forma tangible, con más vida, más ajetreo y unos ratitos en los que podremos olvidarnos de que probablemente haya carteles colgados ofreciendo una buena suma por nuestra cabeza.

Desde Respawn han apañado unas cuantas formas de relacionarnos con todo lo que rodea a Cal, pero tal vez una de los más interesantes, sobre todo por lo que representa esa «ambición» que mencionaba al principio, se encuentre en lo vasto de sus planetas cuando decidimos salirnos de la linealidad de la historia. En este sentido, aunque se ha hablado de referentes como Naughty Dog y hasta Breath of the Wild (salvando las distancias, espero), esta forma de soltarnos la correa recuerda un poco más a los últimos God of War: no es exactamente un mundo abierto que podamos manejar en cualquier dirección, sino que esta apertura parcial (semiabierto, vaya) nos limitará un poco la forma en la que podamos movernos dentro de cada planeta. En ocasiones, especialmente al principio, es algo incómodo ver cómo hay muchos pasajes que no podemos atravesar porque nos falta alguna habilidad que desbloquearemos más adelante, pero incluso así, ni en esos primeros paseos, podemos quejarnos por falta de posibilidades o rutas alternativas. El tamaño, ya digo, es mucho más grande de lo que me podría esperar (tras mi primer paso por Koboh, por ejemplo, donde completé varias misiones secundarias durante unas pocas horas, me sorprendí con que solo había completado el 35% del planeta) y, aunque es difícil escapar de la tentación de aplicar la nomenclatura de relleno, lo cierto es que más bien se siente como un pequeño —gran— ejercicio de fetichismo hacia todo lo que representa el imaginario de Star Wars, algo que, nos pongamos como nos pongamos, será más agradecido con los fans más cercanos a la franquicia.

Aunque su historia, sin salirse demasiado del esquema tradicional en la narrativa de aventuras clásica, es cumplidora con lo que se le puede exigir a una obra perteneciente a este universo, estas zonas más abiertas sirven para ir un poquito más lejos con algunas misiones adicionales que en ocasiones superan en relevancia, carisma e interés a la historia principal. Sin embargo, como tampoco tiene sentido pararse más de la cuenta en esas batallitas, tal vez lo más destacable de los caminos alternativos sean las pequeñas fases de puzles y plataformeo que se abren ante nosotros. Ninguna de las dos cosas tiene realmente unas grandes bases en lo mecánico, pero esos rompecabezas, por un lado, están genuinamente bien pensados y medidos para que nos creamos un poco más listos durante unos minutos; y las pantallas con saltos, por otro, brillan como no lo hacen normalmente durante el camino principal al convertirse en las partes más satisfactorias de todo Jedi: Survivor.

Por mucho gustito que dé en ocasiones hilar unos cuantos ganchos, una carrera por la pared y un salto desde una barra, sería un poco cínico fingir que es a eso a lo que veníamos con el nuevo juego de Star Wars. No hay dudas de que en un juego de acción que se suele definir como «soulslike» (algo que, sorpresa, no le hace ningún favor), y que pone a disposición del jugador el uso de la Fuerza y un sable de luz, se espera que el apartado de los combates sea el que más destaque a todos los niveles. Y no es el caso, me temo, por varios motivos. En primer lugar, esta adición de posturas para Cal, que tendría que ofrecernos la posibilidad de adaptarnos a diferentes situaciones con distintas formas de llevar el sable (a una mano, al estilo clásico; hoja dobles, con más rango y control; sables duales, uno a cada mano, para mayor velocidad), se acaba exprimiendo poco porque no hay suficientes incentivos para cambiar la forma en la que jugamos normalmente, y cualquier postura te puede librar de casi cualquier situación. Por otro lado, aunque se entiende que el tipo de encuentros con enemigos vaya variando en estilo y forma, vérselas con grupos de masillas, excepto con los que mueren de un golpe y dan fluidez a las batallas o cuando devolvemos disparos de blaster, es un ejercicio más bien tedioso de puro machaque que, aun sin ser difícil per se, se entiende como un trámite al que no se le puede sacar demasiado jugo. En la ecuación quedan unas peleas contra jefes que en la mayoría de casos son el verdadero premio por haber llegado hasta ahí, pero, de nuevo, caen en picado por la pobre ejecución del parry, a priori uno de los pilares de la saga Jedi que no consigue despegar desde el punto de partida de Fallen Order. No solo se siente impreciso y que premia más apurar poco que arriesgar, sino que además su feedback es tan poco claro que, para saber si lo había ejecutado con éxito, normalmente tenía que ir a comprobar si había recibido daño en mi barra de vida.

Justamente en las peleas es donde más se notan otros cuantos problemas en lo técnico que, me temo, van más allá de los bajones de framerate o crasheos (y tampoco estuve exento: jugué la versión de PC con la configuración recomendada y me las tuve que ver con algún que otro cuelgue). El otro gran lastre del juego de Respawn es lo mucho que deja que desear en sus animaciones —ejecutando enemigos, en ciertos saltos concretos y hasta simplemente corriendo con alguna postura del sable— y hasta en las constantes transiciones entre cinemática y gameplay. No me gustaría sonar demasiado intenso hablando de problemas técnicos y de su peso en las sensaciones globales por no caer en aquello del «tiquismiquis de lo técnico», que aquí no es el caso, porque la realidad es que esos problemas afectan de una forma más violenta de la cuenta a una experiencia que se tendría que presuponer fluida y que, en los momentos en los que más consigue brillar esa fluidez, es cuando hay un pequeño espasmo de Cal preparado para arruinar el momento.

Lo cierto es que Star Wars Jedi: Survivor se ha visto lastrado por un lanzamiento apresurado que, más allá del rendimiento, ha dejado otras tantas cosas por pulir en lo técnico. La realidad, en cualquier caso, es que a pesar de que se esperaba un juego más acabado, habría sido esperar que lo nuevo de Respawn tuviera unas bases más sólidas que ya partían de lo que asentó en 2019 Fallen Order, un juego que funcionaba pero con muchos detalles a perfeccionar para ser la experiencia definitiva que prometían acorde con la tremenda escala de su propuesta. Aún queda un resquicio de esperanza por aquí, eso sí, porque el final de Survivor (sin entrar en spoilers) deja abierta la posibilidad de una continuación, así que toca ver si consiguen llevar la tercera entrega, como dijo Obi-Wan Kenobi, hasta el infinito y más allá.

[ 7 ]

  1. Nessin

    Juraría que la frase del final no la decía Obi-Wan, la decía Yoda… pero se te perdona.

      1. orwellKILL

        @orlando_furioso
        🤣

  2. Leto

    Yo con el primero no pude pasar de las 5 horas. Se me hizo aburrido e insustancial. Y este como que lo veo que está pasando algo desapercibido, no? Impresiones que tengo, no se si realmente es así ya que ando algo desconectado del mundillo últimamente.

  3. molekiller

    Para veranito o para la vuelta de vacaciones, cuando lleve unos parches más.

  4. juandejunio

    Disfruté bastante el primero a pesar de que sentía un poco desabrido, este lo quiero jugar pero cuando carguen las texturas y cueste un tercio del valor por lo menos.

    Gracias por el texto Oscar

  5. Casinocaster

    «Todos los jedis con barba deberían estar encerrados en casa» Jordi Ganchitos, 2022

    Tenía ganas genuinas de empezarlo y el texto me dio más. Con suerte tiene un poco menos de matanza de cabras espaciales que el primero.

  6. Sudi_14

    Esperaba esta secuela con muchas ganas porque soy un obseso de Star Wars y el primero, además de no disgustarme, mostraba potencial. Por suerte y por desgracia no puedo jugar este porque no tengo el hardware adecuado; así que espero que para cuando pueda acceder hayan solucionado los problemas técnicos lo suficiente como para disfrutar del juego. Eso sí, espero que las ventas le den un tirón de orejas para que dejen de sacar juegos a medio cocer, que llevamos una racha…

  7. Dureo

    Como fan acérrimo de Star Wars y alguien que disfruto mucho el primero este juego ha sido una patada en el culo y lo triste es que no ha sido por «el juego» si no por «el producto».

    Quiero decir que, aunque entiendo que no es perfecto en lo mecánico ni en la narrativa es un juego tremendamente disfrutable y una delicia si te mola el universo. Pero, en mi caso, los crashes, glitches, bloqueos y demás bugs han arruinado la experiencia.

    Estoy en un punto, justo antes de lo que creo que es la batalla final, que me gustaría darme algunos paseíllos para completar los planetas, mejorar mis habilidades antes de la batalla y conseguir algo mas de Fuerza y vida pero me es imposible jugar mas de 15 minutos sin que el juego crashee y me salga la ventanita de reportar error de Unreal.

    No soy fan de utilizar lo técnico para definir una nota, pero es que en este caso lo que para mi y mi gusto personal podría ser perfectamente un 8 de juego es un 4, no puedo aprobar un juego al que simplemente no puedo jugar tanto como me gustaría debido a sus errores.

    Esto me pone triste. Solo espero que sigan arreglando el juego y pueda llegar a disfrutarlo como es debido.