SteamWorld Build empieza en un pueblucho de mala muerte que un padre y una hija se proponen reconstruir para intentar salvarse del fin del mundo; partiendo de una estación de tren hecha polvo, la idea es dar forma a un sitio próspero y que atraiga a la población necesaria para explorar a fondo las minas cercanas, en las que —según dicen— podría estar la clave para la supervivencia: una tecnología antigua que permita escapar del planeta y vivir una nueva vida en el espacio. Sois robots, al fin y al cabo; alguna ventaja tendría que tener. A partir de ahí, la cosa va de gestionar una ciudad progresivamente más grande y compleja, por un lado, y de controlar la exploración subterránea de una red minera, por otro, y de gestionar y controlar cómo lo de arriba se relaciona con lo de abajo haciendo que gire la rueda de un gameplay loop tremendamente ágil y efectivo: más de lo que le conviene, quizá.
No pude resistirme hablar en mi avance de SteamWorld Build, de hace ya unos cuantos meses, de cómo The Station (el estudio que desarrolla esta nueva entrega, en vez de los habituales Image & Form) «steamifica» el género, como es costumbre, aplicándole una filosofía de diseño muy reconocible en cuanto entras en la rueda y entiendes los ritmos y pesos del gameplay. Es una forma de aproximarse al diseño que ha funcionado muy bien en contextos tan distintos como el de un plataformas de exploración o un RPG de cartas, y que a su manera también funciona bien en Build, sobre todo en ese momento crucial cuando llevas una hora o dos de partida y sigues notándote en «el principio del juego» aunque ya no estés estrictamente aprendiendo a jugar. Ahí, la naturaleza ágil y concisa tanto de la parte en la que construyes el pueblo a lo SimCity como de la que te propone explorar las minas de manera que puede recordar a Dungeon Keeper (por citar dos clásicos básicos a los que creo que quiere recordar, en cierta medida, SteamWorld Build) funciona a la perfección para involucrarte en el juego: siempre estás a unos pocos clics de avanzar en alguna dirección, de hacer progresos, de conseguir recursos que tienen un impacto directo y muy claro aquí y allá. Es una locomotora que avanza a buen ritmo, como la que va llegando a tu pueblo de vez en cuando y con la que puedes deshacerte de recursos que te sobren y transformarlos en otros que te hagan falta. Es un juego con un diseño compacto y que nunca intenta apretar más de lo que sabe que puedes aguantar.
Probablemente le fuera bien apretar un poquito más. Ni la inminencia del fin del mundo es suficiente para darle a la partida una sensación de urgencia que, a mi modo de ver, ayudaría a impulsar el juego a partir de cierto momento, cuando empiezas a estar cerca de terminar. Es un juego amable, no excesivamente sencillo pero tampoco injusto o difícil de más, un carácter que intenta usar a su favor pero que acaba repercutiendo en una preocupante falta de colmillo que hace que la partida acabe siendo más plana y estática de lo que le suele ir bien a este tipo de propuestas, donde los imprevistos y los reveses de la suerte a menudo añaden de manera dinámica y sistémica una textura formidable; a falta de eso, un empujoncito narrativo también puede funcionar, aunque por desgracia tampoco es el caso. No me atrevería a decir que los juegos de SteamWorld sean reconocibles por sus argumentos, pero en este caso la ausencia se hace más pesada: podría haber sido una forma de añadir tensión a un juego que, por su propia naturaleza, está siempre un paso demasiado cerca de que no sea posible ver otra cosa que los números —fríos, sin significado ni sentido— que tiene bajo el pellejo.
Más que las sensaciones que deja el juego mientras estás dentro, es la sensación de vacío posterior la que ha acabado, en mi caso, limitando el interés de lo que propone SteamWorld Build; ni los cambios que propone cada escenario ni la posibilidad de jugar sin historia, centrando toda la atención en la gestión, parecen suficientes para mantener en pie un título como este, que a veces da la sensación de ser un spin-off en una serie en la que el concepto mismo de spin-off es imposible, impensable. Build es, en fin, un juego de mecha corta, imagino que como todos los SteamWorld, en realidad; pero en Dig o en Heist o en Quest hay un hilo que une el principio y el final y que se lleva mejor con la ligereza y falta de compromiso que caracterizan a la serie, que hace que sea más agradable y agradecido dejarlos a un lado en cuanto los acabas. En Build no pasa eso; lo que parece que te quiere contar no suena mal, pero cuando termina te das cuenta de que en realidad no te estaba contando nada. ¿Para qué evitar este fin del mundo, si en el fondo no hay motivos para que nos importe?
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Lástima, la premisa no pintaba mal.
Una pena porque la franquicia cae simpática.
El Gilgamesh ya me pareció un poco flojo, no lo terminé.
Vaya, viendo las primeras críticas en OpenCritic pensaba que quizás habían vuelto a la senda buena pero por lo que dices parece que se agravan los problemas de Quest: una jugabilidad cosa, que no te llena, y una historia que te da exactamente igual.
Qué lástima, es una saga a la que le tengo mucho cariño. Ojalá remonte con el que está haciendo Image&Form, aunque no me seduce su premisa.
Puedo entender la nota desde la perspectiva de la historia, es cierto que en este juego es prácticamente irrelevante, por no decir que podría ni tener historia; pero, a nivel jugable es increíble. Llevo ya 20 horas echadas, me he pasado 2 mapas enteros y no puedo parar, cada vez que entro en un mapa me lo paso ese mismo día (aclaro que estoy de baja y por eso tengo tiempo XD).
Es una puñetera droga, tiene lo mejor de los juegos aquellos clásicos de facebook/móvil que te insistian en siempre desbloquear cosas nuevas, siempre mejorar algo, siempre esperar lo siguiente; pero sin lo malo de tener que esperar tiempo, es un estímulo constante que no te deja despejar la mente ni medio segundo, vas a tope todo el rato.
De verdad, si os gustan mínimamente los juegos de gestión intensos, es una compra obligada, es alucinante. Para mi se pone top 2 de los juegos de esta gente, sólo por debajo de SteamWorld Dig 2 que sigue siendo su obra magna.