En Teatro de los finales trágicos tenemos el control sobre las acciones de 4 personajes: un héroe de cuento, una hermosa doncella, la reina de todos los demonios y uno de sus esbirros. ¿El problema? solo podemos manejar directamente durante la partida a uno de ellos, siendo necesario que programemos de forma previa las acciones de los demás. Por supuesto, hacerlo casi a ciegas tendrá resultados inesperados. En este juego de puzles con apariencia de visual novel tener total control nos recuerda de manera exacta lo dificil que es tenerlo todo controlado.

El título de NomNomNami funciona a través de microrelatos de duración variable durante los cuales asistimos a diferentes encuentros entre los personajes que se desarrollarán según los comportamientos que nosotros mismos hemos preestablecido. Por ejemplo, si jugando con el héroe matamos a los primeros demonios que encontramos en nuestro camino, nuestra ropa manchada de sangre hará tanto que la doncella desconfíe de nosotros como que el resto de demonios nos ataquen sin contemplación. Sin embargo, si decidimos acobardarnos en nuestra primera batalla, perderemos la capacidad de ser diligentes en el cumplimiento de la misión y, por lo tanto, estaremos en desventaja en cualquier tipo de enfrentamiento posterior. Aunque los primeros 10-15 finales de Teatro de los finales trágicos se obtienen simplemente probando las combinaciones más directas y evidentes, para desbloquear todas las interacciones tendremos que estar atentos a la historia y contemplar todas sus implicaciones, tanto a corto como a largo plazo. Nuestro objetivo en el juego es encontrar el único camino que lleva a un buen desenlace para todos, y en el que evitamos las sucesivas desgracias. Para nuestro pesar, este «final feliz» se esconde entre los más de 40 finales llenos de muerte, traición, mentiras y venganza

Durante los primeros minutos de juego —Teatro de los finales trágicos es una experiencia que dura apenas unas pocas horas— el título de NomNomNami destaca por su sentido del humor y por la manera en la que consigue darle una vuelta a las situaciones más arquetípicas del género fantástico. El tono de Teatro de los finales trágicos es similar al de una comedia de enredos en la que todos los personajes parecen tener buenas intenciones pero una nula intención para comunicarla. Sin embargo, a medida que profundizamos en la propuesta descubrimos su ingenioso diseño y las maneras tan inteligentes en las que dosifica la información para guardar más tiempo sus giros y secretos. Un ejemplo de esto lo encontramos en la manera en la que el propio juego nos guía a través de las aclaraciones que acompañan las decisiones o en la forma en la que cambia el color de los marcos en ciertas escenas para que entendamos que lo que está sucediendo es el resultado de las acciones de otros personajes, ajenos en este momento a nuestro control. Gracias a la brevedad de cada una de las runs, y a todas las opciones para pasar el diálogo automáticamente o acelerar el ritmo, el título invita a probar constantemente cosas nuevas y a arriesgar con las diferentes interacciones. Conforme avanzamos, y vamos añadiendo conexiones entre personajes, el título va desvelándose como todo un reto, bastante más satisfactorio de lo que prometía antes de empezar.

A nivel de arte, sonido e interfaz, Teatro de los finales trágicos es un juego bastante limitado que, no obstante, sabe utilizar con mucha habilidad sus cartas. Cada uno de los personajes tiene un color y una melodía características que sirven para que identifiquemos de una forma instintiva los diferentes timelines y la forma en la que se entrecruzan. Con un estilo visual «cuqui» y un buen puñado de animaciones hiper expresivas, NomNomNami consigue hacernos sentir entre la intersección entre el cómic y el tipo de cortometraje de animación independiente que tan bien funciona en contenido pequeño y autopublicado.

Aunque Teatro de los finales trágicos llegó a PC y plataformas Android el pasado octubre, no ha sido hasta hace unos días cuando se ha actualizado con una traducción a español de España y LATAM. La primera de las localizaciones, a manos del equipo bilbaíno de Basajaun Games, consigue trasladar con especial éxito las expresiones macarras del esbirro y el vocabulario, más ñoño y naïf, que usa el héroe en sus escenas principales, manteniendo la frescura del texto original.

Teatro de los finales trágicos es una experiencia muy pequeña en la que todos los elementos crean interesantes sinergias que elevan con ingenio el resultado final. Quizás es su propia autocontención lo que hace que nunca nos cansemos de sus personajes ni nos frustremos ante los giros más locos y las sorpresas más inesperadas dentro de la trama. El título de NomNomNami consigue ser lo que nosotros queremos que sea: una buena idea perfectamente ejecutada.