El primer avistamiento fue en junio de 2010. Yo por aquel entonces no había ni estado cerca de nada que llevase por nombre XCOM; igual por eso me importó poco que 2K anunciara su intención de recuperar la franquicia con un FPS.
Reaparició en abril de 2013. Estaría entre la mitad y los tres cuartos de la segunda partida con el maravilloso XCOM: Enemy Unknown, que me seguía pareciendo de de lo mejor que se había publicado el año anterior; sin embargo, tampoco me molestó para nada que 2K anunciara su intención de ramificar la franquicia mezclando la estrategia con la acción en tercera persona.
Si algo había conseguido la revisión de Firaxis —además de ser un juegazo, insisto—, eso era quitarle montañas de presión al siguiente proyecto que quisiera llevar esa licencia hacia otra dirección. The Bureau: XCOM Declassified no podría haber hecho nada peor que desaprovechar ese favor, que obsesionarse con las etiquetas para querer o evitar ser demasiado parecido o distinto. Lograr lo opuesto al que sería su peor error, pues, debería ser su mayor acierto: bien por haber encontrado una identidad y un espacio propios —que no originales— sin dejar de mantener elementos reconocibles.
Ayuda, aunque eso ya estaba en el plan inicial, lo de adelantarse hasta el 1962. Entre la paranoia por la Guerra Fría y los aviones espía de la CIA, los yanquis no paraban de ver platillos volantes en el cielo. Son de esos los que persiguen al agente William Carter y a su misterioso maletín, son de esos los que pretende derribar la organización secreta que coordina bajo tierra una respuesta a la invasión alienígena.
El bueno de Will está más cómodo disparando y dando órdenes que charlando para conocer a jefes y compañeros. Los mejores momentos de The Bureau suceden siempre en mitad de una misión, siempre durante un enfrentamiento con tropas enemigas y con el tiempo casi congelado. El sistema de combate es la parte más importante del juego y también la más trabajada. No conviene deconstruirlo más que para explicarlo, porque ni las mecánicas de shooter con coberturas ni las posibilidades tácticas destacan por separado. La gracia está en un conjunto equilibrado, en el que pesa lo mismo la puntería que las indicaciones a tus dos aliados, en el sus distintas clases (ingeniero, comando, apoyo y reconocimiento) importan tanto como las habilidades que aprenden al subir de nivel. La cantidad de poderes no es abrumadora, pero sí se encadenan y se combinan constantemente para que tengamos siempre algo que hacer y se agradezcan unos segundos para pensar. Tras unas pocas horas de juego, con la práctica, la progresión y las armas de plasma suficientes, la cosa se pone de verdad interesante: despliegas un dron para que te cubra mientras haces levitar la torreta que acababa de plantar el compañero. Tú te quedas ahí con la pistola, aprovechando la mochila que incrementa el daño por headshot, pero mandas a Vallejo —el mejor francotirador generado de forma aleatoria que haya conocido la agencia— que se haga invisible y se aproxime por el flanco, porque si pide un ataque aéreo ahora los pillamos en bragas justo cuando salen de la cápsula.
La muerte permanente de tus aliados es una amenaza menos presente en The Bureau. Todos caen heridos antes de palmar y es relativamente fácil llegar a curarles. Además, cuando la cosa se pone fea de verdad lo normal es que tú mueras también y volváis todos al último checkpoint.
Pero nunca se sabe y no cuesta nada tener un buen banquillo. Aunque puedes optar por las rotaciones, lo mejor es enviar al resto de agentes a unas misiones en las que tú no participas. Algo similar hay en los últimos Assassin’s Creed. Siempre que la suma de niveles supere el listón, regresarán de la tarea con nueva tecnología y más experiencia.
Al subir el nivel de dificultad crece la satisfacción por una victoria trabajada y bien planteada, pero cualquier problemilla, por puntual e infrecuente que sea, es también más frustrante. Se disfruta más y merece la pena jugar directamente en Veterano, en cualquier caso, aunque alguna batalla se decida cuando los Intrusos lo hacen peor, no cuando tú lo haces mejor.
Un poco de todo esto se mezcla y se agita en una escena especialmente representativa. Carter, como buen hombre atormentado que es, decide atacar la petaca sobre su mesa para olvidar lo sucedido en su última salida. Pulsamos otra vez el botón. Y otro trago más. Al suceder poco más que nada cuando recupera la consciencia, aquello queda como un relleno improvisado y sin objetivo; había que meter una petaca, aunque en tapón estuviera enroscado en cada lingotazo.
A The Bureau se le notan las buenas intenciones. Y aunque su tortuoso desarrollo ha terminado mejor de lo que se podía esperar, le ha pasado factura: parece como si, una vez encontrada la fórmula para los combates y encajadas las piezas —unas más que otras— tuviese prisa por pasar a otra cosa. Falta pulir, pero tiene lo suficiente como para ser de los que te van empujando, de los que se disfrutan más cuando entiendes que sus pretensiones no son tantas y cuando haces como que no le has visto mirar de reojo a Mass Effect.
Queda claro que esta atmósfera es respirable, que XCOM se puede ramificar porque en este mundo hay sitio para varios géneros. Es un buen primer paso y ojalá no sea el último, pero la estrategia por turnos sigue siendo aquí la especie dominante. [7]
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Acabará en mis manos, aunque leyendo el análisis, me esperaré un poco.
Me cago en el maldito hype.
Comento antes de leer, no me esperaba un 7 para nada.
EDIT: Esperaba más posibilidades y un trasfondo más currado. 🙁
EDIT2: @pep_sanchez parecerá una tontería, pero me alegra ver cómo no hay problemas en poner una nota no muy alta pese a que el juego esté patrocinado en la propia página.
Esperaba este análisis con ganas.
Debo decir una cosa, chapó por ser tan realista y objetivo. No voy ha dudar de que es tal cual cuentas, de que vamos a notar esas prisas y pensaremos que mucho de lo que veamos se podía haber mejorado con algo más de tiempo y dedicación.
Me cabrea ver que cosas como esta sucedan, por que un juego que si le dedicas un año más podía haber sido algo soberbio que debe ser jugado, en algo simplemente bueno que lo mismo lo juegas lo mismo no. Que seguro que lo disfruto, pero ya no me urge.
Yo también me alegro, da gusto ver que esta página sigue siendo independiente.
De todas formas, y como comentario general y un poco offtopic (aunque relacionado), ésto es lo que me preocupa de las puntuaciones tan altas que se ven últimamente. Un 7, en la escala actual de los medios de comunicación, es una puta mierda. Y no, señores, un 7 es un buen juego, y que vas a disfrutar mucho si te va el género.
Me entusiasmó mas el análisis, el juego al parecer es bueno exactamente en lo que estaba buscando: sistema de combate 😀
A esperar que se descargue mi pre compra nomas 😀