En la distopía de olores fuertes que nos propone Tokyo Jungle, con una capital nipona despoblada de humanos donde animales salvajes y asalvajados campan donde sus respectivos depredadores les dejan, lo que cuenta es sobrevivir. Y con sobrevivir no me refiero a mantenerse a salvo y ya, sino a comulgar con la ferocidad de la naturaleza y hacer todo lo posible para que nuestra vida y nuestra herencia genética consigan abrirse paso hacia la siguiente encerrona con seres de muchos dientes. No importa cuántos pescuezos haya que quebrar ni cuántas coces haya que administrar en pleno cráneo. Como leí hace poco: si te preguntas qué sentido tiene la vida, te estás equivocando de pregunta. Porque sí, porque el juego comparte un paralelismo existencial consigo mismo: el objetivo de cada animal es seguir vivo sin más motivos que el de seguir respirando y procreando; del mismo modo, Tokyo Jungle te apela a seguir jugando por el simple hecho de hacerlo, de desbloquear más animales y seguir haciendo exactamente lo mismo. Y es que aunque el Pomerania se haya convertido en el estandarte del juego (no es para menos: es el primer animal que nos dejan controlar, un bicho de kilo y medio capaz de derribar putas ovejas de una dentellada), el catálogo de bichitos que nos ofrecen es tan variado como estimulante. Pero antes de nada voy a explicaros cómo se juega, porque esto del action survival igual suena un poco confuso. Tenemos un animal y tres barras: vida, cansancio y hambre. Como si de un Sim peludito se tratase, debemos mantener esas barras a raya. Si el hambre acecha demasiado, la vida baja, y si la vida baja, adivinad qué sucede. Eso es, niños, muy bien: que te mueres. Paralelamente vemos un cuarto indicador que especifica el ritmo al que pasa el tiempo dentro del mundo del juego. A los quince años de edad ya puedes despedirte de tu animal porque la barra de hambre se vuelve loca, las habilidades empiezan a descender y la muerte se cierne s obre nuestro protagonista. Ese es el momento en el que, cuando nos damos cuenta de lo ridículamente rápido que pasa el tiempo, soltamos el mando mientras carga el menú y aprovechamos para abrazar muy fuerte a nuestro perro/gato, les besamos la cabeza y les decimos con una lagrimita que todo irá bien. ¿Y entre nacer, comer, follar y morir qué hacemos? En un mundo perfecto solo haríamos eso y nada más, pero Tokyo Jungle no es ningún paraíso y pronto queda claro que de la languidez del león pegándose siestas de seis hora vamos a tener bien poco. En el modo Supervivencia, que es donde vamos a echar más horas, una lista de objetivos simples se va desbloqueando a medida que pasan los años: consume tantas calorías, mata a tantos animales, marca esta zona, aparéate equis veces, encuéntrate con fulano, ve a tal lugar. De este modo acumulamos puntos que podemos gastar en comprar nueva fauna que controlar según se vaya habilitando al ir cumpliendo retos. El modo Historia nos hace vivir momentos importantes en el devenir de cada animal, empezando por el mencionado Pomerania de los infiernos, con un testimonial hilo narrativo. Empieza con lo de «ya no eres un perrito faldero, tus dueños se han ido, ahora debes salir ahí fuera y buscar comida» y deriva hacia cosas más variopintas como llevar comida a tus ancianos y jadeantes padres o encarnar a una hiena miembro de una manada comandada por un león viejo (¿os suena?). En la inmensa mayoría de juegos que disponen de dos modos parecidos, estos son independientes y la influencia de uno a otro no suele ir más allá de abrirnos algún nivel extra que otro. En Tokyo Jungle la cosa funciona al revés: cada misión del modo Historia se desbloquea recolectando una serie de ficheros repartidos por el modo Superviviencia y que a su vez nos van explicando por fascículos qué ha hecho desaparecer a la humanidad. Y esto es un problema: la naturaleza repetitiva del Superviviencia (que debe ser así, por huevos) se hace menos soportable cuando nos están obligando a jugarlo para poder ir desvelando el modo Historia. ¿Y si te apetece jugar el modo historia y punto? Pues te jodes y te lo trabajas primero. Las acelgas vienen antes del helado y eso, estaréis de acuerdo, nunca ha molado. Afortunadamente, la mecánica de juego salva bastante los muebles. Hay dos posibilidades para el ataque: la confrontación, que es liarse a zarpazo limpio y saltar al cuello cuando el enemigo quede aturdido o perseguirle y pulsar R1 cuando le tengamos a tiro; y el sigilo, que resulta más satisfactorio y que se basa en ocultarse entre la maleza y echarle las fauces encima al desayuno sin que este nos vea venir. Esto es si controlamos a un carnívoro. Si se trata de un herbívoro, el asunto se vuelve más complicado pero también menos repetitivo: hay que ir de matojo en matojo, con mucho cuidado de no ser visto por ninguna fiera hambrienta y eso por la noche es bien jodido. Como contrapartida, los herbívoros puede dar golpes críticos desde su escondite para acto seguido huir por sus vidas. No se puede negar que la estructura de Tokyo Jungle es algo retorcida, y tampoco le ayuda una curva de dificultad que también parece invertida. Uno flipa lo suyo cuando, controlando a un lindo gatito callejero (alarma gatuna: ¡solo hay una raza!), uno de los objetivos es ir a un distrito en cuya ruta habitan leones, cocodrilos y tigres. Me sorprendió no cruzarme con un velocirraptor, pero luego se me pasó cuando vi que realmente los hay y se pueden jugar. Pero ahí reside la incongruencia: cuando ya llevamos una cuantas horas y podemos pasearnos con un jodido oso pardo por el barrio más chungo de Tokio, el juego se convierte en un paseo. Quizá es un prejuicio absurdo de un servidor, pero a mí me gusta que los juegos se hagan más difíciles a medida que avanzas, y no todo lo contrario. Encarnar a una bestia salvaje y devorar a todo tipo de criaturas tiene un encanto inapelable. No tanto lo de ser el pasto de esas bestias y recorrer las calles permanentemente acojonado, aunque también tiene cierto encanto. Y el problema de los chispazos de brillantez es que, como chispazos que son, duran poco y empiezan a satisfacer cada vez menos con la repetición. Tokyo Jungle no es un producto arrogante ni épico; es consciente de qué está retratando y cómo debe hacerlo: sin artificios ni malabarismos. Como la propia naturaleza, se expresa con sencillez y contundencia, nos dice «esto es lo que hay» y nos da libertad para someternos al juego de reglas que propone o hacer lo que nos dé la gana, aunque eso se reduzca a pasear en círculos y mantenernos con vida. Lo que vendría a ser vivir, vaya. Y, si uno lo piensa con detenimiento, qué poco sentido tiene eso, ¿verdad? [7]
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Necesito este juego.
Y me ha gustado mucho el análisis :$
«Ese es el momento en el que, cuando nos damos cuenta de lo ridículamente rápido que pasa el tiempo, soltamos el mando mientras carga el menú y aprovechamos para abrazar muy fuerte a nuestro perro/gato, les besamos la cabeza y les decimos con una lagrimita que todo irá bien.» XDDDDD
Excelente análisis pinjed. Me lo apunto para cuando sea gratis en PS Plus. Antes, ni un duro por él.
Es decir, el survival es tipo roguelike, con generaciones en vez de niveles, y con los puntos desbloqueamos nuevos animales. Mola.
Y los coleccionables tipo trajes, etc… también se compran por puntos? Se encuentran? Si se encuentran, los conservas para siguientes partidas?
@dondepre
Los trajes alteran las estadísticas, y bastante fuerte. Por ejemplo con un collar castigo metes unas hostias muy serias.
Los encuentras.
Pinta bien, pinta bien.
Y los mantienes en otras partidas?
Este juego ni hubiera sabido de su existencia sino fuera por anait
Cada día mas arte para escribir, Mr. @pinjed. Grandísimo análisis, no daba un real por el juego y ustedha conseguido nuevamente despertar el gusanillo.
Gran analisis, con filosofia y todo. Asi da gusto
Joé con el análisis; palabras muy atesorables, una por una. Así se deben hacer las cosas, señor mío.
GOTY YA!
No fisico, no compra!!! Descargas de mierda, la gente no sabe lo que esta consiguiendo con tantas descargas y PSPlus y gold de mierda, si despues de y xbox»720″ (si es que llega a salir), hay una quinta consola milagro. Por suerte tengo un buen surtido de consolas y juegos a los que rejugar y jugar, cojiendolos de la estanteria, mirando la portada y contraportada entes de meterlo en la consola y saber que lo tengo siempre ahí. Lo siento a quien le pese, soy de la vieja escuela y eso no quiere decir que sea un carcas cerrao de mente si no que me gusta palpar las cosas ( tanto juegos como tetillas) o me direis que preferis tocar la pantalla tactil o con el puntero del raton las ubres de una moza o a la inversa para una mujer si es que esta leyendo esto.
Desde luego es original como pocos. @pinjed, qué bien vendes los juegos :*
MMO F2P con esto.
Vaya pinta de castaña que tiene el juego. Aunque, pinjed, me compraría tu libro.
Lo pispo. Mira que parecía guay por el tema de los animalitos pero me sorprende tanta alegría con la de cosas malas que se han mencionado en el artículo.
Las misiones repetitivas en cualquier otro juego serían lapidadas por la peña, pero aquí parece que la curiosidad de controlar un animal las tapa.
Excelente articulo calidad Gamerah
En vez de opinar sobre el juego lo unico que haceis es pelotilleo al redactor. Esto ya parece mas una secta que una pagina en la que les una critica sobre un juego y luego se comenta sobre ella. En lugar de eso namas que elogios, coño quees su faena y por lo tanto la tiene que hacer bien, namas faltaria!!!
Recuerda un poquito a 7-Cross Evolution de Dreamcast, ¿no? Pintaza importante, estas son las rarunadas que me ponen a mí.
Me lo compré esta mañana y he jugado el 70% del día, me encanta. El survival es un vicio y personalmente me ha parecido que la dificultad subía, no bajaba (no salen animales tochos hasta que llevas un buen tiempo vivo). Pero claro, como yo también soy más de retos que de paseos y este juego no es online (por consiguiente no tienes que intentar ir lo más cerdo posible)… no me puse los equipos, ya que personalmente pienso que es lo que rompe la mecánica y así el miedo a morir perdura durante toda la sesión con seguridad xD.
Y me alegra que hayan pensado en el multijugador local, sobrevivir con un colega también mola lo suyo =).
A pesar de que me parece objetivamente feo y mal diseñado, lo he estado probando bastante, y la verdad es que al final engancha.
Que tengais la PS3 y no conocieseis el juego es lo que os da a los Sonyers la fama que teneis.
Estoy deseando comprar este juego!
hacen falta mas ideas como estas y menos clonicos sin novedades como COD o Gears o God OF WAR… No quiero decir nada con esto…
pero … vivan SeaMAN , CHOANIKI, BISHI BASHI, PIKMIN…
TOKIO JUNGLE!
Madre mía que locura de juego.