En su ensayo Lo cómico y la regla, el escritor y filósofo Umberto Eco sostiene que mientras que las tragedias son universales, la comedia es social y cultural. A fin de cuentas la pérdida de un ser querido, el hambre, la pobreza, el fracaso o la enfermedad son situaciones compartidas por la totalidad de los seres vivos del planeta, y para entenderlas no se necesita un contexto determinado. Una madre llorando por la pérdida de su hijo es una situación que nos transmitirá dolor más allá de si somos mujeres, madres, rusos o japoneses. No importa si el hijo es biológico o adoptado. Si su mejor amigo es un perro o si tiene doce hermanos. Los detalles no importan porque entendemos el duelo. La esencia es el propio dolor.
Pero con el humor pasa lo contrario. Cualquiera que se haya enfrentado a un chiste de amigos internacionales o que haya encontrado un meme fuera de su hábitat natural sabe que la clave del humor es el conocimiento. Que para comprender el meme de Drake no es importante saber quién aparece en la imagen o de donde provienen las capturas sino saber que tiene que leerlo de arriba a abajo, de izquierda a derecha, con la conciencia de que la reacción viene presentada antes que la información. La gracia (es dificil de explicar) se encuentra en que, conocidas las reacciones por la repetición masiva de las mismas imágenes, deben sorprendernos con la elección y el contraste entre la información. Pero si lo explicas, ya no tiene gracia.
Sin embargo, aunque tampoco puedan considerarse universales, quizás sean el slapstick y la comedia física los dos tipos de humor que más fácilmente pueden traspasar fronteras y generaciones. Lo cierto es que es bastante evidente por qué. En primer lugar, se trata de un humor puramente visual que en ningún momento encuentra la barrera de tener que seleccionar y trasladar códigos lingüísticos de un idioma a otro. Tampoco necesita necesariamente de ningún tipo de contexto político o social para crear un gag que funcione. En esencia, el slapstick nos hace gracia a casi todos porque consigue sorprendernos jugando con la anticipación y rompiendo nuestras expectativas. Haciendo que el Coyote se choque contra una pared de piedra donde el Correcaminos ha encontrado un túnel que traspasar. Muchos dirán que puede que el humor físico sea efectivo pero que en ningún caso podrá considerarse humor inteligente. Que podemos reírnos con Jim Carrey pero que no deja de ser un cómico que le gusta esencialmente a los niños. Pero eso es porque no han jugado a Untitled Goose Game.
Untitled Goose Game, desarrollado por el estudio australiano House House, es un pequeño título de puzles que mezcla humor con mecánicas de sigilo. Uno de sus mayores aciertos es un argumento minimalista que se reduce a dos ideas: eres un ganso malo y has venido a joder. El juego no necesita más. A lo largo de cinco escenarios nos propondrán una serie de misiones que tendremos que ir realizando si queremos avanzar. Sin embargo, y esta es otra de las decisiones acertadas de los desarrolladores, el caos que podemos llegar a crear no está limitado a esta lista de tareas, por lo que explorar bien el escenario y probar a mover varios objetos «para ver qué pasa» muchas veces está premiado con hilarantes sorpresas. Lo mismo con dejar de lado el sigilo y convertirse en un ave escandalosa.
Aunque el humor físico y los gags basados directamente en la acción-reacción tienen un recorrido exitoso dentro de los videojuegos, con bastantes ejemplos de los que aprender cómo se puede incorporar el input del jugador a la dinámica del chiste, Untitled Goose Game se distancia de los demás al recurrir a una premisa «realista» y a un entorno cotidiano. Porque lejos de utilizar un personaje antropomorfo para que nos identifiquemos con él, o convertir al prota en un villano irreverente para crear situaciones locas, el título de House House pone en el centro a un ganso que se comporta como un ganso, que anda como un ganso y que tiene las habilidades limitadas de dicho animal. El pueblito que va a aterrorizar tampoco se sale de la norma, con vecinos que no se llevan demasiado bien, niños jugando en las calles y jardineros inocentes que solo buscan aprovechar una agradable mañana de primavera.
Entre las misiones que nos encargará el título, y que no son más que puzles a resolver, se encuentra tirar a un tipo de culo, romper un caro jarrón o conseguir que un vecino escupa el té que bebe tranquilamente. Y nuestras armas no serán mucho más sofisticadas que eso: podremos aletear para parecer más amenazantes, coger objetos con el pico, correr e incluso graznar si lo creemos necesario. Junto con el sigilo —la que pretende ser la mecánica principal del juego— tenemos más que suficiente. Especialmente porque el reducido mundo se encuentra lleno de objetos para robar y personas a las que fastidiar.
La partida de Untitled Goose Game está programada para durar alrededor de unas dos horas, siempre y cuando no perdamos el tiempo en cosas que definitivamente merecen la pena como robar el correo o cambiar los paquetes de puerta. Sin embargo, y aunque es imposible no acabar con ganas de más, es valorable la decisión de House House de decantarse por la calidad en lugar de la cantidad. Es cierto que el juego se hace muy corto y que podría haber mantenido fácilmente el nivel añadiendo un par de escenarios más. No obstante, es llamativo lo pulido que está todo y lo satisfactoria que es la experiencia, especialmente si jugamos en Switch. Los controles están perfectamente afinados —todo un logro teniendo en cuenta la gran cantidad de objetos con los que podemos interaccionar usando el pico—, las animaciones del ganso están muy cuidadas y la inteligencia artificial de los aldeanos logra sorprendernos con cada uno de los personajes.
Pero no solo el ganso es protagonista en Untitled Goose Game, la música también toma un lugar muy especial. Mientras que la implementación del sonido está inspirada en los juegos de sigilo —la melodía empieza cuando están a punto de detectarnos y aumenta su tempo conforme nos ven y nos persiguen—, las composiciones a piano que podemos escuchar parecen estar basadas en las películas mudas de enredos y sirven en muchas ocasiones para reforzar el componente caótico de lo que estamos haciendo. A más locura, mayor tempo y más sensación comedia para el jugador.
Parece tradición en esta santa casa discutir si un juego de humor es juego o juguetito. En este caso hay que decir que Untitled Goose Game es definitivamente un juego y que todo está pensado en un primer momento para jugar. El humor es intrínseco al planteamiento inicial pero los puzles o las partes que dependen del sigilo no se doblegan a él. En definitiva, podría decirse que no es que Untitled Goose Game busque activamente hacerte reír sino que las risas son una consecuencia inevitable de estar jugando con un puñetero ganso.
Como ningún tipo de humor es totalmente universal es posible que existan personas a las que no le resulte gracioso Untitled Goose Game. No es de extrañar. Desde luego aquellos que vayan buscando alegorías, situaciones irónicas o, quizás, descubrir una idea a la que poder darle vueltas mucho más tarde, no tienen nada que hacer aquí. El juego es absolutamente literal. Somos un ganso con mala baba cuya única motivación parece ser robar. Y si eso nos parece suficiente, Untitled Goose resulta perfecto. Desde la primera a la última risa.[9]
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No he podido terminarlo aún, pero es un juego ideal para desconectar y hacer un rato el ganso (ba dum tsss)
Muy recomendable, te hace sonreir casi toda la partida
Me parece tremendamente maravilloso que un juego tenga como objetivo fundamental (y casi único) hacerte reír. Creo que hay pocos objetivos más loables y honestos (¡y difíciles!). Hasta ahora sabía de su existencia pero como rareza, pero tras tus palabras pasa a mi lista de deseados por la vía rápida.
Estoy que no me da la vida con tanto juego pero este análisis, su bajo precio y saber que no es muy largo me lo pueden haber vendido.
A deseados por aquí también tras este visto bueno.
Pero voy a esperar una buena bajada de precio. Y más sabiendo que dura solo dos horas.
Lo siento por los redactores y el buen trabajo que hacen pero esa seccion de lectura rapida me da la vida.
Grandioso juego.
Una pena que tardase tanto en publicarse, pero bueno, a ver si consigue hacerlo bien en ventas ^^
Es un juego tan tan gracioso y tan «tonto» (en un sentido para nada negativo) que me resulta casi irónico leer análisis semi-sesudos de él. Pero vamos, que sabiendo que no se puede explicar un chiste se salva la cosa. Gran artículo, Marta.
Dios. Yo estoy que me va a dar algo. Parece que este va a ser el primer juego de Epic que pesque de Isla Tortuga con el compromiso de comprar cuando salga en Steam. Maldito seas, Tim Sweeney.
Un recordatorio de cómo se originó este juego
https://twitter.com/cabel/status/1174775955748872192
¿Hay planes de sacar este juegazo en PS4?
Siempre confié en el ganso malvado.
Ahora estoy de paseo por Koholint, pero hay un momento bisagra entre ese y la kojimada en el que va a caer seguro.
Un 9 esto…
HONK
Por favor, empezad a poner algunos ceros en los próximos análisis que uno no gana lo suficiente como para jugar a todas las joyitas que van saliendo… Otro a la whishlist de la switch y van…
He empezado a ver el directo de Marta y he pensado: «Esto es muy british». «House house» son de Melbourne, así que, quizás, un poco british, un poco ese toque sí tiene el juego.
La música, ahí, muy bien puesta. Creo que recuerda mucho al uso de la música (en directo) en las primeras proyecciones cinematográficas. Quizás un poco mas. De Chaplin a Jacques Tati, pasando por Keaton (y seguramente también al Kitano de «Humor Amarillo» ). Algo de eso tiene el juego.
Luego he recordado una de las mejores cosas de cuando consumía twitter. Una pequeña historia, muy british, y muy de personaje para la secuela Gaspar, el zorro. https://www.youtube.com/watch?v=7FfpM3l9k0Q
Después de ver parte del directo he tenido que comprarlo y es maravilloso, de los juegos que más me han gustado en mucho tiempo. No recuerdo un juego que me haya hecho no ya reírme, que también, sino sonreír tanto. Mil gracias Marta por descubrírmelo. Para mi se merecía incluso un 10 porque hace a la perfección todo lo que se propone