Análisis de Vampire: The Masquerade – Sins of the Sires

Las debilidades de la sangre

Aprovechando su reciente nominación a los premios Nebula, nos adentramos en esta ficción interactiva que resulta ideal para iniciarse en el mundo de Vampiro y en los juegos basados en texto.

Lo que nos ha llevado hasta allí son órdenes: tenemos que matar a un mortal que no conocemos y que, al parecer, se encuentra en este momento en compañía de una Sangre Débil. Nos movemos a toda velocidad por Atenas, usando el metro nocturno para alcanzar uno de los barrios más deprimidos de la ciudad en el cual nos adentramos buscando un bloque de pisos como cualquier otro. Nadie diría que un monstruo vive en esta zona pero tampoco apostaría por encontrarlo paseando por Plaka o asistiendo a una fiesta en Psiri. Los mortales —al menos la mayoría de ellos— no creen en los monstruos y, sin embargo, aquí estás; esperando poder cumplir con tu misión rápidamente para intentar disfrutar a tu aire del resto de la noche. Alimentarte, si es posible, y atender después a una extraña llamada por parte del Sheriff de la ciudad.

El «peligroso mortal» que andabas buscando resulta ser una mujer anémica a la que encuentras desganada en la cama de una pequeña habitación. Ha sido la propia Sangre Débil que vive con ella la que ha filtrado su paradero a los gobernantes de la Camarilla. La mujer no parece tener intención de resistirse, no parece asustada, y decides aprovechar esto para intentar reunir un poco más de información. Hay un culto —esto ya lo sabías— que utiliza el profetizado regreso de un legendario Dios-vampiro para recolectar sangre en secreto de sus cientos de seguidores. Tras sumir a los mortales en un sueño narcotizado, los líderes de la secta se alimentan de ellos en una especie de ceremonia ritualística. Y esta mujer lo ha descubierto todo. Y lo acepta. Este no es un caso de terror y huida porque han sido los propios líderes los que la han expulsado al sentirse descubiertos. Es un caso de tristeza y desesperación porque ella estaba dispuesta a seguir entregando su sangre para alimentar a una criatura que, entiende, es muy superior a ella: «hay algo muy poderoso en asumir el papel de víctima», nos asegura. Nosotros tenemos varias opciones para responderle, líneas de diálogo capaces de dirigir el debate hacia los abusos de poder, la seductora rendición o la sensualidad contenida en la violencia. Porque ese es nuestro papel, el papel del jugador, perfilar un personaje, no en torno a sus acciones sino a la manera en la responde ante ellos. Juzgar nuestras respuestas y valorar a los otros vampiros mientras intentamos, con todas nuestras fuerzas, sobrevivir a cada una de nuestras decisiones.

La idea tras los juegos textuales de Vampire: The Masquerade desarrollados por Choice of Games es permitirnos interpretar a un personaje como si estuviéramos participando en una sesión rolera. La principal diferencia con otros juegos de la franquicia basados en la narrativa, como la dupla de visual novels desarrolladas por Draw Distance, es que aquí no se trata tanto de tomar una serie de decisiones controlando a un personaje prediseñado como de «crear» a nuestro propio protagonista y usar las opciones que el juego pone a nuestra disposición para modelar su personalidad, su forma de actuar y su relación con los que le rodean. Porque aunque Sins of the Sires nos permite enfrentarnos a un buen puñado de «decisiones clásicas» como escoger entre localizaciones en un momento determinado, virando la historia de una manera o de otra; la mayoría de decisiones que enfrentamos en esta historia se relacionan más con el autoconocimiento y la autoexpresión en el contexto de la obra. Las elecciones más importantes en Sins of the Sires nos ayuda a exponer para nosotros mismos qué es lo pensamos sobre el Príncipe de Atenas o nos permiten actuar de una forma concreta teniendo siempre en mente —explicitando para el jugador/lector— que estamos mintiendo con el objetivo de conseguir algún beneficio propio que ya tenemos en mente.

Los primeros capítulos en la obra de Natalia Theodoridou nos obligan a pensar profundamente qué tipo de vampiro somos y cómo podemos expresarlo en el juego. Y no es solo que tengamos que introducir un nombre, unos pronombres y un clan, para pasar luego a la acción, sino que tenemos que prestar atención a cuál es el nivel de humanidad que mantenemos, qué tipo de ventajas nos proporciona la sangre y cómo nos relacionamos con el hecho de tener que alimentarnos de presas humanas. Aunque, por cuestiones relacionadas con la trama, no podemos escoger nuestro clan ni sabemos nada de nuestro Sire, Sins of the Sires nos permite rellenar a través de elecciones integradas en la narrativa una ficha de personajes relativamente simplificada y basada en las reglas y el lore ampliado de la 5ª edición de Vampiro: La Mascarada. En la parte izquierda de la interfaz de juego podremos acceder a la ficha que se va generando con nuestras acciones y consultar, además de nuestro nivel de hambre y humanidad, los puntos de habilidades (visualizados tanto como porcentajes como de la manera tradicional), los puntos de carácter y el inventario. Por eso mismo, aquí cada decisión importa: porque las que no transforman la trama nos transforman a nosotros mismos. Y el tipo de personaje que somos es lo que determinará hasta dónde podremos llegar en nuestra relación con esta historia.

Si Coteries of New York y Shadows of New York eran ideales para introducirse en el mundo de Vampiro y absorber fácilmente el tono y el lore del universo de World of Darkness, Sin of the Sires es el título perfecto para entender cómo se juega al rol y qué tipo de experiencia podemos esperar en una partida. Como todos los títulos de Choice of Games, Sins of the Sires es un juego basado en texto, es decir, un título que funciona en su mayor parte sin ilustraciones (tenemos retratos de los personajes y poco más), sin animaciones y sin sonidos. La experiencia es similar a la de leer una novela, con la diferencia de que los párrafos son relativamente cortos y suelen acabar normalmente ofreciéndonos algún tipo de opción. Pero sería muy injusto comparar directamente este juego a un libro de «Elige tu propia aventura» porque la historia es extremadamente reactiva a nuestras decisiones y la experiencia no se basa tanto en sorprendernos con las diferentes rutas como en apostarlo todo por el tipo de objetivo que queremos lograr. El hecho de que nuestra imaginación juegue un papel fundamental a la hora de introducirnos en el mundo propuesto por Theodoridou relaciona de forma directa el acto de jugar con la experiencia de participar en una partida rolera. Pero aunque Sins of Sires nos permita conocer de primera mano cómo es jugar de verdad a Vampiro: La Mascarada, también simplifica muchos de sus sistemas, mecánicas de juego que sí se presentan completas en otros títulos de la compañía como Vampire: The Masquerade — Night Road o Vampire: The Masquerade — Out for Blood.

Es dificil analizar la historia de Sins of the Sires sin desvelar detalles cruciales dentro de su argumento. La historia que hila Natalia Theodoridou es muy compacta y es fácil tener la sensación de que estamos saltando todo el tiempo de escena crucial a escena crucial. Ese es tanto el mayor defecto como la mayor virtud de la propuesta: que no pierde el tiempo en explicar nada más que aquello que resulta fundamental para la trama y, en consecuencia, la mayoría de estos personajes y situaciones no tienen casi tiempo de respirar. Pero si hay algo esencial en Vampiro que este Sins of the Sires consigue transmitirnos con toda naturalidad es esa sensación de que todo está pasando en todo momento sin que lleguemos a percibirlo en su totalidad. Theodoridou acierta al empujarnos a una conspiración mucho más grande que nosotros en la que cualquier persona que nos rodea puede ser cómplice, amigo o ejecutor. Una trama en la que la clase, los ideales, los objetivos y la autopreservación actúan como elementos tangibles que nos limitan a la vez que nos proporcionan oportunidades inimaginables. Por eso mismo allí, en esa habitación ateniense que comentaba, mientras hablamos con la pobre mortal que tenemos que asesinar, es fácil tener la impresión de que nuestras cartas están ya echadas. De que somos un títere enjaulado para el que incluso sus mayores actos de rebeldía se encuentran escritos con anterioridad. «¿No crees que hay libertad en entregarse completamente?», nos pregunta Vessa mientras nos ofrece su sangre, su vida y su voluntad. Y, precisamente esto, es algo sobre lo que tendremos mucho tiempo para reflexionar.  

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Redactora
  1. Kaniro

    Igual le doy otra oportunidad, lo dejé a medias hace tiempo. Reconozco que me decepcionó un poco después de completar y rejugar otro de la misma serie y ambientación que salió anteriormente: Vampire the masquerade : Night road. Este último para mi es una pequeña joya