Un análisis de Warhammer 40.000: Boltgun

MÁRTIRES DEL BOLTGUN»

A golpe de ideas sencillas pero ejecutadas con decisión y fuerza, Auroch Digital firma un imprescindible para fans de los boomer shooters.

Si pensamos en juegos retro de disparos en primera persona (lo que hoy llamamos, con guasa y felizmente, boomer shooters), vienen a la cabeza una serie de elementos en los que resulta tentador pensar como definitorios: los enemigos planos, hechos con sprites que nos persiguen con la mirada, como carteles de propaganda electoral, mientras los intentamos esquivar a golpe de strafe; los proyectiles volando hacia ti desde todos lados; las armas gruesas y potentes, por supuesto, la boca con la que escupes tu principal verbo en respuesta a las acometidas de los monstruos. Pero si hay algo realmente definitorio de esos juegos de tiros antiguos que son los antepasados del boomer shooter actual es su diseño de niveles: laberintos retorcidos y opresivos, puntuados por arenas amplias en las que se producen los encuentros más multitudinarios y llenos de paredes falsas y dobles techos ocultos, en los que el dungeon crawl importa lo mismo, y a veces más, que los propios tiroteos.

Lo mejor de Warhammer 40.000: Boltgun no es ese arma tan importante que tiene hasta espacio en el título —ni idea de cómo se llama el protagonista, que podría ser una Boltgun flotante y no pasaría nada—, sino su diseño de niveles. Miento: lo mejor no es la Boltgun, o el resto de las armas, secundarias pero siempre útiles; lo mejor es cómo se combinan las posibilidades de tu letal caja de herramientas con el diseño de niveles, con el puro recorrido que sigues mientras avanzas haciendo puré a tus enemigos y con las posiciones que ocupan en el laberinto los cultistas, marines y monstruos a los que debes hacer puré antes de que te hagan puré a ti.

Tiene mérito si piensas en el historial de Auroch Digital, el estudio que desarrolla este frenético shooter. A veces da la sensación de que llevan años desarrollando juegos de tiros; sin embargo, tienen más experiencia con la estrategia por turnos que con los disparos: suyo es, por mencionar uno de sus títulos más conocidos, Achtung! Cthulhu Tactics, que también es una adaptación de un juego de mesa con miniaturas, de hecho. De un tiempo a esta parte parecían estar buscando fortuna en los pastos, quién sabe si más verdes, de la simulación, tanto aquí abajo (con Brewmaster, un juego sobre hacer cerveza en el garaje de tu casa que tuvo cierto seguimiento el año pasado) como allí arriba (con Mars Horizon, un simulador sobre colonizar el planeta rojo en cuyo desarrollo participó la ESA buena, la Agencia Espacial Europea). Quizá no llevan toda la vida haciendo boomer shooters, pero sí llevan mucho tiempo jugándolos, y jugando a Warhammer 40.000; se nota.

Sin darle demasiadas vueltas, Boltgun nos pone en situación: nos hemos quedado miserablemente solos en un planeta hostil, armados únicamente con una espada sierra ideal para cortar en dos, como si fueran hogazas, a los cultistas (nota: sé que la palabra «cultista» no está bien; por favor, respetadme) que te reciben, con muy malas formas, en el lugar. Una calavera flotante te va dejando caer que son «herejes», y sin darle muchas más vueltas lo aceptas y te lo crees; para purgarlos, utilizas tu espada para hacer que su estado cambie de sólido a líquido, o lo que sea la papilla informe que queda en el suelo cuando les aplicas tu brunoise mortífera.

En un primer nivel que por momentos me resultó incómodamente simple, te metes en el universo del juego y conoces a su protagonista, la Boltgun, y en realidad también la mayoría de puntos clave del diseño de niveles: los pasillos laberínticos y a menudo interconectados, en los que te orientas, como Hansel y Gretel con las migas de pan, dejando un rastro de cadáveres que te confirman si has pasado ya o no por un sitio; las puertas cerradas con llaves de colorines, creativamente escondidas en los lugares menos prácticos; los espacios más abiertos y grandes, esas arenas en las que se desarrollan los tiroteos más intensos, las grandes purgas en las que es tan importante apuntar y disparar como moverte en todo momento, esquivando los proyectiles enemigos y buscando cada punto de salud o armadura (que no se llama así, sino «desprecio», en referencia a una regla reciente del juego de mesa) que puedas encontrar. Los encuentros de Boltgun son de esos en los que a veces unos poquitos puntos de vida pueden bastar para librarte de una muerte que llega rápido si no prestas la suficiente atención; después de un primer par de niveles quizá un punto más fáciles de la cuenta, el juego se deja de remilgos y no tiene miedo de ponerte en aprietos, lanzándote a grupos de enemigos que te atacan desde todos lados. El diseño de niveles quizá no sea tan extraordinario como el de Quake, pero es suficientemente inteligente como para aprovecharse bien; suena un poco tonto, pero son niveles muy tridimensionales: pasan muchas cosas a varias alturas, y tienes que preocuparte por enemigos que te asedian desde arriba, desde abajo, desde los lados. Tienes que correr y subir y saltar, esquivando en todo momento proyectiles, bolas de fuego, granadas, mordiscos; los enemigos te atacan desde todas las distancias y posiciones posibles, arañándote puntos de vida que debes intentar reponer en la medida de lo posible mientras recorres a toda pastilla el escenario, buscando en cada rincón el ítem que te permita aguantar unos segundos más, resistir otro disparo antes de hacer un remate con la espada para ahorrar toda la munición que puedas antes de que se presente en la arena la siguiente horda.

Tiene un aire del Doom original y también de los nuevos, aunque en este caso la batalla es mucho más encarnizada; en Boltgun nadie te teme, no ves el miedo en los pixelados ojillos de los enemigos, pero tú tampoco temes a nadie. Son combates de una fiereza alucinante, realzada por la fantástica sensación de estar en el pellejo metálico de uno de esos marines espaciales; insisto en que no sé nada sobre Warhammer 40.000, pero sí tengo una idea en la cabeza sobre cómo deben ser, cuánto deben pesar y qué sonido deben hacer. Todo eso está clavado en Boltgun: puedes escuchar las pisadas mientras avanzas, hasta el punto de que casi sientes la fuerza con la que los pies aplastan el suelo; el movimiento no es ni mucho menos lento, pero sí tiene una potencia tremenda, presente en cada paso y en cada caída desde una altura, que tiene hasta su propia onda expansiva. Es un tipo de movimiento que encaja a la perfección con el espíritu over the top que desborda por todo el juego, y que a menudo proviene de las ideas más simples: hay algo bonito en que los puntos de salud no hagan tope en 100 sino que suban hasta 200, hasta 250; y que suban con la misma alegría con la que bajan, porque la cosa no va de no recibir daño sino de recibirlo y soportarlo, hasta el final, hasta que solo quedes tú en pie.

Las ideas sencillas son las que mejor le quedan a Boltgun, y lo cierto es que hay unas cuantas de esas. Las armas son simples y están muy centradas, excepto la Boltgun del título, en usos puntuales y específicos; casi todas tienen grandes ventajas respecto a la ametralladora básica, pero también inconvenientes que hacen que utilizarlas cuando no toca te pueda poner en un apuro. Los enemigos son grandes y, con sus colores de dibujo animado y sus proyectiles gigantescos, destacan en los apabullantes mapas, llenos del tipo de arquitectura catedralicia que no parece tener en cuenta la escala humana. No es un juego de emboscadas o sustos inesperados; los ves venir a la legua, y por eso dan tanto miedo. Las ideas sencillas, decía, le quedan bien a Warhammer 40.000: Boltgun igual que le suelen quedar bien a estos boomer shooters, que en ese sentido muchas veces acaban siendo más sofisticados y elegantes que la mayoría de grandes superproducciones, tan hinchadas que ninguna de sus partes puede permitirse el lujo de estar más definida que el resto. Aquí, Auroch Digital ha optado por la aproximación contraria: centrándose en definir bien el tono, la textura y los pesos de su juego, consigue que los puntos en los que flaquea tengan suficiente poca presencia como para ignorarlos; cuando terminas un nivel te acuerdas solo de los mejores momentos, no de el ratillo que estuviste dando vueltas, perdido en el laberinto, o de ese bichejo que te mató varias veces hasta que diste con la forma de hacerle polvo. En tu cabeza, es un grandes éxitos de sí mismo. Insisto: no sé nada de Warhammer 40.000, pero pocos boomer shooters me han apasionado tanto como Boltgun.

[ 9 ]

  1. Imon_Spartan

    Como fan de Warhammer que soy me lo voy a fumar bien fumado en cuanto tenga un maldito hueco entre tanto juego que estamos teniendo este año.

  2. Leto

    Tiene pinta de ser una fiesta muy cachonda de tiros bolter y desmembramientos a.mayor gloria del Dios emperador. Y por 20 euros en la store. También soy fan del juego, o más bien, de todo el universo que tienen montado, que es droga dura (aquí otro plastitoxicómano), así que muy apuntado.

    Que por cierto, no se si mañana tendremos más cositas del Space Marine 2, que también pinta muy molón.

  3. Gamba Carnívora

    Shooter neoclásico > Boomer shooter

  4. Yagonis

    Que la gente de Warhammer coja la licencia de Blood Bowl y se la de a un estudio competente, que me canso de ver como el resto de sus franquicias salen mejor que la única a la que juego.

  5. Corrupt

    Joder que buena metadona hasta el Space Marine 2 (que va perfecto de timing para aprovechar el rebufo del lanzamiento de la 10ª edición de W40K).

    ¿Alguien ha probado este Boltgun en Switch? ¿Qué tal va de frames?

    1. Víctor Martínez

      @corrupt
      No sé cómo será en Switch pero en Steam Deck hay que meterle bastante chicha para que vaya bien, así que personalmente me esperaría a los análisis de rendimiento antes de ir a por esa versión.

      1. Corrupt

        @chiconuclear
        Es que pinta jugoso para fumárselo en portátil, pero bueno, habrá que meterlo en La Sony.

  6. BobDolan

    ¿No os da la impresión de que sale un juego de Warhammer cada dos meses?

    1. Autarca

      @bobdolan
      Es que prácticamente sale un juego de Warhammer cada dos meses

      Leí en algún sitio que la política actual de Games Workshop es la de conceder licencias a diestro y siniestro, a cambio de un porcentaje de los beneficios.

      Editado por última vez 29 mayo 2023 | 15:52
  7. issue2b

    Me gustaría añadir que tiene un rendimiento excelente: 120-140fps 1080p Ultra en una GTX960 y un i5 del pleistoceno.