Wayward Strand

18 de agosto de 2022
PC, Xbox, Switch, PlayStation
OverBorder Studio / Team17

Wayward Strand es tan obtuso como encantador; tan rígido en sus formas como dulce a la hora de observar al elenco de personajes que acompañan a la entrometida Casey. Estas características opuestas se hacen patentes ya en sus primeros minutos a través de una premisa que podía ser ágil pero que elige plegarse en sí misma, un punto de partida innecesariamente confuso que nos anticipa muchos de los altibajos que están por llegar. Wayward Strand empieza con Casey, reportera del periódico escolar y de vacaciones, dirigiéndose junto con su madre al hospital en donde esta trabaja como jefa de enfermería. Hay tensión entre ambas, y pronto descubrimos que la afición de la niña por la lectura preocupa a una madre que considera que debe pasar más tiempo fuera de casa. El trato es el siguiente: Casey acompañará a su madre al trabajo durante tres días en los que tendrá que visitar a los pacientes más solitarios. Sin embargo, la madre le recuerda que no está ahí para hacer de reportera. Que tiene que charlar con los pacientes sin ningún tipo de intención detrás. Una petición un poco extraña cuando parece que escribir un artículo sería la excusa perfecta para socializar con los demás.

A pesar de la petición explícita de nuestra madre, tanto la interfaz del juego —que incluye el cuaderno en el que tomamos notas para «el artículo»— como las primeras interacciones con los pacientes del hospital aéreo pasan de forma obligada por nuestra faceta de periodista infantil. El título nos presenta al mismo tiempo como una chica atenta y obediente y como una adolescente rebelde que hace caso omiso de una orden expresa. Así, nos deja elegir las frases que pronunciamos pero no escoger abiertamente la rebeldía como una opción personal. En esta contradicción, nos movemos por los tres pisos de un antiguo dirigible reconvertido en residencia hospitalaria y nos familiarizamos con las rutinas y los horarios de los trabajadores y los pacientes. De puerta en puerta, andando todo el día desde el comedor hasta la sala de lectura, y pasando por las diferentes habitaciones particulares y salas de descanso de los profesionales, podremos conocer a los residentes, escuchar conversaciones a hurtadillas y desvelar algún que otro secreto. Pero los diferentes eventos que suceden en el hospital no esperan por nosotros. Si nos sentamos un momento a charlar con Tomi es posible que no oigamos una acalorada discusión que sucede en el piso de abajo. Y si acompañamos un rato a Lily en sus labores, con toda probabilidad perderemos la oportunidad de cenar junto a Ida y los demás.

Es muy sencillo comparar Wayward Strand con Overboard! incluso dejando de lado el hecho de que ambos títulos crean sistemas cerrados que nos aíslan del mundo por aire o por agua. Sin embargo, y a nivel de diseño, el título de Inkle destaca donde Wayward Strand fracasa. Mientras que Overboard! —gracias a la lista de tareas, entre otros sistemas— sabe hacernos conscientes de todas las cosas que pasan a nuestro alrededor y que nos estamos perdiendo, Wayward Strand puede llegar a darnos la sensación de que no nos queda nada por hacer. Pero aunque el juego no sepa indicarnos que debemos dirigirnos a un evento importante, asume todo el tiempo que vamos a encontrarlo en un momento concreto. Y si no damos los pasos exactamente en el orden que el juego espera, como resultado podremos ver las costuras de una maquinaria con la que no se puede jugar. Un ejemplo de esto, sin spoilers, lo encontramos a la hora de conocer a los personajes. Si no lo hacemos en el orden exacto en el que el juego espera, es fácil que aprendamos que cierto residente es vienés antes de que hablemos con él y notemos su extraño acento. Como resultado, veremos que en nuestro cuaderno aparece primero la indicación de su procedencia, para después incluir, como si fuera uno de los misterios, que el señor tiene un extraño acento alemán sobre el que debemos indagar. Wayward Strand parece más acartonado de lo que debería porque salirse de lo esperado por sus creadores siempre nos devuelve situaciones extrañas, desde enfermeras que se quedan en la puerta si estamos de visita como si no pudieran entrar a trabajar, hasta residentes que charlan con otros en nuestra presencia como si fueran incapaces de ver que nos tienen delante.

Pero más allá de estos pequeños momentos en los que vemos el truco, pasando por encima de su personal estilo artístico y de la manera en la que nos presenta a un enorme elenco de personajes mayores con sus intereses y personalidades —algo que no se ve todos los días en el videojuego—, es evidente que ghost pattern tiene intención de poner en relieve las pequeñas historias humanas. Wayward Strand quiere hablar sobre el valor de conectar con otros y de compartir historias sin importar nuestra edad o nuestra procedencia. No obstante, bajo esta capa aparentemente amable y sus indiscutibles buenas intenciones, encontramos que los desarrolladores ven a sus personajes mayores con paternalismo y cierta condescendencia. Hay una historia, la de la antigua doctora de Casey, que ahora se encuentra en fase terminal y que parece no reconocerla, que choca desde el principio con las intenciones de los escritores. La doctora, que acaba de conocer su pronóstico, nos pide de mala manera que la dejemos sola cada vez que la visitamos. Está furiosa y hundida, no quiere hablar con nadie y, sin embargo, la única forma de avanzar en su trama es ignorar sus deseos y quedarnos sentadas en su habitación. Forzar una cercanía no deseada entre dos desconocidas y pasar por encima de los deseos manifiestos de una persona, se recompensa en el juego con una interesante historia. Wayward Strand reivindica las relaciones entre personas sin importar si se establecen de primeras de forma violenta. No quiere que nadie esté solo, pero es incapaz de aceptar cualquier tipo de dificultad en una relación social. Wayward Strand es, en varios sentidos, la fantasía amable de quien no escucha a los demás. 

[ 6 ]

Redactora
  1. DarkCoolEdge

    Leyéndote me queda la impresión de que es un mal juego ya que se le ven ls costuras y no cumple los objetivos que se marca.