Elk es una isla ficticia que se encuentra en el Mar del Norte a una distancia prudencial de la costa de Dinamarca. Pero aunque el pueblo en el que se ambienta Welcome to Elk es una invención, las personas que lo habitan son absolutamente reales. También lo son sus historias. El tercer juego del estudio danés Triple Topping Games abraza la idea de que son las anécdotas y las pequeñas vivencias compartidas las que crean el sentimiento que llamamos comunidad. En eso no se equivocan. En Welcome to Elk la cultura, la filosofía y la historia se entrelazan con los recuerdos propios y ajenos en una celebración, no solo de la vida, sino también de la muerte; en la veneración, no de los momentos que los demás creemos importantes, sino de los que ellos mismos han seleccionado para que lo sean. Welcome to Elk es un juego íntimo y personal. Tanto que, en ocasiones, es incómodo seguir mirando.

El juego empieza con Frigg, una joven carpintera de Copenhague que llega a Elk para mejorar sus habilidades trabajando como ayudante en el taller de un viejo amigo de su padre. La chica, que nunca antes ha estado separada de su familia, se encuentra de repente viviendo en un pueblo costero en donde no hay internet y las temperaturas son tan bajas que los baños se encuentran fuera de casa. El juego se ambienta en la actualidad, pero no lo parece. Elk es un lugar atrapado en el tiempo en donde las calles no tienen iluminación artificial y el colegio abre (en ocasiones) para educar a una única alumna. Un sitio donde todos se conocen —y a sus padres, y a sus abuelos— porque el único entretenimiento posible es sentarse en el bar encadenando cervezas. Sería tonto pensar que estamos en un lugar encantador. La alegría de los vecinos tiene un componente ebrio que hace que fluyan tanto las historias como las desgracias. Y a falta de algo que hacer, solo nos queda ser testigos de lo que ellos desean contarnos.

Es fácil imaginar que Welcome to Elk ha sido desarrollado por tres equipos diferentes que nunca se han sentado a poner en común sus ideas. En primer lugar estaría el grupo que se ha encargado del arte y de diseñar todos aquellos minijuegos y elementos jugables que forman la capa base de la propuesta. En un primer vistazo, Welcome to Elk parece un juego de humor que se inspira en las series absurdas que Cartoon Network emitió a principios de la década de los 2000. Los trazos gruesos y los colores brillantes de los personajes, se mezclan con los fondos en blanco y negro que solo recurren al color para resaltar el componente interactivo. Las animaciones son tan absurdas como el puñado de detalles que debemos descubrir para desbloquear una veintena de logros disponibles en Steam. Pero «encontrar el salvavidas escondido» o «descubrir las anotaciones de Dennis» mientras vamos dando alegres saltitos por la nieve parece en cierta forma obsceno en un juego en el que también debemos transportar el cadáver congelado de un pescador o descubrir la historia de maltrato infantil del hombre más rico del pueblo. Entre minijuegos en los que tiramos cañas de cerveza o jugamos a las cartas, encontramos situaciones en la que tenemos que cerrar heridas con hilo extrafuerte de pescar o romper el cuello del conejo que supone la única compañía para un hombre desgraciado. Welcome to Elk tiene un problema de tono. Las situaciones rocambolescas («¡Ese pulpo lleva un cuchillo!») y las que rebosan cercanía y humanidad parecen pertenecer a universos muy diferentes. Y aunque en ocasiones se agradece un descanso tras experimentar algunas de las historias más crudas, el juego no logra dar con la tecla de la universalidad cuando se aleja del núcleo que conforman sus historias.

El segundo equipo fácil de identificar dentro de Triple Topping Games es aquel que se ha encargado de seleccionar y representar la historias. Es el equipo de Astrid, la escritora principal y aquella que ha puesto a su familia en el centro de un proyecto que los explota y los honra a partes iguales. Como Frigg, durante nuestra estancia en Elk recibiremos constantemente una serie de «mensajes en una botella» que relatan vivencias muy similares a las que hemos experimentado horas antes en el pueblo. Un ejemplo, tras recoger el cadáver Jeppe, un pescador humilde que muere enterrado en la nieve mientras intenta volver a casa borracho en medio de la oscuridad, recibimos una carta que relata esa misma experiencia desde el punto de vista de un trabajador y su compañero durante las primeras horas de la mañana. Se trata del padre de Astrid, al que posteriormente podremos ver en vídeo y conocer brevemente como personaje animado dentro del juego. También tenemos una historia, llamada «ella es alguien», en la que un hombre se entristece al recordar cómo de joven, tímido y callado como era, dejó que sus compañeros se rieran de una mujer discapacitada con la que todos se habían acostado y a la que apodaban «la cabra». Se trata del hermano de Astrid, que posteriormente también nos relatará la historia conclusiva que pone fin a nuestra estancia en Elk.

Las historias de la familia y los vecinos de Astrid son el corazón de Welcome to Elk y aciertan al mezclar vivencias divertidas y dramáticas, con anécdotas pequeñas e historias realmente importantes. Dado que no todas las historias están disponibles en formato jugable, es de agradecer que los creadores y los traductores hayan mantenido las diferentes formas de hablar de los narradores y aquellas expresiones que ya hemos oído en los vídeos y de las bocas de los personajes. Como sucede con la buena literatura, los relatos de Welcome to Elk son tan fascinantes y extraños como universales, tan específicos en su forma, como generales en las ideas que quieren trasladar. Además, y dado que el equipo parece interesado en hablar de un lugar —la Dinamarca más rural y alejada del progreso— y un modo de vida concreto, las diferentes anécdotas en conjunto consiguen formar un tapiz que deja entrever los problemas más extendidos de la zona: desde el alcoholismo a la depresión, pasando por la falta de oportunidades y la violencia.

El último de los tres equipos que (imagino) han puesto su granito de arena a esta experiencia es el que se ha encargado del componente meta; de los elementos empeñados en sacarnos de la experiencia para recordarnos, como en realidad ya sabíamos, que todo lo que estamos viendo es en cierto modo real. Aunque Welcome to Elk presenta los vídeos en los que podemos escuchar las historias de boca de los narradores y las botellas con los relatos transcritos de forma literal, los desarrolladores eligen redundar en el mensaje de autenticidad poniendo un audio de sus voces durante las reuniones de desarrollo o mostrando algunos vídeos del estudio y las etapas del trabajo. Aunque esta decisión potencia los componentes más experimentales del juego y consigue sorprendernos en algún que otro momento del final, el recordarnos que todo es un juego y que en realidad la mayoría de aquellos jóvenes no están directamente relacionados con el lugar y las situaciones que describen, actúa como un revulsivo contra el clímax final, evitando que sea tan sensible y emotivo como el resto de las historias que hemos experimentado.

Aunque Welcome to Elk no consigue acertar en todas sus decisiones, es valiosa la honestidad con la que decide respetar las vivencias que narra en lugar de estilizarlas como hacen otros juegos (mejores) como Mutazione, Spiritfarer o Where the Water Tastes Like Wine. El talento del equipo de Triple Topping Games queda demostrado en su capacidad para escoger una serie de anécdotas perfectas y encontrar exactamente la mejor forma de hacernos jugar el sentimiento que quieren reflejar. Sin embargo, el experimento queda constreñido por las propias necesidades del medio. Por la incapacidad de alejarse de su estructura rígida y la necesidad de «entretenernos» de manera constante. No siento que Elk me haya dado la bienvenida. No creo, como lo hacen sus creadores, que el lugar sea encantador. Pero sí pienso que me he enfrentado a una obra honesta. Y en ese sentido, la he recibido con los brazos abiertos. 

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