En algún momento se conoció como Grim Guardians, pero a Gal Guardians: Demon Purge quizá le quede mejor el título por el que lo hemos acabado conociendo para dejar claro que es un spin-off de Gal Gun, la serie de shooters sobre raíles con tendencias horny de Inti Creates, el estudio de Gunvolt, Mega Man Zero, Blaster Master Zero, Bloodstained o, glups, Mighty No. 9. La cosa va de un instituto que se ve envuelto en una maldición provocada por una adolescente demoníaca, y es ahí donde entran Shinobu y Maya Kazimono, cazadoras de demonios, que se internan en el edificio con la intención y el objetivo de poner fin al incidente y salvar a la Academia Sakurazaki y sus estudiantes. La maldición ha convertido el lugar en algo así como un castillo inspirado en los de la Konami de Castlevania, un sitio que Inti Creates conoce bien pero que aquí se usa de una manera un poco distinta.
El punto de partida podría ser el de un Castlevania, y Castlevania podría ser —Inti Creates lo sabe— más de una cosa. De manera intuitiva, quizá esperemos algo más cercano a Symphony of the Night: un juego en el que la acción y el plataformeo se cruzan de manera orgánica con la exploración y el descubrimiento de secretos gracias a las nuevas habilidades que vas ganando y que te permiten llegar a zonas que al principio, la primera vez que pasas por un sitio, quizá están fuera de tu alcance. Pero también podría ser un juego como los primeros Castlevania, un plataformas de acción en el que recorres una serie de niveles internándote, eso sí, más y más en el castillo, pero sin la posibilidad de volver sobre tus pasos para revisitar zonas por las que ya has pasado por si hubiera algún nuevo secreto que descubrir. La gran ocurrencia de Gal Guardians, seguramente lo que haga que sea un juego tan único y que destaca a pesar de todo, está en ser los dos tipos de Castlevania a la vez, primero uno y luego el otro.
La primera vez que recorres el castillo lo haces de manera puramente lineal, desde el primer nivel hasta el último. Ahí te familiarizas con la curiosa dinámica de combinar los dos personajes, entre los que puedes cambiar en cualquier momento para usar sus habilidades. Shinobu (para entendernos: la azul) tiene armas de fuego y ataca a distancia; los disparos no son particularmente poderosos, pero te permiten mantener una distancia prudencial con los enemigos, a los que no es recomendable acercarse sin un buen motivo. Maya, por su parte (la rosa), tiene una espada considerablemente más poderosa y que puede acabar con la mayoría de enemigos en un par de golpes, pero a cambio es más frágil que su hermana y aguanta menos daño.
Estas particularidades básicas van haciéndose más pronunciadas a medida que avanzas y vas descubriendo cómo las habilidades que desbloqueas permiten a cada hermana hacer cosas imposibles para la otra: Shinobu puede usar un gancho, por ejemplo, o lanzar minas que destruyen algunos suelos para abrir caminos ocultos; Maya lanza grullas de papel que pueden usarse como plataformas, y además es más pequeña, por lo que puede entrar agachada por huecos que son demasiado estrechos para su hermana. Puedes cambiar entre una y otra más o menos a placer; si una muere, vuelves al último checkpoint con la otra y tienes que volver al punto en el que caíste para intentar recuperarla, una dinámica que poco a poco te va forzando a tener muy presente qué personaje usas en cada momento y para qué.
Así vas avanzando de nivel en nivel, ganando una nueva habilidad después de derrotar a cada jefe (uno de los puntos fuertes del juego: imaginativos, bien diseñados, muy vistosos) y llegando cada vez más hasta el fondo del asunto. Y cuando «terminas» la aventura, se destapa el pastel: no solo no has terminado, sino que en cierto sentido Gal Guardians no ha hecho más que empezar. Es entonces cuando puedes volver a los niveles que ya has hecho para hincarle el diente a las rutas que se te pasaron en la primera vuelta; a esas alturas sabes que cada nivel tiene varios caminos y que algunos estaban cerrados, pero no es hasta que no «reinicias» el juego no tienes una imagen completa de tus posibilidades para recorrerlos. No solo eso sino que Gal Guardians crece en varias direcciones: los movesets de las protagonistas crecen (¡puedes por fin disparar hacia arriba!), se habilita una zona de encuentro en la que se van reuniendo los personajes a los que vas salvando, colegialas en su inmensa mayoría, y hasta se te empiezan a proponer misiones secundarias, búsquedas que te llevan por todo el mapa y que puedes ir haciendo a medida que vas explorando a fondo la academia/castillo, que sigue sin ser un lugar interconectado y por el que te mueves libremente (hay que pasar sí o sí por los menús para elegir nivel) pero empieza a recordar más a un tipo de Castlevania que ya es más moderno y avanzado que los de acción y plataformas que inauguraron la saga.
Es un truco muy vistoso que Inti Creates ejecuta con sorprendente gracia, con una decisión y una naturalidad muy agradables y que aun así no consigue hacer diana siempre. La primera vuelta, en la que algunos movimientos de Maya y Shinobu aún están bloqueados, hace gracia pero solo a medias; se puede desactivar que el daño te empuje hacia atrás, un clásico de las muertes ridículas en Castlevania, pero aun así el juego te obliga a colocarte en posiciones un poco forzadas para alcanzar a según qué enemigos la primera vez que te cruzas con ellos y el sabor que te deja esa experiencia cuando toca enfrentarse a la segunda vuelta es definitivamente agridulce. El castillo y las abominaciones con las que te enfrentas, desde los enemigos básicos hasta los grandes jefes, son exquisitos, pero el humor es solo para según qué paladares; algunas bromas parecen ironizar con los temas y lugares comunes del anime (sí: hay un chiste sobre colegialas y tentáculos), pero en otros casos me he sentido demasiado poco otaku como para conectar con las gracietas.
Gal Guardians: Demon Purge es, en el mejor de los sentidos, café para muy cafeteros, desarrollado con gran orgullo y una naturalidad pasmosa por un estudio extraordinariamente especializado en hacer lo suyo, y nada más; se nota en todo momento un tipo de artesanía un poco fuera del tiempo, una sensación sorprendentemente refrescante para ser un juego tan preocupado por parecer clásico. Es, al final, un juego de Inti Creates; si esa frase te suena bien, eres exactamente el tipo de público que busca Gal Guardians.
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@chiconuclear
¿Tiene opción para quitar los gritos de japutones pre-adolescentes refolladas que suenan continuamente en el trailer, pero dejando la banda sonora y los efectos de sonido? Me interesa mucho el juego, pero entre el autismo y mi sentido del ridículo me da que lo voy a comprar para devolverlo a los 10 minutos, si no me muero de vergüenza o de un meltdown antes.
@vdevastardo
No, suenan TODO el rato y no se pueden quitar, es un desfase.
@chiconuclear
Muchas gracias por la respuesta y, oh Dios… te has tenido que aguantar eso durante no sé cuantas horas para hacer el análisis, pobrecico. 😟
Pues eso, que paso tres pueblos. Vaya horror.