Como hijo biológico de tres padres distintos, Get Even es más que ninguna otra cosa una anomalía, una cosa extraña, un fruto imposible de tres simientes que se parece un poco a sus tres progenitores pero no del todo a ninguno de ellos. Esos padres son el first person shooter, el first person walker y el survival horror, tres géneros que estimulan probablemente tres partes distintas del cerebro, que funcionan a través de la víscera y de la razón y que, puestos en un mismo cóctel, parecen repelerse entre sí, formando tres capas de densidad diferente que jamás llegan a mezclarse, como agua y aceite. Eso es exactamente Get Even: una ambiciosa imposibilidad.
La historia parte de una premisa típicamente de shooter: el exmilitar y mercenario Cole Black lleva a cabo una operación para rescatar a la hija del tipo que le ha contratado, secuestrada hace unos días y retenida en un antiguo colegio abandonado. Tras abatir a algunos enemigos que parecen formar parte de algún tipo de fuerza paramilitar, Black acaba dando con la chica y con la bomba de relojería que lleva amarrada al pecho. El fundido a blanco y el posterior despertar en lo que parece un viejo manicomio en desuso sirven como ese descenso por la madriguera de conejo que tanto gusta a los thrillers psicológicos. Y ahí empieza la parte central del juego: somos uno de los sujetos-cobaya de una terapia de reconstrucción de recuerdos que consiste en revivirlos a través de un dispositivo de realidad virtual, la Pandora. Los paseos explorando el ruinoso manicomio reconvertido en laboratorio clandestino nos llevan a descubrir que no somos los únicos pacientes con un aparato agarrado al cráneo, y la voz enigmática de alguien llamado Red nos conmina a seguir adelante, a «proceder».
En cierto momento, al principio del juego, Black pregunta contrariado «¿pero proceder a qué?» y Red le responde a través de una pantalla, con la voz distorsionada, «usted simplemente proceda». Es un diálogo breve y un poco ridículo que resume bastante bien el talante del juego: la idea es arrojar incógnitas, tirar de intriga y convertir la solución a un enigma en otro montón de interrogantes. Con la Pandora podemos revivir recuerdos en forma de misiones y vivencias que sirven para refrescar la memoria del protagonista y que logre discernir —y nosotros con él— qué demonios ha sucedido. Esa capacidad de regresión virtual es la excusa para que los paseos tensos y llenos de sustos y apariciones repentinas del resto de pacientes —emparentados quizá con ciertos enemigos de Condemned: Criminal Origins: la idea del loco descontrolado y hostil en un entorno sórdido— se sucedan con tramos más propios de un título de acción y espionaje.
Y aquí llegan los problemas: Get Even se empeña en ponerse de vez en cuando el traje de James Bond y lo hace con un sistema de combate que parece de hace dos generaciones. Si bien todo el juego parece muy desfasado en lo visual (la nitidez de las texturas a veces roza lo inadmisible: me he quedado en alguna ocasión mirando la superficie de una mesa pensando que la textura definida estaba retrasándose en cargar para acabar comprobando que no, que esa cosa borrosa era así de manera permanente), es en los tiroteos cuando se le ven más las costuras. La inteligencia artificial de los enemigos, la sensación al disparar, el ritmo de la acción… todo es torpe, lento, impreciso, feo.
De hecho da la impresión de que The Farm 51 sabía esto perfectamente e introdujo el gimmick balístico que diese un giro al combate: el DoblaEsquinas, un accesorio que nos permite disparar desde una cobertura a base de girar el cañón del arma 90 grados y hacernos apuntar a través de una pantalla con sensor térmico. Incluso nos proponen creativas estrategias, como colocarse tras un coche o una jardinera y apuntar al techo, de modo que el cañón se dirija al frente y podamos abatir a los enemigos, pero ni siquiera echando mano de este intento de locos se consigue que las partes de combate en Get Even tengan peso o solidez alguna.
Es en las partes de investigación y de recolección de documentos, al conocer más detalles sobre el lore del juego, y sobre todo al utilizar las apps detectivescas del teléfono móvil de Black cuando uno siente que todo fluye mejor, que el juego tiene más sentido y que los retos que nos plantea son interesantes y satisfactorios de una manera natural. Desde averiguar combinaciones de números hasta dar con rutas ocultas o analizar pistas, todo con las distintas funciones del aparato —una linterna de luz negra para ver restos biológicos, un escáner conectado a una base de datos, un sensor térmico, un GPS con detección de movimientos—, coqueteando con el género de la aventura gráfica y el puzzle ambiental e introduciendo en la ecuación el elemento de las dos realidades, como en ciertas misiones donde objetos invisibles sí se ven en la pantallita del móvil.
Get Even insiste en desviarse del planteamiento detectivesco donde más cómodo se siente, incluso aunque a veces eche mano de rompecabezas bastante manoseados y poco originales, e intentar por todos los medios la cuadratura del círculo: unir estilos muy dispares en un Frankenstein de texturas borrosas que, tal como el monstruo de Mary Shelley, acaba eclipsando lo milagroso de su existencia con un feo rostro, un andar torpe y un montón de costuras donde no debería haberlas. El juego de The Farm 51 se mantiene en un precario equilibrio que le incomoda a uno desde el principio, con destellos positivos y tramos muy propicios, pero que traslada la sensación de un producto al que le faltan por pulir no solo los acabados sino la idea misma sobre la que se asienta el juego entero.
¿Os ha sucedido alguna vez que os piden posar para una foto y habéis olvidado completamente cuál es vuestra expresión natural? ¿Os ha pasado que en esas cálidas noches de insomnio veraniego no os acordéis de cuál es la postura más cómoda para dormir, que casi parece que os sobra una extremidad? Get Even es así demasiado a menudo; la sonrisa fea, el brazo de más. [6]
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Yo estoy muy a favor de estos juegos a 25 euros que lo intentan pero no llegan. Es de lo más parecido a una gama media que hay ahora mismo y nunca se sabe cuándo puede salir un pelotazo.
@preacher
El problema es que hay muchos juegos, creo que se podria hablar claramente de saturacion
@trecksy
Por supuesto que hay saturación, pero el verano es una época muy buena para darle una oportunidad a juegos menores y repescar cosas del año anterior. Yo creo que esto sale en buen momento y a un precio justo
He venido solo a ver el numerito, no voy a leer el análisis todavía porque quiero llegar virgen.
Al precio que tiene y saliendo en físico un 6 de pinjed me vale.
Qué paranoia con este juego. Lo hemos tenido sacao en la tienda desde hace más de dos semanas (la versión de PS4, caraja nuestra por no mirar la fecha de lanzamiento)… ¿Cómo es que nos lo han distribuído hace tantísimo si supuestamente salió la semana pasada? No tiene ni pies ni cabeza (no estamos hablando de hace unos días).