Qué sorpresa tan agradable ha sido Hey! Pikmin. Es un juego difícil de clasificar: un plataformas en el que no se salta, un juego de acción parsimonioso, una aventura en la que se junta la fascinación de explorar un mundo mucho más grande que uno mismo y la familiaridad de conocerlo a través de sus objetos más cotidianos. Unas gafas, un silbato, un cepillo de dientes. O lo que es lo mismo: unas «lentillas gigantes» («lentillas que su gigantesco usuario colocó en un soporte cuando se las quitó para irse a dormir»), un «amplificador de silbidos» («ahora me pregunto si los Pikmin acudirán prestos al llamado porque les impone el tamaño, y no por el respeto que me tienen, como suponía yo»), un «fósil de lombriz crestada» («por lo visto le gustaban los peinados extravagantes, propios quizá de alguna extinta tribu urbana»).
Para este spin-off de Nintendo 3DS, Arzest (el estudio que se encargó de Yoshi’s New Island) se sale de la estrategia ligera por la que es conocida la serie Pikmin y apuesta por una fórmula híbrida que coge un poquito de aquí y otro de allá con bastante buena voluntad. La base sigue estando en aprovechar las habilidades de los Pikmin para que Olimar, el no muy mañoso protagonista de la aventura, salga indemne de cada nivel recolectando energía para, poco a poco, reparar su nave espacial y volver a su planeta; lanzando a las criaturitas aquí y allá se elimina a enemigos, se rompen paredes, se recogen cosas.
El gran cambio es de perspectiva. El paso a lo lateral hace que el mundo de Hey! Pikmin sea muy diferente al de las entregas principales; la mayor verticalidad de los mapas se une a los sets predeterminados de Pikmins (que no se eligen antes de salir de expedición, sino que se encuentran ya dentro de cada nivel, siempre de unos tipos determinados y con un número máximo) para dar forma a una serie de desafíos en los que hay que estar despierto y prestar atención al entorno para no solo encontrar los no pocos secretos que esconde cada escenario, sino también para hacer frente a los peligros y para resolver los puzzles más o menos sencillos que hay en el camino.
El resultado es un juego en general ingenioso, de ritmo pausado y con una densidad que se lleva mejor con las sesiones cortas y espaciadas que con las maratones. Arzest no arriesga más de la cuenta pero sí hace las cosas bien; de alguna forma, el estudio japonés funciona mejor rompiendo el modelo original que siguiendo otro, como fue el caso de Yoshi’s New Island, donde replicaban sin éxito una fórmula que es difícil de imitar sin salir mal parado en las comparaciones. (Ya lo habían hecho años atrás, con Yoshi’s Island DS, cuando todavía se llamaban Artoon.) Las claves no son muy distintas: hay que proteger a unas criaturitas, medir bien las distancias, explorar los alrededores con atención. Sin embargo, Hey! Pikmin me resulta una ingeniosa traducción de los elementos más superficiales de las entregas principales, una transformación a un género distinto dentro del que se manejan bien, con simpatía y buena mano; no tiene el impacto ni el recorrido de, por mencionar el ejemplo más reciente, Pikmin 3, pero sí es una diversión cálida y amable que esconde suficientes sorpresas como para salir de expedición con Olimar un par de veces más de las exigidas para solo llegar hasta el final del juego.
Los alrededores de Hey! Pikmin son más dudosos. Por un lado está el Parque Pikmin, un pequeño metajuego de gestión en el que ubicamos a los Pikmin que regresan con nosotros en cada nivel en diferentes zonas de nuestra particular Mother Base. Es una tarea excesivamente simple y que no reporta casi ninguna recompensa significativa; es más o menos obligatorio recolocar a las criaturitas de vez en cuando y recoger sus birriosos hallazgos para terminar extrayendo los tesoros importantes: más allá de la esperanza de terminar de registrar todos los coleccionables, no hay ningún interés ni estrategia en este Parque, que acaba resultando más un estorbo o una distracción que un aporte relevante al juego. Más interesantes son las rutas secretas, que abren niveles adicionales que sí saben a recompensa por la exploración minuciosa, o las pantallas de bonus, oasis de habilidad que refrescan entre niveles más densos y largos. El Diario registra los objetos que Olimar encuentra en sus expediciones (y otras cosas, a medida que se avanza en la partida) e incluyen algunas descripciones divertidas que añaden profundidad a la aventura: lanzan una imagen simpática de cómo ve un extraterrestre la basura que dejamos a nuestro paso; las latas, las joyas, las herramientas, los viejos juegos de Game Boy.
Leía a Borja Pavón en Eurogamer que este Hey! Pikmin «tiene más que ver, quiero creer, con tocar la fibra de un nuevo público potencial al que venderle Pikmin 4 que con complacer a los seguidores de toda la vida». Seguro que hay algo de eso; una intención de no dejar que el recuerdo de Pikmin se desvanezca mientras terminan esa cuarta entrega principal que lleva ya un tiempo en desarrollo. Pero creo que Arzest ha puesto cierto empeño extra para que Hey! Pikmin sea más que un simple recordatorio de que Olimar y su extraña troupe siguen ahí, y aunque el resultado no es directamente memorable sí que he disfrutado más de lo esperado explorando este minúsculo mundo. De ahí lo de la sorpresa que decía al principio; si un juego se beneficia de ser sorprendente, ese es Hey! Pikmin. [7]
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El problema actual de estos «juegos de verano» es que ahora estamos tan cargados de juegos entre las rebajas de steam, compras compulsivas y todo esto que siempre tenemos juegos en la recámara y estos juegos más blanditos ya tienen menos cabida.
Buen análisis por cierto 😉
@nin
En el registro de actividad pone «Programas usados: 258». No son todo juegos, pero igual sirve para hacerse una idea. Mi relación con mi 3DS ha sido intensísima.
Los pikmin son bien, muy bien, pero esto no lo veo.
@psicomotron
Va todo el juego por ahí, sin duda. Es lento pero lo va compensando con el diseño de niveles, que a veces obliga a jugar más rápido, por ejemplo, aunque siempre como desviación de la lentitud estándar. Querían hacer algo distinto de los Pikmin originales y les ha quedado algo que se distingue de sobra; eso me ha gustado mucho, y me parece un movimiento bastante inteligente.
Jup!
Ni me acordaba que este Hey Pikmin salia ya.
No termina de llamarme en exceso el tema de que sea «en 2D», porque le acerca mas a otro estilo de juego que no me apetece tanto.
Supongo que acabaré cayendo, pero será mas tarde que pronto.
Buen analisis. Creo que el 7 amarillo era totalmente esperable.
Ultimamente veo a Nintendo relajandose un poco con las franquicias en 3ds, igual si me pongo a revisar no es asi, pero en general veo que hemos pasado del standar «8-9» al «6-7» y aun estoy dandole vueltas a que significa.
@chiconuclear
Ya que offtopiqueamos un poco, ¿habrá crítica de Ever Oasis?
Buen análisis, por cierto.
Yo tenía olvidada la existencia de este juego… Me ha sorprendido la crítica porque no me esperaba que fuese un juego interesante. No sé si llega a ser tanto como para que me apetezca jugarlo pero sí para cambiar mi prejuicios.
Esta es la primera critica positiva que leo. No se yo.
Ídem. El juego se está llevando cuatros y cincos por doquier. No lo toco ni con una pértiga…
A priori no me atraía pero a falta de Pikmin 4… A final cae. A ver mañana qué tal. El análisis me ha dado un poco de esperanza!
De todas formas una pena que todavía no tengamos ningun noticia de Pikmin 4…
Buf, un 7… Me esperaba un 6 o menos.
Y la demo no me transmitió muy buenas sensaciones, precisamente.
Ídem con las malas vibraciones que transmite la demo. Además en la 2DS original rasca bastante.
Ya teniendo todos los pikmins (por dónde voy en el juego) creo que es el momento de tirar el juego a la hoguera.
Se me ha hecho insufrible el rato que le he hechado, a cada día peor, y mira que le he dado pausas de confianza para intentar cogerlo con más ganas. Ni con esas.