Con su gesto imperturbable y su normalidad radical, el Agente 47 ha mantenido con sorprendente soltura su posición como «icono del videojuego» durante veinte años. Su naturaleza es óptima para ello: sin identidad clara, su principal interés es cumplir con el objetivo que se le asigna, explotando para ello su frialdad y su increíble capacidad para analizar el entorno y pasar desapercibido; a través de las distintas capas de interfaz con las que cuentas para orientarte e interactuar con lo que te rodea, «sientes» esas capacidades superiores de asesino creado en un laboratorio, mientras que la sumisión a los objetivos y condiciones que se te imponen «desde arriba» (o desde fuera, desde algún lugar que a menudo ni siquiera conoces) es una de tus cualidades como videojugador.
Hitman III es la conclusión de la trilogía con la que IO Interactive llevó al Agente 47 a la vieja-nueva generación. Con la misma maestría para el disfraz que su alopécico personaje, el estudio danés ha capeado todos los temporales que se le han ido presentando con el paso del tiempo; en PS4 y Xbox One, ese temporal fue el juego como servicio, lo episódico, el diseño para el engagement. La primera entrega de la trilogía, estrenada en 2016, generó inquietud por cómo se presentó: un poco por partes, primero de una forma y después de otra, a la manera de los juegos episódicos pero resistiéndose a esa categorización. «Cualquier juego es hijo de su tiempo», comentaba el entonces studio head de IO Interactive (hoy jefe de publishing en Riot), Hannes Seifert, cuando le preguntaban por esta peliaguda decisión: sonaba raro (mejor dicho: sospechoso) lo de la distribución por episodios en un juego así, como si solo los de Telltale pudieran permitírselo de forma natural, y creo que hace cinco años aún era complicado entender a qué se refería Seifert cuando hablaba de crear una «plataforma» para los nuevos juegos del Agente 47. Cuando salió Hitman 2 se prescindió de los episodios pero se mantuvo cierto toque de juego como servicio, que se actualizaba y mutaba con el paso del tiempo, buscando acomodar, como buen hijo de su tiempo, tanto a quien solo buscara una experiencia ligera y guiada como a un perfil más exhaustivo y completista: el tipo de jugador que quiere probarlo todo, verlo todo, agotar las posibilidades de cada situación.
El temporal del juego como servicio, del juego diseñado para el engagement, seguimos capeándolo en 2021, una generación de consolas después, y quizá por lo asentada que está la idea lo de la «plataforma» suena mucho más comprensible en Hitman III, que cierra y completa con maestría ese Mundo del Asesinato en el que IO Interactive quiso ambientar los últimos juegos del Agente 47. El Mundo del Asesinato es un concepto con dos cabezas. La primera tiene que ver con la propia historia del juego, que nos pone a recorrer el planeta entero detrás de la pista de Providence, una oscura sociedad secreta que, desde las sombras, controla el mundo. Hitman III supone el cierre de esta oscura saga; es algo que se hace evidente desde el principio del juego, y bastan un par de misiones para comprobar que IO Interactive ha querido darle a esta historia un final poderoso y climático, lleno de piezas que encajan de maneras inesperadas y giros que ponen al Agente 47 en situaciones progresivamente más complicadas.
La otra tiene que ver con esa «plataforma» de la que hablaba IO Interactive. Con Hitman III, la trilogía se muestra por fin al completo, reunida en un mismo sitio; el Mundo del Asesinato es ahora más mundo que nunca, con un buen puñado de localizaciones (una veintena, de Dubái a París, de Miami a Berlín, de Los Cárpatos a Bangkok; seis son propias de Hitman III, y las demás son de las anteriores entregas) en las que se proponen todo tipo de objetivos y desafíos, además de servir de lienzo para que la comunidad genere sus propios retos y misiones. Es un paquete que al principio puede resultar abrumador, incluso teniendo la edición básica, que solo permite el acceso al contenido de la tercera entrega; no es un juego que se resista a ser cuantificado (al revés, de hecho), así que me voy a permitir el lujo de estimar que, entre pitos y flautas, sumando los tres juegos, quien las busque puede encontrar trescientas horas de partida sin demasiado problema.
Las nuevas misiones a las que se enfrenta el Agente 47 vuelven a ser grandes sandboxes en las que se nos dan uno o varios objetivos (gente a la que asesinar, por supuesto: ese es nuestro trabajo) a cumplir como estimemos oportuno. La cosa va más o menos así: en la primera partida, la experiencia es más guiada y narrativa, los objetivos están más claros y, aunque la libertad para actuar como uno prefiera está ahí, el juego te lleva un poco más de la mano; el funcionamiento del sandbox es el mismo, pero el primer acercamiento busca ser más narrativo, un poco más orgánico que competitivo. Se te puntúa al final, pero se sobreentiende que este primer intento no va a ser de cinco estrellas, ni tiene por qué serlo. Las seis misiones que componen Hitman III están pensadas para funcionar por separado, por supuesto, pero por su ritmo y por cómo te llevan hasta lo que claramente se nota como un desenlace no es mala idea jugarlas una detrás de otra.
Donde brilla Hitman III, sin embargo, es en la repetición. Es ahí donde IO Interactive vuelve a lucirse con una colección de pequeños immersive sims que te animan a estudiar las rutinas de cada personaje, a buscar la manera de llevarlos a tu territorio, a explorar y aprovechar cada herramienta a tu disposición para llevar a cabo unos asesinatos que poco a poco van perdiendo la seriedad de la sociedad secreta que controla el mundo y se van convirtiendo en puzzles. Los desafíos que te propone el juego van en esa dirección, por supuesto. Un ejemplo (uno que no creo que sea demasiado spoiler; por si acaso, aviso) debería ser ilustrativo. En la primera misión, en el rascacielos más alto de Dubái, y por tanto del mundo entero, se te propone como desafío eliminar a un objetivo de una manera peculiar: con una pelota de golf explosiva. En el cómo está la gracia: explorando el lugar, camuflándote entre el personal, puedes espiar una conversación telefónica de una empleada descontenta a la que se le escapa que tiene escondida una pelota de golf trucada con un pequeño explosivo en el vestuario del servicio; otra conversación, en otro lugar, te desvela que el objetivo suele lanzar pelotas de golf desde lo alto del rascacielos cuando está de mal humor. Sumas uno más uno y te pones en marcha: ejecutar el plan es más difícil que simplemente coger una pelota y ponerla en un sitio concreto, claro, y por el camino vas conociendo más sobre el lugar y sus personajes, sobre sus historias y el contexto en el que se desarrolla la misión.
Es una forma de narrar muy peculiar, en la que se pueden ver influencias tanto del videojuego como del cine (casi da la sensación de que cada misión haga un guiño a una película o un género distinto, y todos son una maravilla; no es algo del todo nuevo en Hitman, pero sí parece más pronunciado en esta tercera entrega) y que juego a juego ha ido asentándose y haciéndose propia. Lo que antes podían ser aristas sin pulir hoy son, por derecho propio, rasgos de esta trilogía. Sin desvelar más de la cuenta, es muy estimulante la forma en la que una misión recuerda a (como ya he comentado en otro sitio) la Misión Imposible de Brian de Palma, la siguiente al murder mystery autoconsciente de Knives Out y otra a un thriller nórdico, no solo por su localización sino también por el color o la luz de cada entorno (densa, pastosa, increíblemente expresiva; junto con Red Dead Redemption 2, el juego mejor iluminado que he visto en mi vida) o las diferentes dinámicas que se crean en función de si estás en una discoteca en Berlín o en las calles de Chongqing. Si no te gustó lo que intentaban hacer los anteriores Hitman, dudo que este te convenza; pero si la propuesta de IO Interactive te resulta interesante, esta es la encarnación más pulida y redonda de las ideas que ensayaron en los dos primeros juegos.
(Un pequeño apunte: aunque en PC he obtenido mejores resultados gráficos, la versión de PS5, la que he podido probar en consolas de nueva generación, es también muy sólida, con un framerate estable y fluido y el mismo buen gusto en la dirección de arte; sin duda un salto respecto a los anteriores juegos en PS4 y Xbox One. Seguimos.)
Hablo de ensayo porque volver a esos dos juegos anteriores desde el tercero es toda una experiencia. Formar parte de un todo común sirve para que las campañas completas estén disponibles aquí con muchas de las mejoras y novedades de Hitman III; algunas se integran mejor que otras (los avances en la inteligencia artificial de los personajes no jugables, por ejemplo, encaja de forma más orgánica que el teléfono con cámara, un gadget con más usos en las misiones nuevas que en las antiguas; lo mismo con los polémicos atajos permanentes, más presentes en los mapas nuevos), pero en general se nota un trabajo intenso para poner los tres juegos a la misma altura. Basta un vistazo a Showstopper, la primera misión del primer juego, para comprobar que la puesta a punto es considerable; no es solo que se hayan adaptado interfaces o esquemas de control para igualarlo todo en los tres juegos, sino que en general todo está más cerca de una remasterización (y una buena, por cierto) que de un port corriente.
Aunque creo que los puntos positivos pesan muchísimo más que los negativos, sí hay algún detalle que me ha parecido menos brillante. Incluso no afeando el conjunto, algunos comportamientos de la inteligencia artificial me siguen sacando un poco del juego; digo que «me siguen» porque siempre ha sido así, en todos los Hitman, y aunque entiendo que puede ser una de esas aristas reconvertidas en rasgos distintivos de las que hablaba unos párrafos atrás (hay algo que parece cómico a propósito en esperar a un tipo en el cuarto de baño para, cuando acude corriendo a vomitar después de beber un vinito envenenado que le has dejado en su mesa, ahogarle en el retrete mientras su guardaespaldas, ajeno a todo a pesar del estruendo que hay montado dentro, espera en la puerta, inquebrantablemente profesional) a menudo el juego me tienta a intentar alguna trampa, a buscarle las costuras a los NPC o a romper el pacto de entrar y salir sin dejar huellas ni testigos. Lo mismo me pasa, si lo pienso mucho, con la hipercompartimentación en desafíos del «contenido» del juego, a la que le veo un doble filo que en realidad me molesta más sobre el papel que a la hora de ponerme a los mandos: aun siendo consciente de lo que no siempre funciona tan bien, soy —como el Agente 47— un jugador sumiso y fácil de controlar.
Más allá de estas cuestiones, Hitman III es un cierre magistral para un trío de juegos que quizá no ha sabido encontrar el éxito que merece pero que, hoy más que nunca, está perfectamente preparado para ello, tanto por el opulento banquete que suponen las tres campañas (impresionantes cuando las ves juntas y apasionantes cuando las vas desgranando poco a poco) como por las posibilidades que ofrece a la larga, con esos Contratos, por ejemplo, que permiten a la comunidad «crear misiones» y que básicamente convierten el juego en una especie de Trackmania de los asesinatos. Si algo deja claro IO Interactive con este juego, su primer lanzamiento desde que partieron peras con Square-Enix y optaron por la independencia, es que tienen claro lo que quieren hacer y cómo tienen que hacerlo; su idea de la plataforma y sus ambiciosos planes para el Mundo del Asesinato han tardado cinco años en mostrarse en condiciones, pero se han asegurado de que la espera merezca la pena. Ojalá en los próximos años veamos la inteligencia afilada y la mala baba de estos Hitman aplicadas a otros universos; al de James Bond, de momento, pero ojalá también a otros nuevos.
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Muy fan del Agente 47 desde sus inicios, pero lo dejé en el Absolution. Una pregunta @chiconuclear, si me quiero jugar a esta última trilogía completa ¿Puedo hacerlo adquiriendo la versión completa de este Hitman III?¿O hay que pillárselos por separado? Thanks!
@jk_eye
Hay que comprarlos por separado, pero se puede hacer desde el mismo juego. Creo que ninguna edición trae todo.
@chiconuclear
Thanks! Le echaré un vistazo
@jk_eye
los dos primeros suelen ser carne de ofertas frecuentes. Hace poco pillé el 2 por 15 euros.
@molekiller
Yo pillé hace pocos meses la coleccionista del 2 por 60 €. La acabo de instalar hace nada en la ps4, ¿se sabe si el modo VR sale a la vez que el III para todas las versiones?
@nessin
El modo PSVR solo está en Hitman 3. Puedes jugar los niveles de todas las entregas, pero solo cuando las hayas importado al juego nuevo.
@trikuxabi
Aaah! Vamos que si te he entendido bien, se compra el Hitman 3, se importan los niveles del 2, y entonces puedes jugar en psvr, pues que coñazo… 🙁
@nessin
Exacto. Si te compras el 3, puedes jugar los niveles del 3 en VR. Para jugar a los niveles del 2 en VR necesitas el 2 y el 3.
Llevo en torno a las 35 horas en Hitman 2 (en el que incluyen el 1) y creo que habré jugado 3 mapas o 4 como muchísimo.
Repetí Sapienza hasta la saciedad, que cosa más divertida de mapa, joder.
Gran análisis que me ha dejado con los dientes muy largos. Estoy terminando el primero y me está pareciendo muy bueno y con un contenido apabullante. En mi opinión, el culmen sensorial de estos Hitman reside en la primera vez que te adentras en uno de sus escenarios, cuando aún no conoces ni el lugar, ni los patrones de los npcs ni las «oportunidades». Deambulas por él embriagado por su belleza y detalles, en un estado de pura creatividad y tensión a partes iguales. También es cierto que suele ser la experiencia en la que menos Hitman te sientes pues eres más torpe, y que uno se transforma más en él conforme más lo rejuegues. En definitiva, es un juego que gusta tener siempre instalado e ir rejugando en los ratos libres.
Un análisis de Hitman sin Fran hablando de calvos nos es lo mismo.
En mi opinión ese empeño de que todos los nuevos Hitman se puedan jugar juntos son cadenas que imposibilitan hacer cambios sustanciales en su gameplay. El juego es tan continuista que duele porque se podría haber hecho mucho más.
Dicho esto y llevando solo los dos primeros mapas… joder, nuestro calvo favorito is back!! Todo lo bueno de la saga se mantiene intacto. Me daban pereza los mapas por su aspecto pero vaya dos experiencias! Consiguen resultar frescos y eso con todos los escenarios que hemos visto es muy complicado. El diseño de niveles sigue siendo solido como una roca y la imaginacion en los planteamientos asombra. Me da miedo continuar y encontrarme niveles menos inspirados, ya veremos.
@yosefko
Terminado.
Parece mentira que con todo lo que se ha explorado durante estos juegos hayan conseguido darle al 3 esa sensación de cierre, de final. Cada mapa aporta algo nuevo y hace de la saga algo mejor en su conjunto. Que fineza, que gusto cuando las cosas se hacen bien. Aplauso a IOI interactive y con muchas ganas de disfrutar de sus futuros trabajos.